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En las últimas décadas, el avance tecnológico digital ha revolucionado la búsqueda de información a través de la web, la vida profesional, las interacciones humanas e, incluso, la espiritualidad. Esta revolución se ha potenciado en los últimos años desde la aparición de las herramientas de inteligencia artificial generativa (IAG), “un tipo de tecnología que crea contenido nuevo [textos, imágenes, código y más] a partir de los modelos de aprendizaje profundo que están entrenados con conjuntos grandes de datos”, como explicó Red Hat, una multinacional desarrolladora de software.
En este artículo, me propongo realizar una reflexión muy general del impacto de estas herramientas en la fe de los cristianos, especialmente por la forma en la que están transformando los buscadores. Comenzaré analizando la naturaleza de las herramientas tecnológicas actuales que fusionan los motores de búsqueda con las IAG, y luego me referiré a cinco formas en que están impactando la práctica de la fe cristiana.
El auge de la inteligencia artificial generativa y el replantear qué significa ser humano
Recuerdo muy bien cuando llegó mi primer computador personal a casa. En el invierno de 1998, con un gran esfuerzo, tuve acceso a Internet desde la comodidad de mi hogar. Desde hace algunos años, cajas de metal y plástico como esa ya me habían permitido conectar con personas en cualquier parte del mundo y obtener información con algunos clics, pero ahora la que tenía bajo mi techo me brindaba la oportunidad de hacer eso mismo a cualquier hora. Recuerdo haber publicado mi primera página web en un espacio gratuito en Geocities: obtuve un espacio en un barrio virtual, y con tan solo 17 años ya me encontraba inmerso en la ola de innovación más acelerada que ha visto la historia reciente de la humanidad.
Desde entonces, las nuevas tecnologías de la información han avanzado considerablemente, especialmente en los últimos quince años, provocando un impacto profundo en la forma en que los seres humanos interactúan, no solamente con las máquinas, sino también con sus semejantes y su entorno. Según el economista y empresario alemán Klaus Schwab, esta es la “Cuarta revolución industrial”: inició a principios de este siglo como “una manera de describir un conjunto de transformaciones en marcha y otras prontas a ocurrir en nuestra economía, sociedad y forma de vivir”.
Esta revolución involucra las tecnologías de la información, las ciencias médicas y biológicas, la economía y finanzas, e incluso las leyes que regulan su propio uso. Es en el campo de las telecomunicaciones y las tecnologías de la información en donde se han logrado avances muy significativos, que son por naturaleza amorales, pero que también pueden tener una infinidad de sesgos que distorsionan la percepción de la realidad.
Los motores de búsqueda en internet se desarrollaron durante la década de 1990 y marcaron una etapa de crecimiento tecnológico importante. Por ese entonces, en el llamado “boom del puntocom”, el valor de las empresas de tecnología escaló al punto de llegar a valores millonarios exorbitantes en internet sin generar un valor real o un retorno económico para quienes las financiaban. Esto generó una ola de especulación y, finalmente, un colapso en el 2002.
Esta etapa de desarrollo tecnológico en los 90 dejó muchas lecciones, aprendizajes y bases sólidas para la nueva economía digital que conocemos hoy, la cual se basa en productos digitales. De ahí surgieron lo que para nosotros hoy son los motores de búsqueda, como Google o Bing, y las redes sociales que estamos acostumbrados a utilizar en nuestra vida diaria.
[Puedes leer: Esto opinan los creyentes acerca del ‘boom’ de la Inteligencia Artificial en el mundo]
En la actualidad, también se está gestando una aceleración sin precedentes en la capacidad de captura, análisis, y generación de contenidos nuevos basados en algoritmos de aprendizaje automático y modelos de inteligencia artificial (IA). Estos modelos generativos –que aprenden ingestando una cantidad enorme de texto, audio, imágenes, video, y otras fuentes de información inmensas a las que se les llama macrodatos (big data en inglés)– son capaces de proponer respuestas a las preguntas más complejas que se pueda plantear el ser humano.
Además de ser utilizados para generar textos y crear imágenes, tienen la capacidad de producir música y sonidos no escuchados antes, identificar anormalidades y tumores en imágenes de pacientes, o hasta simular la formulación de moléculas o fórmulas farmacéuticas. Las posibilidades son tan enormes que no podemos predecir cuáles serán sus implicaciones para los seres humanos en un futuro muy próximo, incluso en el ámbito ético y moral.
