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La idea de asegurar a la gente el perdón de Dios a cambio de dinero podría ser un principio casi fundamental del evangelio de la prosperidad. Millones de personas, especialmente en África y América Latina, han tenido algún tipo de contacto con esta peculiar forma de evangelicalismo que ha afectado profundamente a la iglesia, tanto en su testimonio interno como en el externo. Pero la pregunta es: ¿el evangelio de la prosperidad es nuevo en la historia del cristianismo? ¿Existieron manifestaciones anteriores de dar dinero a cambio de favores divinos?
“Una vez que la moneda entra en el cofre, un alma del purgatorio salta al cielo”, esa frase fue pronunciada por un monje dominico alemán mientras vendía una suerte de ‘certificados de salvación’ a personas del común dentro del Sacro Imperio Romano Germánico, a principios del siglo XVI. ¿Quién era ese religioso y por qué estamos hablando de él más de 500 años después?
Johann Tetzel nació en el año 1465. No se conoce la fecha exacta de su natalicio, pero sí se sabe que su lugar de origen fue la ciudad de Pirna, en la provincia de Sajonia, que para ese entonces hacía parte del imperio ya mencionado. Hoy, la ciudad de Pirna está cerca a las fronteras de Alemania con la República Checa y con Polonia.
Se sabe que Tetzel entró a estudiar teología y filosofía en la Universidad de Leipzig, muy cerca de donde nació. Posteriormente, en 1489, ingresó a la orden dominica donde alcanzó cierto renombre como predicador. En 1502, fue comisionado por el Cardenal Giovanni di Lorenzo de' Medici, más tarde el Papa León X, para predicar sobre el jubileo de las indulgencias, lo cual se convirtió en la labor del resto de su vida.
En 1509, Tetzel fue nombrado inquisidor de Polonia. Luego, en 1517, regresó a Alemania y terminó inmortalizando su nombre en la historia de la religión. Sus habilidades y su fidelidad a la Iglesia católica resultaron ser bastante útiles para sus superiores. Ellos estaban tratando de promover e impulsar un concepto medieval que había surgido al interior de la institución y cuyo fin era dispensar “el tesoro de los méritos de Cristo” entre los creyentes.
Por ese entonces, dicha iglesia creía que tenía el poder de dispensar estos méritos para ayudar a los fieles en su camino hacia la salvación, a través de la emisión de indulgencias, las cuales eran concesiones o documentos que pretendían reducir el castigo al que los creyentes se enfrentarían en el purgatorio. La base para realizar esa práctica era, precisamente, la creencia en la existencia de ese lugar o estado temporal de purificación para las almas destinadas al cielo, que necesitan ser limpiadas debido a sus pecados.
Ahora, regresemos a nuestro personaje. El arzobispo Alberto de Maguncia designó a Tetzel como el encargado de promover y recaudar los fondos necesarios para la construcción de la basílica de San Pedro, un proyecto que requería importantes recursos financieros. El método que Tetzel usó para llevar a cabo su tarea consistía en utilizar discursos persuasivos y, a veces, sensacionalistas, con el fin de convencer a la gente de que comprar indulgencias para sí o para sus seres queridos fallecidos les ayudaría a evitar los tormentos del purgatorio.
Que Tetzel ofreciera la absolución completa de los pecados que aún no se habían cometido provocó un escándalo importante. Si bien se entendió que los fondos recaudados estaban destinados a la renovación en curso de San Pedro en Roma, más tarde se reveló que la mitad de los ingresos se dirigieron al arzobispo de Maguncia, el cardenal Alberto de Brandemburgo (bajo cuya jurisdicción trabajaba Tetzel). Este dinero también se utilizó para saldar las deudas que se acumularon al asegurar la elevación de Alberto al cargo de arzobispo de la iglesia.
El enfoque de Tetzel y sus técnicas de mercadeo, que a veces incluían rimas pegadizas, así como eslóganes y descripciones vívidas del sufrimiento en el purgatorio, empezaron a causar controversia y oposición de varias personas, entre ellas, un fraile, teólogo y monje que había nacido y también vivía en la provincia de Sajonia: Martín Lutero. Él comenzó a predicar abiertamente en contra de Tetzel y se inspiró en sus técnicas para escribir sus famosas 95 tesis. En la 27 y la 28, Lutero afirmó:
Tesis 27. Predican sólo doctrinas humanas que dicen que tan pronto como la moneda tintinea en el cofre del dinero, el alma sale volando del purgatorio.
Tesis 28. Es cierto que cuando el dinero tintinea en el cofre del dinero, la codicia y la avaricia pueden aumentar; pero cuando la iglesia intercede, el resultado está únicamente en las manos de Dios.
El mismo año en el que se inició la controversia por las indulgencias, Tetzel se graduó con una Licenciatura en Teología Sacra de la Universidad de Frankfurt y, al año siguiente, recibió un doctorado por defender la doctrina de las indulgencias frente a Martín Lutero. Pero después de la controversia de las indulgencias, la vida pública de Tetzel se fue en picada.
Por un lado, fue acusado de engendrar un hijo ilegítimo. Por otro lado, tuvo que enfrentar una condena debido a acciones inmorales, aunque luego se le concedió el indulto. No obstante, al enterarse de que el nuncio papal sajón Karl von Miltitz, quien tenía mucha influencia en el clero, lo acusó de cometer varios actos fraudulentos y apropiaciones indebidas, Tetzel se retiró, con un espíritu quebrantado y una salud deteriorada, al monasterio dominico de Leipzig. La credibilidad de Miltitz disminuyó con el tiempo hasta el punto de que sus acusaciones no llegaron a tener importancia histórica.
Al enterarse de la enfermedad terminal de Tetzel y su muerte inminente, Lutero le escribió para consolarlo y, puede que refiriéndose a una de las acusaciones, lo instó a que “no se preocupara, porque el asunto no comenzó por su cuenta, sino que el niño tenía un padre muy diferente”. Finalmente, Tetzel falleció en Leipzig, el 11 de agosto de 1519, tan solo dos años después de que iniciara la controversia por las indulgencias. En el momento de su muerte, había caído en desgracia y el público en general lo evitaba. Sin embargo, se le concedió un entierro católico y se le colocó frente al altar principal de la Iglesia Dominica en Leipzig.
Desde su trabajo vendiendo indulgencias y sus controversias con Lutero, el apellido Tetzel a menudo se ha asociado con los excesos y abusos del sistema de indulgencias, aunque los registros históricos sugieren que él pudo haber sido menos extremista en sus acciones de lo que las representaciones posteriores retrataron. No obstante, su promoción de las indulgencias desempeñó un papel clave en los acontecimientos que condujeron a la ruptura entre el catolicismo y el protestantismo.
El ministerio de Tetzel representa un ejemplo histórico de lo dañina que puede ser la relación de la iglesia con los poderes económicos terrenales. Los reyes y clérigos católicos usaron el talento del monje dominico para enriquecerse. Finalmente, es recordado como un pobre instrumento cuyas acciones detonaron la chispa de una revolución al interior de la cristiandad.