La “Sociedad de Amigos”, también llamada “Iglesia de los Amigos”, o simplemente “cuáqueros”, es un grupo cristiano que surgió en la Inglaterra de mediados del siglo XVII, que hace hincapié en la guía del Espíritu Santo, que rechaza los ritos externos y un ministerio ordenado, y que tiene una larga tradición de trabajar activamente por la paz y oponerse a la guerra.
El fundador de este movimiento, George Fox, dijo alguna vez, quizá de forma demasiado entusiasta, que los cuáqueros creían que su descubrimiento “experimental” de Dios conduciría a la purificación de toda la cristiandad.
Tal vez no llegaron a purificar el cristianismo, pero la influencia de los cuáqueros no fue menor, ya que llegaron a fundar una de las trece colonias americanas originales y dominaron durante un tiempo otras, y, aunque su número es hoy en día bastante pequeño, han hecho importantes contribuciones en los campos de la ciencia, la industria y, especialmente, en causas sociales.
Historia de los cuáqueros
El surgimiento del cuaquerismo
Pequeños grupos de “buscadores” o los que en inglés se denominó “seekers” (miembros de cualquiera de los numerosos pequeños grupos de puritanos separatistas en la Inglaterra del siglo XVI que buscaban “nuevos profetas” y así “encontrar la verdadera iglesia de Dios”), se empezaron a reunir durante el tiempo de la Revolución puritana contra Carlos I para tratar de encontrar ayuda espiritual de la Iglesia de Inglaterra establecida o de los organismos puritanos existentes (presbiterianos, congregacionalistas y bautistas) por los que la mayoría de ellos ya habían pasado.
A las reuniones de estos “seekers” llegó un grupo de predicadores, en su mayoría del norte de Inglaterra, que proclamaban “el poder del contacto directo con Dios”. George Fox y James Nayler fueron quizá los más reconocidos, pero otros predicadores como Edward Burrough, William Dewsbury y Richard Farnworth también participaron activamente en los inicios del movimiento.
Sin embargo, es George Fox a quien se le asigna el título de fundador del movimiento. Fox era un zapatero, que al igual que muchos de sus compatriotas, estaba desilusionado con la Iglesia oficial. Pasó años vagando por los campos ingleses en busca de consuelo espiritual, a veces consultando a ministros y otros líderes religiosos, pero, como escribió más tarde, “no había ninguno entre todos ellos que pudiera hablar de mi condición. Y cuando todas mis esperanzas en ellos y en todos los hombres se habían desvanecido”, continuó Fox, “de modo que no tenía nada exterior que me ayudara, ni podía saber qué hacer, entonces, oh, entonces, oí una voz que decía: ‘Hay uno, Cristo Jesús, que puede hablar a tu condición’; y cuando lo oí mi corazón saltó de alegría”.
Según el testimonio del propio Fox, mientras pasaba por una iglesia de la ciudad de Mansfield, recibió la revelación de que “Dios estaba dentro de cada uno y no había necesidad de sacerdotes”.
Fox continuó viajando, sólo que ahora comenzó a compartir las percepciones que recibió de ésta y otras experiencias espirituales. En 1652 conoció a Margaret Fell, que se convirtió en miembro activo del creciente movimiento. Estando en la cárcel debido a su afiliación al grupo, Fell escribió el panfleto “Se justifica que hablen las mujeres”, que articulaba la creencia cuáquera de que hombres y mujeres eran igualmente capaces de recibir y compartir visiones proféticas de Dios. En 1669, Margaret Fell y George Fox se casaron, aunque, entre el trabajo misionero y el encarcelamiento, estuvieron a menudo separados.
Hoy se reconoce que la cuna del movimiento fue Swarthmoor Hall, en el noroeste de Inglaterra, que a partir de 1652 se convirtió en el centro de una campaña evangelizadora de predicadores itinerantes. Fue tal el éxito de estos predicadores, que en una década se habían unido al nuevo movimiento más de 20 000 personas de todas las clases sociales, excepto la aristocracia y los trabajadores no cualificados.
Las mayores concentraciones del naciente movimiento se dieron en el norte de Inglaterra, en la ciudad de Bristol, en los condados de los alrededores de Londres y en el propio Londres. De la misma manera, los miembros iniciales del grupo que debían viajar por su trabajo o que eran soldados llevaron las nuevas ideas a los nuevos asentamientos ingleses en Irlanda.
