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El siguiente artículo fue redactado en colaboración con Israel Guerrero Leiva, quien es el autor del libro “Teología para la Vida: Predicación, Piedad e Impacto Social en las vidas de John Knox, Samuel Rutherford y Thomas Guthrie”.
La fe es la columna vertebral de lo social y la base del tejido comercial; quita la fe entre hombre y hombre, y la sociedad y el comercio se desmoronan. No hay un hogar feliz en la tierra que no se base en la fe; nuestras cabezas están apoyadas en ella, dormimos por la noche en sus brazos con mayor seguridad para confiar nuestras vidas, paz y prosperidad que la que pueden dar los cerrojos y las barras1.
Estas palabras fueron expresadas por Thomas Guthrie, quien es homenajeado en una de las principales calles de Edimburgo, Princes Street, con una gran estatua que retrata a un hombre y que en su mano izquierda sostiene un libro abierto (ese libro era lo que a la vez sostenía su propia vida: la Biblia), por otro lado, su brazo derecho se destaca al estar abrazando a un niño descalzo en una actitud de protección. La inscripción que se encuentra en aquel monumento dice lo siguiente:
Thomas Guthrie (D.D.)2 Un predicador elocuente del evangelio. Fundador de las Escuelas Industriales Originales Andrajosas, y por lengua y pluma [...] Uno de los primeros reformadores de la templanza. Un amigo del pobre y del oprimido.
¿Quién fue este predicador y por qué ha trascendido en la memoria de los escoceses, y especialmente en la Free Church of Scotland? ¿Qué podemos aprender de su vida y ministerio?
Thomas Guthrie nació en Brechin, Escocia, el 12 de julio de 1803 y murió en St. Leonards on the Sea, Sussex, Inglaterra, el 23 de febrero de 1873. Con respecto a sus orígenes familiares, Thomas reconoce con cierto orgullo la importancia de su apellido. No por que poseyeran grandes riquezas materiales, sino por la riqueza espiritual de aquellos covenanters o pactantes escoceses: James Guthrie (1612-1661) y su primo William Guthrie (1620-1665).
Thomas fue uno de los trece hijos del matrimonio entre David y Clementina Guthrie. Su padre estaba involucrado en distintos tipos de negocios, desde banquero hasta vendedor de semillas. Además de poder proveer materialmente las necesidades de todos los hijos, el matrimonio se encargaba de proveer una nutrición espiritual al reunir a todos, en la mañana y tarde, en el “altar familiar”. El Sabbath cristiano, o el día domingo, era estrictamente observado o consagrado en la familia Guthrie, de acuerdo a sus convicciones reformadas.
Ingresó en la universidad de Edimburgo cuando tenía trece años, licenciándose por el presbiterio de Brechin en 1825. En ese tipo de escuelas se aprendía álgebra, francés, latín y griego, además en sus ocho años de estudio, cuatro de clases de literatura y filosofía y cuatro como estudiante de teología, en la misma universidad tomó clases de química, anatomía e historia natural (biología). Durante todo este tiempo, Guthrie vería las maravillas de la creación de Dios desplegadas en el estudio de cada una de estas ciencias, un biógrafo señala lo siguiente:
El resultado de esta educación barata y eficiente fue que los hijos de muchas personas pobres y humildes se abrieron camino hacia posiciones honorables en la vida3.
Como podemos notar, la experiencia educativa tuvo una fuerte repercusión en su deseo de ayudar a que todos, especialmente los pobres pudiesen tener oportunidad de una educación digna. En su autobiografía, Guthrie enfatiza el sistema educacional que recibió a lo largo de los primeros años de su juventud, donde los profesores eran hombres ligados a la Iglesia. De esta manera en las iglesias rurales se tenía a profesores altamente capacitados para educar a los hijos de los más pobres o campesinos, a un costo que los padres podían asumir y de esa manera contar con una persona que podría preparar a sus hijos para ingresar a la universidad. Así, los hijos de los hombres de campo se pusieron al mismo nivel que los de la nobleza. Una “educación liberal”, como se la llamaba, fue llevada hasta la puerta de la cabaña más humilde; y si un hombre sin zapatos tenía talento y ambición, aquí había una escalera por la que podía, y por la que muchos de ellos lo hicieron, subir a posiciones en la sociedad muy por encima de sus nacimientos4.
