¿Cómo resultaron tan saturadas las páginas de nuestra Biblia?
Abre tu Biblia en cualquier página y encontrarás números de versículos y capítulos, por supuesto. Y a menudo el texto ha sido comprimido en un diseño de página de 2 columnas, como ningún otro texto, y con frecuencia con un montón de diminutas referencias cruzadas impresas en el medio. Se han agregado encabezados de secciones y también introducciones a los libros, y a menudo notas de estudio, imágenes coloridas, cuadros de notas en las páginas, y una concordancia y mapas en la parte posterior.
La historia de cómo nuestras Biblias se atiborraron con tantas notas y marcas es larga, y los lectores de la Biblia están empezando a cuestionar sobre lo que esta saturación está haciendo a la psicología de nuestra lectura de la Biblia. ¿Deberíamos conservar un espacio en nuestras vidas para leer la Biblia sin todas estas marcaciones?
Me puse en contacto con Glenn Paauw, el director ejecutivo del Instituto Bíblica para la Lectura de la Biblia, un grupo de expertos dedicado a estudiar las tendencias en la lectura y el diseño de la Biblia. También es autor del nuevo libro: Saving the Bible from Ourselves: Learning to Read and Live the Bible Well (en español, Salvando la Biblia de nosotros mismos: aprendiendo a leer y vivir bien la Biblia). Hace poco nos sentamos y grabamos esta “conversación de fin de semana”.
Para comenzar, quiero preguntarte sobre la historia de los números de los versículos y capítulos. ¿Quién los agregó a nuestras Biblias?
Claro. En realidad es una pequeña pieza de una historia más grande de la Biblia. Es muy difícil encontrar manuscritos de la Biblia que estén perfectamente limpios, sin ninguna marcación en ellos. A menudo se dice que los primeros manuscritos eran solo una serie de letras sin siquiera espacios entre las palabras ni puntuación, lo cual es básicamente cierto. Sin embargo, desde muy temprano, las personas empezaron a decir: necesitamos leer esto con ayudas. Los primeros manuscritos eran leídos en voz alta.
Así que, con frecuencia, las primeras cosas que aparecieron fueron las marcas de respiración: pequeños espacios entre las palabras y números de página; ese tipo de cosas. Y pienso que lo que sucedió con el paso del tiempo es que empezamos a insertar más cosas en el diseño de la Biblia, todo, por supuesto, con el interés de ayudar. Hubo razones prácticas para estas cosas. Pero, para cuando llegamos al final de la historia de la Biblia en nuestros tiempos, estas ayudas, estas adiciones, han sobrecargado el texto.
Los números de los capítulos –para sorpresa de muchos cuando hablo de esto– se introdujeron bastante tarde. El sistema de capítulos que conocemos hoy en nuestras Biblias vino de Stephen Langton, un líder inglés de la iglesia, a principios del siglo XIII. Así que, pensar en el hecho de que la Biblia existió sin estos números de capítulos por más de 1000 años es insólito para muchas personas. Pienso que algo que ayuda a las personas a entender esto es saber que la Biblia tiene su historia como libro y que su formato se desarrolló con el paso del tiempo. La Biblia no tiene que ser lo que vemos hoy y, en realidad, no siempre ha sido lo que vemos hoy. Es interesante saber que los versículos y capítulos tienen historias separadas. Los números de los capítulos fueron insertados cuando Langton estaba trabajando en comentarios de la Biblia. Y es por eso que es muy útil encontrar la Biblia en secciones en las que es más fácil encontrar partes específicas. Los números de los capítulos se introdujeron por esa razón. Además, muchas veces algunos de los diferentes sistemas de numeración de capítulos –hubo más de uno en varios momentos en la historia de la Biblia– se incluyeron para que las personas pudieran encontrar pasajes para la lectura pública de las Escrituras. Así que, son estos usos prácticos los que realmente desarrollaron la forma cambiante que vemos en la Biblia.
Los versículos llegaron 300 años después, en el siglo XVI. Es interesante que el caballero que comenzó este sistema de numeración de versículos fue Robert Estienne (según sabemos), un impresor francés, quien en realidad estaba trabajando en una concordancia bíblica. Así que los versículos, por supuesto, son más precisos que los capítulos y, por eso, él necesitaba algo que se asemejara más a pequeños pedazos de la Biblia que los números de los capítulos. Así, él insertó números de versículos a un Nuevo Testamento griego y agregó números a las marcas de respiración hebreas que ya existían en el Antiguo Testamento. Y así es que tienes la Biblia moderna con capítulos y versículos por primera vez en el siglo XVI, lo cual es sorpresivamente tardío en la historia de la Biblia. Creo que es fascinante darse cuenta de que ambas innovaciones fueron añadidas al texto en la búsqueda de mejores ayudas de referencia, comentarios, y concordancias. Eso fue lo que llevó a la introducción de capítulos y versículos.
