Los cristianos de Malasia reciben con beneplácito el fallo del tribunal supremo del país que les permite usar la palabra Alá para referirse a Dios en su adoración, en sus predicaciones y en sus Biblias.
*El presente artículo fue escrito por Eugene Yapp y fue publicado originalmente en Christianity Today.
Los cristianos están satisfechos con la decisión de este mes de un tribunal de Malasia de que la prohibición del gobierno de que los no musulmanes utilicen la palabra Alá es ilegal e irracional.
Los cristianos malasios no tienen una traducción neutral o propia para el nombre de Dios, por lo que han estado luchando durante años para que se les permita usar la palabra Alá en sus Biblias y en sus ritos litúrgicos. Según los eruditos la palabra árabe Alá proviene de los vocablos cananeos El, Eloh y Elohim, con los cuales los antiguos hebreos se referían a Dios. Literalmente la palabra Alá significa Dios en árabe.
Sin embargo, se esperaba que el fallo haya despertado mucha emoción dentro de la comunidad musulmana de la nación del sudeste asiático, que siempre ha sostenido que la palabra es exclusiva del Islam y para uso exclusivo de los musulmanes.
El debate sobre Alá
El debate sobre los cristianos que se refieren a Dios como Alá tiene una larga historia. Comenzando con las preocupaciones sobre el proselitismo cristiano por parte de los musulmanes en la década de 1980, el gobierno federal emitió una directiva ejecutiva en 1986 que prohíbe el uso de cuatro palabras por parte de los no musulmanes para disipar los temores de los musulmanes. Una de las cuatro palabras fue Alá. Es importante tener en cuenta que cuando se publicó la ley, hubo un contexto. La directiva no fue una prohibición total o completa, ya que el gobierno era muy consciente de que los cristianos, en particular los de Malasia Oriental, y los pueblos indígenas estaban usando el idioma malayo y la palabra Alá en sus cultos religiosos, ritos y actividades espirituales.
Con el paso del tiempo, las Biblias y otras publicaciones cristianas en lengua malaya fueron incautadas o confiscadas.
El fallo que está haciendo historia
En 2008, a Jill Ireland, una cristiana de Melanau de Sarawak que volaba a casa, la aduana del aeropuerto internacional de Kuala Lumpur confiscó ocho CD educativos (que contenían canciones de adoración). El Ministerio del Interior le informó que los CD fueron retenidos debido al uso prohibido de la palabra Alá. Al no estar satisfecha con la incautación de los CD, Ireland demandó la devolución de los CD y una declaración de que, como cristiana, tiene derecho a usar la palabra Alá sobre la base de su derecho constitucional a la libertad de religión o creencias.
Reacciones divididas
Por supuesto, la comunidad cristiana de Malasia está complacida con el fallo del 10 de marzo a favor de Ireland. El obispo de la Iglesia Anglicana en Sarawak y Brunei, Datuk Danald Jute, dijo al Borneo Post que la decisión de permitir que los cristianos de Malasia utilicen la palabra Alá es “una victoria del sentido común“ y “no debe interpretarse como una victoria de una persona o grupo de personas sobre otra”.
De hecho, la respuesta del obispo fue muy bien meditada. Aunque reconoció que la decisión fue correcta, el obispo tuvo cuidado de no mostrar un espíritu triunfalista. La razón es obvia para los compatriotas malayos. En 2010, un total de 10 iglesias fueron atacadas o vandalizadas luego de una victoria legal inicial del arzobispo católico de Kuala Lumpur, en nombre del periódico Herald, quien presentó una demanda por el mismo tema. La serie de incendios provocó que varias iglesias sufrieran daños considerables y una quedó totalmente incendiada. Esto llevó a que la policía aumentara la seguridad en todas las iglesias cristianas durante un período de tiempo.
La comunidad musulmana de Malasia, por otro lado, está consternada y molesta por el fallo de este mes. Reunidos para discutir la decisión, un grupo de líderes conservadores de ONGs musulmanas de Malasia expresaron su disgusto y decepción. Consideraron que la decisión era incompatible con el precedente judicial. En esencia, estos grupos conservadores vieron la decisión como una afrenta y el debilitamiento del Islam como religión del país.
Por lo tanto, estas ONGs musulmanas propusieron varias resoluciones, pidiendo al gobierno que apelara la decisión y que las autoridades islámicas intervinieran en el caso ya que tienen un interés directo en su resultado. También están pidiendo que la junta de idioma malayo, Dewan Bahasa dan Pustaka, tome medidas activas para estandarizar el uso de la palabra Alá para que sea consistente con la comprensión teológica musulmana, de manera que no pueda ser usada ni en la liturgia cristiana ni en las Biblias.
Preocupaciones judiciales
Los líderes cristianos no han respondido públicamente a estas demandas. Sin embargo, las organizaciones de la sociedad civil han pedido al gobierno que retire su demanda en el tribunal de apelaciones y en vez de buscar que se prohíba a los cristianos usar la palabra Alá para referirse a Dios, se dedique a enfrentar los graves problemas sociales y económicos que aquejan a la nación asiática.
