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Ahora todos están hablando de Herman Bavinck. Su teología es perfecta para transmitirle un mensaje a la gente que hoy sufre de muchas formas; para armonizar su fe con la cultura, la ciencia, el arte y más. De hecho, sus obras se están traduciendo al español. Entonces, ¿qué tiene de especial este pensador holandés y por qué deberías leer sus obras? ¿Por qué sus postulados, de hace más de un siglo, se están poniendo de moda?
Nos hemos propuesto leer muchos artículos, hablar con alguien que conoce muy bien a Bavinck, analizar algunas de sus obras traducidas al español e indagar un poco en su contexto para tratar de comprenderlo.
El redescubrimiento de Herman Bavinck
Bavinck fue un teólogo neocalvinista holandés que vivió a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El neocalvinismo al que nos referimos aquí surgió durante ese mismo tiempo en Holanda, principalmente gracias a Abraham Kuyper y, de hecho, a Herman Bavinck. Nació como respuesta a la influencia de la Revolución Francesa y de la teología liberal y modernista en la cultura holandesa; no debería confundirse con el new calvinism o nuevo calvinismo que se ha desarrollado actualmente en contextos norteamericanos.
En ese entonces, Kuyper lideró a un número creciente de reformados que rechazaron la secularización de la sociedad. Crearon nuevas instituciones, incluyendo un partido político, periódicos, escuelas, sociedades estudiantiles, sindicatos y una universidad. Defendieron la libertad de conciencia, impulsando las libertades cívicas para todos. Más que nada, el neocalvinismo se caracterizó por el deseo de vivir para la gloria de Dios en todos los aspectos de la vida. En ese contexto vivió Bavinck.
Las credenciales de este pensador no son pequeñas. El famoso teólogo J. I. Packer dijo sobre él: “Al igual que Agustín, Calvino y Edwards, Bavink fue un hombre con una mente gigante, de vasto conocimiento, de sabiduría incalculable y de gran capacidad expositiva”. Por su parte, el profesor de apologética Michael Horton expresó:
Debido a la amplitud abrumadora de su conocimiento de la teología bíblica, sistemática, histórica y filosófica, así como a la gran profundidad de sus conclusiones exegéticas y doctrinales, destaca como el teólogo reformado más importante del siglo XIX.
Una relevancia que se esfumó y volvió a surgir
Con todo esto, es extraño que su obra haya pasado inadvertida durante décadas, incluso en el contexto anglo. Sin embargo, en su tiempo, Bavinck fue un personaje muy conocido en su país. Su rol como académico reformado lo llevó a hablar sobre temas tan diversos como el colonialismo, la geología, la psicología, la educación, los roles cambiantes de las mujeres en la sociedad, el avance tecnológico, el racismo, la bioética, la crianza de los hijos, la política y la guerra.
También llegó a cruzar el Atlántico hacia los Estados Unidos y hasta fue recibido en la Casa Blanca por el entonces presidente Theodore Roosevelt. Sin embargo, después de su muerte, en 1921, su legado se fue diluyendo de alguna manera. Este hecho resulta singular, sobre todo al saber que su obra teológica fue tan influyente en su tiempo. Quizá esto se debió a que sus obras no se tradujeron masivamente al inglés y, por lo tanto, terminó siendo más conocido en los círculos académicos de Holanda que en el extranjero.
Pero todo empezó a cambiar en los inicios del siglo XXI, cuando John Bolt y John Vriend, tradujeron al inglés, entre el año 2003 y el 2008, la Dogmática Reformada de Bavinck. La obra completa tiene cuatro volúmenes. A partir de entonces, la popularidad de Bavinck se disparó: se han vendido casi 100 000 copias en inglés; ya existen traducciones al español, al coreano y al portugués; mientras que las de ruso y chino ya están en curso.
