No es completamente necesario ingresar a un centro penitenciario para notar la vasta necesidad espiritual que existe en tal escenario. Incluso, esta ha sido retratada en películas y series, pero también se evidencia en los noticieros y periódicos: muertes, violencia, suicidios, consumo de drogas, entre otros, son los problemas más comunes en dichos espacios. Sin embargo, tras la pandemia, el acceso a los centros de reclusión por parte de las iglesias protestantes para la predicación del evangelio ha presentado un notable ascenso y esto ha traído sus frutos.
Según un reciente artículo publicado por Christianity Today, el desborde de los problemas regulares en los reclusorios ha motivado a los entes gubernamentales a solicitar el acompañamiento de iglesias y ministerios para sobrellevar las realidades que allí se viven. Tal es el caso de God Behind Bars, una asociación de iglesias con sede en Nevada, Estados Unidos, que establece un campus dentro de las prisiones en donde se realizan cultos semanales con los reclusos.
Tras la aprobación de las entidades gubernamentales encargadas de las cárceles, esta asociación invierte, según su director Jake Bodine, alrededor de $150 000 dólares en compra de equipos de sonido, audiovisuales y de red para la adecuación de los espacios de reunión dentro de los centros penitenciarios. El impacto en el ambiente de las cárceles ha sido uno de los cambios más significativos que se han empezado a percibir por parte de los mismos custodios.
Raeanne Hance, directora global de instituciones penitenciarias y desarrollo comunitario de God Behind Bars, manifestó que entre más los reclusos participen en los eventos relacionados con el evangelio, mayor es la tranquilidad para los oficiales de las cárceles. El ambiente mejora, según Hance, en virtud de que el mensaje de la cruz transforma los corazones de los internos.
Vidas y familias transformadas
Esta realidad la confirma el testimonio de personas que ya cumplieron sus penas; tal es el caso de Valorie Bradley, quien pasó seis años en una cárcel de Tennessee por el delito de malversación de fondos. Ella manifiesta que cada jueves por la noche asistía a los servicios que realizaba la iglesia Cross Point en el gimnasio del reclusorio, en donde los voluntarios, además de predicarle el evangelio, oraban con ella semana a semana. Asemejaba ese par de horas con un refugio seguro en medio de un incendio.
Otro aspecto que la predicación del evangelio al interior de las cárceles estadounidenses ha impactado es el del trabajo paralelo que se ha realizado con las familias de los reclusos. Se han hecho eventos en los que invitan a los hijos de los presos a pasar horas con sus padres en un espacio de esparcimiento en torno a juegos, comida y música.
Un efecto histórico registrado en la Biblia
El poder del evangelio más allá de los barrotes de las cárceles ha sido evidente desde los tiempos de la iglesia primitiva, cuando Pablo y Silas fueron apresados tras haber orado por una joven adivina que fue libre de una posesión demoníaca. Después de ser capturados y de haber recibido múltiples azotes y castigos, fueron llevados a la cárcel.
A la media noche, mientras ellos oraban y cantaban himnos, y los presos los escuchaban, la tierra tembló, todas las cadenas se rompieron y las rejas fueron abiertas. Tras un episodio de angustia del carcelero por el inminente escape de sus reos, Hechos 16:30-33 nos relata que él dijo:
“Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?”. Ellos respondieron: “Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa”. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. El carcelero los tomó en aquella misma hora de la noche y les lavó las heridas, y enseguida fue bautizado con todos los suyos.
Recordemos también al ladrón que fue crucificado al lado de Jesucristo y creyó en Él. Aunque la Palabra no dice si alcanzó a estar en una cárcel, aceptó su condición de pecador justo en el momento en el que se estaba cumpliendo su condena por los delitos que había cometido en este mundo.
Frutos espirituales y sociales
Prison Fellowship International es un ministerio que tiene como misión transformar las vidas de los prisioneros, las de sus familias y las de víctimas de crímenes a través de una red global de socios ministeriales en todo el mundo. Su red alcanza a más de 30 países en África, 20 en Asia Pacífico, 29 en Europa y Asia Central, 31 en América y 5 en Oriente Medio y África del Norte.
Su trabajo está direccionado a la preparación académica de los presos a través de un programa de aprendizaje de un año de duración, en el que les enseñan habilidades para la vida con bases bíblicas. Los estudios guían a sus participantes a identificar los problemas que controlan sus vidas y que los llevaron a la prisión, para que asuman la responsabilidad de sus actos en la comunidad donde residen. Es así que, por medio de las enseñanzas de las Escrituras, se les imparte conocimiento sobre el pensamiento y comportamiento criminal y, a la vez, sobre el impacto negativo que han tenido sus víctimas.
Al finalizar este proceso, los internos desarrollan capacidades de liderazgo con el objetivo de que sirvan como mentores de una cultura positiva y basada en valores centrados en el evangelio. Incluso, el acompañamiento de esta organización va hasta después de su libertad, les brindan recursos y apoyos para su reinserción en la vida civil.
