Nota del editor: El siguiente artículo está basado en un reportaje de WORLD - Sound journalism, grounded in facts and Biblical truth, publicado originalmente en inglés.
Ciudad Juárez es un mar de calles, bañadas y azotadas por un sol implacable como no puede ser de otra manera en el paisaje agreste de la región. Nora Moreno, una mujer de mediana edad conoce muy bien la ciudad y su reputación violenta, quizá su característica más reconocida. Hace dos años, ella tuvo que arrodillarse en el pavimento de las calles para acunar la cabeza de su hijo mientras la sangre le brotaba de un trío de disparos. Era un jueves por la tarde, y Adrián, de 21 años, había dejado la casa hacía unos cuantos minutos para ir a la tienda local por algo de lechuga. En ese momento Nora escuchó algunos disparos, y luego unos cuantos más después de una rápida ráfaga. Ella corrió a la calle y encontró el cuerpo de Adrián tirado en el suelo.
Como si ella se hubiera preparado para ese momento, Moreno rápidamente se inclinó cerca de la oreja de su hijo y oró con él pidiendo a Dios perdón y misericordia. “Ve en paz”, ella le susurró mientras él luchaba por respirar. “Yo estaré bien”. Después de eso fue cuando ella sintió que el cuerpo de Adrián se relajaba, y él dejó este mundo, añadiendo un registro más al total del 2020. Ese año la cifra llegó a 1 600 personas fallecidas a causa de la violencia. Ese mismo año, en la ciudad vecina de El Paso, Texas, que tiene cerca de la mitad del tamaño de su contraparte mexicana, tuvo apenas 28 muertes violentas.
Los años malos y la “paz reciente”
Cuando uno habla con la gente que vive cerca de este punto de la frontera acerca de si Ciudad Juárez es segura o no, muchos se refieren a la década anterior como “los años malos”. En esa época los asesinatos y crímenes llevados a cabo por los cárteles de la droga se salieron de control, lo cual llevó a Ciudad Juárez a la lista de las ciudades más peligrosas del mundo. Durante esa brutal ola de violencia, Adrián Moreno era solo un niño, una futura estadística de muerte que sería registrada en el 2020, un año en el que la ciudad podría señalar al menos cinco días seguidos en el calendario sin una muerte violenta. Un tiempo en el que las cosas aparentemente habían mejorado.
Nora Moreno no menciona nada de esto cuando habla de la muerte de su hijo. En vez de eso, hace una pausa para permitir que el traductor estadounidense que apoya la entrevista de los medios pueda poner a los periodistas al corriente de lo que ella dice, y su cara redonda se queda en blanco, siendo imposible leer sus emociones. Criar a seis hijos en un lugar peligroso como Ciudad Juárez requiere una postura exterior dura, y Nora ha tenido que ser fuerte durante todo este tiempo, o al menos aparentar dureza. Justo cuatro meses antes de la muerte de Adrián, ella fue testigo del apuñalamiento de otro de sus hijos, a diferencia de su hermano, él sobrevivió.
Los dos ataques contra los hijos de Moreno tuvieron lugar a plena luz del día, lo cual debería ser sorprendente, pero no lo es. La mayoría de las muertes en Ciudad Juárez son exhibiciones públicas descaradas. Así mismo, las muertes de los periodistas, 15 en lo que va del 2022, podrían tener lugar en frente de sus propias viviendas. Los residentes que desde las sombras de tales asesinatos temen que la guerra de México contra las drogas se haya convertido en una guerra contra la verdad, un intento por ahogar los reportes de noticias y las investigaciones que podrían hacer que los actos delictivos salgan a la luz. Sin embargo, para Nora y otros evangélicos, la guerra en Juárez nunca se ha tratado realmente de los cárteles y la corrupción. Para ellos, es una batalla por las almas, y están luchando esta batalla en una cultura donde muchos piensan que la vida humana tiene poco valor.