La gran pregunta que nos queda ahora es: ¿cómo logró este teólogo holandés, que vivió hace más de un siglo, generar un interés tan amplio y diverso? Israel Guerrero, quien ha dedicado gran parte de su carrera académica a estudiar la obra de Herman Bavinck, explicó que él dio respuesta a los desafíos de la sociedad europea. “A partir de una robusta teología trinitaria reformada, trató desde aspectos de educación y cultura, hasta de política y ciencia”, aseguró.
Actualmente, Guerrero está terminando su doctorado en la Universidad de Edimburgo con una tesis sobre la piedad cristiana reformada en la obra de Bavinck. A pesar de eso, dijo que el interés actual por este pensador holandés no es por él en sí mismo. “Más bien se trata de la gloria de Dios, de cómo la gloria de Dios puede brillar en todas las áreas de la vida”, afirmó.
(Ver: Herman Bavinck: El desafío de la teología del gran teólogo holandés).
¿Qué escribía Bavinck, cómo lo escribía y qué lo hacía tan interesante?
Para responder a esta pregunta, vamos a tomar prestadas algunas ideas de James Eglinton, profesor de teología reformada en la Universidad de Edimburgo que ha estado leyendo, estudiando y enseñando sobre la obra de Bavinck durante al menos 15 años. En un artículo publicado en Christianity Today, él reconoció la complejidad y diversidad de razones por las que este pensador de los siglos XIX y XX es atractivo para el público actual.
En primer lugar, Eglinton identificó en Bavinck una teología con una gran erudición y amplitud, que es capaz de seducir a lectores de hoy porque muestra la extensión y la profundidad existentes en la tradición cristiana. Lo mejor es que lo hace con una claridad única, la cual Eglinton contrasta con la forma en que la mayoría de los cristianos hacen teología hoy. Al respecto dice:
En primer lugar, Bavinck escribió de una manera equilibrada, que destaca de forma especial para los lectores del siglo XXI. Estamos acostumbrados a que la teología se haga como un pobre espectáculo de polémica condicionada por las normas de las redes sociales —sin matices, sin caridad e hinchada con una dieta de frutos de fácil alcance— cautivada por sus retratos caricaturescos de los grandes de la historia, y atravesada por suposiciones de mala fe sobre aquellos con los que no estamos de acuerdo.
En segundo lugar, Eglinton reconoció que, a pesar de ser reformado, Bavinck nunca se comportó como un sectario. Guerrero apoya esta visión y, de hecho, la puso de relieve en el prólogo que hizo para la Dogmática reformada como un aspecto fundamental de la teología del holandés, que “es cristiana, católica y reformada”. Según lo explicó, es cristiana porque se basa en el fundamento de los apóstoles y profetas, quienes apuntaron a la persona y obra de Cristo; católica, porque está expresada en los credos apostólicos o universales que la Iglesia ha confesado durante siglos (apostólico, niceno, niceno-constantinopolitano, etc.).
Además, es reformada porque perteneció a una tradición que, ante la pregunta que hizo Heidelberg de “¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?”, lo llevó a responder que tanto en la vida como en la muerte, en cuerpo y alma, no se pertenecía a sí mismo, sino a su fiel Salvador: Jesucristo. En ese sentido, Bavick se vio como parte de una iglesia que tiene un Señor y una fe. Guerrero dijo:
En la actualidad, la catolicidad reformada nos debería ayudar a valorar la diversidad de la Iglesia y a crecer en la unidad de ella. Tenemos una concepción muy profundamente trinitaria que nos debería llevar al crecimiento entre iglesias, incluso de distintas denominaciones, pero que confesamos una misma fe.
Guerrero resaltó la importancia de ese concepto y lo explicó por medio de la siguiente cita de Bavinck:
…quien se encierra en el estrecho círculo de una iglesita o conventículo no conoce y nunca ha experimentado el poder y consuelo de la catolicidad de la iglesia (...) Tal persona menoscaba el amor del Padre, la gracia del Hijo y la comunión del Espíritu. Se priva de tesoros espirituales que no pueden compensarse mediante la meditación y la devoción y empobrece su alma.