La historia de la lectura oral de la Biblia es una historia rica e increíble en sí misma, pero eso deberá esperar por otro episodio del podcast. Quiero hablar sobre las implicaciones de este estilo de referencia en un momento. Cuando abrimos nuestras Biblias, también vemos un estilo de dos columnas. ¿Dónde se originó esto? Y, ¿cómo influye en nuestra interacción con la lectura de la Biblia?
Cuando se piensa en que los rollos se abrían de manera horizontal, las columnas debían existir; esas líneas no podían continuar para siempre, así que los rollos ciertamente tenían columnas. Qué tan larga es la longitud de una columna era una cuestión importante. Y luego, cuando se cambia a la forma de códice del libro —lo que conoceríamos como forma de libro, primero en pieles de animales y después en papel— se convirtió en una cuestión práctica de poder colocar la mayor cantidad posible de material en una página.
Entonces, pienso que fue realmente ese deseo práctico lo que impulsó esto porque la Biblia es un libro grande. Es difícil acomodarlo en un solo volumen sin poner dos columnas en la página, lo que realmente maximiza el uso del espacio con las palabras. El problema que tengo con las Biblias de dos columnas —o incluso peor, esta cosa terrible que vi hace unos años: una Biblia con tres columnas— es que era casi imposible de leer y que comprime la Biblia en unos pocos cientos de páginas. ¿Qué se puede hacer con eso?
Así que la Biblia de dos columnas era un recurso para ahorrar páginas, para ahorrar espacio. Pero realmente es muy dañino para cosas como la poesía. El paralelismo hebreo, en el que las líneas siempre deben trabajar juntas y están hablando entre sí, se vuelve en algo casi imposible de ver en una Biblia de dos columnas, porque no puedes colocar una linea completa del texto hebreo en una columna. Así que terminas con una sangría en el texto, y luego tienes múltiples niveles de sangrías, de forma que la página se vuelve indescifrable. Realmente no puedes ver lo que está pasando con la poesía hebrea. Por lo tanto, realmente no lo lees como poesía. Solo estás leyendo palabras.
Eso realmente es clave. La Biblia es un libro enorme, es la realidad, y luego saturada con una gran cantidad de referencias añadidas. ¿Cómo cambió el surgimiento de concordancias la manera en la que los cristianos leen las Biblias?
Bueno, yo digo que es el deseo de hacer buen uso de la Biblia. Así que las concordancias son muy útiles, y ahora podemos hacer todo esto de manera electrónica. Es muy rápido y sencillo buscar cosas, lo que es grandioso en muchas maneras. El problema es que la concordancia te lleva a usar la Biblia en una manera particular. Cuando rediseñamos o formateamos la Biblia para que se ajuste a nuestro deseo de algo así como una concordancia, estamos cambiando lo que la Biblia es en su presentación regular. Sería una cosa si dijéramos que necesitamos biblias de referencia para cuando estamos usando la Biblia para referenciar cosas, como cuando quiero hacer un estudio de palabras y busco palabras. Encontrar el número del versículo es mucho más rápido que escanear un capítulo en busca de esa palabra. Sin embargo, cuando cambiamos la forma para que se ajuste a esa necesidad en particular, lo que hemos hecho, sin realmente pensarlo, es perjudicar la lectura.
Entonces, cuando cambiamos la Biblia en un formato de capítulos y versículos, más todas estas otras adiciones modernas –referencias cruzadas, títulos de secciones, notas al pie y todo lo demás que ponemos en las biblias–, realmente hemos dificultado que las personas simplemente la lean. Y una de las cosas que sostengo en mi libro es que deberíamos leer primero y estudiar después; y en realidad hacer nuestro estudio en el contexto de haber leído los libros en su totalidad, porque esa era realmente la intención de los autores. Su unidad central no es un versículo, no es un capítulo, sino un libro. Esas son las unidades centrales sobre las que se construyó la Biblia y deberíamos leerla de manera integral primero y luego hacer nuestro estudio en el contexto de dicha lectura. Pienso que la Biblia moderna revierte esas cosas.