Las iglesias no son inmunes a la violencia
Aún así, la amenaza de la violencia física es algo que acecha a todos, un recuerdo siempre presente de la lucha espiritual invisible. Y las iglesias y los pastores no son inmunes a esta realidad. Raúl Torres dirige la Iglesia Bautista Pacto de Gracia en Juárez. El pastor de 33 años proveniente de Ciudad de México nunca ha enfrentado amenazas de extorsión, pero él sabe de otros pastores que sí han sido víctimas de tales amenazas: “Hace cinco años, era muy común para las iglesias tener que pagar una cuota mensual para que los cárteles, y en algunos casos la policía, los dejarán en paz. Si ellos no pagaban, el cártel podría secuestrar a uno de los familiares del pastor. Las iglesias tuvieron que tomar medidas drásticas y algunos pastores se fueron de la ciudad”.
Algunos todavía se van, pero por ahora Torres está comprometido a quedarse. Él habla de la violencia con resignación, casi como si no estuviera allí, pero sin embargo está. Hace muy poco, varios asaltantes en Juárez incendiaron una funeraria, irrumpieron con balas en un restaurante Denny’s y convirtieron una reunión familiar en un asesinato en masa. Durante el ataque, los sicarios irrumpieron en una vivienda y mataron a cinco adultos, al tiempo que estos trataban de proteger las vidas de dos niños. En una encuesta realizada el año pasado antes de las elecciones locales, los mexicanos señalaron a los crímenes como estos en su lista de principales preocupaciones, y la corrupción quedó en el segundo lugar. Incluso a pesar de esto, la mayoría de los miembros de Pacto de Gracia no hablan mucho cuando se les pregunta acerca del efecto del crimen en su comunidad. Ellos se enfocan en Dios reinando en sus vidas, no en la preocupante ausencia del estado de derecho en su tierra. Probablemente esta indiferencia a los titulares de prensa sea algo estratégico.
La raíz de todos los males
Pero la indiferencia no es inmunidad. Hace dos años, cuando Torres escuchó acerca del hijo de Nora Moreno yaciendo en las calles, él llegó a la escena para consolarla. Torres recuerda que Moreno estaba calmada en forma notoria. “Muchos de sus familiares estaban simplemente desesperados”, dice él. “Su fe, lo que ella sabía acerca de su Señor y Salvador, realmente le transmitía paz”.
Gran parte de la violencia en Ciudad Juárez puede ser rastreada hasta la raíz de todos los males: el amor al dinero. Es un problema que los funcionarios estadounidenses están tratando de enfrentar económicamente, una estrategia que Jerry Pacheco conoce bastante bien. Cuando Pacheco salió de la Universidad de Nuevo México hace 30 años con una maestría en administración de negocios internacionales, el gobernador de Nuevo México Bruce King le entregó una tarea de gran envergadura: ayudar a abrir un punto de frontera que le permitiría al estado capitalizar la próspera industria maquiladora mexicana o las fábricas de propiedad extranjera.
La mejora de la economía como un disuasor de la violencia
“Había una atmósfera de miedo entonces. La gente joven gobernaba y los mayores no ejercían autoridad. Parecía rudo llamarlos la generación pérdida porque muchos de los más jóvenes fallecieron o se perdieron a causa de la violencia.”, Pastor José Compean.
Los constructores terminaron el puerto de entrada de Santa Teresa en 1993, y todavía es el único puerto en un vasto paisaje de matorrales y árboles de mezquite justo al Oeste de Ciudad Juárez. Estados Unidos tiene ahora más de 300 fábricas de automóviles, electrónica y partes médicas en Juárez. Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, los carriles de tráfico hacia el norte han visto más de 150 000 cruces comerciales el año pasado.