Pero a medida que el movimiento crecía, lo hacía también la controversia. El clero puritano recibió el auge del cuaquerismo con furia. La razón principal era que el estilo del grupo era impulsivo y no ideológico; y los cuáqueros parecían ignorar los puntos de vista ortodoxos y pervertir los heterodoxos.
Aunque la mayoría del grupo, a cuyos seguidores se les empezó a denominar (quizá peyorativamente) cuáqueros, y que ya habían pasado por las filas del puritanismo, llevaban el énfasis en una relación directa entre el creyente y Dios mucho más allá de lo que los puritanos consideraban tolerable.
Origen del nombre “cuáquero”
Pero antes, hagamos una pausa y revisemos por un momento el origen del apelativo “cuáquero”.
George Fox, fundador de la Sociedad de Amigos en Inglaterra, dejó constancia de que en 1650 “el juez Bennet de Derby fue el primero en llamarnos cuáqueros porque les hacíamos temblar ante la Palabra de Dios”.
No obstante, es probable que el nombre, originalmente burlón, también se utilizara porque muchos de los primeros “Amigos”, al igual que otros fervorosos creyentes, temblaban ellos mismos en sus reuniones religiosas y mostraban otras manifestaciones físicas de emoción espiritual.
Creencias particulares
Los primeros cuáqueros predicaban que no había necesidad de iglesias, rituales, días festivos o sacramentos para practicar su fe. Estas ideas eran totalmente revolucionarias para su tiempo, y sin duda metieron en problemas a los seguidores del movimiento.
Los cuáqueros trataron de revivir el “cristianismo primitivo” volviendo a las raíces de la fe en las enseñanzas de Jesús en torno a la no violencia, la vida sencilla, la preocupación de Dios por los marginados y el acceso inmediato e igualitario al Espíritu de Dios. Se negaron a pagar el diezmo a la Iglesia de Inglaterra, a pesar de que era un impuesto obligatorio en aquella época. También se negaron a prestar juramento sobre la Biblia, insistiendo en que bastaba con el mandato de Jesús de “sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede”. (Mateo 5:37).
Como consecuencia, rechazaban toda autoridad sacerdotal y la pompa de los sacramentos eclesiásticos, optando en su lugar por reunirse en “silencio expectante”, donde esperaban a que el Espíritu presente entre ellos compartiera cualquier mensaje que tuviera, eligiendo a quién entre ellos considerara oportuno.
Persecución y expansión
La restauración de Carlos II en 1660 sólo complicó más la situación para los cuáqueros. Desde la “Ley Cuáquera” de 1662 hasta la tolerancia de Jacobo II de 1686 y 1689, los miembros del movimiento fueron perseguidos por leyes penales por no prestar juramento, por no acudir a los servicios de la Iglesia de Inglaterra, por asistir a sus propias reuniones y por el asunto de no pagar el diezmo. Unos 15 000 miembros del grupo sufrieron las consecuencias de estas leyes, y casi 500 murieron en prisión o poco después de quedar en libertad. Y como es de suponerse, las medidas, en lugar de hacer menguar al movimiento, impulsaron su crecimiento.
Al igual que otros grupos disidentes ingleses, los cuáqueros salieron de Inglaterra en busca de tolerancia. En 1656, los predicadores cuáqueros empezaron a trabajar en Maryland y en la colonia de la bahía de Massachusetts, en Norteamérica.
Pero ahora, la persecución sólo cambió de lugar. Los magistrados de Boston persiguieron salvajemente a los predicadores cuáqueros y entre 1659 y 1661 condenaron a muerte a cuatro de ellos.
A pesar de la persecución, el cuaquerismo se arraigó en Massachusetts y floreció en Rhode Island, donde durante mucho tiempo fueron mayoría. También había muchos “Amigos” (como también se les llamaba) en Nueva Jersey, donde los cuáqueros ingleses lograron obtener un permiso de asentamiento, y en Carolina del Norte. No obstante, también había miembros en Nueva Inglaterra, Maryland, Virginia, Filadelfia, Nueva York y Carolina del Norte.