Si bien los cristianos aceptan la decisión del Tribunal Superior como correcta, la realidad es que un segmento considerable dentro de la comunidad musulmana se siente agraviado por la decisión. En términos legales, tienen derecho a apelar la decisión.
Los sentimientos de agravio para la comunidad musulmana de Malasia se ven agravados por dos decisiones legales recientes que afectaron a la comunidad musulmana.
El primero encontró que el Tribunal Federal de Malasia (equivalente al Tribunal Supremo de Estados Unidos) brindaba más garantías a los no musulmanes malasios, dándoles el reconocimiento de su estatus como no musulmanes, dependiendo de las circunstancias en las que hubieran nacido o en la fe en la que hubieran sido educados.
La decisión fue generalmente aceptada por la comunidad musulmana como correcta. Sin embargo, dejó a algunos preguntándose si los tribunales civiles estaban comenzando a inmiscuirse cada vez más en asuntos relacionados con el Islam. Un asunto pertinente, ya que Malasia practica un sistema legal dual de tribunales civiles y de la sharia.
La segunda decisión del Tribunal Federal tuvo un mayor impacto y trajo a la comunidad musulmana mucha incertidumbre y temor. En este caso, el tribunal consideró que el acto de participar en “relaciones sexuales antinaturales“ —un delito según la ley islámica— debería ser competencia de los tribunales penales federales y no de los tribunales de la sharia. Esta decisión dejaría temas como los juicios sobre las relaciones sexuales entre parejas del mismo sexo por fuera de la jurisdicción de los tribunales islámicos. La decisión ha venido a confirmar el temor de muchos musulmanes de que las jurisdicciones civiles están tomando un papel cada vez más activo en temas que antes solo eran de tratamiento exclusivo de la ley islámica.
Entonces, cuando se tomó la decisión de Ireland, de proteger sus derechos de usar la palabra Alá para su adoración cristiana, esta decisión fue muy mal recibida por parte de la comunidad musulmana. Con la retórica pasada de actores estatales y no estatales que politizan la religión, alegando que el Islam está amenazado y creando una “mentalidad de asedio” en la mente de muchos musulmanes, cada vez parece más que lograr una respuesta racional y objetiva sea difícil y casi fuera del alcance de la sociedad. Si los musulmanes y cristianos en Malasia son capaces de navegar en medio de este punto de una manera armoniosa por el bien común, esto sería un gran avance para la libertad religiosa y para el estatus de las comunidades cristianas en el país y para su derecho a adorar a Dios en sus propios términos.
Una respuesta misional a favor de la paz
El llamado de los cristianos en una sociedad multicultural como la de Malasia siempre ha sido el de ser sal y una luz para confirmar la presencia y la realidad en constante expansión del reino de Dios. Los cristianos nunca están llamados a vivir para sí mismos, sino por el reino de Dios; actuar con justicia, amar la misericordia y caminar humildemente ante el Señor (Miqueas 6: 8). Al hacerlo, se nos ha confiado, en palabras del apóstol Pablo, el ministerio de la reconciliación. Esto no debe entenderse de manera limitada a la reconciliación de los pecadores con Dios, sino que implica también la reconciliación entre las distintas parte de la creación, y por lo tanto se trata de la humanidad que se reconcilia con Dios y entre sí en la visión escatológica del Reino de Dios que ya se hace presente entre nosotros pero que aún espera por su manifestación plena.
Esta visión escatológica motiva una expresión concreta para que los cristianos de Malasia luchen por el florecimiento de la diversidad de culturas. Esta dimensión multicultural anima a los cristianos en Malasia a un compromiso social respetuoso y a un diálogo creativo ente las diferentes culturas, a entender su respectiva visión moral y del bien social. Esta visión también presenta oportunidades para que los cristianos no solo defiendan los derechos de los seguidores de Cristo a sus manifestaciones culturales y de adoración, sino que también llama al desarrollo de la imaginación propia y la empatía moral necesarias para construir puentes y salvar la brecha para el bienestar de todos.
Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿Cuáles son realmente las preocupaciones de los musulmanes y los cristianos malayos en esta controversia de larga data? ¿Cuáles son las diferencias y desacuerdos entre cristianos y musulmanes? ¿Son sus desacuerdos y preocupaciones percibidos (retóricos o politizados) o reales?
No hay duda de que la comunidad musulmana en Malasia ha estado usando la palabra Alá para denotar a Dios durante mucho tiempo. Si los cristianos o cualquier otra religión usan legalmente la palabra para hacer referencia a Dios, temen que esto pueda generar confusión dentro de sus propias filas, incluida la generación más joven.