Pacheco ha trabajado alrededor de la base industrial de Santa Teresa casi toda su carrera, y describe a las empresas maquiladoras como una simbiosis de tres vías: entre compañías extranjeras, trabajadores mexicanos, y proveedores estadounidenses. Él cree que es una situación gana-gana que produce un boom económico suficiente como para mantener a los criminales a raya, incluso cuando la violencia en Juárez alcanzó su peor punto de violencia entre 2008 y 2012: “Había una cosa de la que casi no se hablaba, que los cárteles dejaron a los negocios en paz. Teníamos miles de administradores estadounidenses, técnicos, e ingenieros que cruzaban la frontera cada día para ir a trabajar a las plantas de Juárez. No puedo pensar en un solo ejemplo de uno de ellos que haya sido abordado por los cárteles o asesinado”.
Sin embargo, este no es el caso de los trabajadores locales. Las maquiladoras han estado en el centro del debate por varios años en la medida en que Juárez busca respuestas para sus trágicos asesinatos de mujeres, tres décadas de asesinatos sin resolver que han clamado las vidas de casi 400 mujeres. Es posible ver inquietantes recordatorios de este dolor nacional cuando se pasa por delante los postes telefónicos de la ciudad los cuales tienen cruces blancas pintadas por activistas de la ciudad. Muchas de las víctimas eran adolescentes que venían a Juárez a trabajar en las maquiladoras. Muchas desaparecieron cuando salían en los cambios de turnos de trabajo. La conexión entre los crímenes y las fábricas aparentemente se detiene ahí, pero los asaltos sexuales y la totura que son comunes conectan a los crímenes entre sí. Tan recientemente como en enero de 2022, las autoridades descubrieron los restos de cuatro mujeres más, las partes desmembradas de sus cuerpos estaban dentro de bolsas de basura y habían sido dejadas en las aceras.
La violencia también acecha a los que huyen de México
Aquellos que están tratando de escapar del país también deben enfrentarse a los riesgos de la violencia. No es raro que en estos días los agentes de la ley encuentren ropa interior esparcida en las ramas de los árboles que rodean las rutas que son tomadas por los traficantes de personas, también conocidos como “coyotes”. Los “árboles de violaciones” tienen como fin servir como alerta para otras personas que se atrevan a seguir el mismo camino: “permanece sobre aviso, haz lo que te dicen para evitar problemas”.
Pacheco esperaba que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien hizo campaña en 2018 con el lema “abrazos, no balazos”, podría cumplir con su promesa de luchar contra el crimen. Hasta ahora, Pacheco se siente decepcionado. “No estoy diciendo que los Estados Unidos sean perfectos en esto, pero la corrupción es un tema muy grave en México, y mantener a la economía mexicana saludable, mantener a los mexicanos empleados en buenos puestos de trabajo, es algo que está entre los mejores intereses de Estados Unidos, no se trata simplemente de frases vacías. Esto ayuda a frenar la inmigración ilegal”.
El atractivo económico del crimen organizado
Pero los buenos trabajos en las empresas maquiladoras, con salarios de 10 a 15 dólares la hora, pueden ser difíciles de vender cuando los miembros de los cárteles llegan a los vecindarios en escaladas de reclutamiento ofreciendo a los jóvenes sin estudios diez veces más que eso. Donde una vez solamente hubo dos grandes organizaciones delictivas que gobernaban México: el Cártel del Golfo y el Cártel de Guadalajara, ahora operan al menos una docena de grupos divididos, los cuales luchan cada uno por una pieza del pastel de los ingresos producto de las drogas. Muchos han decidido aumentar su parte por medio de la extorsión, el secuestro y el tráfico de personas.
La historia del pastor José Compean
El pastor José Compean conoce los cárteles, y ha pasado la mayor parte de su vida preparando a las personas jóvenes para cuando se encuentren con ellos. A sus 67 años, es un hombre que puede hablar fácilmente, incluso de manera profusa, acerca de “La Misión”, una oasis cristiano de lecciones de música, clases de arte y servicios médicos que él ayudó a construir en lo que una vez fue un vertedero ilegal. Lo único con lo que el pastor José tiene problemas para hablar es con lo que le sucedió hace 12 años, en ese entonces un ciudadano en Juárez tenía 30 veces más probabilidades de ser asesinado que alguien que viviera en un país como Afganistán.
