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Existen muchos mitos y creencias populares acerca de lo que fue la Contrarreforma católica, los efectos que esta tuvo en la iglesia protestante y sus consecuencias sobre el mundo en general.
Por lo tanto, en primer lugar es necesario definir qué fue específicamente este movimiento. Lo primero que hay que afirmar es que la Contrarreforma fue un periodo durante el cual se dio un renacimiento espiritual, intelectual y moral dentro de la Iglesia Católica Romana. Este renacimiento duró aproximadamente un siglo, ya que suele datarse entre el año 1545, cuando se dio apertura al Concilio de Trento, y 1648, cuando finalizó la Guerra de los Treinta Años.
Por otro lado, no necesariamente existe un consenso sobre si se le debe llamar Contrarreforma católica a este movimiento. Otros nombres acerca de él, como Renacimiento Católico o Reforma Católica también se usan para referirse a este periodo de tiempo dentro del catolicismo.
Raíces de la Contrarreforma
Aunque es común que se considere que la Contrarreforma fue producto de la Reforma protestante, las raíces de este movimiento se extienden hasta el Siglo XV, al final de la Baja Edad Media y comienzos del Renacimiento, cuando una sociedad cada vez más moderna, secular y politizada estaba afectando la tradición religiosa institucional. Una reforma de la Iglesia y del clero había sido reclamada por los humanistas y por algunos miembros del clero durante años, ya que a las iglesias parecían concurrir menos feligreses, los comportamientos del clero regular y secular eran criticados y los sacerdotes eran a menudo ignorantes.
La forma ineludible en la que la Iglesia romanista contrarrestó este creciente movimiento fue a través de una serie de reformas eclesiásticas, y especialmente con el impulso de nuevas comunidades religiosas como los benedictinos, los cistercienses y los franciscanos, en los siglos XIV y XV. Por otro lado, el catolicismo realizó esfuerzos para elevar la predicación en las iglesias, mientras trabajaba por elevar la moral de los laicos.
No obstante, los problemas de la Iglesia eran profundos y estaban afectando las estructuras más sensibles de la organización. Por ejemplo, en 1512, el Quinto Concilio de Letrán promovió varias reformas entre los sacerdotes seculares, es decir, aquellos sacerdotes que pertenecían a una diócesis regular y no a una orden religiosa. Sin embargo, las reformas del Concilio no se difundieron, más bien tuvieron un efecto pequeño. Lo que sí lograron fue una “conversión” muy importante: la de Alejandro Farnesio, un cardenal que se convertiría en el Papa Pablo III en 1534.
La “conversión” de Farnesio fue muy importante, ya que antes del V Concilio de Letrán, el Cardenal tenía una amante de larga data con la que había llegado a tener cuatro hijos. No sabemos exactamente cómo, pero el Concilio afectó la conciencia de Farnesio y lo motivó a reformar su vida.
El efecto de la Reforma protestante sobre la Contrarreforma
Unos años después de que el Cardenal Farnesio reorientara su moralidad, un monje alemán llamado Martín Lutero se propuso reformar la Iglesia romanista desde dentro, pero terminaría por desencadenar la Reforma protestante.
No sabemos con claridad qué tan influenciado había sido Lutero por las ideas previas de la reforma católica antes de publicar sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg el 31 de octubre de 1517. Lo que sí está claro, es que sus ideas incendiaron al mundo católico, y casi 25 años después de que los romanistas condenaran a Lutero en la Dieta de Worms, el Papa Pablo III intentó apaciguar el fuego protestante que se expandía por toda Europa convocando a un concilio general de la Iglesia en la ciudad italiana de Trento.
El Concilio de Trento fue importante para definir lo que fue la Contrarreforma, ya que afirmó y defendió doctrinas que para los romanistas eran esenciales, como la creencia de que, durante la misa, el pan y el vino se convierten en el verdadero Cuerpo y en la Sangre de Cristo, que los feligreses luego consumen el la comunión, más conocida como transubstanciación. También afirmaron la doctrina de que la fe y las obras eran importantes para la salvación, confirmaron los siete sacramentos y reafirmaron la sucesión apostólica de Pedro, que era ostentada y ejercida por la autoridad del Papa y que tenía efecto sobre todos los cristianos.