Sí, es así. Los versículos y capítulos son dos fenómenos bastante recientes. Ahora hay una nueva cantidad abrumadora de información aún más reciente y nueva —estoy pensando en todos esos diminutos textos de referencias cruzadas que figuran en los márgenes de la Biblia—. Cuando tienes una columna de referencias a textos relacionados, ¿cuál es tu miedo? ¿Qué efecto tiene esto a nuestra lectura de la Biblia?
Sí, es interesante. Realmente no hice la investigación para saber cuándo se originó eso. Probablemente lo debería rastrear; esa sería una pieza fascinante en esta historia del desarrollo del formato de la Biblia. Pero sé cómo funcionan: son útiles al usarse de forma correcta, pero el problema es que tienden a acaparar la atención, y lo que esto hace es que evita una lectura larga y profunda, en la cual uno puede “dejarse llevar por el texto”.
No sé si alguna vez leíste el libro The Shallows: What the Internet is Doing to Our Brains? (en español, Superficiales: ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?), de Nicholas Carr. Pienso que tiene un capítulo fascinante sobre cómo, en los medios electrónicos, cuando tenemos estas distracciones incorporadas, hipervínculos, anuncios publicitarios en el costado de la página, un millón de cosas para ver en una página y para hacer clic, esas distracciones en realidad se vuelven adictivas para nuestro cerebro. Y, de hecho, hay estudios que muestran que esto realmente empieza a reconfigurar nuestro cerebro para que prefiera las distracciones y le guste seguir haciendo clic en cosas nuevas en lugar de quedarse en un texto extenso, leerlo, absorberlo, y comprenderlo en una manera más profunda.
Y creo que las referencias cruzadas en la columna central de una Biblia son una especie de versión temprana de un sistema incorporado de distracción. Nos dicen que saltemos por la Biblia mirando este versículo y aquel otro, sin necesariamente detenernos para tomarnos el tiempo de leer cada una de esas referencias en su propio contexto. ¿Qué tipo de libro estoy mirando? ¿Es poesía? ¿Es una carta? ¿Es una narrativa? Y, ¿cuál es el contexto de lo que está sucediendo en ese libro?
El peligro de un sistema de referencias cruzadas es que se convierte en un tipo de sistema de distracción fuera de contexto que nos dice que esto es un estudio serio de la Biblia cuando, en realidad, se puede convertir fácilmente en un estudio superficial, a menos que me detenga a hacer el trabajo necesario, asegurándome de que cada referencia que estoy buscando sea leída en su propio contexto, lo cual, por supuesto, requiere un compromiso de tiempo. Es un compromiso leer la Biblia de una manera particular. El peligro es que pienso que realmente estoy haciendo un estudio de la Biblia significativo, un estudio temático, este tipo de cosas; pero hay un peligro más evidente. Repito: lo primero, lo principal y lo más natural que se puede hacer con la Biblia es leer libros individuales detenidamente, en sus propios términos. Entender qué tipo de literatura es, quién era el autor, a quién estaba escribiendo, cuál era el tema; ese tipo de cosas son necesarias.
Una de mis primeras biblias fue la Biblia de referencia en cadena de Thompson. Se elige un tema y luego se salta de Génesis a Apocalipsis, versículo por versículo, de manera temática. Estoy recordándolo. Tiene toda la razón. Las referencias bíblicas cruzadas, son, en realidad, un hipertexto predigital.
Tú preguntas esto en el libro: “¿Cuál de los siguientes se parece más a la Biblia: (A) Las citas familiares de Bartlett, (B) El manual de reparación del Reader’s Digest: la guía completa para el mantenimiento del hogar, o (C) La recopilación de documentos de la Sociedad antiesclavista americana?” (26). Excelente pregunta. Claro, estas son ilustraciones, no representaciones exactas. Entonces, ¿cuál se acerca más a la respuesta correcta? Y, ¿qué insinúan las otras dos opciones?
Bien. Queremos creerlo, y muchas veces se nos presenta la Biblia de una manera en que es A o B. Cuando la entendemos como A: una colección de citas familiares, nos enfocamos en los versículos como Filipenses 4:13, Jeremías 29:11 y Josué 1:9, los cuales se comparten regularmente como la colección más alentadora y edificante. Pienso que las redes sociales han hecho que este problema sea aún más grande; ha intensificado la creencia de que la Biblia es solo una colección de estas pequeñas joyas, estas preciosas frases ingeniosas que hacen un trabajo maravilloso en animarnos y fortalecernos, etc. El problema con esa respuesta es que la Biblia sería para que la usemos de manera que podamos pasar por alto todos esos versículos que no se ajustan a este modelo y solo encontremos los buenos.