Durante estos días oscuros, Compean supo que su nombre estaba en una lista de posibles “secuestrables”. Él y su familia tuvieron que abandonar su casa y buscar refugio con creyentes del otro lado de la frontera. Por tres meses, pasaron sus días en Juárez y las noches en Nuevo México. “Había una atmósfera de miedo entonces. Las personas jóvenes gobernaban y los ancianos fallaban cuando se trataba de ejercer la autoridad. Es lo que yo llamó de manera brusca la Generación Pérdida, porque perdimos a muchas personas jóvenes por causa de la violencia”, dice él de manera calmada. Para el momento en que fue seguro regresar, los hijos de Compean se habían dispersado. Algunos se habían establecido en Estados Unidos, y su hija más joven estaba demasiado traumatizada como para querer volver a vivir en su antigua casa. Tuvieron que comenzar de nuevo.
En medio de la transición, un amigo le pidió a Compean y a su esposa participar en un programa de distribución de la Biblia. Cuando Compean se dio cuenta de que tendrían que pasar por retenes de policía y puestos del ejército, él dijo, que casi renuncia a la idea. “No estaba contento con la forma en que las autoridades nos trataban. Le pregunté a Dios ‘¿De verdad quieres que vayamos a ellos?’” Pero el pastor y su esposa lo hicieron. Ellos se levantaban a las cinco y media de la mañana, con una casa llena de Biblias y planes de oración, y lograron llegar a una estación de policía justo en el momento de un cambio de guardia. Compean recuerda que algunos de los capitanes eran especialmente amigables y le apoyaron. “En una ocasión ellos incluso nos pidieron que aceptáramos su acompañamiento para ir a los lugares más difíciles, porque ellos eran objetivos también”. Compean también llevó a cabo distribuciones de la Biblia en escuelas y supermercados, y recuerda que nadie le regresó un ejemplar. “Con la situación siendo tan difícil, todo el mundo estaba buscando respuestas”.
Los principales desafíos de los pastores
“Nosotros sabemos que ser prósperos y ser pobres son dos lados de la lucha en la vida cristiana, de manera que de nuestra parte, yo podría decir que muchas personas luchan con su economía”, dice el Pastor Raúl Torres.
Nora Moreno encontró sus respuestas en Cristo. Eso fue hace cuatro años, y sus hijos, incluyendo a Adrián, se dieron cuenta de ello. “Yo no era alcohólica, y no consumía drogas, pero nunca me habían hablado de Dios antes”, dice ella. “Cuando comencé mi vida en el evangelio, mis hijos se dieron cuenta de que había algo diferente en mí”. La fe de Moreno la ayudó a aceptar la muerte de Adrián, pero algunos de sus hijos se han sentido abrumados. Ella cree que ellos han sido afectados por la ideología violenta incluso aunque los cárteles nunca han llegado para cotejarlos físicamente. Como prueba de ello, ella señala a la promesa de su hijo mayor de encontrar a la persona que mató a Adrián y “cortarlo en pedazos”.
Nora quiere evitar cualquier otro tipo de problema, de modo que ella no le ha dicho a su hijo lo que ella sabe: su hermano se metió en problemas con la gente equivocada, y “la gente equivocada” eran familiares de su novia. Así es como las cosas suceden en Juárez. Las consecuencias de las malas elecciones pueden ser casi incomparablemente duras, y, con muy pocas provocaciones, incluso las personas inocentes pueden terminar siendo víctimas de violencia homicida. Mientras tanto, el alcance del daño crece. Otras formas de comportamiento violento, como el abuso sexual y doméstico, tienden a incrementarse en medio de la presencia de los grupos del crimen organizado.
Pero a pesar de todo el desorden que emerge alrededor, Pacto de Gracia, la iglesia de Nora, prospera. Los miembros se reúnen en un gimnasio prestado escondido en un lote sorprendentemente grande y sombreado en la colonia Felipe Ángeles, un vecindario en el borde occidental de Juárez. Dentro de los muros sin terminar del gimnasio, las familias ruidosas y jóvenes adoran junto con los adolescentes, las viudas y los hombres casados que trabajan en las maquiladoras.