Respecto a la relación entre protestantismo y educación, un autor resume esta relación de la siguiente manera:
Se podía —y se puede— ser un fiel católico sin saber leer ni escribir. Esa circunstancia es imposible para el judaísmo y también para el protestantismo. Las consecuencias de esa circunstancia fueron extraordinarias siquiera porque la Reforma —a la que España combatía —deseaba sobrevivir y además expandirse y ninguna de esas metas era alcanzable sin extender la alfabetización. Así, en 21 de mayo de 1536 se estabeció la primera escuela pública y obligatoria de la Historia. El lugar era la protestante Ginebra. No fue una excepción. La Primera confesión escocesa de 1547 establecía una reforma de la educación exigiendo que en los medios rurales se enseñara a los niños en escuelas adjuntas a las iglesias; en las ciudades con superintendentes se abrieran escuelas y universidades con un personal debidamente pagado. Las naciones donde había triunfado la Reforma multiplicaron esfuerzos por educar no a élites —como la Compañía de Jesús— o a niños vagabundos como pretendió con más corazón que éxito José de Calasanz —sino a toda la población sin excepciones. A finales del siglo XVI, el índice de alfabetización de la Europa protestante era muy superior al de la católica, sin excluir la primera potencia de la época, la España de Felipe II había decretado que los estudiantes no cursaran estudios en universidades extranjeras por miedo a la contaminación de la herejía o una Francia en la que la población hugonote estaba mucho más alfabetizada que la católica.5
Retomando el recorrido vital del pastor, desde el año 1830 al 1837, comenzó a poner sus dones al servicio de la iglesia en una congregación rural. Durante su trabajo pastoral, ayudó a establecer reuniones de oración y escuelas dominicales en varios distritos, las cuales eran dirigidas por los presbiterios y las personas de la comunidad, también ayudó a levantar una biblioteca para la comunidad y establecer un banco de ahorro para enseñar a las personas pobres la importancia de administrar los recursos económicos.
El marco general de la vida de Thomas Guthrie es de la Revolución Industrial, la cual trajo importantes beneficios para el desarrollo social de Edimburgo, pero que también trajo una serie de problemas, siendo uno de los más agudos la pobreza. En ese sentido el campo de trabajo en el área social comenzó en 1837, cuando aceptó un llamado a ser un pastor asistente en la Iglesia de Greyfriars, Edimburgo. Es importante recordar que en ese mismo lugar, pero en el año 1638, fue firmado el Pacto Nacional aquel documento confesional que comprometía a los escoceses a vivir bajo el rostro del único Rey y Cabeza de la Iglesia: Jesucristo. En Septiembre del 1837, fue instalado como pastor asistente para trabajar junto al Reverendo John Sym, con el deseo además de trabajar en las nuevas plantaciones de iglesias en esa misma área.
La Iglesia de Greyfriars se encuentra hasta el día de hoy, en el corazón de Edimburgo. Para ese entonces, uno de los sectores próximos a la iglesia —Cowgate— se encontraba habitado por personas que vivían en situaciones muy complicadas de pobreza, la mayor parte de ellos fueron personas del campo que se habían trasladado a la ciudad, como así también algunos inmigrantes que habitaban en precarias condiciones.
En este marco, había una situación que le preocupaba —o molestaba— al nuevo pastor asistente. Guthrie se había percatado que a la congregación donde predicaba estaban llegando solamente personas de las clases altas y medias. Por supuesto, que el problema no estaba en el hecho de que poseían riquezas, sino en que los pobres se quedaban afuera de la congregación debido a los “alquileres de banca”, es decir que para asistir a la iglesia debían pagar.