Cuando George Fox murió en 1691, el movimiento que inició tenía al menos 50 000 seguidores.
Un “estado cuáquero”
La colonia cuáquera norteamericana más famosa fue Pensilvania, para la que Carlos II otorgó una carta de permiso a William Penn (miembro inglés del grupo) en 1681.
El “experimento sagrado” de Penn puso a prueba hasta qué punto se podía gobernar un estado de forma coherente con los principios cuáqueros, especialmente el pacifismo y la tolerancia religiosa.
La tolerancia permitiría a los colonos de otras religiones asentarse libremente y quizá convertirse en mayoría, aunque un pacifismo consecuente dejaría a la colonia sin defensas militares contra los enemigos que pudieran haber sido provocados por los otros colonos, lo que complicaba la viabilidad de la organización política del territorio.
Penn, enredado en asuntos burocráticos en Inglaterra, pasó poco tiempo en Pensilvania y mostró un juicio errático al seleccionar a sus diputados no cuáqueros, que casi siempre estaban en desacuerdo con la legislatura dominada por el movimiento. Pero la influencia cuáquera en la política de Pensilvania siguió siendo primordial hasta 1756, cuando los legisladores que eran “Amigos” ya no pudieron encontrar una fórmula salvadora que les permitiera votar a favor de las operaciones militares contra los franceses e indios que luchaban contra los colonos del oeste de Pensilvania.
La famosa descripción de Voltaire de los acuerdos de Penn con los aborígenes como “los únicos tratados nunca jurados y nunca violados” se volvió muy famosa y catapultó la reputación pacifista de los cuáqueros. Aunque la descripción de Voltaire pudo ser exagerada, las relaciones de los “Amigos” con los indígenas locales fueron más pacíficas que las de otros colonos con los nativos.
La era del “quietismo”
La consecución de la tolerancia religiosa en la década de 1690 coincidió con una fase de “quietismo” (una doctrina que sostiene que la perfección consiste en la quietud del alma, en la supresión del esfuerzo humano para que la acción divina tenga pleno juego) en el cuaquerismo que duró hasta el siglo XIX.
Sin embargo, es importante reconocer que el “quietismo” es endémico dentro del cuaquerismo y que surgió siempre que se enfatizó la confianza en la “luz interior” excluyendo todo lo demás. Este principio se adaptó a una época en la que se exige poca actividad externa y en la que las tradiciones peculiares de un grupo parecían especialmente dignas de destacar.
La “luz interior”
Hagamos ahora otra pausa en la historia para analizar a qué se referían los cuáqueros con “luz interior”.
El concepto de “luz interior” definitivamente fue un tema distintivo de los cuáqueros. Para ellos, esta “luz interior” era la conciencia directa de la deidad que permite a una persona conocer la voluntad de Dios para ella.
La primera vez que se expresó este concepto fue durante el siglo XVII, precisamente bajo las las enseñanzas de George Fox, fundador del movimiento, que no había logrado encontrar la verdad espiritual en las iglesias inglesas y que finalmente experimentó una voz que le decía: “Hay uno, Cristo Jesús, que puede hablar a tu condición”.
Una frase utilizada por el mismo Fox que dice: “lo de Dios en cada hombre”, se ha utilizado a menudo para describir la “luz interior”. Robert Barclay, autor escocés de la influyente declaración sistemática de las “Doctrinas de los Amigos”, An Apology for the True Christian Divinity (1678), afirmó que “la ‘luz interior’ nunca está separada de Dios ni de Cristo; pero dondequiera que esté, Dios y Cristo están como envueltos en ella”.
La mayoría de los cuáqueros creen, sin embargo, que la “luz interior” no debe ser simplemente una experiencia mística, sino que debe dar lugar a que la persona trabaje por el bien de los demás.
Consolidación de los cuáqueros
En el siglo XVIII, los “Amigos” habían conseguido la mayoría de sus objetivos políticos. Su lenguaje y vestimenta especiales, originalmente justificados como testimonio de honestidad, sencillez e igualdad, se convirtieron en un ícono y uniforme de un grupo que ahora estaba compuesto en un 75 a 90% por cuáqueros de segunda y tercera generación.