Una investigación independiente realizada al trabajo de Prison Fellowship demostró que la tasa de reincidencia de quienes participan en el programa solo es del 9,65 %, mientras que la tasa general en los Estados Unidos alcanza el 68 %. Esta problemática no solo afecta a los internos, sino también a sus hijos: las estadísticas sugieren que es seis veces más probable que sean encarcelados algún día que el resto de la población. Por eso el interés de incluir a las familias en los trabajos con los prisioneros.
Panorama en Latinoamérica
Un reportaje realizado por BBC Mundo en 2021 reveló una de las problemáticas más difíciles que afrontan las cárceles en América Latina: el hacinamiento. Guatemala está en el primer lugar con una ocupación del 367,2 %, seguida de Bolivia con 269,9 %, Perú con 223,6 %, Honduras y República Dominicana con 204,5 % y 183,2 %, respectivamente.
Este flagelo ha agravado el resto de los problemas en las cárceles de esta parte del mundo, tales como la venta de drogas, la guerra de poderes al interior de los patios y el crimen organizado que sigue delinquiendo a pesar de estar tras las rejas. Esto ha incidido en que se dificulte la predicación del evangelio, como le ocurrió a Charlie Velasco, pastor de la Iglesia Cristiana Bíblica Jesucristo es el Señor en Jalisco, México, quien ha hecho trabajo ministerial en penales por más de 15 años.
Velasco confesó que no ha sido una tarea fácil ni constante debido a la alta injerencia que tiene el crimen organizado al interior de las cárceles, el cual ha llegado incluso a asesinar a directores y amenazar a predicadores. Esto produce cambios y reformas en los centros penitenciarios, lo cual afecta la labor evangelística. Aun así, se ha podido predicar y se han visto frutos como almas convertidas al Señor, bautizos e incluso bodas de internos que ahora hacen parte del Reino de Dios.
Por su parte, Prison Fellowship también adelanta trabajos en América Latina y su sitio web es evidencia de ello. Maria José es una niña de nueve años que tiene a su papá Alfredo en la cárcel Bellavista, en la ciudad de Medellín, Colombia. La falta de una figura paterna en su vida le ha causado ansiedad, lo cual le ha generado alopecia. Con regularidad, la menor debe utilizar un gorro para ocultar la caída de su cabello. Sin embargo, esta organización hizo posible que María José y su padre volvieran a tener una relación cercana, y le brindó a un acompañamiento cristiano y médico que permita una restauración completa no solo de Alfredo sino también de su familia.
A pesar de que la predicación ha entrado a las cárceles de Latinoamérica, la presencia de ministerios con un enfoque claro en la presentación del evangelio, el arrepentimiento y la incorporación a una iglesia local es todavía menor. Predominan las enseñanzas que convierten el pecado en un tema superficial y se enfocan en soluciones temporales, como la búsqueda de libertad, la recuperación de las relaciones e incluso la prosperidad individual, en lugar de enfocarse en una verdadera libertad espiritual.
En un artículo académico titulado La conversión religiosa en los centros penitenciarios: el caso de ‘La Blanca’ de Manizales, se relaciona el proceso de conversión de los internos, más que con un cambio de religión, con uno de estructura mental, intersubjetiva y rutinaria.
Es un transcurso en el cual se rehace una vida desde una nueva dogmática. La conversión implica una adhesión a una doctrina, mediante rituales y significaciones que se presentan como nuevas, porque, paso a paso, comienzan a resignificar el comportamiento y la visión valorativa y moral que anteriormente se traía.
Parte de la conclusión del estudio expresa que la conversión al pentecostalismo dentro del reclusorio se convierte en un fenómeno que capta cada vez más adeptos. Valora la capacidad de adaptación de los pastores a las necesidades de los reclusos. Los cambios de actitudes, prácticas y rituales modifican en el prisionero la visión que tienen acerca de sí mismos y de su entorno inmediato.
El aumento de reclusos en las cárceles de América Latina, que pasó en las últimas décadas de 650 mil a 1.7 millones según BBC Mundo, evidencia que el trabajo de evangelización en estos escenarios todavía es una materia pendiente por parte de la iglesia de Jesucristo.
El Señor se ha dispuesto a llamar, transformar y salvar a hombres incluso al interior de los centros de reclusión con el propósito de mostrar su gloria y extender Su Reino en medio de un escenario donde el pecado abunda, pero la gracia puede sobreabundar.
¿Cuál es el panorama de la predicación del evangelio en las cárceles de tu país? Esta es una buena oportunidad para orar pidiéndole a Dios que siga abriendo puertas en los centros penitenciarios de América Latina para la predicación de Su Palabra.
Referencias y bibliografía
Why Prison Ministries Are Growing | Christianity Today
Programa de aprendizaje de Prison Fellowship International
La conversión religiosa en los centros penitenciarios: el caso de ‘La Blanca’ de Manizales