Claramente, las personas con menos recursos no tenían para pagar un lugar en la iglesia. Debido a que el dinero del arriendo de estos bancos iba directamente a las arcas de la ciudad, había poca motivación por parte del municipio para cambiar la situación. Ante este panorama, Guthrie trabajó para predicar todo el consejo de Dios a todas las personas. Ricos y pobres, académicos o ignorantes, todos tenían el mismo problema: estaban en un estado de rebeldía contra Dios debido a su pecado, y por lo tanto, iban camino directo al infierno. Este era el motivo de porqué todos debían escuchar el evangelio.
Para enmendar esta situación, Guthrie continuó con la idea de su amigo y pastor John Sym de tener cultos de adoración con los pobres del área de Cowgate de Edimburgo en un significativo lugar: Magdalene Chapel. El lugar donde se reunían posee un valor histórico y teológico invaluable, pues en esa misma capilla se juntó John Knox con otros cristianos a aprender de la sana doctrina. Cientos de años después de Knox, fue el lugar de reunión de los pactantes escoceses, además está ubicada a solo unos metros del lugar donde posteriormente los covenanters fueron martirizados públicamente, es decir, en Grassmarket. Fue en ese mismo lugar donde Guthrie comenzó a predicar a aquellos que estaban en mayor necesidad (tanto física como espiritual).
Antes de llegar a Edimburgo, y vivir el resto de sus días en la capital de Escocia, Guthrie decía que los pastores debían vivir cerca de la gente de su congregación, idea que puso en práctica al vivir a solo a dos o tres minutos caminando de aquellos lugares donde se concentraban las personas con mayores dificultades sociales y económicas. Una de las estrategias que Dios usó para formar en él una mayor compasión por la gente, fue la realización de visitas a las familias. Durante la semana se podía observar a Guthrie visitando a los más pobres que circundaban el área de la vieja iglesia de Greyfriars. Sus impresiones, luego de compartir la cena familiar en aquellas casas reflejan los sentimientos de Guthrie:
Luego de las escenas de miseria de la cual fui testigo todo el día, casi me enfermaría al ver las comodidades de mi propia mesa6.
En una oportunidad, Guthrie se encontraba caminando por los lugares difíciles de Edimburgo cuando vio a una viuda con un niño en sus brazos. Al ver el rostro del infante sin sonrisa alguna, el cual era un reflejo del rostro de su madre, comenzó a conversar con ella. Esta mujer le contó que alguna vez participó en una iglesia, pero las lagrimas comenzaron a caer por sus mejillas al relatar que cuando su esposo enfermó y murió, ella quedó sin amigos. Sus más cercanos fueron vecinos que se encontraban en su misma situación de pobreza, luego de vender todo lo que tenía para alimentar a sus hijos quedó sumida en la miseria. Al escuchar esta historia, su corazón pastoral lo llevó inmediatamente a hablar sobre el amor del Redentor, sin embargo, fue interrumpido por el pequeño que gritaba “Denme un pedazo de pan”.
El niño seguía gritando de hambre, y en ese mismo momento la madre comenzó a llorar porque no tenía pan en su casa, ni dinero para comprar, entonces compró pan para las cinco personas que vivían en la casa de aquella viuda. Este encuentro impactó tanto la vida del pastor Guthrie, que comenzó a compartir la historia en algunas conferencias en que fue invitado, así logró juntar dinero para la familia. La esposa de Guthrie, Ann Burns, también estaba involucrada en ayudar a los más necesitados, de hecho ella y otras mujeres, atendían algunos casos y distribuían ropa usada para aquellos que no tenían.
