Recientemente el portal de noticias disrn.com informó que por lo menos 500 pastores del estado de California en Estados Unidos, abrirán las puertas de sus iglesias a partir del 31 de mayo a pesar de los bloqueos que establece el gobierno estatal. Para ellos, las iglesias se han convertido en medio de la pandemia en una necesidad de salud pública ante el aumento de la depresión, el suicidio y la adicción a las drogas, entre otros problemas sociales.
Por otra parte, la BBC de Londres, publicó el pasado 11 de mayo un trabajo periodístico donde narra cómo varias iglesias evangélicas de América Latina resisten las prohibiciones del aislamiento preventivo, generando consecuencias graves como el del pastor Mario Salfate en Chile, quien murió de COVID-19, tras contagiarse en un evento masivo. Otros líderes en este país celebraron servicios presenciales a pesar de estar contagiados del potente virus.
Ante esta realidad, decidimos consultar a una serie de pastores en varios lugares del mundo para conocer desde sus iglesias locales y legislaciones estatales, como afrontar la reapertura de las iglesias a pesar de la vigencia del coronavirus, además de su opinión sobre lo que significa para sus congregaciones las prohibiciones a la hora de reunirse.
Una iglesia que prevalece
La crisis del coronavirus ha dejado en evidencia cómo la iglesia permanece intacta como cuerpo de Cristo; para David Barceló, pastor de la iglesia Evangélica de la Gracia en la ciudad de Barcelona, España, han existido épocas en la historia, en las que ha sido difícil o imposible congregarse por diferentes razones. Lo que vive la iglesia en el mundo hoy es por motivos de salud, pero también ha habido periodos de guerra, catástrofes naturales, persecución en países musulmanes, o cierre de iglesias en China.
Aun así, dice Barceló, la iglesia ha encontrado la forma de congregarse en menor escala, en los hogares, en los parques, o en las catacumbas. “Ekklesía significa en efecto 'congregación', y aunque esta pandemia durara por siempre —Dios no lo quiera— encontraríamos el tiempo, el lugar, y la manera de seguir siendo iglesia”.
Al respecto el pastor Jorge Altieri, de la Iglesia Faro de Gracia en Delaware, Estados Unidos comenta lo siguiente: “Creemos firmemente que la reunión presencial forma parte importante de la vida y el testimonio público de una iglesia local. Afirmamos que la reunión pública juega un rol muy importante en la vida de todo creyente verdadero. Dentro de las circunstancias hemos tratado de seguir funcionando como comunidad de fe, a pesar de no poder reunirnos físicamente”.
Sin embargo, a pesar de que las redes sociales y las plataformas de videollamadas grupales están siendo muy útiles para la iglesia en todo el mundo, esta situación es apenas tolerable porque es pasajera, ya que la iglesia debe congregarse de manera presencial. Jonathan Muñoz, pastor de la Iglesia Presbiteriana de Chile y profesor de Filosofía, Apologética y Eclesiología en el Seminario Teológico Presbiteriano de este país, cree que nos corresponde guardar el Día del Señor mediante cultos en casas (en familias o a solas) usando las transmisiones on-line como una guía para adorar en unidad. También considera que obedeciendo a la realidad de cada país y ciudad, cada iglesia local debiese considerar a la mayor brevedad posible comenzar a reunirse, aunque sea en grupos más pequeños y en espacios más abiertos, conforme la tasa de contagios vaya disminuyendo y las autoridades vayan autorizando.
Una de las tentaciones que ha afrontado la iglesia en los últimos años, es pensar que el congregarse es algo que hacemos por costumbre y no por mandato bíblico. Joselo Mercado, miembro del concilio de Coalición por el Evangelio y pastor principal de la Iglesia Gracia Soberana en Gaithersburg, Maryland, Estados Unidos, opina que una de las preocupaciones de la iglesia de Cristo en todo el mundo en medio de la crisis, debe ser la de no poder completar el mandato bíblico de congregarse domingo tras domingo, por lo que los creyentes deben cultivar un deseo de poder reunirse nuevamente.
A pesar de la bendición que provee el internet y la iglesia en línea en esta cuarentena, Joselo expresa que: “hemos perdido de vista la razón por la que nos congregamos domingo tras domingo, a pesar de que vamos a la iglesia en línea, que es un medio de gracia donde podemos contarle a nuestras congregaciones las verdades del evangelio en los servicios dominicales; es importante que reconozcamos que eso no es congregarnos”.
Iglesia frente al estado ¿sometimiento o colaboración?