La estricta aplicación de las normas que prohibían el matrimonio sin el consentimiento de los padres o con no miembros llevó al conflicto con la sociedad externa. Como consecuencia, fueron más los repudiados del grupo que los convertidos y, dado que la mayoría de los miembros eran hijos de miembros, no es de extrañar que los cuáqueros, como muchos movimientos radicales, acabaran reconociendo una categoría de miembros “por derecho de nacimiento”, que parecía relajar la expectativa de conversión de los más jóvenes.
En contra de la esclavitud
Aunque en apariencia, los cuáqueros parecían ensimismados en otros aspectos, durante la era del “quietismo” los miembros del movimiento intensificaron sus preocupaciones sociales.
Los “Amigos” ingleses participaron activamente en campañas para prohibir el comercio de esclavos, y los cuáqueros estadounidenses, animados por John Woolman y otros, dejaron libres voluntariamente a las personas que habían esclavizado entre 1758 y 1800.
En 1790, una delegación cuáquera, que llevaba consigo una petición escrita y firmada por Benjamin Franklin, solicitó al recien formado Congreso de los Estados Unidos la abolición de la esclavitud.
El impacto del evangelicalismo en los cuáqueros
La cooperación con otras denominaciones en la causa antiesclavista sacó poco a poco a los cuáqueros de su apartada vida religiosa. También se acercaron a otros protestantes a través del movimiento evangélico asociado originalmente a John Wesley y Charles Wesley.
Los cuáqueros evangélicos se preocupaban por enfatizar la inerrancia y unicidad de la Biblia, la encarnación y expiación de Cristo y otras doctrinas protestantes características que, aunque rara vez eran negadas rotundamente por los miembros del grupo, habían tendido a subordinarse al énfasis quietista en la “luz interior”. A principios del siglo XIX, la mayoría de los principales “Amigos” ingleses simpatizaban con las ideas evangélicas, aunque no perdieron su unidad con los cuáqueros de mentalidad más tradicional.
En Estados Unidos la unidad resultó más difícil. Los “Amigos” se habían ido al oeste, desde Virginia Pensilvania y Carolina del Norte debido a las dificultades relacionadas con la esclavitud. A medida que se formaban nuevas juntas anuales en el centro y oeste de los Estados Unidos, los lazos con la junta “madre” en Londres, se debilitaban, y ninguna junta anual estadounidense tenía una posición predominante.
Los líderes de la “Junta Anual de Filadelfia”, en su mayoría ricos comerciantes con fuertes lazos con Inglaterra, simpatizaban con el evangelicalismo, pero muchos cuáqueros campesinos más pobres abandonaron la junta, pues ya no sentían unidad con las creencias de los ministros y ancianos de Filadelfia ni con la forma en que ejercían su autoridad. Elias Hicks, cuyo apellido se aplicó a estos separatistas, ponía un énfasis extremo en la “luz interior”; escribió que podría ser bueno que Dios retirara la Biblia, ya que podría inspirar a los fieles a escribir “nuevas escrituras” que probablemente serían mejores que las originales.
Como las distintas juntas anuales americanas se correspondían entre sí, la separación hicksita se extendió a otras juntas anuales que tuvieron que decidir a qué parte de la “Junta Anual de Filadelfia” escribir. Una visita pastoral a Estados Unidos, entre 1837 y 1840, del principal cuáquero evangélico inglés, Joseph John Gurney (uno de los pocos teólogos sistemáticos que ha producido la “Sociedad de los Amigos”), provocó una nueva separación cuando la “Junta Anual evangélica” o gurneyita de Nueva Inglaterra repudió a John Wilbur, un cuáquero quietista ortodoxo.
El cisma es a menudo un signo de vitalidad religiosa, y así se demostró entonces. Ya fueran hicksitas, wilburitas o gurneyitas, todas las ramas del cuaquerismo empezaron a mostrar un nuevo vigor. Con una predicación renovada, muchos conversos no devotos de las peculiaridades heredadas de la tradición cuáquera se unieron al movimiento; para ellos parecía más importante asegurar un ministerio salvador que preservar el modo tradicional de culto.