Ahora bien, nunca nos detenemos a preguntarnos: ¿por qué estos versículos buenos están enterrados en medio de todo este otro texto? Y, ¿para qué necesitamos ese texto si no lo estamos usando para nuestro estímulo diario? Realmente no necesito los otros textos. Esta perspectiva reduce la Biblia a estas tremendas pequeñas dosis que nos encantan pero que ignoran el resto del texto. Por lo tanto, tergiversa lo que la Biblia realmente es y simplemente se ha convertido en la forma en la que estamos familiarizados con el uso de la Biblia.
La segunda respuesta, B: El manual de reparación del Reader’s Digest: la guía completa para el mantenimiento del hogar, dice que el libro se diseñó para ser un tipo de libro de autoayuda. Todo lo que hago es pensar en un tema (por ejemplo, el matrimonio), busco todos los versículos, todos los pasajes que tratan sobre el matrimonio, y creo que al unirlos puedo obtener la enseñanza de la Biblia sobre el matrimonio. El problema es que ese tipo de trabajo no está contextualizado. No nos dice que el matrimonio de los patriarcas se estableció en un determinado entorno cultural, operaba de ciertas maneras en las que ya no lo hacemos, maneras en las que ya no funcionamos, y tenía suposiciones con las que ya no operamos.
Por ejemplo, no podemos simplemente buscar el matrimonio de Jacob y decir: “ese es un modelo para saber cuál es la intención de Dios para el matrimonio en cada aspecto”. No lo es. Y a lo largo de la historia de la Biblia, las enseñazas de Dios sobre el matrimonio avanzan para darnos más luz, lo cual es la clave. Esto realmente lo aprendí de Geerhardus Vos, quien era un profesor de teología bíblica en Princeton en aquel entonces, e hizo un trabajo tremendo para ayudarnos a leer bien la Biblia como una revelación que se vuelve más clara a medida que avanza hacia Cristo y hacia las intenciones principales de Dios para el florecimiento del ser humano.
Así que esto nos conduce a la opción C: son La recopilación de documentos de la Sociedad antiesclavista americana. Es decir, la Biblia es una colección de diferentes tipos de escritos, cada uno de los cuales existe en su propio contexto, su propia forma literaria, y deben tomarse como este tipo de colección. Es cierto que la recolección de la Biblia se une para contar esta narrativa asombrosa, redentora y restauradora de lo que Jesús, el Mesías, ha hecho. Pero los libros en sí son las unidades principales. La Biblia es la recolección de esas cosas. No es una recolección de versículos; tampoco es una recolección de pasajes instructivos. Se trata de recibir la Biblia en sus propios términos, recibirla en la manera en la que Dios realmente eligió dárnosla. Pienso que eso es algo de lo que nuestro formato moderno nos tienta a alejarnos.
Ciertamente es así. El mercado parece realmente promover “McNuggets de las Escrituras”, versículos aislados aplicados a una situación de la vida; no es un hábito horrible en sí mismo, pero ciertamente no es un método suficiente para comprender el alcance de estos libros. Tú escribes: “En una atmósfera en la que la elección del consumidor es lo fundamental, la presión sobre los proveedores de la Biblia es abrumadora para que la adapten a estas expectativas impulsadas por el mercado. La propuesta central es que estas y otras herramientas similares le ayudarán a encontrar rápidamente los pequeños fragmentos de la Biblia que parecen hablarle de manera directa y significativa a usted individualmente, sin tener que preocuparse por cosas como para quién se escribieron estas palabras por primera vez y qué podrían haber significado en ese momento”. ¿Dónde ves esto? ¿Qué tipo de cosas ilustran esta tendencia del mercado?
Sí, es interesante. Mi propia experiencia es de casi tres décadas publicando la Biblia en un entorno sin ánimo de lucro. Pero también sabemos lo que es tener presión del mercado. Incluso cuando vendía Biblias en un ambiente sin ánimo de lucro, todavía había exigencias que yo sentía como editor para hacer de la Biblia un cierto tipo de cosa. Siempre introducíamos ayudas en nuestras biblias, ese material introductorio en el anverso y reverso de las Biblias del Nuevo Testamento, del Evangelio de Juan. Nuestro material era usado principalmente para actividades de alcance y evangelización de bajo costo. Pero sentí esa presión.
