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El 31 de enero de 1892, Charles Haddon Spurgeon (1834-1892) murió en Menton, Francia, mientras su esposa, ‘Susie’, estaba en la cabecera de su cama. Su fallecimiento fue el valle más profundo de los muchos años de sufrimiento que ella vivió. Mientras el cuerpo del “Príncipe de los predicadores” era trasladado a Londres para una semana de funerales, Susannah Spurgeon se retiró a la finca de Thomas Hanbury, al otro lado de la frontera italiana y a solo unos kilómetros de Menton, ya que su dolor y su aflicción física le impedían regresar a casa inmediatamente. Allí, mientras las azules aguas del Mediterráneo besaban la costa italiana, contempló su futuro sin Charles:
Cuando las tormentas llegan y nuestros árboles de deleite están desnudos y sin hojas, cuando Él nos despoja de las comodidades a las que Su amor nos ha acostumbrado o, lo que es aún más doloroso, cuando Él nos deja solos en el mundo para llorar la ausencia del principal deseo de nuestro corazón, entonces cantarle, bendecir, alabar y ensalzar Su amado nombre solamente es la obra de Su gracia gratuita (The Sword and the Trowel [La espada y la espátula], diciembre de 1903, 606).
Durante décadas, Susie había soportado la ansiedad de las pruebas de Charles, así como el peso de su propia mala salud. Aunque su rostro aún lucía rizos juveniles, las arrugas delataban los retos de su vida. Mirando al mar desde el pórtico de la majestuosa mansión Hanbury, a miles de kilómetros de casa, Susie decidió continuar el ministerio de Charles, que estaba centrado en el evangelio.
Pero, ¿cómo?
Viuda trabajadora
Susie se remontó a 1875, cuando el primer volumen del libro de Charles, Lectures to My Students [en español, Discursos a mis Estudiantes], estaba a punto de publicarse. Ella expresó su piadoso y gran deseo de que todos los pastores de Inglaterra recibieran un ejemplar. Lejos de rechazar su idea, Charles, la animó a ponerlo en práctica. Así comenzó el “Fondo del Libro de la Sra. Spurgeon”.
Diecisiete años más tarde, mientras veía la costa italiana, decidió que ese proyecto seguiría siendo su primera prioridad ministerial. No era un compromiso sencillo, ya que iba a supervisarlo en todos los aspectos. Cuando murió, en 1903, Susie había regalado más de 200 000 libros a 25 000 pastores, lo cual les animó, fortaleció sus iglesias y promovió el evangelio por todo el país.
A pesar de requerir sus mayores esfuerzos, el Fondo del Libro era solo uno de sus muchos ministerios. A mediados de la década de 1890, ayudó a fundar la Iglesia Bautista Beulah en Bexhill-on-Sea. También fue autora de varios libros e incluso coeditora y principal colaboradora de la C. H. Spurgeon’s Autobiography [Autobiografía de C. H. Spurgeon] en cuatro volúmenes. Todo este trabajo surgió de su compromiso de trabajar para la gloria de Dios, el bien de muchos y la promoción del legado de su marido. Durante su noviazgo, había prometido no entorpecer nunca el ministerio del predicador, y aunque en ese momento estaba envejecida, afligida y sola, no iba a abandonar la tarea.
Cuando Susie conoció a Charles
Susannah (Susie) Thompson nació el 15 de enero de 1832 en Londres. Fue hija única de Robert y Susannah Thompson. Era una chica londinense con costumbres de la gran ciudad e hizo varios viajes a París durante su juventud para aprender francés. Su familia asistía a la capilla de New Park Street, donde pastoreaba James Smith (1842-1850), cuyo ministerio evangelizador provocó en Susie el deseo de ser salva y bautizarse. Esto se hizo realidad en 1852, cuando a sus 20 años se convirtió. Sin embargo, debido a su personalidad y a diversos factores culturales, ocultó su fe durante un tiempo.
En abril de 1854, el joven Charles, tras su llegada como pastor de la capilla de New Park Street, se enteró de las luchas espirituales de Susie y le regaló su libro favorito para ayudarla en su crecimiento espiritual: El progreso del peregrino de John Bunyan. Esta iniciativa de Spurgeon abrió el tímido corazón de Susie; él le aconsejó que comprometiera su fe en un servicio cristiano diligente y su mensaje caló hondo. Al mismo tiempo, el amor floreció entre los dos y se comprometieron en agosto de 1854.
Susie fue bautizada por Charles a principios de 1855 y se casaron el 8 de enero de 1856. Tuvieron dos hijos gemelos, pero poco después de su nacimiento se enfrentaron a la primera gran prueba de su matrimonio.
El sufrimiento de los Spurgeon
Charles y Susie pasaron la luna de miel en París y tuvieron una experiencia cultural completa, disfrutando desde galerías de arte hasta catedrales. Susie hablaba francés con fluidez, pero Charles no, así que le encantó que su esposa le sirviera de intérprete. Tras regresar a Londres, se mudaron a su primera residencia juntos, un lugar que Susie llamó “Love Land” (Autobiography, 2:180). La descripción de su primer hogar fue acertada, ya que disfrutaron de un matrimonio encantador durante 36 años: afectuoso y felizmente romántico. Pero en él también se entretejieron temporadas de oscuro sufrimiento, separación y tristeza.
El desastre del Music Hall
Charles estuvo muy ocupado el primer año de su matrimonio: atendía a una congregación en crecimiento, dirigía ministerios auxiliares relacionados con la iglesia, respondía montones de correspondencia, predicaba por las Islas Británicas y, además, editaba y escribía. El desastre del Surrey Gardens Music Hall, ocurrido el 19 de octubre de 1856, ilustra tanto las alturas de su fama como las profundidades de sus penas.