Con base en esta perspectiva de Bavinck, Guerrero afirmó que en la iglesia hispana nos necesitamos los unos a los otros y que es importante “crecer entre comunidades que confesamos que vivimos para la gloria del Señor y que la salvación es por pura gracia. De otra manera, no podremos disfrutar los tesoros que el Señor nos ha dado”. (Ver: Herman Bavinck, conciencia y libertad: una pequeña reflexión).
Apertura al diálogo en Herman Bavinck
Entonces, la apertura y el equilibrio propios de Bavinck hoy le dan un toque interesante. Él no solo era firme en sus convicciones reformadas, también era abierto y flexible a dialogar con personas que estaban más allá de su hogar doctrinal, algo a lo que muchos teólogos expertos no estarían dispuestos a hacer en la actualidad. Ese respeto por otros se ve reflejado en su claro esfuerzo por entender y representar de manera fiel y respetuosa en sus obras a aquellos con los que discrepaba.
Respecto a esto, Eglinton escribe:
Los lectores inexpertos de su Dogmática pueden encontrarse ocasionalmente confundidos al ver que Bavinck aparentemente adopta posturas doctrinales contradictorias en varios puntos de la obra. Sin embargo, en realidad esos lectores sorprendidos se encuentran probablemente con la crítica de Bavinck a un punto de vista particular, mismo que él presentó ampliamente en sus términos más fuertes antes de dar su propio veredicto. Este rasgo es sutil pero fuertemente atractivo para los lectores fuera de su propio campo teológico, porque toma en serio las perspectivas opuestas.
Es fácil desestimar las críticas de alguien que tergiversa o malinterpreta tu punto de vista, pero es mucho más difícil cuando esa persona ha hecho un esfuerzo serio por presentar tu punto de vista de forma precisa y caritativa. De hecho, para quienes desean crecer como pensadores, ese tipo de crítica es atractiva, no repelente, y se gana la confianza.
Bavinck mostró compromiso con la tradición cristiana reformada y generosidad con quienes estaban fuera de ella. Su actitud conciliadora dejó valiosas lecciones para estos tiempos de polarización. Creció en una época desafiante, con el liberalismo en auge en las universidades, el nacionalismo en crecimiento y el ateísmo en expansión. Aún así, logró sobresalir. No intentó escapar del mundo, buscó redimirlo a través de su trabajo: se enfocó en integrar la doctrina cristiana en el intelecto, los afectos, la voluntad y todas las áreas de la sociedad.
Durante su juventud, la escuela teológica liberal dominante en los Países Bajos afirmó que el cristianismo estaba en decadencia y no tenía futuro en una sociedad cada vez más secularizada. Sin embargo, esa perspectiva estaba perdiendo fuerza y surgieron nuevos grupos de teólogos, cada uno con su propia visión sobre el futuro del cristianismo en los Países Bajos, entre ellos los neocalvinistas.
De hecho, Guerrero comentó que tras estudiar un año en el seminario teológico de su denominación reformada, Bavinck pasó a estudiar a la Universidad de Leiden, que era el centro del modernismo y el liberalismo teológico en Holanda. A pesar de ello, se mantuvo firme en su fe hacia Cristo, lo cual se debió, según Guerrero, a tres factores:
- La educación que recibió y continuó recibiendo por parte de su familia. “Su padre, Jahn Bavinck, pastor de la Iglesia reformada, fue muy influyente en su vida. Esto lo llevó, junto con su madre y todos sus hermanos, a poder experimentar una piedad, una relación con el Señor viva”, aseveró Guerrero. Esto, sin embargo, no les impidió involucrarse en la sociedad, aclaró.
- Mientras estudiaba en Leiden, Herman fue capaz de confesar sus luchas, sus pecados y rogar por la ayuda del Señor. Esto se evidencia en sus diarios, en donde él dejó registradas sus oraciones y experiencias. El 3 de octubre de 1874, escribió: “Que Dios me dé la fortaleza para cumplir con su deber en la academia (...) fortaleza para demostrar no solo con palabras sino también con hechos que soy un seguidor de Jesús”.