En una entrevista para la prestigiosa revista MIT Technology Review, Nina Schick, experta en IAG, afirmó que esa “es una tecnología que va a cambiar lo que significa ser humano”. Su aseveración no es exagerada: ella estima que “el 90 % del contenido en línea será generado por IA para el 2025”. Esto significa que, en el futuro, la información que se consuma en plataformas digitales dependerá en gran manera de las máquinas, y estamos a las puertas de que estas sean las que produzcan lo que suelo llamar una “realidad sintética”, pues la memoria de las futuras generaciones estará condicionada por cómo se documenta hoy la historia contemporánea a través de la digitalización de la realidad.
La implementación de IAG ha avanzado a pasos agigantados. Tres gigantes tecnológicos actuales son prueba de ello:
- OpenAI: en 2020, la empresa anunció la existencia de una IA capaz de competir con un periodista del New York Times en la generación de textos periodísticos de alta calidad. Se trató del modelo GPT-3, que integró los motores de búsqueda de Internet. En 2022, esta compañía desarrolló la popular aplicación ChatGPT y recientemente dio a conocer nuevas funciones multimodales de interacción para la misma. El pasado 13 de mayo, en su cuenta de X (antes Twitter), presentó una aplicación mucho más humanizada, que interactúa con voz y responde en tiempo real. Ahora no solamente permite consultas a través de texto, también con voz e incluso video. Ya Google (Google Assistant), Amazon (Alexa) y Apple (Siri) habían avanzado en esto con sus asistentes virtuales, pero no están tan actualizados si se les compara con ChatGPT.
- Microsoft: en su conferencia Build de 2023, anunció la integración de su motor de búsqueda Bing con algunas funciones del modelo de IAG ChatGPT, lo cual proporcionó una forma más actualizada y efectiva de brindarles información a sus usuarios. Esto provocó un salto cuántico respecto a una manera más conversacional de interactuar con el buscador y con los productos de Microsoft, como Windows y Microsoft Office. Esta empresa fue pionera en hacer este tipo de integración.
- Google: la compañía en la que 9 de cada 10 usuarios hacen consultas diarias y que a enero de este año poseía el 91.47 % del mercado global de búsquedas en Internet, comunicó en su evento Google I/O 2024 el lanzamiento de Gemini, su modelo de IA que ahora está integrado a la web. Para evitar quedar atrás en la carrera y perder mercado, la herramienta ofrece resúmenes (respuestas rápidas) llamados “AI Overviews”. Además, incluye funciones multimodales como las anunciadas por OpenAI: utiliza textos, voz, imágenes y videos como disparadores para que el motor entregue respuestas en tiempo real, y estará integrado a Google Workspace, Google Docs y Gmail.
Estos tres gigantes tecnológicos fueron los primeros en anunciar muestras de la nueva ola de innovación. Se espera que otros líderes como Apple y Facebook (con su modelo Llama) comuniquen próximamente la integración de IA a sus productos y servicios.
[Puedes leer: ChatGPT: mitos, riesgos y oportunidades para la iglesia de hoy]
Impacto del uso de la IA Generativa en los motores de búsqueda y la fe cristiana
Considero que, entre las innumerables formas en las que los nuevos buscadores modificados por IA pueden transformar la vida del ser humano, hay cinco a las cuales debemos poner especial atención.
1. El impacto en el sesgo de la información y la verdad
Existe una diversidad de estudios respecto a los sesgos cognitivos en los modelos de IA. Estos pueden evidenciarse en los desbalances respecto al género, etnia, ideología, fe, y posición social de las personas, entre otros. Ningún modelo de IA Generativa tiene capacidades como el pensamiento crítico, abstracto, creativo e intuitivo que el cerebro humano sí posee.
Recientemente se generó una ola enorme de crítica después de que Gemini generara imágenes de soldados alemanes de la era nazi con rasgos afrodescendientes. También mostró en sus innovadores AI Overviews respuestas a preguntas disparadas por los reporteros de AP sobre astronautas y el viaje a la Luna, como “Sí, los astronautas conocieron gatos en la luna, jugaron con ellos y los cuidaron”. Además, Bing podría afrontar una multa de 2000 millones de dólares para que Microsoft prevenga este tipo de errores, conocidos dentro del mundo de la tecnología como “alucinaciones”.
Una alucinación es generada en un modelo de lenguaje de gran tamaño (LLM por sus siglas en inglés) que alimenta el modelo de IA con patrones no verificados por humanos, lo cual genera algunos resultados no esperados o sesgados. Así, se replican tanto los errores en los datos que alimentan a los LLM como los sesgos cognitivos de los humanos que los programan (se los trasladan, por así decirlo, a los algoritmos). Daniel Escandell Montiel, docente de la Universidad de Salamanca, especializado en humanidades digitales, afirma que “la IA también plantea desafíos éticos y sociales: el uso de datos personales y la toma de decisiones automatizadas pueden plantear problemas de privacidad, sesgos y responsabilidad”.