Tenía solo 22 años cuando más de diez mil personas abarrotaron la sala para oírle predicar, y miles más se congregaron fuera. Al principio de la reunión, un grupo de malhechores gritó “¡Fuego!”, aunque no lo había, y se desató el pánico. En la carrera por salir del edificio, siete personas murieron pisoteadas y otras treinta resultaron gravemente heridas. Spurgeon estaba inconsolable y el futuro de su ministerio parecía en entredicho.
Cuando Susie recibió la noticia en casa, se puso de rodillas a orar por los muchos afectados y por el ánimo abatido de su marido. Aunque Spurgeon reanudó su ministerio un par de semanas después, quedó marcado emocionalmente para siempre. Susie fue un ancla en esa tormenta mientras buscaban juntos a Cristo.
Aflicciones físicas
La némesis física de Charles era la dolorosa enfermedad de la gota. Más tarde, se añadió una renal, y ambas se unieron a temporadas de depresión agravadas por los recuerdos del desastre del Music Hall. Por su parte, Susie comenzó a disminuir su asistencia a la iglesia a mediados de 1868. Desde entonces y hasta 1892, rara vez fue a los servicios religiosos debido a dolencias físicas. A principios de 1869, fue operada por el aclamado ginecólogo James Simpson, lo cual la ayudó un poco. Aun así, siguió sufriendo el resto de sus días.
Controversias teológicas
A lo largo del ministerio de Charles estallaron varias controversias, pero la que más le preocupó fue la de los Grados Inferiores de 1887, en cuyo centro estaba lo que él consideraba el menoscabo de doctrinas bíblicas fundamentales por parte de algunos hombres de la Unión Bautista. El desacuerdo llevó a Charles a dimitir de la Unión.
Aunque no se involucró directamente en la controversia, Susie luchó por la verdad, incrementando sus esfuerzos en el Fondo del Libro y animando a los pastores a leer textos doctrinalmente sólidos. A su manera, luchó contra la corriente del liberalismo teológico junto a su marido. Susie creía que esta controversia, con su correspondiente pérdida de amistades, había acelerado trágicamente la muerte de Spurgeon.
Fe humilde y firme
La muerte de Charles en 1892 apenó a Susie, pero no la paralizó. A lo largo de su vida, se sintió motivada por las primeras palabras que él le dirigió cuando se enfrentaba a las dudas. “El servicio activo trae consigo pasión, y esto tiende a eliminar las dudas, porque nuestras obras se convierten así en evidencia de nuestro llamamiento y elección” (Letters of Charles Haddon Spurgeon [Cartas de Charles Haddon Spurgeon], 54). Esa frase motivó a Susie en ese momento y durante todos sus días. Sin embargo, no fue solo su determinación personal lo que la hizo seguir adelante.
Proclamando el verdadero poder detrás de su labor, Susie escribió: “Veo al Señor con mirada humilde y firme, y recibo valor y fuerza para seguir adelante y hacia arriba en el camino que me ha trazado” (Free Grace and Dying Love [Gracia gratuita y amor agonizante], 101-2). Esta declaración tampoco surgió a la ligera, como si fuera simplemente el producto de un momento emocional. El estudio de la Biblia año tras año y de principio a fin, junto con la oración y la lectura regular de los mejores escritos devocionales de la época que alimentaban el alma, cultivaron en Susie un profundo y permanente Cristocentrismo.
La historia de Susie contiene abundantes pruebas de su fe en Jesús y de su servicio sacrificial a Su reino. Charles hijo escribió sobre su “labor por el Señor” incluso cuando “la mente estaba cansada y el cuerpo extremadamente débil” (The Sword and the Trowel, diciembre de 1903, 607). En el momento de su muerte, Thomas, el otro hijo de Susie, escribió sobre cómo la vida de su madre podría hablar a las generaciones futuras:
Creo que ella nos insistiría, con más seriedad y dulzura que antes, en la preciosidad de la Palabra y en nuestro deber de guardarla en nuestros corazones. Nos pediría que valorásemos y defendiésemos las promesas. Nos encomendaría aferrarnos a la Cruz y a lo que es bueno. Imploraría a los que no son salvos que confíen de inmediato en la obra completa de Jesús. (The Sword and the Trowel, diciembre de 1903, 608)
La tataranieta de Susie, Susie Spurgeon Cochrane, escribió: “Cuando había buenos tiempos, ella lo alababa, y cuando había pruebas, caía de rodillas ante Él. Una y otra vez iba a la Fuente de Agua Viva y bebía profundamente de ella. Entonces, y sólo entonces, fue capaz de hacer todo lo que hizo en su vida” (Susie: The Life and Legacy of Susannah Spurgeon, 256).
Lo amargo es dulce
Susie fue la esposa del pastor más famoso del mundo, autora de libros, amante de los pobres, ayudante en la plantación de iglesias, madre y abuela devota. Aunque presionada por la aflicción y el dolor, Susie estaba decidida a vivir con Cristo como su vida y con la alegría de los demás como su misión (Fil 1:21-26).
En la tumba donde Susie está enterrada junto a Charles están inscritas las palabras de un himno*, las cuales describen su devoción a Jesús y su esperanza en el futuro.
Ya que todo lo que encuentro obrará para mi bien,
Lo amargo es dulce, la medicina es alimento.
Aunque doloroso al presente, cesará pronto,
Y entonces, ¡oh! Qué agradable, la canción del conquistador.
*Begone Unbelief [Atrás, incredulidad], escrito por John Newton.
Este artículo fue traducido y ajustado por el equipo de redacción de BITE. El original fue publicado por Ray Rhodes en Desiring God, bajo el título The Other Spurgeon: How Susannah Loved Charles Through Suffering.
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