Así surgieron, especialmente en el Medio Oeste y el Lejano Oeste, las “reuniones pastorales” en las que un ministro remunerado asumió las funciones de pronunciar un sermón y ejercer el cuidado pastoral de los miembros. Estas reuniones a menudo se llamaban a sí mismas “Iglesias de los Amigos”; el canto congregacional formaba parte del servicio, que podía tener sólo unos momentos de silencio, y se introdujeron las ceremonias bautismales y matrimoniales.
En doctrina, culto y política, los cuáqueros no se diferenciaban mucho de las iglesias congregacionalistas, aunque seguían siendo fieles a los testimonios sociales de los “Amigos”. Incluso en Inglaterra, donde no se introdujeron tales innovaciones, los cuáqueros, bajo la influencia del renacimiento evangélico, dejaron de repudiar los matrimonios con personas que no fueran miembros del grupo y recortaron los poderes de los ancianos y supervisores, que habían sido una fuerza profundamente conservadora hasta entonces.
El siglo XX
En 1900, los “Amigos” se dividían en tres grupos. Las juntas anuales de los “Amigos” evangélicos u “ortodoxos” estaban en comunión entre sí y con las juntas anuales de Londres y Dublín. En Estados Unidos, estas juntas gurneyitas formaron en 1902 la “Junta de los Cinco Años” (actualmente la “Junta Unida de los Amigos”). Las juntas anuales “conservadoras” estadounidenses, en comunión entre sí, mantuvieron las costumbres y el modo de culto tradicionales de los cuáqueros. Las juntas anuales hicksitas, que formaron la “Conferencia General de los Amigos” en 1902, siguieron siendo las más abiertas al pensamiento moderno.
A lo largo del siglo, estas divisiones se suavizaron mucho más. Las distinciones teológicas perdieron importancia y la costumbre de cooperar en causas sociales unieron a los miembros del movimiento.
Durante el siglo XX, el movimiento se extendió a África y a Europa continental. El cuaquerismo se arraigó en los Países Bajos en el siglo XVII, pero desapareció a mediados del XIX, al igual que los grupos de “Congéniès” en Francia y “Bad Pyrmont” en Alemania.
Pero la labor de socorro de los cuáqueros durante la Primera Guerra Mundial y sus secuelas dio lugar a nuevas reuniones anuales en Alemania, Países Bajos, Francia, Suecia y Suiza, aunque su número siguió siendo reducido.
En el siglo XX, los cuáqueros participaron activamente en varios momentos históricos clave. Apoyaron activamente los movimientos por el sufragio femenino y de personas de color en Estados Unidos y otros países, y muchos participaron activamente en el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.
Bayard Rustin, un asesor clave de Martin Luther King, Jr. y principal organizador de la “Marcha sobre Washington”, atribuyó su no violencia a sus raíces cuáqueras.
Como pacifistas, los cuáqueros fueron objetores de conciencia en numerosos conflictos militares a lo largo del siglo y se manifestaron especialmente en contra de la guerra de Vietnam. En Sudáfrica, se opusieron activamente al régimen del apartheid.
La influencia de los cuáqueros
Las costumbres cuáqueras y la exclusión de los “Amigos” de muchas profesiones en Inglaterra concentraron sus logros seculares.
La sencillez significaba que la pintura, la música y el teatro estaban prohibidos. Durante un siglo, la confianza en la “luz interior” impidió la fundación de universidades, aunque en el siglo XIX los “Amigos” estadounidenses fundaron universidades como Earlham, Haverford y Swarthmore, y “Amigos” individuales fundaron el Bryn Mawr College, la Universidad de Cornell y la Universidad Johns Hopkins.
Las escuelas de los cuáqueros hacían hincapié en la ciencia; por ejemplo, el químico John Dalton, el genetista Francis Galton, el antropólogo E.B. Tylor, el astrónomo Arthur Eddington y Joseph Lister, descubridor de la antisepsia, eran “Amigos”.
En el comercio, los cuáqueros gozaban de confianza y conseguían clientes; confiaban unos en otros y se concedían créditos; de ahí las numerosas empresas y bancos cuáqueros de éxito, de los que los británicos Barclay's y Lloyd's son los más conocidos.
Los “Amigos” también fueron pioneros en la invención industrial, desarrollando el proceso de pudelación del hierro y la cerilla de seguridad y promoviendo la primera línea de ferrocarril inglesa.