Cuando se le pregunta al pastor Torres acerca de los desafíos de dirigir la iglesia en esta ciudad, él no señala la violencia, pero habla de sus raíces problemáticas. “Nosotros sabemos que ser prósperos y pobres es parte de la lucha en la vida cristiana, de modo que por nuestra parte, yo podría decir que muchas familias luchan con su economía”. Torres va al siguiente punto explicando que los hombres en su iglesia luchan para encontrar trabajos con los que puedan alimentar a sus familias cada semana, y que deben decidir ser honestos, los trabajadores que deciden ir por este camino encuentran trabajos difíciles y que no pagan bien. Para las mujeres, Torres cree que el desafío es contentarse con lo que ellas tienen, con el estilo de vida que Dios les ha dado.
Aprendiendo a vivir con satisfacción y gratitud, el desafío de los creyentes en medio de la adversidad
La gratitud y el contentamiento son mandatos bíblicos, y tiene una aplicación particular en culturas como las de estas personas, y en las nuestras, donde algunos están dispuestos a vender sus almas por un par de zapatillas de marca. Aún así, esto no es lo que muchos esperarían que el pastor Torres dijera. El periodista que lo entrevistó esperaba que le hablara del miedo o un deseo de justicia. En vez de ello, él reitera: “el contentamiento es la lucha principal para estas personas. Pero nosotros enfrentamos esta lucha, y tratamos de enseñar y predicar desde el púlpito las buenas nuevas de Jesucristo de una forma que sea muy práctica para nuestras vidas hoy y ahora”.
Durante una semana en el verano, los esfuerzos de evangelismo de Pacto de Gracia se extendieron a un área que rodea la iglesia, donde los hogares, no importan cuán humildes, están rodeados por cercas, puertas y perros amenazantes. Incluso allí, la mayoría de los residentes están abiertos a los intentos de la iglesia de llenar el vecindario con la escuela bíblica vacacional.
El papel transformador de la fe sobre la realidad
Nora Moreno está en el equipo de trabajo de la escuela bíblica vacacional. Ella ha sacado tiempo de su negocio de limpieza de casas y pasa las mañanas ayudando a los niños de primer y segundo grado a aprender a cantar “Fuerte y dulce Jesús”. Durante el tiempo de descanso, ella renuncia a la limonada y las galletas y en vez de ello opta por sentarse al lado de un niño inquieto que necesita revisar el versículo de Hebreos 12:2 de memoria. Hay un peso en la Escuela Bíblica Vacacional, una urgencia que Moreno entiende. Del mismo modo que todos aquellos que en Juárez han visto cómo una vida desaparece inexplicablemente, trágicamente por cuenta de la violencia. Y eso es lo que el equipo está realmente enseñando. Que cada participante importa. Que todos ellos han sido creados a imagen de Dios y que sus vidas son valiosas.
Cuando el pastor Torres mira hacia la multitud de 74 niños cantando acerca de la fidelidad de Dios y se ser capaces de ir a él de día y de noche, él ve un terreno fértil. “Estamos convencidos de que esto no es sólo una inversión en sus almas, sino también en nuestra comunidad. Los niños aquí escucharán el evangelio y, con esperanza, algún día serán creyentes nacidos de nuevo. Como resultado, ellos se convertirán en hombres y mujeres de bien para su generación”.
El talón de Aquiles
Un estimado del 98% de los crímenes violentos en México nunca se resuelve. Arturo Sarukhán, ex-embajador de México ante Estados Unidos, ha llamado a este débil estado de derecho, uno de los talones de Aquiles de México.
