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Nota: Gran parte de este artículo está basado en un artículo de la autora, traductora y maestra Simonetta Carr.
Dorothy Plackett nació en 1756, en Inglaterra. Creció en un pequeño pueblo de Hackleton, al oeste de Northamptonshire. Poco se conoce sobre su infancia y sus padres, pero se sabe que su familia asistía a una iglesia rural, en donde terminó conociendo a William Carey, quien trabajaba como aprendiz del zapatero del pueblo. También se conoce que, como muchas mujeres jóvenes de su tiempo, carecía de habilidades de lectura y escritura.
El comienzo de un hogar con desafíos
El 10 de junio de 1781, cuando tenía 25 años, Dorothy se casó con William Carey, quien era menor que ella por cinco años y que, después de ser convencido con respecto a la legitimidad del bautismo de creyentes, se unió a la comunidad bautista. Dorothy optó por no recibir ese sacramento de inmediato, al mismo tiempo que él. En cambio, se tomó un tiempo para reflexionar al respecto.
En 1782, dio a luz a su hija Ann en Hackleton, Inglaterra. Su esposo decidió no bautizarla por la convicción de que tal paso no era propio para los infantes. Lamentablemente, Ann falleció antes de cumplir un año debido a la fiebre. Este hecho fue especialmente doloroso para la pareja.
Años después, en 1785, trasladaron su residencia a Moulton, donde William fue ordenado ministro. Posteriormente, en 1789, se trasladaron a Leicester para que él pudiera enseñar en la escuela durante el día, desempeñarse como zapatero y predicar siete veces cada dos semanas. A pesar de estos esfuerzos, la familia enfrentaba dificultades económicas y, en ocasiones, no tuvo los recursos suficientes para comer a diario.
En 1789, William asumió el papel de pastor en una pequeña iglesia bautista, pero sus ingresos no mejoraron, así que los Carey continuaron viviendo en condiciones de pobreza. Durante ese período, Dorothy dio a luz a tres varones, Felix, William y Peter, y a una niña llamada Lucy, quien falleció a los dos años de edad.
Aunque la pena por la pérdida de dos hijas estaba bastante presente, no se observaban señales de conflictos matrimoniales. Dorothy continuó manteniendo el mismo modo de vida que la mayoría de las mujeres rurales de su tiempo. Además, adquirió las habilidades de leer y escribir.
Cambio de rumbo
En 1793, su predecible mundo experimentó un giro radical cuando, después de meses de debates con la recién formada Sociedad Misionera Bautista (BMS), su esposo tomó la decisión de convertirse en misionero y dirigirse a la India. Dorothy se opuso firmemente a la idea, ya que nunca había salido a más de unos pocos kilómetros de su aldea y, además, estaba esperando su sexto hijo.
William compartió sus objeciones con su amigo Andrew Fuller, el primer secretario de la BMS, quien se mostró dispuesto a respaldar a la familia de Carey así Dorothy decidiera acompañarlo a la misión o no. Finalmente, William partió de su casa solamente con Felix, su primogénito de 8 años. Catherine (“Kitty”), la hermana menor de Dorothy, se quedó con ella y la ayudó mientras daba a luz a su cuarto hijo, Jabez.
Sin embargo, hubo algunos problemas con el barco por los cuales el viaje fue postergado. Carey aprovechó para regresar a casa, ver a su hijo recién nacido, e intentar persuadir una vez más a Dorothy de que lo acompañara. A pesar de las lágrimas de su esposo, ella continuó resistiéndose, hasta que el compañero de travesía de William, John Thomas, le advirtió que si no se unía al viaje, lamentaría su decisión mientras viviera.
Tal vez con la voluntad ya débil por otros argumentos, Dorothy finalmente cedió al peso de aquella predicción y aceptó ir, pero con la condición de que Kitty pudiera acompañarla. Su hermana estuvo de acuerdo.
El 25 de mayo de 1793, la familia Carey partió de Inglaterra. El viaje fue arduo: se perdieron tres vidas a bordo. William se enfermó y se quejó de la vulgaridad de la compañía que se veían obligados a mantener. Dorothy expresó sus temores. Sin embargo, llegaron sanos y salvos a Calcuta el 11 de noviembre, listos para comenzar una nueva vida.