Los cuáqueros también tienen una larga historia en el mundo del comercio minorista. Un par de cuáqueros fundaron la marca de zapatos Clark, y las fábricas de galletas Huntley & Palmer y Carrs también nacieron de la inventiva cuáquera. Pero quizá los productos de confitería fueron su fuerte. Importantes marcas inglesas de dulces como Cadbury, Fry, Rowntree y Terry's son sellos que incluso hasta el día de hoy son ampliamente reconocidos y consumidos en Inglaterra, originalmente nacieron entre los miembros de la “Sociedad de Amigos”.
Gran parte del éxito de los cuáqueros en el mundo del emprendimiento se debía a que tenían cerradas las puertas de los seminarios y de las universidades, lo que hacía que le dedicaran toda su inteligencia y destreza al emprendimiento de negocios. Por otro lado, los miembros de este movimiento mantenían unidad, disciplina y un alto sentido de la honestidad, lo que los hizo sobresalir rápidamente frente a su competencia.
Era tal la fama de los cuáqueros como personas honestas en los negocios, que la marca de avena Quaker puso a un cuáquero en su logo para transmitir confiabilidad, a pesar de no tener ningún vínculo formal con la sociedad de amigos.
Al despreciar la educación clerical, los cuáqueros, como es lógico, fracasaron a menudo teológicamente (es decir, no pudieron resolver algunos de los problemas intelectuales de su fe). Pero como afirmó el historiador Richard T. Vann, “...(los cuáqueros) estarían de acuerdo con el filósofo religioso danés del siglo XIX Søren Kierkegaard en que ‘lo más elevado de todo no es comprender lo más elevado, sino actuar en consecuencia’”.
¿Qué enseñan los cuáqueros?
Los “testimonios públicos” de los cuáqueros incluyeron desde el principio la sencillez al hablar y al vestir y el rechazo de los diezmos y los juramentos. A esto se añadió en pocos años una renuncia explícita a participar en la guerra.
Interesantemente, la bancarrota, el matrimonio fuera del grupo, el contrabando y el comercio o posesión de esclavos también se convirtieron en prácticas por las que un cuáquero impenitente sería repudiado. Estas últimas, especialmente las relacionadas con la esclavitud, se convirtieron en asuntos de disciplina porque una minoría comparativa de “Amigos” persuadió al resto de que eran inconsistentes con los principios cuáqueros.
Pero no todas las preocupaciones sociales eran corporativas en este sentido o se imponían mediante sanciones. El trabajo de ayuda de los cuáqueros, por ejemplo, ha surgido normalmente de una respuesta individual al sufrimiento, a menudo como resultado de la guerra.
Desde la época de la Revolución americana, los cuáqueros se han dedicado a atender a los refugiados y a las víctimas del hambre (hasta el punto de que a veces se toma a toda la “Sociedad de los Amigos” por una organización filantrópica), pero esta labor, reconocida en 1947 con la concesión del Premio Nobel de la Paz al “Comité de Servicio de los Amigos Americanos y al Consejo de Servicio de los Amigos (británico)”, ha movilizado a muchos no cuáqueros y ejemplifica así la interacción entre la conciencia cuáquera y el mundo en general.
Sin embargo, la “Sociedad de los Amigos” se basa en su propia experiencia con Dios, de la que pueden surgir actividades de ayuda social. Siempre ha habido cuáqueros cuyas preocupaciones iban mucho más allá de lo que las juntas estaban dispuestas a adoptar.
Un ejemplo de lo anterior es que la mayoría de los “Amigos” no eran abolicionistas antes de la Guerra Civil estadounidense; probablemente no aprobaban la fuga de esclavos del sur al norte, ni compartían los primeros puntos de vista feministas de Lucretia Mott y Susan B. Anthony, aunque la mayoría de las primeras líderes sufragistas de Estados Unidos fueran cuáqueras. Los dos presidentes estadounidenses de origen cuáquero eran republicanos: Herbert Hoover y Richard Nixon. A menudo la cuestión ha sido la relación entre el testimonio privado y la política pública.