Este tipo de actitud, de preocuparse por el bienestar espiritual, social y material de aquellos que le rodeaban, será un elemento distintivo del pastor Guthrie, y de muchos otros cristianos reformados de ese entonces. La teología y predicación reformada impactaría a todas las personas, en todas las áreas sin importar la condición social o intelectual. Al llegar a Edimburgo en 1837, Guthrie sabía que cambiaria los verdes campos y bosques, y la luz de la naturaleza de Arbilot por “la oscuridad y negrura de un pozo de carbón” de las zonas afectadas por los aspectos negativos de la Revolución Industrial en Edimburgo.
Una persona de la época, escribió lo siguiente:
Tuve frecuentes oportunidades de ver gente saliendo de las fábricas y ocasionalmente atenderles como pacientes. El pasado verano visité tres fábricas algodoneras con el Dr. Clough de Preston y con el Sr. Baker de Manchester y no fuimos capaces de permanecer diez minutos en la fábrica sin empezar a jadear por falta de aire. ¿Cómo es posible que quienes están condenados a permanecer ahí doce o catorce horas lo soporten? Si tenemos en cuenta la temperatura del aire y su contaminación no puedo llegar a concebir como los trabajadores pueden soportar el confinamiento durante tan largo periodo de tiempo7.
Sin embargo, para Guthrie la mayor belleza se encontraba en el evangelio, y debido a esto, la predicación en los sectores difíciles de Edimburgo sería un glorioso desafío para él. En una oportunidad, mientras contemplaba en silencio la pobreza del sector de Cowgate, un hombre puso su mano en su hombro. De inmediato vio un rostro como el de Lutero, brillando de entusiasmo, el cual exclamó: “¡Un hermoso campo, señor; un campo de operación muy fino!”8 Las palabras de ánimo, compañerismo y apoyo en el trabajo ministerial eran de Thomas Chalmers, quien fue uno de los líderes de la Free Church of Scotland.
Guthrie, conocido posteriormente como “el amigo de los oprimidos”, trabajó intensamente por ayudar a quienes eran menos ayudados. Tal como vimos anteriormente, Guthrie, su esposa y el equipo de oficiales de su iglesia, trabajaron con los más necesitados y así también se sentaban a celebrar la Santa Cena con todo tipo de personas. Para ayudar a las familias más pobres, Guthrie concentró sus fuerzas en educar a las próximas generaciones de escoceses de Edimburgo: los niños. La situación de ellos era desesperada tanto en las fábricas, como fuera de ellas cuando cometían delitos.
Los gobiernos de la época impulsaron varias investigaciones respecto a las condiciones de vida y trabajo de los niños, en una de ellas declara un testigo:
En esta fábrica trabajan mil quinientas personas, y más de la mitad tienen menos de quince años. La mayoría de los niños están descalzos. El trabajo comienza a las cinco y media de la mañana y termina a las siete de las tarde, con altos de media hora para el desayuno y una hora para la comida. Los mecánicos tienen media hora para la merienda, pero no los niños ni los otros obreros (...). Cuando estuve en Oxford Road, Manchester, observé la salida de los trabajadores cuando abandonaban la fábrica a las doce de la mañana. Los niños, en su casi totalidad, tenían aspecto enfermizo; eran pequeños, enclenques e iban descalzos. Muchos parecían no tener más de siete años. Los hombres en su mayoría de dieciséis a veinticuatro años, estaban casi tan pálidos y delgados como los niños. Las mujeres eran las de apariencia más saludable, aunque no vi ninguna de aspecto lozano (...). Aquí vi, o creí ver, una raza degenerada, seres humanos achaparrados, debilitados y depravados, hombres y mujeres que no llegarán a ancianos, niños que nunca serán adultos sanos. Era un espectáculo lúgubre (...)9
En otra investigación, Sarah Gooder, una niña de ocho años testificó lo siguiente:
Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansador, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar (...) He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina.10
Cuando caían en situaciones de delincuencia, a comienzos del siglo XIX, muchos niños eran arrojados a la prisión. Algunos de ellos incluso eran azotados o incluso colgados sin misericordia, tal como describe Andrew J. Murray11 en 1845, 740 niños bajo los 14 años de edad habían estado en prisión, de los cuales 245 tenían menos de 10 años12.