Por otro lado, el Concilio de Trento también trató con problemas estructurales dentro del romanismo, muchos de los cuales habían sido nombrados y denunciados por Lutero y por otros reformadores protestantes. Estos problemas eran especialmente de tipo moral. Por ejemplo, una serie de papas, particularmente descendientes de la familia florentina de los Médicis, vivían vidas escandalosamente inmorales. Este mal ejemplo empezó a ser seguido por una gran parte de obispos y sacerdotes. Entonces el Concilio de Trento ordenó que se le pusiera fin a estos excesos estableciendo nuevas reglas y métodos para garantizar una buena formación intelectual y espiritual de los aspirantes al sacerdocio. Fruto de estas reformas, se creó el sistema actual de seminarios en los que los sacerdotes se forman.
Otro logro importante del Concilio fue frenar la práctica del nombramiento de políticos y gobernantes seculares en cargos obispales. También frenó la venta de indulgencias, las mismas que Lutero había usado para denunciar la enseñanza romanista acerca de la existencia y necesidad del purgatorio. También se ordenó la redacción y publicación de un nuevo catecismo que unificó la enseñanza de la doctrina de la Iglesia. Además se reformó la misa, que hoy es conocida como la Misa del Papa Pío V, y que es considerada como la joya de la corona de la Contrarreforma. Sin embargo, esta misa seguiría dándose en latín y no sería actualizada a los idiomas vernáculos sino hasta el Concilio Vaticano II (1962-1965).
Algunas conclusiones importantes del Concilio de Trento nos dan fe de la distancia que el catolicismo creó entre ellos y los protestantes:
- La fe tiene dos orígenes: la Biblia y la tradición.
- La salvación del hombre depende de Dios, pero también de la participación del creyente.
- Los siete sacramentos siguen existiendo.
- La presencia de Cristo en el pan y el vino de la comunión es real y sustancial.
- Se determina el canon de las Escrituras, es decir, la lista de los libros de la Biblia (incluyendo los apócrifos) considerados como dados por Dios. Esta versión oficial es conocida hoy como la Vulgata Latina.
- Se mantienen las indulgencias, pero no se comercializan.
- Se establecen las reglas de la disciplina eclesiástica.
- Se mantiene la inquisición.
- Se afirma el purgatorio y se siguen exigiendo oraciones por los difuntos.
- Se afirma la legitimidad del culto a los santos.
Expansión y consolidación de la Contrarreforma
Mientras el Concilio de Trento afirmaba y reformaba a la Iglesia desde dentro, las órdenes religiosas existentes también se reformaban, a la par que surgían nuevas órdenes religiosas con un renovado interés en el rigor espiritual e intelectual. Quizá la más famosa de estas nuevas órdenes fue la Compañía de Jesús, mejor conocida como los jesuitas, fundada por el sacerdote español Ignacio de Loyola y que sería aprobada por el Papa Pablo III en el año 1540, tan solo cinco años antes de la apertura del Concilio de Trento. Además de realizar los votos tradicionales de pobreza, castidad y obediencia, los jesuitas se comprometieron a sujetarse a la autoridad de la Iglesia, a través de un voto especial de obediencia al Papa. Rápidamente la Compañía de Jesús se convertiría en una de las fuerzas intelectuales más importantes al interior de la Iglesia Católica Romana, fundando seminarios, escuelas y universidades, cuyo propósito principal era la conversión o reconversión.
Los jesuitas también llevaron adelante gran parte del emprendimiento misionero católico fuera de los límites europeos. Estos esfuerzos fueron especialmente importantes en Asia, bajo la dirección de Francisco Javier.
Y es que los jesuitas fueron claves en este movimiento, ya que ayudaron a llevar a cabo dos grandes objetivos de la Contrarreforma: La educación romanista y el proselitismo. Los jesuitas establecieron numerosas escuelas y universidades en toda Europa, ayudando a mantener la relevancia de la iglesia romana en sociedades cada vez más seculares y protestantes. Con la colonización del Nuevo Mundo, los jesuitas establecieron misiones en toda América Latina para ganar conversos entre los pueblos indígenas. De esta forma, esta orden religiosa estuvo entre las primeras organizaciones misioneras en Asia Oriental de los tiempos modernos, contribuyendo a la difusión del catolicismo en todo el mundo, lo que contribuyó a la postre a mantener al romanismo como la tradición cristiana dominante.