Toda esta situación ha generado una fuerte intención de pastores en varias partes del mundo, en considerar ya, la reapertura de sus iglesias a pesar de la crisis. Por ejemplo, el pastor Mercado expresa que en Estados Unidos, el aislamiento preventivo debe ser algo que el gobierno no impone sino que pide a las iglesias la cooperación. “Creo que es un error que se comete en las iglesias al decir que debemos someternos a nuestros gobernantes en lugar de decir que queremos cooperar con los gobernantes”. La opinión del pastor Joselo se fundamenta en el argumento de que existe una separación entre el estado y la iglesia, donde cada una de las instituciones son autónomas y no se someten entre sí, cooperan.
Lo mismo afirma Jorge Altieri, “no vemos estas peticiones como una violación a la libertad religiosa. Hasta el momento hemos cooperado con el gobierno, no hemos experimentado una imposición del estado. Ahora, si el tono del gobierno comienza a cambiar y vemos que sus recomendaciones pasan ahora a ser imposiciones, pues entonces como iglesia local autónoma, tendremos otra actitud y tomaremos otras decisiones en cuanto a sus exigencias. No estamos argumentando o apoyando la desobediencia civil, pero como ciudadanos y como iglesia conocemos muy bien las leyes que nos protegen dentro de la Constitución de la nación en la cual vivimos”.
Las limitaciones para realizar las reuniones físicas y presenciales, no ha impedido que la iglesia siga funcionando como lo que es, en otros aspectos que también forman parte de lo que significa ser la iglesia. Un ejemplo de ello es la oración unos por otros, la consejería bíblica, el apoyar necesidades en medio de la membresía y la comunidad, estudios bíblicos en línea y exposición de la Palabra de Dios a través de la web. “Ahora, entendemos que esto no es lo ideal, pero hemos podido hacer los ajustes necesarios para poder seguir ofreciendo algunos servicios espirituales que ya llevábamos a cabo como iglesia”, añadió el director de la emisora Faro de Gracia.
Los pastores consultados no creen que las prohibiciones sean un atentado contra la libertad religiosa en sus países sino que, por el contrario son medidas necesarias para salvar vidas. Al igual que las congregaciones, se encuentran cerrados los centros comerciales, los estadios de fútbol, los cines y teatros. David Barceló cree que las órdenes de aislamiento no son una persecución religiosa, sino más bien una oportunidad como cristianos para mostrar nuestro verdadero carácter y servicio mediante actos de amor hacia nuestros familiares y vecinos. “No nos congregamos, pero podemos hacerle la compra a la vecina que es anciana, o llamar por teléfono a quienes sabemos que están solos”.
Gustavo Baehr Neira, egresado de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile y asesor legislativo, cree por su parte que la libertad religiosa admite reconocimiento pero también límites. En efecto, los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás. Si se considera esto respecto a las medidas provisorias adoptadas por las autoridades, no hay violación a dicho derecho.
El pastor Jonathan Muñoz opina que Dios le está dando una oportunidad a la iglesia para que deje de parecerse tanto a un evento masivo de consumo religioso o a una institución religiosa que realiza actividades en su edificio corporativo, y le está permitiendo ser más parecidos a esa comunidad dinámica que invadía los rincones de las ciudades en el libro de los Hechos.
Reapertura de las iglesias
La iglesia Evangélica de la Gracia en Barcelona, a pesar de que el gobierno permite que los templos estén abiertos para que las personas vayan a orar, prefiere esperar a que España llegue a la fase 1 de recuperación de actividades, donde permitirán el aforo de por lo menos la tercera parte de la congregación. Esto significaría para una iglesia de 300 personas, la realización de por lo menos tres cultos los domingos, obedeciendo a las indicaciones sanitarias, en cuanto a higiene, desinfección orden y aforo.
En la Iglesia Presbiteriana de Chile, esperan que las autoridades gubernamentales permitan las reuniones de por lo menos 20 o 30 personas, para que en compañía de los presbíteros de la congregación realicen cultos breves en varios lugares, y ministren allí la Cena del Señor siguiendo todas las medidas de higiene correspondientes.
Por su parte la Iglesia Gracia Soberana en Maryland, Estados Unidos, analiza qué tan razonable serán las medidas que emitirá el estado, por lo tanto esperan mayor claridad en las directrices para las iglesias, ya que en este estado están de nuevo funcionando las playas y los parques. Por lo pronto se preparan con la compra de implementos e insumos de protección para afrontar la reapertura de su congregación.
Finalmente, la Iglesia Faro de Gracia en Delaware, espera volver a las reuniones físicas lo antes posible, pero todo depende de la decisión de la Iglesia Americana, quienes son los propietarios y administradores del edificio donde se reúnen. Apenas tengan la aprobación, lo harán siguiendo todas las instrucciones de seguridad y prevención que el estado y el gobierno ha pedido que se implementen en las reuniones públicas. La Convención Bautista del Sur, a la cual pertenece esta iglesia local, les ha provisto de muchos recursos y guías de seguridad que pueden usar para así comenzar a reunirse públicamente con cierta normalidad.
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