Cuando nos reunimos con un socio y estábamos produciendo un Nuevo Testamento especializado, uno de estos productos especializados para un determinado tipo de público objetivo —piensa en la lista completa del tipo de biblias que se usan en la actualidad—, este socio dijo: “Aquí están los versículos que encontramos que son más útiles para esta audiencia”, y yo respondí: “Bueno, pienso que toda la Escritura es útil para esta audiencia”. Tuvimos estas discusiones y yo sentía la presión para decir: “Sí”, pero estas personas no eran grandes lectores. Sería maravilloso que esta audiencia leyera más de la Biblia, pero podemos ayudarles a encontrar estas pequeñas vitaminas bíblicas que hablen especialmente a esta situación en la que se encuentran.
Así que es este deseo de adaptar la Biblia a una audiencia y en un sentido de mercadeo para que las personas compren el producto, pienso que es algo muy peligroso. La Biblia es lo que es, y tiene palabras de corrección y enseñanza además de palabras de ánimo y promesas. Por eso, el peligro de una Biblia impulsada por el mercado es que está la presión de convertirla en algo muy feliz todo el tiempo. Es difícil venderle a las personas corrección o muerte, por ejemplo. Estas son cosas que las personas no necesariamente quieren comprar. Ellas quieren ser animadas. La vida es difícil. Eso lo entendemos. Pero la Biblia debe ser respetada por lo que es.
Así que creo que ha habido un cambio real en cómo las personas piensan sobre la Biblia con la creciente mercantilización de ésta. Convertir la Escritura en una mercancía que debe ser comprada y vendida necesariamente ejercerá presión en ella para que sea un cierto tipo de cosa. Debemos ser muy conscientes de eso como iglesia. La iglesia debe ser la principal guardiana de la Biblia, y no algo como un negocio, en mi opinión, porque los negocios tienen un objetivo. No es que sean malas personas; es que los negocios tienen que vender cosas y hay presión para formar las cosas en determinada manera cuando hay algo que vender. Mientras que la iglesia es libre para decir: “Esta es la Palabra de Dios. Esto es lo que proclama. Esto es lo que enseña. Tenemos que someternos a ella, no someterla a ella a nuestros deseos como consumidores”.
Sí, debemos pensar en cómo las demandas del mercado influyen en el diseño de nuestra Biblia y en cómo abordamos el texto.
En tu libro noté otra advertencia, un rechazo implícito mientras lo leía, y creo que es saludable. Parece que dices que para muchos de nosotros, cuando decimos que tenemos confianza en la Palabra de Dios, lo que en realidad estamos diciendo es que tenemos confianza en cierta edición de una Biblia de estudio que proporciona suficientes guías alrededor del texto para proteger al lector de cometer errores en la interpretación. ¿Es correcto?
Sí, creo que es correcto. Vivo y trabajo entre evangélicos. Lo he hecho por tres décadas en el ministerio bíblico en particular: publicación de la Biblia, trabajo de la Biblia. Es claro que el grupo de evangélicos con los que interactúo tiene las Escrituras en alta estima en sus mentes y no dudo de su sinceridad. Pero pienso que hay un peligro con el trato que a menudo les damos a las Escrituras que tenemos en alta estima —creo que esto es un peligro en particular para los protestantes, porque nos vemos a nosotros mismos como la gente de la Biblia; somos las personas que de alguna manera trajeron renovación y reforma a la iglesia en nombre de las Escrituras, diciendo: “Esto es lo que realmente dicen las Escrituras”—. Pero con el tiempo, cualquier grupo puede construir su propia tradición, y entonces es un peligro para todos y cada uno de nosotros que, en algún momento, no permitamos que el texto sea el texto y pensemos de nuestras notas y guías como el lugar en el cual está realmente la autoridad.
Una vez, cuando la Asociación de Librerías Cristianas (Christian Booksellers Association) estaba celebrando sus reuniones anuales de verano de librerías y autores —esos grandes eventos que ocurrían anualmente—, escuché una presentación de alguien que estaba investigando el uso de la Biblia. Dijo que, con la Biblia de estudio promedio, lo que en realidad estaba sucediendo con más frecuencia era que las personas estaban empezando a ir directamente a las notas y no estaban leyendo el texto, sino simplemente leyendo las notas de estudio. Pienso que esto es algo increíble.
