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Fue reconocido como uno de los teólogos prácticos más influyentes del siglo XX. Tras casi 70 años de escritura y ministerio, llamó a la iglesia a tomarse en serio la santidad y el arrepentimiento al caminar en el Espíritu y luchar contra el pecado. Se veía a sí mismo como una voz que llamaba a la gente a regresar a los viejos caminos de la verdad y la sabiduría. En ese propósito, fue una figura clave para rescatar el legado de los puritanos.
Bienvenidos a este resumen de la vida y del pensamiento de J. I. Packer (1926-2020).
Un accidente divino
J. I. Packer nació el 2 de julio de 1926 en Gloucester, Inglaterra. Su padre era empleado en una compañía de trenes. Packer fue el primogénito, tres años mayor que su única hermana. Su familia de clase media hacía parte de la Iglesia de Inglaterra, pero nunca llegaron a ser algo más que cristianos nominales.
Una de las experiencias más fuertes de la infancia de Packer fue a los siete años, cuando fue arrollado por un vehículo que transportaba pan, mientras huía de un compañero que le hacía bullying. Debido a este accidente, Packer llevó una cicatriz en su cabeza toda la vida. Por causa del accidente, Packer tuvo que renunciar a su sueño de ser un jugador de cricket, sus padres también le restringieron sus salidas a la calle a jugar con otros niños, lo que lo obligó a dedicarse casi exclusivamente a actividades académicas.
Pronto Packer se empezó a destacar como estudiante y a los 18 años pudo ingresar a la Universidad de Oxford. Sin embargo, solo dos semanas antes de ingresar a la Universidad en 1942, Packer entregó su vida a Jesucristo cuando asistió a un evento evangelístico organizado por InterVarsity, un ministerio dedicado a la predicación dentro de las universidades.
Un siervo influyente
Ingresó a Oxford para buscar un título en Estudios Clásicos. Estando en la Universidad, tuvo la oportunidad de conocer a C. S. Lewis (1898-1963) con quien nunca tuvo una relación de amistad, pero quien influiría profundamente en su vida. Antes de dejar la Universidad con un pregrado, una maestría y un doctorado, Packer ya estaba pensando en el ministerio. De hecho, su tesis doctoral sobre el famoso pastor puritano Richard Baxter (1615-1691) fue presentada en 1952.
Una vez graduado, Packer no quiso para sí mismo una carrera académica. Inmediatamente se convirtió en ministro y comenzó a servir como pastor asociado en los suburbios de la ciudad de Birmingham. Siendo un joven que se iniciaba en el ministerio, Packer conoció a la joven Kit Mullet, con quien se casaría en 1954.
Durante los siguientes siete años, hasta 1961, Packer se convirtió en orador de la Tyndale Hall, un colegio teológico de Bristol. Durante los años 60, Packer fue el director de Latimer House en Oxford, un centro de estudios y recursos dedicado al intercambio de ideas evangélicas dentro de la Iglesia de Inglaterra. Estando en este cargo, empezó a destacarse como uno de los líderes evangélicos ingleses más importantes de su tiempo. En los años 70 asumió el papel de director de la Tyndale Hall. Desde allí su voz y su influencia se extendieron aún más a través del mundo evangélico, especialmente en Europa y Norteamérica.
En 1979, Packer se trasladó inesperadamente a Canadá para servir en el Regent College en Vancouver. Aunque esta decisión pareció extraña en un principio, con el tiempo sirvió para ampliar su influencia. Sirvió allí como Profesor de Teología de la Junta de Gobernadores de la institución. J. I. Packer murió el 17 de julio de 2020.
Escritos de talla mundial
Packer fue muy conocido gracias a sus escritos. Tan solo su primer libro El fundamentalismo y la Palabra de Dios (1958) vendió 20.000 copias durante el primer año y se ha estado imprimiendo constantemente desde entonces. El libro trata sobre la defensa de la autoridad de las Escrituras, algo que se convirtió en una pasión de por vida para Packer.