Ante esta situación, el pastor reformado no podía permanecer indiferente. Para ayudar a resolver este panorama, Guthrie lideró un movimiento para fundar “Escuelas Industriales” o “Escuelas Andrajosas”. Si bien es cierto que Guthrie no fue el pionero en esta obra, el se encargó de consolidarla especialmente en el contexto social de Edimburgo.
El tipo de escuela que Guthrie tenía en mente era una que proveyera una educación en el conocimiento de la doctrina y práctica cristiana, así́ como también en los asuntos de conocimiento general. Pero esta educación no quedaba ahí́. Los niños recibían provisión de ropa, alimento y entrenamiento industrial. Todo aquello de manera gratuita. La forma en que desarrolló este esquema de trabajo, fue a través de escritos, su voz y la realización concreta del proyecto, lo que lo llevó a ser denominado como “el apóstol del movimiento de las Escuelas de Andrajosos”.
Luego de regresar de su viaje a lo largo del país para obtener recursos para los pastores, Guthrie se embarcó de lleno en el trabajo de la educación para los más vulnerables. En 1847 publicó “A Plea for Ragged Schools” (“Una Súplica por las Escuelas Andrajosas”). Ese mismo año se estableció la primera escuela a unos minutos del castillo de Edimburgo, donde en una de sus puertas se puede ver hasta el día de hoy la inscripción de una Biblia abierta con las palabras del libro de San Juan capítulo 5, versículo 3: “Escudriñad las Escrituras.”
Previamente mencionamos que uno de los orígenes de la pobreza en los niños era el abuso del alcohol en sus círculos familiares. Para Guthrie, la educación cristiana que los niños recibían constantemente en ese tipo de escuelas, ayudaría a que los niños se convirtieran en pequeños misioneros que llevarían las buenas nuevas de regreso a sus hogares.
Lamentablemente en 1847, la salud de Guthrie comenzó a empeorar debido a una enfermedad que afectaba su corazón. Sus doctores le ordenaron detener sus actividades si realmente quería seguir viviendo. Durante un periodo de casi dos años Guthrie tuvo que dejar sus actividades, incluidas el pulpito y las charlas que daba en público. Sin embargo, su mente, corazón y pluma no dejaron de trabajar, dando como resultado una Segunda Súplica por las Escuelas Andrajosas13.
Si bien hemos visto que las actividades sociales que Guthrie realizó fueron muy importantes, estas obras jamás podrían haber sido reconocidas como buenas obras si no hubiesen nacido de un corazón que descansaba y predicaba el evangelio. En 1849, su alma mater —la Universidad de Edimburgo— le otorgó el grado de Doctor en Divinidades (Teología), convirtiéndose en el primer pastor de la Free Church of Scotland en ser reconocido de esa manera. Ese mismo año retomaría su deber principal como ministro del evangelio: la predicación.
La compasión que experimentaba Guthrie brotaba de un correcto entendimiento doctrinal y experiencial del evangelio. Dicho esto, la tarea más importante para Guthrie fue la predicación del evangelio, y sus buenas obras fueron fruto de un evangelio que no solamente fue predicado a su congregación, sino que también fue predicado a sí mismo.
Por lo mismo, no es posible confundir las buenas obras de Guthrie asociándolas a un “evangelio social o revolucionario”. Las buenas obras del pastor escocés hacia su prójimo tenían como fin la gloria de Dios, al abrazar fielmente las doctrinas de la Fe Reformada. Guthrie jamás dejó de lado la doctrina y predicación en pos de las buenas obras. De hecho, las buenas obras fueron uno de los tantos frutos de una buena predicación reformada.
