Uno de los momentos más memorables de la película de 2014 Interestelar, de Christopher Nolan, es cuando el protagonista Joseph Cooper llega junto con su tripulación al planeta Miller. Ya que este planeta está muy cerca de un agujero negro y es afectado por una inmensa gravedad, el tiempo allí transcurre diferente al nuestro: 1 hora en el planeta Miller equivale a 7 años en la tierra. Bueno, parece que muchos púlpitos son afectados por la gravedad de un agujero negro, pues mientras el predicador siente que habla por 20 minutos, la congregación siente que han pasado horas.
En 2019 Lifeway realizó un estudio sobre la perspectiva de los predicadores y de los asistentes al culto dominical sobre la duración de un sermón regular. Para ello, se hizo una encuesta a 1 000 asistentes a iglesias protestantes y a 1 000 pastores protestantes. Siempre vale la pena leer con detalle toda la información que arrojó el estudio, pero resaltamos aquí algunas de las conclusiones principales:
- Más de un 25% de los asistentes considera que su pastor regularmente predica por más tiempo del que quisieran.
- 85% de los pastores considera que su sermón dura menos de 40 minutos. Esto contrasta con solo un 66% de asistentes que piensan igual.
- El porcentaje de asistentes que sienten que los sermones duran más de 40 minutos es más del doble que el porcentaje de pastores que sienten lo mismo.
- Solo poco más de la mitad de los asistentes dice que los sermones de su pastor se adecúan a su preferencia de tiempo.
- En términos generales, si los asistentes quisieran un cambio en los sermones dominicales, sería hacerlos más cortos.
Estas conclusiones nos dejan ver que, en general, hay preferencias en los asistentes que no se adecúan a la realidad de los sermones dominicales. Probablemente el lector ha escuchado a otros en su congregación o en otras congregaciones ser demasiado críticos sobre los sermones de sus pastores. También hemos escuchado predicadores que critican a sus audiencias por no estar dispuestos a escuchar sermones extensos como, quizá, eran en tiempos más antiguos.
¿Cuál debe ser la extensión de un sermón?
En 2018 el pastor Sugel Michelén dio una charla BITE Talk acerca de la importancia de la predicación en la era del internet. La idea que desarrolló en su charla es que, aunque en la actualidad sea posible acceder a meditaciones bíblicas en línea de pocos minutos o ser edificados por artículos cortos en la web, la predicación de la Palabra de Dios sigue siendo el medio primordial para edificar a la iglesia. Hablando sobre el tiempo de una predicación, Michelén dijo:
Cuando hablamos de predicación nos estamos refiriendo a un monólogo. No es un diálogo. Nos estamos refiriendo a un monólogo en el que el expositor explica y aplica un pasaje de Las Escrituras, tomando en cuenta su contexto inmediato y todo el contexto general de la historia redentora que Dios nos ha revelado en su Palabra. Eso es predicación. Es obvio que eso no puede encapsularse en una charla de quince minutos.
En otras palabras, la explicación y aplicación de las Escrituras no se puede hacer de manera demasiado corta. Sin embargo, en ningún momento dice cuál debería ser la duración ideal.
Por otra parte, el pastor Nicolás Osorio, director de las iniciativas en español para Charles Simeon Trust, un ministerio centrado en capacitar expositores para la predicación expositiva, le contó a BITE su opinión acerca de la extensión de un sermón:
Un sermón debería ser tan largo como sea necesario para comunicar con claridad y de manera eficiente el argumento del mensaje. Eso hace que cada sermón tenga una longitud diferente. No podemos establecer un tiempo específico para todos los sermones como si hubiera una regla definitiva. Hay mensajes que pueden requerir de más tiempo, mientras que otros pueden tener un mensaje fácil de demostrar.
Así, la longitud de un mensaje no está atada a las preferencias del pastor o de la audiencia, sino del mensaje que se está comunicando. Sin embargo, Osorio también habla sobre una realidad común en muchos sermones,
Las personas pierden la atención fácilmente. Un sermón de una hora va a perder la atención de mucha gente. Debemos asegurarnos de que nuestros sermones sean claros y no usen más tiempo del que necesitan. Normalmente un sermón de una hora se complica explicando cosas que no son necesarias para demostrar el argumento del sermón.
De acuerdo con esta postura, aunque no haya una regla general sobre la duración de un sermón, sí es importante tener cuidado con complicarse en una explicación o perder la atención de las personas con sermones demasiado extensos.
En conclusión, uniendo las posturas de Osorio y Michelén, un sermón debe ser tan largo como lo requiere su clara exposición del mensaje y del contexto, junto con una aplicación natural. Jamás habrá una regla sobre el tiempo del sermón, y por lo tanto mucho dependerá del análisis y opinión de las personas.
Pero esta conclusión hace que surjan al menos dos preguntas. Por un lado, desde la perspectiva de los escuchas, ¿qué debería hacer una audiencia si considera que los sermones de sus pastores son demasiado largos, ya sea por preferencia o porque, en palabras de Osorio, “se complican”? Por otro lado, desde la perspectiva de los predicadores que tienen preferencia hacia los sermones largos, ¿deberían hacer algún cambio en sus exposiciones?