Las víctimas de una masacre que ganó notoriedad en 2019 eran mujeres y niños asociados con la comunidad mormona en el norte de México. Ellos murieron cuando hombres armados emboscaron sus vehículos en una carretera rural y les cayó una lluvia de balas. Los familiares de las víctimas buscaron justicia en México, pero encontraron reconocimiento solamente en el norte de la frontera. En julio de este año, un juez federal en Dakota del Norte falló que un cártel mexicano, acusado de los asesinatos, aunque no presente en el juicio, debía pagar 1 500 millones de dólares a las familias. El monto es automáticamente triplicado bajo la ley federal antiterrorista de Estados Unidos.
Kenny Miller, quien perdió a su nuera y a su nieto en la tragedia, habló con Fox News acerca de lo que era vivir con miedo a los cárteles. Después de compararlos con los terroristas en Afganistán e Irak, Miller añadió una advertencia indicando que los cárteles son una amenaza peor: “Ellos están justo a las puertas de América”. Algo que es bastante obvio. Los ligamentos que pertenecen al talón de Aquiles de México conectan directamente a una frontera compartida de 2 000 millas con 55 puertos activos de entrada.
En México la corrupción no es el único problema
Desde 2008, el gobierno de Estados Unidos ha gastado 3 300 millones de dólares para mejorar el equipamiento de la policía de México, de la fiscalía y de los jueces para que puedan combatir el crimen transnacional y fortalecer el estado de derecho. ¿Pero ha funcionado? El abogado Jonathan Adams, un diácono de la Iglesia Evangélica de Cuajimalpa y ex-misionero que vive en México, ayuda a clientes internacionales a cumplir con los estándares legales éticos de México. Es un trabajo que lo ha tenido cortejando fiscales que le dicen que el sistema legal mexicano no sólo necesita más recursos, necesita una reforma. “Muchos mexicanos y extranjeros asumen que los bajos niveles de castigo por los crímenes se deben principalmente a la corrupción”, dice Adams. “Pero con el tiempo me voy convenciendo más que esto tiene mucho que ver con las leyes y con la forma en que son diseñadas para proteger a los acusados”.
Si bien es importante proteger los derechos de los acusados, Adams dice que esto puede ser desmoralizador cuando algo tan pequeño como un sello pérdido o un documento legal lleva a que se liberen a los criminales. “Al final del día, solamente el evangelio cambia los corazones de verdad, y esa es la razón por la que es realmente tan necesario, pero yo también pienso que mucha gente que está trabajando en organizaciones, sean gubernamentales o no gubernamentales, puede hacer una diferencia real si ellos siguen el diseño de Dios para la justicia”.
Por ejemplo, algunos de los clientes de Adams han establecido reglas estrictas de gasto para asegurarse de que nadie pueda pagar a los funcionarios del gobierno para usar descripciones vagas en sus reportes de gastos. También establecen estándares para involucrar a los vendedores, de modo que sea más difícil usar a terceros para pagarle a alguien. Esto previene a los empleados de que registren compañías fantasmas con falsas direcciones y falsos nombres con el fin de evadir las obligaciones legales. Él dice que es clave alejarse de un enfoque pasivo para demostrar responsabilidad cuando se trata de cumplir con la ley. “De esta forma, sin consideración de si las autoridades están cumpliendo con su trabajo, la sociedad civil se vuelve más obediente a la ley, y más responsable por medio de la transparencia”.
Sobre la persecución a los cristianos evangélicos en México
De acuerdo a Puertas Abiertas, México ocupa el puesto número 43 en la lista de vigilancia mundial de persecución. Las principales fuentes de persecución a los cristianos incluyen el crimen organizado y la corrupción. El perfil de la persecución incluye principalmente la violencia, las hostilidades a la vida de la iglesia y la violencia nacional. México junto con Colombia, Cuba, Rusia y Etiopía hace parte de las naciones de mayoría cristiana en la que los cristianos evangélicos enfrentan grandes dificultades para profesar, anunciar y vivir su fe. El nivel de persecución en México ha sido catalogado por Puertas Abiertas como “Muy Alto”. Puedes ver el perfil completo de Puertas Abiertas sobre la persecución a los cristianos en México en este enlace.
Con información de World.
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