Así, el principal motivo de Guthrie para convertirse en “un amigo del pobre y del oprimido”, fue el mismo que lo motivó a ayudar a sus pastores colegas: la compasión. Thomas Guthrie tuvo compasión del prójimo porque él estaba respondiendo a su primer llamado como pastor, es decir, Guthrie fue un predicador. Eso no excluyó ayudar al bienestar de los demás, no porque fuese un activista, sino porque entendía las potentes implicancias de una teología para la vida.
A lo largo de su fructífero ministerio, Thomas Guthrie no solamente influenció a su congregación y denominación, sino también a los más lejanos y más cercanos. Un aspecto importante a considerar, es su relación con familia e hijos, en ese sentido fue un padre ejemplar. Resolvió́ dejar sus tardes de estudio para dedicarlas a jugar con sus hijos, amaba leerles Shakespeare y las novelas de Sir Walter Scott.
Este fue el motivo por el cual Sir George Harvey pintó dos cuadros que reflejaban las pasiones de Thomas Guthrie: La predicación y la familia. En el primer cuadro es posible apreciar a Guthrie predicando al aire libre en un valle estrecho de Escocia (Dr Guthrie Preaching in the Glen) y en el segundo cuadro, el pastor y padre aparece pescando en un bote junto a sus hijos en un lago escocés (Rev. Thomas Guthrie, 1803 – 1873. Preacher and philanthropist (With his children, Patrick and Anner, fishing on Lochlee)).
Thomas Guthrie no se identificó primeramente como un trabajador social14, sino más bien como un pastor y predicador. Como hemos señalado anteriormente, nada puede reemplazar la primacía de la predicación en el ministerio pastoral. De acuerdo a las propias palabras de Guthrie: “...deseo dedicar mis días a la predicación y a la superintendencia pastoral de mi pueblo”15.
1 Cita original: “Faith is the backbone of the social and the foundation of the commercial fabric; remove faith between man and man, and society and commerce fall to pieces. There is not a happy home on earth but stands on faith; our heads are pillowed on it, we sleep at night in its arms with greater security for the safety of our lives, peace, and prosperity than bolts and bars can give”, en Hotchkiss Gilbert, Josiah “Dictionary of Burning Words of Brilliant Writers” (1895), 1895, Pág. 128
2 D.D. Significa Doctor of Divinity o Doctor en Teología.
3 Murray, Andrew J. “A Mission of Mercy: The Life and Legacy of Dr Thomas Guthrie” (booklet), 34
4 Murray, Andrew J. “A Mission of Mercy: The Life and Legacy of Dr Thomas Guthrie” (booklet), 42-43
5 César Vidal “La Herencia del Cristianismo, dos milenios de legado”, Editorial JUCUM, Texas, USA, 2014, pág. 168
6 Guthrie, Thomas. “Autobiography”, Vol. I, Pág. 371
7 Declaraciones efectuados por el Dr. Ward de Manchester en una investigación sobre la salud en las fábricas textiles en marzo de 1819.
8 Guthrie, Thomas “Autobiography”, Vol. I, Pág. 373
9 Charles Turner Thackrah. “Los efectos de los oficios, trabajos y profesiones, y de las situaciones civiles y formas de vida, sobre la salud y la longevidad”. 1832.
10 Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de edad. Testimonio recogido por la Comisión Ashley para el estudio de la situación en las minas, 1842.
11 Murray, Andrew J. “A Mission of Mercy: The Life and Legacy of Dr Thomas Guthrie”, Pág. 15
12 Murray, Andrew J. “A Mission of Mercy: The Life and Legacy of Dr Thomas Guthrie”, Pág. 15
13 Finlayson, Sandy. “Unity and Diversity”, Pág. 151
14 En el caso de Escocia, los origenes del trabajo social se pueden trazar a la obra del pastor Thomas Chalmers, como también a la de otros ministros de la Free Church of Scotland
15 Guthrie, Thomas. “Autobiography”, Vol. II, 250.
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