Se puede comprender la gran oportunidad que la gracia común de Dios abre a la humanidad a través de la tecnología para la evangelización y el discipulado, pero también debe haber plena consciencia de los riesgos tangibles sobre la veracidad de la información en Internet. Al respecto, Samuel James escribió en su libro Digital Liturgies (en español, Liturgias digitales) lo siguiente: “Cuando nosotros buscamos pensar bien como cristianos, lo hacemos porque creemos que [eso] nos guiará a la verdad genuina”.
La verdad no es un ideal para los cristianos. Más bien, es el fin último que se alcanza a través de la revelación de la persona de Cristo. El Apóstol Pablo exhortó a los cristianos en Filipo a vivir en contentamiento en medio de situaciones adversas, escasez o abundancia, tal como él lo había hecho por creer y permanecer en la verdad. En su discurso de despedida, les recordó las siguientes palabras:
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad, Filipenses 4:8 (RVR1960).
Esa exhortación no fue un mero consejo, sino una instrucción para que los cristianos se mantuvieran en la verdad del mensaje del evangelio. Sumado a eso, cuando Jesús habló de Sí mismo como el Hijo de Dios enviado para perdón de pecados, fue duramente cuestionado por los judíos y fariseos, quienes dudaban de la veracidad de las buenas noticias que Él mismo les había anunciado con milagros y autoridad. En Juan 8:30-31 (RVR1960) se encuentra la narrativa del discurso de Jesús:
Hablando Él estas cosas, muchos creyeron en Él. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Los judíos y los fariseos ponían en tela de juicio Su divinidad e identidad. La respuesta de Jesús a su incredulidad y a la mentira fue contundente: afirmó que todos ellos eran hijos del padre de mentira, el Diablo. Hoy, los motores de búsqueda muestran como resultados relevantes información errada respecto a la divinidad de Cristo y a otras doctrinas fundamentales de la fe cristiana. Por eso, debemos tener discernimiento para buscar información veraz respecto a la fe cristiana que profesamos.
2. El impacto en la percepción de la realidad
Múltiples estudios académicos y análisis socioculturales prueban que Internet da forma a la cultura contemporánea y esta, a su vez, da forma a la cosmovisión con la que cada ser humano piensa, comprende el mundo y vive. De allí que la realidad haya pasado de ser objetiva a subjetiva, y que el ser humano contemporáneo también termine relativizando la moral con la que se desenvuelve.
Debido a que los LLM son alimentados por información falible y configurados por algoritmos que tienen un sesgo cognitivo, es muy valioso para el cristiano anclar su fe en una cosmovisión cristiana que se fundamenta en la realidad objetiva, absoluta y no variable del carácter de Dios. El teólogo Antonio Spadaro afirma que “La red, por tanto, es necesariamente una realidad que atañe cada vez más a la existencia del creyente e incide en su capacidad de comprender la realidad y, en consecuencia, en su fe y su modo de vivirla”.
Dios es verdadero y confiable, omnisciente e infalible, justo y amoroso. Él nunca cambia: fue, es, y será desde y por la eternidad. Fue quien creó toda la realidad material e inmaterial; la ciencia y el tiempo están contenidos en Él. Todo el universo apunta al diseño perfecto de un Dios Creador. En cambio, la capacidad limitada de los modelos y algoritmos de inteligencia artificial apunta a un creador humano falible, sesgado y lleno de error por el pecado.
La cultura contemporánea y las tecnologías de la información reflejan sesgos cognitivos que pueden desfigurar la verdad objetiva del mundo en el que el ser humano se desenvuelve. A pesar de eso, los cristianos saben que su guía moral y ética se basa en un estándar mayor, el de Dios, que es superior, inmutable, veraz y eterno; se basa en la verdad, es decir, en Cristo. Comprender esto, según la Palabra de Dios, es alcanzar la sabiduría.
3. El impacto en el desarrollo del pensamiento crítico
“[Actualmente] la confusión reina en línea”, afirma Samuel James. “La redistribución de la información de la revolución digital ha generado mucho conocimiento público, pero mucha menos sabiduría pública”. El razonamiento ha sido comprometido por la practicidad (o pereza intelectual) que la tecnología les provee a las personas por medio de herramientas. Frente a la realidad de los algoritmos y los buscadores, Escandell Montiel comenta:
…los motores especializados en localizar e indexar información utilizan algoritmos complejos para clasificar y mostrar los resultados de búsqueda más relevantes. [Un algoritmo] es, simplemente, una secuencia de pasos o instrucciones precisas y bien definidas que describen cómo resolver un problema o realizar una tarea específica.