Una vez más, un punto importante de mi libro es la relación entre forma y contenido. Debido a que las biblias de estudio ponen el énfasis del diseño en las leyendas, las notas —si habrá color en esa página, estará alrededor del material de las leyendas, no en el texto de la Biblia, etc.—, el texto bíblico realmente no recibe atención significativa en su diseño. Entonces, nuestros ojos incluso son atraídos primero por las notas. Pienso que para muchas personas las notas reemplazan el texto como la verdadera fuente de autoridad, y creo que ese es el peligro.
Entonces, el peligro incluso con el grupo que piensa que tiene las Escrituras en la más alta estima es que en algún momento digamos: “Estoy tan cómodo en mis posiciones que en realidad no tengo que profundizar en el texto, reconsiderarlo o solo ver nuevamente lo que dicen las Escrituras”. Pienso que cualquiera que pasa tiempo con la Biblia corre el riesgo de decir: “Sí, sí, sí. Ya sé esto. Ya lo he leído. Esto ya lo entendí. Está todo resuelto”.
Debemos asegurarnos de siempre estar listos para escuchar el texto primero, poner nuestro material (que no es inspirado), nuestro pensamiento (que no es inspirado como lo fue el texto original), de lado, y afirmar que un verdadero concepto alto de las Escrituras dice: “Deja que el texto sea el texto y siempre trata de permitir que hable, incluso sobre las cosas que creemos tener resueltas en nuestra mente”. Es cierto, no se puede cuestionar todo a la vez. Es necesario tener pasajes sobre los que tenemos una postura. Pero debemos estar siempre dispuestos a decir: “¿Qué dice la Palabra de Dios?” Y no, “¿qué he dicho siempre lo que creo que dice la Palabra de Dios?”
Creo que ese es un rechazo sabio y saludable para los amantes de las biblias de estudio, como yo. Así que tenemos esta “Biblia con demasiada información” como tú la llamas, saturada con todas estas cosas.
Cuando hablamos de “el mercado”, ¿cuánto de esto está realmente relacionado con la impaciencia del lector? El compromiso de tiempo que mencionaste anteriormente. Queremos entender el punto rápido. Queremos aplicarlo ahora. Por lo tanto, nuestra Biblia se convierte en un documento de referencia, de apariencia supertécnica.
Cierto. Gran parte del material de mi libro está vinculado a lo que llamo un “paradigma modernista”: la información que tenemos a nuestro alcance tiene un valor enorme en el mundo moderno. Queremos poder acceder a la información. La revolución electrónica solo ha intensificado eso nuevamente, por lo que ahora esto está en hiperimpulsión. Espero poder buscar cosas. Si se está haciendo una charla estos días, se sabe que hay personas en el lugar que van a verificar lo que se está diciendo de manera inmediata; mientras se habla, lo buscan en Google para ver si realmente esto es lo que dice.
Entonces, esta expectativa de acceso inmediato a la información es algo muy importante en nuestra cultura. Así, tenemos esta idea de que la Biblia debe ser dividida en ese tipo de información. De nuevo, esto es útil en muchas maneras; me encanta mi Biblia electrónica, yo la uso y es genial. Cuando tengo YouVersion en mi celular y mi pastor está predicando, puedo buscar cosas, verificarlas. Eso es genial. Pero el peligro es: ¿en qué momento quito todas esas cosas, toda esa recopilación de información, ese acceso a la información, esa sobrecarga en mi cerebro con múltiples distracciones, y estoy simplemente viviendo a profundidad en el texto? ¿Cuándo lo estoy leyendo, simplemente absorbiéndolo, leyéndolo extensamente para captar el flujo del argumento con el paso del tiempo en una de las cartas de Pablo?
Estoy viendo que hay cosas profundas en las narrativas del Antiguo Testamento, cosas que no siempre captamos porque siempre limitamos la lectura. Y entonces, si dedicáramos tiempo a las narrativas y viéramos los recursos muy intencionales, como la repetición de frases en las historias sobre Samuel y Reyes; esas cosas son elaboradas de manera muy intencional. Temo que simplemente se pierdan para los lectores modernos que tienen esta tendencia hacia lo fácil, al acceso rápido a la información, a no detenerse en el texto de manera profunda y lenta.