Delirios y paranoia
La vida en la India resultó ser extremadamente difícil para Dorothy, quien contrajo una disentería crónica en los primeros meses de su llegada. La pareja también enfrentó dificultades financieras y tuvo que mudarse en cinco ocasiones durante los primeros siete meses.
Sin embargo, el golpe más devastador ocurrió en 1794, cuando su hijo Peter, de 5 años, falleció repentinamente a causa de la fiebre. Aquel hecho tuvo un agravante: en aquel país los entierros no eran una práctica aceptada para despedir a un ser querido, lo cual intensificó el dolor. Además, Dorothy ya no contaba con el apoyo de su hermana, quien se enamoró de un británico y se fue con él.
Podría decirse que estos desafíos resultaron emocional y mentalmente abrumadores para ella. Las enfermedades mentales pueden ser causadas por factores genéticos, o por eventos traumáticos o estresantes, y al menos sabemos que ella experimentó estos últimos. Sin embargo, llegar a conclusiones en su caso particular, sin muchos datos de su contexto o un historial clínico, es una tarea complicada.
Se sabe que en los primeros meses de 1795, Dorothy comenzó a perder el contacto con la realidad y a sumergirse en lo que en la actualidad llamaríamos “delirios paranoides”. A pesar de los esfuerzos de su familia y amigos por ayudarla, permaneció en ese estado hasta su fallecimiento, doce años más tarde.
La mayoría de sus delirios y temores estaban relacionados con la creencia de que William mantenía relaciones con otras mujeres. Ningún razonamiento con ella lograba disipar estas ideas. Incluso, algunas de sus amigas le creyeron inicialmente, hasta que también empezó a acusarlas a ellas de estar involucradas con él.
Sus arrebatos eran notoriamente violentos y se desarrollaban en público. Seguía a su esposo con gritos e insultos, le agarraba del pelo e incluso llegó a amenazarlo con un cuchillo. A continuación, se presentan citas de las cartas y diarios de William durante los doce años siguientes al fallecimiento de Peter:
• 1795: “Sabes que Dorothy me envió ayer una carta urgente…” (en la carta acusaba a William de serle “infiel”).
• 1796: “Si él sale por su puerta de día o de noche, ella lo sigue; y declara de la manera más solemne que lo ha sorprendido con sus sirvientes, con sus amigos, con la señora Thomas, y que es culpable todos los días y todas las noches.”
• 1797: “Se han cometido algunos atentados contra mi vida (...) Me siento profundamente angustiado al ver a mis queridos hijos, ante quienes se pronuncian constantemente las mayores indecencias y las más espantosas expresiones de ira”.
• 1798: “Dorothy es tan miserable como la locura puede hacerla y a menudo hace que toda la familia también lo sea”.
• 1799: “...un tiempo de deambular arriba y abajo y de perplejidad como nunca antes lo hemos tenido”.
• 1800: “Dorothy está completamente loca”.
• 1801: “Ha estado maldiciendo esta noche de la manera más terrible, hasta que, cansada de agotamiento, se fue a dormir”.
• 1802: “Dorothy está bastante loca y delirante, y se ve obligada a estar constantemente confinada”.
• 1803: “Dorothy está tan mal como siempre”.
• 1804: “Dorothy es, en todo caso, peor…”
• 1805: “Su locura aumenta y es de ese tipo infeliz que la llena de continua rabia o ansiedad”.
• 1806: “La pobre Dorothy empeora, es un objeto muy angustioso”.
• 1807: “Mi pobre esposa sigue siendo un melancólico espectáculo de imbecilidad mental”.
Cuando la racionalidad está ausente
Desconocemos la perspectiva de Dorothy sobre los eventos, ya que no dejó ningún registro de sus pensamientos. Sin embargo, contamos con el diario de William, donde manifestó su confusión y frustración. “¡Oh, que este día pudiera ser relegado al olvido, qué mezcla de impaciencia, descuido, olvido de Dios, orgullo y mal humor he sentido este día!”, escribió un 7 de febrero.
La respuesta de William ante los desafíos mentales de su esposa fue, en muchos aspectos, característica de aquellos que enfrentan situaciones similares. Al principio, pensó que era algo temporal, tal vez vinculado al reciente embarazo de Dorothy. Sin embargo, sus delirios persistieron después del nacimiento de Jonathan.