Algunos pacifistas cuáqueros adoptan una postura personal absoluta contra la guerra (por ejemplo, negándose a inscribirse en el servicio selectivo y perdiendo así la condición de objetores de conciencia); otros están más dispuestos a sacrificar su “pureza absoluta” trabajando para aliviar las tensiones internacionales incluso a costa de una aplicación menos rigurosa de sus principios, lo que ha terminado acentuando la idea de que el grupo tiene una identidad más filantrópica que religiosa.
Culto y organización de los cuáqueros
“Luz Interior”
La confianza en la “luz interior” es el tema distintivo del cuaquerismo. No obstante, la “luz” no debe confundirse con la conciencia o la razón; es, más bien, la “luz de Dios” en cada uno, que permite a los seres humanos un sentido inmediato de la presencia y la voluntad de Dios para ellos. Así, informa la conciencia y reorienta la razón. De esta manera, para los cuáqueros, la experiencia de escuchar a esta “guía interior es mística”, pero también corporativa y práctica.
Las reuniones para adorar a Dios y meditar en la Biblia son esenciales para la fe y la práctica cuáqueras. Aunque la “luz interior” puede actuar en una persona solitaria, los “Amigos” no meditan como monjes aislados. En cambio, es en el silencio de las reuniones de verdaderos servidores y adoradores donde el “Espíritu habla”. Por esta razón, para muchos, las reuniones cuáqueras son demasiado aburridas o mundanas, de hecho, a veces hay reuniones totalmente silenciosas. Para los participantes, lo ideal es que alguien haya alcanzado un “nuevo entendimiento” que exija ser proclamado. Él o ella habla o hace una oración y así ministra a la reunión.
Como consecuencia, históricamente los “Amigos” han rechazado un clero formal o asalariado. Su argumento principal es que si Dios puede proporcionar su propio testimonio vivo, la Biblia y el aprendizaje necesario para leerla pueden ocupar un lugar subordinado, y se puede prescindir por completo de credos y sacramentos externos.
Pero a pesar de su énfasis en el silencio y su desconfianza por la actividad “creatural”, los “Amigos” no están más habituados a la pasividad que a la meditación solitaria. A menudo, la “apertura” a la “luz interior” es una “preocupación” por los sufrimientos de los demás y un mandato impuesto a la conciencia de tomar medidas para aliviar ese sufrimiento. Tales preocupaciones suelen exponerse en una reunión y examinarse a fondo. No obstante, debe haber consenso para cualquier acción corporativa.
En consecuencia a todo lo anterior, a través de la historia los “Amigos” han tomado la iniciativa en la oposición a la esclavitud, la brutalidad en las prisiones y manicomios, la opresión de la mujer, el militarismo y la guerra.
Política interior de los cuáqueros
En la medida en que George Fox fue el fundador del cuaquerismo, lo fue principalmente por el sistema de reuniones para asuntos eclesiásticos que estableció en los años inmediatamente posteriores a 1667, y que en esencia se mantiene en la actualidad. La más importante es la reunión mensual, que examina todas las solicitudes de afiliación, en algunas localidades gestiona las propiedades de los “Amigos” y actúa sobre las preocupaciones de los miembros. Generalmente, en Estados Unidos cada congregación tiene una reunión mensual; en Inglaterra y en algunas partes de Estados Unidos varias reuniones de culto se combinan en una reunión mensual. Varias reuniones mensuales forman reuniones trimestrales, que se combinan en reuniones anuales.
Esta organización es menos jerárquica de lo que parece. Cualquier “Amigo” puede asistir a cualquier reunión, que intenta permanecer abierta a las inquietudes o al servicio que puedan realizar (muy en el espíritu de una reunión para el culto). Hay un funcionario, el secretario, pero la responsabilidad del secretario no es presidir de manera parlamentaria, sino más bien sentir el “sentido de la reunión”, que aglutina el pensamiento de la reunión hasta el punto de acción.
Aunque los cuáqueros no tienen ordenación, siempre han dado un lugar especial a los “Ministros Registrados” (o “Amigos Públicos”). Los “Ministros Registrados” son aquellos cuyo testimonio en las reuniones locales ha sido reconocido oficialmente; son libres de “viajar en el ministerio” visitando otras reuniones, si así lo desean.