Es decir, lo que originalmente tiene como fin facilitar la resolución de problemas, se ha convertido en lo que da forma al criterio y dirige, en muchos casos, las decisiones de millones de personas alrededor del mundo. Antonio Spadaro recuerda que el cristianismo “es fundamentalmente un evento comunicativo”. Por ello, abandonar el pensamiento crítico en manos de las respuestas que dan los algoritmos puede ser un despliegue de irresponsabilidad.
Respecto a este reto de cuestionar y evaluar la realidad sintética provista por algoritmos y modelos de IA, es importante que el cristiano sea como los de Berea, a quienes se les describió en Hechos 17:11 (NTV) como aquellos “que tenían una mentalidad más abierta que los de Tesalónica y escucharon con entusiasmo el mensaje de Pablo. Día tras día examinaban las Escrituras para ver si Pablo y Silas enseñaban la verdad”. Esta es una muestra del pensamiento crítico de aquella época y un ejemplo para quienes ahora se desenvuelven en la era de la hiperconectividad y la saturación de información.
Es de notar que el pasaje habla de una comunidad que evaluaba la verdad en unidad y consenso, no de forma aislada. El pensamiento cristiano se hace y desarrolla de esa forma. En medio de un mundo de verdades fragmentadas y relativas, es fundamental tener plena conciencia del rol apologético que la iglesia y cada cristiano poseen como defensores de La Verdad.
4. El impacto en la formación de teologías erradas
En la actualidad, la verdad es vista como un producto más en el mercado de la oferta digital. Spadaro criticó esto:
El cristiano no es un “consumidor de servicios religiosos” ni una persona con respuestas en la mano. El cristianismo se autocomprende como portador de un mensaje –el de la muerte y resurrección de Cristo– que se resiste a las comparaciones, que es “escandaloso”, que supera la misma pregunta del hombre. La presencia cristiana en la red debe incidir en que la palabra del evangelio perturba, no aquieta o satisface: no sirve para “sentirse uno bien”, sino, al contrario, asume seriamente el riesgo de poner en crisis las conciencias.
La tecnología ha sido una herramienta útil en la historia del desarrollo del pensamiento, pero siempre debe sujetarse a la verdad. Por su parte, el desarrollo del pensamiento cristiano tiene más de 2000 años, y el proceso de la revelación especial de Dios ha sobrevivido a través de miles de generaciones por la Providencia Divina. Debemos descansar en la veracidad y autoridad de las Escrituras, que son guía eterna y firme para el desarrollo de nuestra teología: la Palabra de Dios no cambia y no dejará de ser.
Pero es cierto que las innovaciones tecnológicas pueden guiar al cristiano hacia innovaciones teológicas volátiles y peligrosas. Respecto a esta idea, R. C. Sproul enseñó que “Los reformadores del siglo XVI no estaban interesados en crear una nueva religión. Estaban interesados, no en la innovación, sino en la renovación”. Buscar un sustento doctrinal sólido, sano y basado en las Escrituras es un antídoto para la desinformación y el error teológico en la era de la hiperconectividad.
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5. El impacto en las relaciones humanas
Como lo dijo Jesús en Mateo 15, del corazón del hombre salen los malos deseos, así que es allí donde está el origen de todo pecado, no en la tecnología misma. Los algoritmos, los modelos de IAG, la Internet, las redes sociales, los dispositivos móviles y los motores de búsqueda no son los que generan movimientos heréticos o sesgos cognitivos, sino la naturaleza pecaminosa. Sin embargo, por causa de dicha naturaleza, sí pueden ser un aliciente que termine afectando profundamente las relaciones humanas.
En ese sentido, habitar un mundo virtual puede desconectar a las personas del mundo real: puede generar lo que algunos han llamado la ‘avatarización’ y deshumanización del otro. En cuanto el ser humano se conecta y habita en la “no presencia” de lo digital, el corazón y la razón se desconectan de la sensibilidad por el otro. Samuel James compartió lo siguiente:
En la era en línea, lo que hacemos por defecto es perder el contacto con la realidad. Si nos dejamos a nosotros mismos y a nuestras máquinas, descubrimos que la sabiduría a menudo parece tonta, la virtud a menudo parece malvada, y Dios a menudo se siente invisible. Cada persona que vive en una cultura moderna y conectada digitalmente habita constantemente un hábitat moral e intelectual que distorsiona la historia bíblica de la realidad.