Carey y Thomas se preguntaron si Dorothy podría estar poseída por un demonio, pero también eran conscientes de que la ya fallecida esposa de Andrew Fuller (primer director de la BMS) había experimentado delirios similares: estaba convencida de que Fuller no era su esposo, sino un impostor. Después de leer un libro de psiquiatría, llegaron a la conclusión de que Dorothy padecía una enfermedad mental. Hoy se podría concluir que padecía un trastorno delirante (anteriormente “paranoia”) tipo celoso, cuyo pronóstico es desfavorable, tal como lo fue para ella hace 200 años, pues nunca mejoró.
William determinó que lo más adecuado era recluir a Dorothy, pero solo durante sus episodios de arrebatos violentos. No obstante, estos se volvían cada vez más frecuentes. Esto pudo haber intensificado los temores que ella tenía sobre el engaño de su esposo. A diferencia de él, John Thomas logró calmar a Dorothy durante sus arrebatos.
William mantuvo en secreto la situación durante meses, aferrándose a la esperanza de una recuperación. Finalmente, en octubre de 1795, se comunicó con sus hermanas en Inglaterra, aunque evitó proporcionar los detalles que más tarde compartió con Fuller. Manifestó su preocupación por los niños, quienes se encontraban atrapados entre las acusaciones vehementes de su madre y sus propias negativas. Una vez que Joshua Marshman y William Ward se unieron a Carey como misioneros, ellos, y especialmente sus esposas, se convirtieron en compañía y consuelo para Dorothy.
No conocemos las razones por las cuales Carey no buscó asesoría médica en la India o en Inglaterra. Su suegro le indicó que el clima indio podía haber influido en la condición de su hija, pero todo quedó en conjeturas. Dorothy falleció el 8 de diciembre de 1807 a causa de la fiebre. Su esposo lamentó que ella no mostrara “ni el menor indicio de retorno a la razón, ni nada que pudiera arrojar un atisbo de esperanza o vida sobre su estado”.
No obstante, pudo encontrar consuelo en un libro que tenía en su posesión, escrito por el ministro bautista Robert Hall, titulado Help to Zion’s Travelers (Ayuda a los viajeros de Sión). El autor explicaba cómo no responsabilizamos a los ciegos por no poder leer las Escrituras, ni a los sordos por no escuchar la predicación del evangelio, ni a los enfermos por no recuperarse. Añadía que “cuando la racionalidad está ausente, las palabras y acciones de tales personas nunca se consideran criminales”.
¿Qué nos enseña la vida de Dorothy?
A lo largo de los siglos, la historia de Carey ha sido contada por muchos con escasa mención de Dorothy o con una descripción desfavorable de los obstáculos que representó, por así decir, para su esposo. Se la ha etiquetado como aburrida, analfabeta, mentalmente débil y “lamentablemente inadecuada” para ser la esposa de William.
En 1923, su bisnieto Samuel Pearce Carey escribió un relato de sus vidas, concluyendo: “Ahora que se conocen los hechos, el sentimiento se inclinará a su favor. Será unánimemente defendida en su primera incapacidad sentida para acompañar a Carey a Bengala, y será aclamada por su eventual partida con un solo día de aviso, y entonces será profundamente compadecida por el precio que trágicamente pagó. Carey desearía que depositara esta corona sobre su tumba”.
Sin embargo, parece ser que Samuel Carey fue demasiado optimista en sus predicciones, pues la percepción negativa de Dorothy ha persistido hasta nuestros días. No obstante, a medida que su historia se repite con más frecuencia, se aprecia más la magnitud de los sacrificios realizados por ella y por otros misioneros en tierras extranjeras. Esto sirve para que extraigamos lecciones que siguen siendo valiosas en la actualidad.
Finalmente, la vida de Dorothy Plackett, esposa del “padre de las misiones modernas”, William Carey, ofrece varias lecciones valiosas que pueden aplicarse al envío de futuros misioneros al campo. Algunas de ellas son: el apoyo de una comunidad como amigos y familia, el acompañamiento frente a la pérdida, el fomentar la apertura al diálogo, la preparación integral y la inclusión de la salud mental en la formación de los misioneros para el momento en el que enfrenten desafíos emocionales y psicológicos.
Referencias:
- Dorothy's Devastating Delusions | Christian History Institute [24 de enero de 2023].
- What About Dorothy? | Missionary Care [24 de enero de 2023].
- Dorothy Carey and Her Struggle with Mental Illness | Place for Truth [24 de enero de 2023].
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