Las juntas pastorales mantienen a sus ministros inscritos, que también realizan gran parte del trabajo de socorrer a los pobres, cuidar de las propiedades y disciplinar a los miembros descarriados. Por lo general, los ministros han tenido sus propias reuniones conjuntas, y en la mayoría de las reuniones anuales la responsabilidad ejecutiva ha sido asumida por una reunión como la “Reunión para Sufrimientos de Londres” (también se denominan reuniones de “Representantes o comités” o “Juntas Permanentes”).
En el siglo XVII, la “Reunión para Sufrimientos de Londres” actuó como grupo de presión política, presionando al Parlamento para que se aliviara la persecución, coordinando la estrategia legal y utilizando la prensa para hacer llamamientos públicos; en el siglo XIX ampliaron sus preocupaciones para responder a los sufrimientos en todas partes.
El cuaquerismo y el cristianismo mundial
La causa de los cismas del pasado, la tensión entre la confianza plena en la “luz interior” y la profesión de doctrinas cristianas ortodoxas, sigue sin resolverse al interior del movimiento. Así como ha dividido a los “Amigos” entre sí, también ha tendido a separarlos de otros cristianos. Esto quedó en evidencia en 1940, cuando la “Junta Anual de Londres” se negó a unirse al Consejo Mundial de Iglesias por su malestar con su base creencial, aunque algunos grupos de “Amigos” de Estados Unidos enviaron delegados a la primera reunión del Consejo en 1948.
Los retos para comprender al cuaquerismo
Considerados en el contexto de la cristiandad en su conjunto, los cuáqueros son bastante peculiares debido a su espontaneidad en el culto, a la comunión en el misticismo y a la comprobación de la visión mística en el trabajo por un mundo en causas sociales.
Por estas razones, muchas personas descontentas con el cristianismo institucional han encontrado atractiva la peculiar combinación de los cuáqueros; es muy posible que se sientan más cómodos identificándose como “Amigos” que como protestantes o incluso como cristianos. Esto puede dificultar la identificación del cuaquerismo dentro del protestantismo en general.
Como ellos mismos lo reconocen, muchos cuáqueros siguen celebrando su culto en silencio, sin clérigos que presidan el servicio, mientras que otros cuáqueros tienen pastores que dirigen sus reuniones con cantos y oraciones (aunque la oración silenciosa sigue siendo con frecuencia un componente de su culto). Algunos “Amigos” mantienen un fuerte vínculo con las raíces cristianas de la sociedad, mientras que otros optan por incorporar otras tradiciones religiosas a su concepción de lo divino, o incluso abandonan la creencia en cualquier poder divino, aunque siguen comprometidos con una vida de conducta ética.
La complicación para identificar una línea central pasa por la base de que son muy diversos. Sin embargo, como sugiere el anarquista cuáquero Ben Pink Dandelion:
...todos (cuáqueros) tenemos cuatro cosas en común: nuestra creencia en la posibilidad de recibir comunicaciones directas de Dios, el compromiso de alimentar nuestra vida espiritual a través del culto, el compromiso de practicar el discernimiento espiritual juntos como comunidad y el compromiso de hacer de nuestras vidas un testimonio de nuestra fe.
Con información de Britannica y páginas oficiales de los cuáqueros.
Apoya a nuestra causa
Espero que este artículo te haya sido útil. Antes de que saltes a la próxima página, quería preguntarte si considerarías apoyar la misión de BITE.
Cada vez hay más voces alrededor de nosotros tratando de dirigir nuestros ojos a lo que el mundo considera valioso e importante. Por más de 10 años, en BITE hemos tratado de informar a nuestros lectores sobre la situación de la iglesia en el mundo, y sobre cómo ha lidiado con casos similares a través de la historia. Todo desde una cosmovisión bíblica. Espero que a través de los años hayas podido usar nuestros videos y artículos para tu propio crecimiento y en tu discipulado de otros.
Lo que tal vez no sabías es que BITE siempre ha sido sin fines de lucro y depende de lectores cómo tú. Si te gustaría seguir consultando los recursos de BITE en los años que vienen, ¿considerarías apoyarnos? ¿Cuánto gastas en un café o en un refresco? Con ese tipo de compromiso mensual, nos ayudarás a seguir sirviendo a ti, y a la iglesia del mundo hispanohablante. ¡Gracias por considerarlo!
En Cristo,
Giovanny Gómez Director de BITE |