La famosa revista Time nombró a Packer como uno de los 15 evangélicos más influyentes del mundo en el año 2005, y Christianity Today puso a uno de sus libros en la lista de los 50 mejores libros que han formado a los evangélicos. El libro de Packer ocupó el quinto lugar; es precisamente su famosa obra El conocimiento del Dios santo (1973). Esta comenzó como una serie de artículos bimestrales para una revista teológica, y llegó a ser la obra que más amplió su reconocimiento a nivel internacional. Este libro ha vendido más de un millón y medio de copias a nivel mundial.
A través de sus conferencias, Packer, que siempre se consideró a sí mismo como un evangélico de tradición anglicana de iglesia baja y calvinista, también ayudó a difundir ideas que rescataban el legado puritano hacia una nueva generación de pastores y ministros de la iglesia. Aunque siempre fue anglicano, él nunca puso a su denominación por delante: su propósito siempre fue que el evangelio avanzara.
Su teología
Uno de los aspectos fundamentales y centrales de la teología de J. I. Packer es su defensa de la inerrancia bíblica. En febrero de 1977, se reunió con R. C. Sproul (1939-2017) y otros teólogos evangélicos para una conferencia sobre la autoridad de las Escrituras en Mount Hermon, California. Más tarde ese mismo año, los teólogos formaron el “Consejo Internacional de Inerrancia Bíblica”, que produjo la Declaración de Chicago de Inerrancia Bíblica un año después, con Sproul como representante principal.
Por otro lado, Packer sirvió durante años como asesor teológico de Christianity Today, donde publicó una gran cantidad de artículos. En ellos plasmó su pensamiento sobre teología, crítica cultural, historia y vida cristiana.
También fue un promotor del diálogo y la unidad entre los cristianos. Sin embargo, su única base para cualquier diálogo eran los principios ortodoxos estrictos de la fe evangélica, como la doctrina de la justificación por la fe. De la misma manera, refutó el universalismo y combatió el error en cuanto a malas interpretaciones de las Escrituras.
Siempre fue considerado como una persona tranquila y amable, especialmente por aquellos que le fueron cercanos. Sus posiciones conservadoras fueron tan firmes, que fue expulsado de la Iglesia anglicana al oponerse a la postura oficial de la denominación de caminar hacia una aprobación del matrimonio homosexual. Hasta su muerte, Packer perteneció a una denominación anglicana de corte conservador.
Una de las grandes pasiones de Packer fue defender la visión de que la Biblia corresponde fielmente a las palabras de Dios. Fue un defensor apasionado de la autoridad bíblica. Publicó libros sobre la confiabilidad de la Escritura y fue el editor general de la English Standard Version, trabajo que consideró el más importante de toda su vida.
El evangelio en toda la vida
A pesar de su profunda formación académica, una de las pasiones de Packer era llevar la verdad de Dios a las personas del común con un corazón pastoral. Fruto de esto fue también su carácter piadoso y ejemplar entre aquellos que lo conocieron. El conocimiento de Dios no solo afectó su mente, sino también su corazón y sus acciones. Él siempre fue enfático en que todos los creyentes pensaran y actuaran correctamente en todas las esferas de su vida.
A través de su obra, logró crear un material siempre reflexivo, organizado lógicamente, claramente plasmado y profundamente concebido. Alguien le preguntó un tiempo antes de su muerte cuáles podrían ser sus últimas palabras a la iglesia. Él respondió: “Creo que puedo reducirlo a pocas palabras: Glorificar a Cristo en todos los sentidos”. Si tenemos que quedarnos con algo de la vida de este hombre, es eso: la gloria de Dios como nuestro propósito más deseable.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Has leído alguno de los libros de J. I Packer? Si conocías la obra de Packer, ¿cómo te ha influenciado? ¿De qué formas debemos rescatar la autoridad y la profundidad de las Escrituras en este tiempo? ¿Estás comprometido con servir al Señor fielmente, incluso en medio de una cultura que quiere diluir la verdad bíblica?
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