Creo que dos grandes autores de la historia, C. S. Lewis y Martín Lutero, dan una perspectiva equilibrada sobre como recibir y dar un sermón.
¿Audiencias críticas?
Las cartas del diablo a su sobrino es una obra ficcional de C. S. Lewis compuesta de 31 cartas que Escrutopo, un demonio avanzado en el arte de tentar a los seres humanos y apartarlos de Dios, le escribe a su sobrino Orugario, otro demonio mucho más inexperto en la labor, para ayudarle a ser un mejor demonio.
Para el tema de los sermones largos, es de particular interés la carta número XVI (16), en la cual nos enteramos de que el “paciente” de Orugario, un cristiano, se está congregando regularmente en una iglesia, pero que no está totalmente satisfecho en ella.
Escrutopo le dice a su aprendiz que debe tentar a su paciente a ser más crítico acerca de su iglesia, pues así va a terminar recorriendo muchos lugares en busca de la iglesia que más le convenga, y terminará volviéndose un “catador” de iglesias. Mientras que los demonios quieren que el cristiano sea un “crítico”, Dios (el “Enemigo”) quiere que sea un “discípulo.” C. S. Lewis, en la voz de Escrutopo, dice que un discípulo tiene una actitud que le permite ser alimentado por casi cualquier sermón, una actitud que Dios quiere en él:
Lo que Él quiere del laico en la iglesia es una actitud que puede, de hecho, ser crítica, en tanto que puede rechazar lo que sea falso o inútil, pero que es totalmente acrítica en tanto que no valora: no pierde el tiempo en pensar en lo que rechaza, sino que se abre en humilde y muda receptividad a cualquier alimento que se le dé. (…) Esta actitud, sobre todo durante los sermones, da lugar a una disposición … en que los tópicos calan realmente en el alma humana. Apenas hay un sermón, o un libro, que no pueda ser peligroso para nosotros, si se recibe en este estado de ánimo.
Así, el discípulo es alguien que diferencia la verdad de la herejía, pero una vez que ha distinguido aquello que es verdadero, no pierde el tiempo criticando el alimento que se le ha dado, sino que tiene absoluta disposición para ser alimentado. Cualquier sermón o cualquier libro será una poderosa herramienta de transformación para aquella persona que tiene esa actitud.
¿Qué opinaría Lewis sobre los cristianos que se quejan de que los sermones que escuchan son demasiado largos o no se ajustan al tiempo que les agrada? Les diría que tuvieran la actitud de un discípulo y no de un crítico, aprovechando cualquier sermón para la más grande edificación. Son los discípulos, no los críticos, los que hacen que los demonios tengan miedo.
¿Verbosidad innecesaria?
Martín Lutero habló mucho a los predicadores de su propia generación. En otoño de 1533, Lutero dijo:
La señal de un buen predicador es que se detiene justo cuando las personas están más interesadas en escucharlo y sienten que apenas ha comenzado. Pero cuando es aburrido y la gente espera que ya llegue al final de su discurso, es una mala señal. Lo mismo ocurre con los predicadores. Cuando alguien dice: “Me habría gustado escucharlo por más tiempo”, es una buena señal. Sin embargo, cuando alguien dice, “Él estaba parloteando y no podía parar”, es una mala señal.
Luego, en agosto de 1540 dijo:
Un predicador se sube al púlpito, abre su boca, y luego se detiene. Eso significa que un predicador es llamado antes de ir al púlpito. Debe predicar cuidadosamente y ser entendido por todos, y no cargar a su audiencia con demasiada verbosidad.
El mismo mes de agosto, Conrad Cordatus le preguntó a Lutero: “Reverendo padre, dígame de manera breve cómo predicar”, a lo cual él respondió: “Primero, debes aprender a subir al púlpito. Segundo, debes saber que debes permanecer allí por un tiempo. Tercero, debes aprender a volverte a bajar.” *
Las citas de Lutero se explican por sí mismas. Según él, es importante que el predicador tenga la humildad suficiente para no cargar a su audiencia con demasiadas ideas, conocimientos y explicaciones, a lo que él llamada “verbosidad.” Quizá la idea detrás de las citas de Lutero es que a veces los predicadores quieren llevar a sus audiencias toda la información que estudiaron por horas durante la semana, saturándolos de conocimientos que son innecesarios.
Conclusión: crítica y verbosidad
De acuerdo con el estudio de Lifeway, hay una diversidad de opiniones sobre la duración de un sermón. Osorio y Michelén postulan que un sermón debe ser lo suficientemente largo para exponer con claridad el mensaje de la Escritura y aplicarlo correctamente, aunque es importante tener en cuenta los lapsos de atención de las personas.
¿Qué hacer al respecto? De acuerdo con Lewis, si las audiencias fueran más receptoras, rechazarán la herejía y escucharán la verdad con total disposición, ni los demonios serían capaces de detener el crecimiento espiritual de la iglesia. De acuerdo con Lutero, si los predicadores fueran más concretos, entregaran la verdad con convicción y se bajaran del púlpito después del tiempo necesario, lograrían alimentar a la iglesia con una mayor calidad día tras día.
* Las tres citas de Lutero están disponibles en inglés. En el alemán, las citas corresponden a las referencias 3422, 5171a y 5171b respectivamente.
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