Pienso en la iglesia cristiana en el mundo que no va a reducir la velocidad pronto. Debemos ser contraculturales de alguna manera. Como lo somos en otras áreas, moralmente nos hemos dado cuenta de que es necesario ser contraculturales. Espero que lo seamos. Pero debemos ser contraculturales en la forma en la que vivimos dentro de nuestro Libro, incluso si el resto de la cultura ya no lo hace. Eso tiene que ser algo en lo que capacitemos a los cristianos, a meditar de manera insistente en el Libro, no que sean personas que solo acceden a la información de manera superficial.
Excelente. Amén. Ya debemos terminar. Esto ha sido muy útil, así que terminaré preguntándote sobre algunas tendencias realmente interesantes. En contraposición a todo esto, en los últimos años ha habido algunas opciones muy buenas para los lectores que quieren una Biblia limpia. Bibliotheca se hizo viral, por ejemplo. Mi elección es la Biblia del lector ESV, y los Libros de la Biblia NVI funcionan de manera similar. Cuando se lanzó la Biblia del lector ESV el año pasado, la usé para leer Ezequiel en una sola sentada y no se parecía a nada que hubiera experimentado antes: oleadas de poderosas metáforas e imágenes, sin tentaciones para detenerme a analizar cada frase. ¿Cómo explicas la experiencia de leer una Biblia sin tantas cosas en ella?
Es muy interesante que plantees esa pregunta. Algunas personas muestran resistencia cuando hago presentaciones sobre este tema, diciendo: “Sí, mi Biblia está saturada, como usted dice. Hay muchas cosas sucediendo en la página. Pero, claro que puedo leer más alla de eso y eso realmente no obstaculiza mi lectura en lo absoluto”. Y luego les paso una de estas nuevas ediciones de la Biblia del lector, de las que creo que me he convertido en el mayor comprador, porque las reparto a todos diciendo: “Sí, tiene una Biblia, pero tiene una Biblia de referencias moderna. Necesita la edición del lector, porque eso es lo que no estamos haciendo estos días con la Biblia, y es lo que necesitamos recuperar”. Luego la leen y dicen: “Vaya, esa realmente es una experiencia diferente. Todo cambia. No llego a un número de capítulo, no hay señales para detenerse. Sigo leyendo. Leo en las secciones naturales. Cuando la historia toma un descanso, tal vez ahí es donde yo tomo un descanso. Pero no tengo estas marcaciones artificiales diciéndome que esta es una unidad intencional, y que debe tomarse por sí sola, fuera del contexto de este escrito más amplio”.
Así que estoy muy emocionado de ver a los publicadores de la Biblia adoptando este nuevo tipo de lectura. Espero que todos ellos lo hagan con todas las traducciones que tenemos disponibles estos días, porque simplemente es bueno para la Biblia. Es bueno para la iglesia que las personas tengan una versión de la Biblia que les permita ver la Biblia en algo más cercano a su forma original en lugar del formato de libro de referencia que todos tienen en este momento.
Espero que les vaya bien a estos editores. Me alegra ver que estas cosas despeguen. Lo de Bibliotheca fue asombroso: pensar que había tantas personas que querían tener una Biblia de varios volúmenes en este formato limpio y bien elaborado. Esto es lo que debemos empezar a devolver a nuestras Biblias: en lugar de tener versiones tan utilitarias, pienso que necesitamos libros que estén realmente elaborados para honrar las Escrituras como el regalo de Dios que son. Eso será una invitación para que la gente lea. Ya es bastante difícil lograr que la gente lea hoy en día, pero cuando les damos un formato difícil de leer, ¿cuáles son las probabilidades de que logremos que las personas lean biblias que son difíciles de leer?
Y entonces, espero que esta nueva categoría crezca. Espero que se convierta en la nueva normalidad, de manera que un día cercano cualquiera que tenga una Biblia diga: “Sí, tengo la Biblia del lector, y tal vez tengo una Biblia de referencia también, o tal vez es algo que tengo configurado en mi Biblia electrónica. A veces necesito consultar cosas de la Biblia, pero lo principal para mí con la Biblia es estar leyéndola siempre. La estoy leyendo de manera integral. Me estoy dando un festín con la Biblia, ya no estoy comiendo bocados de ella”.
Este artículo fue traducido y ajustado por AnaMaría Urueña. El original fue publicado por Glenn Paauw en Desiring God. Allí se encuentran las citas y notas al pie.
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