A partir de esto, Guerrero afirmó que podemos reflexionar en la pregunta: “¿podemos ser fieles al Señor y permanecer firmes en Él en donde nos ha puesto, incluso en los contextos seculares en donde trabajamos o estudiamos?”.
- En ese entonces, Bavinck era un fiel miembro de la iglesia en la cual se encontraba. Sus estudios no eran impedimento para recibir cada domingo la palabra predicada. “Entonces, la familia, la confesión de pecados y el pedir la ayuda del Señor, así como ser un miembro activo en la iglesia local es fundamental”, concluyó Guerrero.
Entonces Bavinck emergió como un teólogo fresco, como un destacado apologista público del neocalvinismo, tanto en su país como en el extranjero. A través de su obra, Bavinck sentó las bases del desarrollo de una ética y una visión del mundo, de Dios y del hombre que reflejaran la imagen de Cristo como el Señor de cada centímetro cuadrado, tanto del universo, como del corazón.
Por último, vale la pena destacar el interesante valor de la obra de Bavinck para conocer y entender la teología reformada. Al respecto, Guerrero dijo:
…en la Dogmática podemos ver una exposición histórica de las principales doctrinas partiendo de una exégesis para saber cómo los padres de la iglesia creyeron esto, cómo lo entendieron los teólogos medievales y, luego, los reformadores. Así, finalmente sintetizó una respuesta desde una perspectiva reformada.
El postulado de Bavinck es que la teología no se trata de un solo hombre y, precisamente, él deja ver que la postura reformada no se trata de lo que Calvino dijo exclusivamente, sino de lo que dijeron teólogos que vivieron siglos antes o después que él. De nuevo, se ve el concepto de diversidad en la unidad de la Iglesia. Entonces, al leer las obras de Bavinck, podemos quitarnos varios prejuicios que quizá tenemos sobre el calvinismo y que en realidad no hacen parte de él.
Por ejemplo, Bavinck enfatizó mucho la relación entre la Palabra y el Espíritu de Dios en el estudio teológico, al punto de decir que el Espíritu Santo es el Doctor de la Iglesia, quien nos enseña teología a nosotros. Por lo tanto, creo, el teólogo debe ser una persona llena de la Palabra de Dios y de Su Espíritu. En resumen, la edición condensada en un solo volumen de Herman Bavinck puede ser una buena introducción a la teología reformada.
La obra teológica de Bavinck es una combinación magistral de compromiso sólido con las Escrituras, un apego fiel a la herencia de la tradición cristiana y un agudo análisis de las cuestiones más relevantes y preocupantes del mundo moderno. Su legado literario trajo a la teología al siglo XXI, manteniendo una conexión con la tradición que se remonta a través de los siglos.
Sobre todo, su labor argumentaba que la cultura occidental se había alejado de su herencia cristiana y requería una reevangelización. Un siglo después, sus escritos continúan siendo proféticos, estimulantes y dignos de ser leídos. De hecho, Guerrero explica que son textos que dejan ver que la teología reformada es una teología teológica, valga la redundancia. Con esto, se refirió a que se trata de una teología que comienza en Dios, se desarrolla en Él y su fin principal es darle la gloria.
“Por lo tanto, cada aspecto que va a desarrollar esta teología, bien sea cultural, científico, educacional o político, tiene siempre como fundamento la gloria de Dios”, explicó Guerrero. Precisamente, él afirmó que la Dogmática reformada de Bavinck nos invita a “reflexionar en que todos los días, ya sea que comamos, bebamos, estudiemos teología o estemos con nuestra familia, todo es para la gloria del Dios vivo.
¿Qué piensas? ¿Por qué consideras que la obra de Bavinck es importante para nuestro tiempo? Si no la has leído o estudiado, ¿estarías dispuesto a hacerlo?
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