Como un esfuerzo de consolidación, la Contrarreforma alentó e impulsó la inquisición como un método para afirmar y hacer cumplir la doctrina romanista, a la par que buscaba exterminar la “herejía protestante” en los territorios católicos. Roberto Belarmino, un cardenal italiano, fue uno de los más conocidos implicados en la Inquisición. Su papel en el juicio a Giordano Bruno y sus esfuerzos por reconciliar las opiniones de Galileo dentro de las enseñanzas de la Iglesia son especialmente reconocidas. Otro importante, y famoso, inquisidor fue Tomás de Torquemada, un presbítero dominico español, que lideró la muy reconocida Inquisición española durante este tiempo.
La Contrarreforma también tuvo efectos políticos, ya que promovió indirectamente el auge del protestantismo, lo que llevó, de forma colateral, a la creación de los estados nacionales. Un ejemplo de cómo interactuaron estas fuerzas políticas y religiosas se dio en 1588 con el hundimiento de la Armada Invencible española a manos de la protestante Elizabeth I, que defendía a Inglaterra del esfuerzo del Rey católico español Felipe II, que al igual que su padre Carlos V, buscaba restaurar el catolicismo en Inglaterra y en otros territorios por la fuerza.
Otras figuras de la Contrarreforma
Otros personajes importantes de la Contrarreforma son relevantes debido a su influencia. Carlos Borromeo fue cardenal y obispo de Milán. En su rol fue importante para contrarrestar el ímpetu protestante que descendía a través de los Alpes desde el norte de Europa. Borromeo fundó seminarios y escuelas en el norte de Italia y viajó por toda la región visitando parroquias y llamando al clero a una vida en santidad.
Francisco de Sales fue obispo de Ginebra, la misma ciudad donde pastoreo Calvino. Su papel como hombre recto llevó a muchos a volver al catolicismo y mantuvo a muchos otros bajo la influencia de Roma. Sales predicaba con el ejemplo y motivaba a sus seguidores a practicar la oración, la lectura de la Biblia y las buenas obras.
Finalmente, dos figuras españolas son destacables: Teresa de Ávila y Juan de la Cruz. Ambos fueron doctores de la Iglesia y reformadores de la orden carmelita. Los dos buscaron y motivaron una mayor vida de oración interior y compromiso con la búsqueda de Dios.
Efectos de la Contrarreforma
Es probable que sin esta reforma, el catolicismo hubiera llegado a afectar su misma existencia. Las reformas eran más que necesarias, y esta idea se venía discutiendo durante varias décadas antes de la Reforma protestante. No obstante, el protestantismo las aceleró y promovió su desarrollo y aplicación de forma prioritaria.
La Contrarreforma fue útil para eliminar muchos de los abusos y problemas que habían inspirado inicialmente la Reforma protestante, como la venta de indulgencias para la remisión de los pecados, pero por otro lado consolidó la doctrina a la que muchos protestantes se oponían, como la autoridad del Papa y la veneración de los santos.
¿La Reforma protestante hubiera podido ser una Reforma católica? Muchos son los elementos que hay que considerar para articular una respuesta sólida al respecto, lo que sí podemos concluir con certeza es que quizá la iglesia romanista del siglo XVI no estaba dispuesta a hacer cambios profundos, le bastó con cambios cosméticos que no hicieron más que pronunciar y profundizar cada vez más la brecha entre protestantes y romanistas.
Finalmente, la pregunta que nos queda es: ¿tuvo éxito la Contrarreforma? La respuesta es sí y no. Sí, porque la Contrarreforma hizo mucho por reformar gran parte de los problemas y extravagancias a los que Martín Lutero se opuso originalmente en sus Noventa y cinco Tesis. Se aclararon o refinaron varios aspectos de la doctrina, las estructuras eclesiásticas, las nuevas órdenes religiosas, la espiritualidad romanista y la piedad católica revivió en muchos lugares. Además, el catolicismo alcanzó un alcance global a través de los numerosos esfuerzos misioneros que se iniciaron durante la Contrarreforma. Y no, porque como demuestran los más de 800 millones de protestantes que hay en todo el mundo, la Contrarreforma no detuvo la expansión del protestantismo en Europa y fuera de ella.
Con información de Learn Religion, Britannica y Musée Protestant