Muchos musulmanes sienten que cuando los cristianos usan la palabra libremente en su culto religioso y actividades evangelísticas, conducirá a un mayor proselitismo de los musulmanes. A sus ojos, esto es lamentable, ya que solo causará trastornos y conflictos dentro de su propio hogar y comunidad, lo que eventualmente conducirá a una ruptura de la unidad familiar. Surgirán tensiones entre hermanos, padres y parientes cercanos si un miembro de su hogar abandona el Islam por otra religión. La vergüenza para la familia y el hogar es algo que todos los musulmanes desean evitar.
Además, también existe el temor tácito de que el sincretismo religioso y la acomodación puedan surgir dentro de la comunidad musulmana si la palabra es utilizada simultáneamente por dos comunidades religiosas diferentes con diferente significado teológico, historia y trayectoria. Muchos musulmanes tienen miedo de que el hecho de que los cristianos usen la palabra Alá para referirse a Dios sea simplemente una estrategia para ganar más conversos para la fe cristiana.
Por otro lado, los cristianos temen que los musulmanes empiecen a imponer su voluntad a la comunidad cristiana. Muchos cristianos sienten que los musulmanes le están diciendo a la comunidad cristiana qué hacer o qué no hacer en su adoración, en su liturgia y en sus expresiones. Desde la perspectiva de los cristianos, este es sin duda un comienzo lento y seguro que solo conducirá a la eventual subyugación de la comunidad cristiana en Malasia Oriental. Este miedo, junto con los esfuerzos en curso para convertir a los nativos cristianos al Islam, se suma al sentimiento de enemistad ya presente. Por lo tanto, los cristianos creen que cualquier intento de este tipo, como el de prohibir el uso de la palabra Alá para la adoración cristiana, debe ser resistido a toda costa.
¿Cuál debe ser la respuesta de los cristianos ante las hostilidades que enfrentan en Malasia?
Dado que existen temores y preocupaciones legítimos entre cristianos y musulmanes en este debate de larga data sobre Alá, es imperativo que la iglesia en Malasia vaya más allá de los temores para encontrar vías para la expresión concreta de la historia redentora cristiana. Con este fin, las Escrituras nos recuerdan que debemos amar a nuestro prójimo con afirmación y comprensión, no simplemente tolerarlos. El entendimiento mutuo requiere ajustes y, por lo tanto, moderación en aras de la armonía social.
Es en este tipo de diálogo que adopta el espíritu de la diversidad y las diferencias como norma en el que se puede encontrar un resultado y una solución aceptables. Esta forma de diálogo y participación también busca mejorar las relaciones y generar confianza con aquellos a quienes a menudo decimos que no pueden y no estarán de acuerdo con nosotros. La construcción de confianza y relación no debe ser de utilidad, sino porque Dios ordena a todos los creyentes que amen a nuestro prójimo. A medida que amamos y respetamos genuinamente a nuestro prójimo, la sospecha y la precaución se reducirán al mínimo y se creará franqueza.
A medida que avanza la búsqueda de una solución aceptable, es necesario adoptar una narrativa de “término medio” que intente equilibrar el mantenimiento de las relaciones humanas intactas y, al mismo tiempo, encontrar un lugar apropiado para el consenso y el acuerdo. Tal compromiso requeriría el ejercicio de la razonabilidad práctica y la “concordancia práctica”, un principio del derecho constitucional alemán se puede aplicar al contexto de Malasia. El término concordancia implica relaciones armoniosas y consistentes entre sí. En términos prácticos, esto puede requerir que los cristianos de Malasia usen la palabra Alá con ciertas condiciones adjuntas. En el pasado, tales condiciones aparecían en materiales cristianos como una nota o un sello con las palabras. “Una publicación cristiana“ o “Para uso cristiano” o “Un material cristiano”.
La necesidad de un compromiso por parte de la comunidad islámica
Los musulmanes, por otro lado, pueden tener que admitir que los cristianos de Malasia Oriental han estado usando la palabra Alá durante generaciones en su adoración y liturgia y, por lo tanto, se les debe permitir usar esta palabra. En cierto modo, estas y otras ideas similares son acomodaciones o compromisos en una concordancia práctica que debe ser considerada o explorada seriamente si ambas partes quieren llegar a algún consenso y resolución. Es cierto que esta es una tarea formidable para ambas partes. Sin embargo, es una en la que los cristianos de Malasia deben necesariamente tomar la iniciativa.
El derecho a la libertad de religión o al ejercicio de la libertad religiosa no debe limitarse únicamente a señalar las violaciones y discriminaciones que sufren los cristianos en Malasia. Debe, como su verdadero propósito, permitir que todas las religiones y comunidades religiosas tengan un espacio para contribuir de manera significativa al bienestar y el florecimiento de todas las personas, comunidades y culturas en cualquier momento, en cualquier lugar y para todas las generaciones.
*Eugene Yapp es un académico e investigador del Instituto para la Libertad Religiosa y es secretario general de Hermandad Cristiana Evangélica Nacional de Malasia.
Con información de Christianity Today
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