En cambio, esa realidad bíblica le recuerda al ser humano que todos son portadores de la imagen de Dios, y que cada persona tiene dignidad sin importar su etnia, idioma, género, ideología política, o religión. Independientemente de las diferencias teológicas o religiosas que se practiquen, el llamado para los cristianos es amar a Dios y al prójimo.
De forma paradójica, la virtualidad también puede conectar a las personas en un mundo digital, pero aislarlos de la comunidad. Si bien el creyente es parte de la gran familia de Dios, del cuerpo del Señor Jesucristo, los algoritmos pueden alejarlo de esa realidad. La presencia física de las personas también puede llegar a obedecer a los algoritmos inteligentes, como lo comenta Spadaro: “La idea de plaza se desplazará del territorio al propio smartphone, y este nos dice a quién podemos encontrar y dónde, permitiéndonos anular el anonimato del ambiente que nos rodea”.
Finalmente, respecto al debate que se desprende de la diversidad de ideas sesgadas de los motores de búsqueda, es esencial comprender que estas nacen de personas de carne y hueso, que son portadoras de la imagen de Dios y que, por ende, tienen dignidad. Jason Thacker comparte esta idea en su libro The Digital Public Square (en español, La plaza pública digital):
Los cristianos pueden participar en los debates públicos del momento desde una posición de principios que permita una verdadera diversidad de pensamiento sin comprometer la naturaleza de la verdad. Basados en una comprensión de la dignidad de todas las personas, los cristianos pueden modelar para la sociedad cómo tener estos debates desde una perspectiva conviccional y llena de gracia. En una sociedad que valora la eficiencia, la velocidad y, en ocasiones, el desprecio público por los propios “enemigos”, los creyentes pueden priorizar la dignidad de todas las personas, incluidas aquellas que no están de acuerdo con nosotros en estas importantes cuestiones.
Por eso, el debate de ideas puede ser una gran oportunidad para mostrar la verdad del mensaje del evangelio con respeto y amor por todas las personas.
Luego de haber hecho esta breve reflexión sobre la historia reciente de la tecnología y su impacto actual en la fe, te invito a preguntarte: ¿cómo se pueden utilizar las nuevas tecnologías de forma ética y responsable para las tareas de evangelización y discipulado? ¿Cómo podemos desarrollar un pensamiento crítico respecto a la información que las herramientas de inteligencia artificial generativa proveen? ¿Cómo te estás preparando para defender la verdad en una época en la que los motores de búsqueda basados en modelos de IA proveen información sesgada, y hasta herética?
Referencias y bibliografía
¿Qué es la inteligencia artificial generativa? | Red Hat
The fourth industrial revolution (2017) de Klaus Schwab. Crown Currency Publishing: Danvers, MA.
Bing Integrates With ChatGPT (2023) Matt Southern | Search Engine Journal
Say hello to GPT-4o (2024) de OpenAI | X
Generative AI in Search: Let Google do the searching for you (2024) Liz Reid | The Keyword
Global market share of leading search engines 2015-2024 (2024) Tiago Bianchi | Statista
Sesgo cognitivo en la inteligencia artificial | Google Académico
Google’s new AI summaries tool causes concern after producing misleading responses (2024) | Euronews
EU chases Microsoft’s Bing over AI hallucinations, deepfakes (2024) de Steeve Kaaru | Coin Geek
La relación íntima entre literatura y tecnologías (2024) de Daniel Escandell Montiel (curso). Uvirtual: Salamanca.
Digital Liturgies: Rediscovering Christian wisdom in an online age (2023) de Samuel James. Crossway: Wheaton.
Filipenses 4, Versión Reina Valera (1960) en Santa Biblia. México: Sociedades Bíblicas Unidas.
Juan 8, Versión Reina Valera (1960) en Santa Biblia. México: Sociedades Bíblicas Unidas.
Ciberteología: Pensar el cristianismo en tiempos de la red (2014) de Antonio Spadaro. Heder: Barcelona.
La literatura en la era del algoritmo (2024) de Daniel Escandell Montiel (curso). Uvirtual: Salamanca.
¿Qué es la Teología Reformada? Entendiendo lo básico (1997) de R.C. Sproul. Baker Publishing Group: Grand Rapids.
Mateo 15, Versión Reina Valera (1960) en Santa Biblia. México: Sociedades Bíblicas Unidas.
The Digital Public Square: Christian Ethics in a Technological Society (2023) de Jason Thacker. B&H Academic: Nashville.
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