Por supuesto, es imposible impedir que rece por su madre, pero disponemos de medios para hacer inocuas estas oraciones: asegúrate de que sean siempre muy 'espirituales', de que siempre se preocupe por el estado de su alma y nunca por su reúma. De ahí se derivarán dos ventajas. En primer lugar, su atención se mantendrá fija en lo que él considera pecados de su madre, lo cual, con un poco de ayuda por tu parte, puede conseguirse que haga referencia a cualquier acto de su madre que a tu paciente le resulte inconveniente o irritante. De este modo, puedes seguir restregando las heridas del día, para que escuezan más, incluso cuando está postrado de rodillas; la operación no es nada difícil, y te resultará muy divertida. En segundo lugar, ya que sus ideas acerca del alma de su madre han de ser muy rudimentarias, y con frecuencia equivocadas, rezará, en cierto sentido, por una persona imaginaria, y tu misión consistirá en hacer que esa persona imaginaria se parezca cada día menos a la madre real, a la señora de lengua puntiaguda con quien desayuna. Con el tiempo, puedes hacer la separación tan grande que ningún pensamiento o sentimiento de sus oraciones por la madre imaginaria podrá influir en su tratamiento de la auténtica. He tenido pacientes tan bien controlados que, en un instante, podía hacerles pasar de pedir apasionadamente por el 'alma' de su esposa o de su hijo a pegar o insultar a la esposa o al hijo de verdad, sin el menor escrúpulo.
Fragmento de la carta III, Cartas del Diablo a su Sobrino. C.S. Lewis.
¿Cuál es la mejor forma de enfrentarse al diablo? ¡Metiéndose en sus zapatos! Tomar su trabajo de cuando en cuando; tratar de jugar con las emociones, ideas y creencias de nuestros “pacientes” cuál médicos expertos en curar la peligrosa enfermedad de la fe, conduciéndolos a la perdición eterna y a la enemistad definitiva con Dios, “El Enemigo”. Esa es la apuesta de Lewis: si entendemos cómo piensa el tentador, evitaremos la tentación.
Escrutopo, el diablo avanzado y experimentado en el arte de la tentación y la apostasía, es una invención de Lewis que resulta horriblemente real. Su guía es un manual infalible para los demonios más nuevos en la labor. Orugario, aún joven y necesitado de instrucción, ha de escuchar la enseñanza de su tío Escrutopo en esta serie de cartas. Así funcionan Las Cartas del Diablo a su sobrino.
En el fragmento que tenemos enfrente, Escrutopo hace un despliegue barbárico de sus habilidades de distorsión. Sin miedo a equivocarnos, podemos decir que la oración es, de todas, el arma más confiable que tiene el creyente para oponerse al pecado. Con todo, Escrutopo sabe cómo hacer que las oraciones del paciente de Orugario se vuelvan inocuas o poco efectivas: llevarlas a ser demasiado espirituales. Una oración demasiado espiritual es aquella que no se preocupa por las necesidades más sencillas, como una enfermedad o una lucha cotidiana, y en cambio pretende ser de un nivel tan sublime que solo piensa en los pecados, en la devoción y en los afectos espirituales. El problema es que eso no es espiritualidad.
El uso de la palabra “demasiado” muestra que hay una intención de llegar a lo santo, pero solo lo toca en un nivel superficial, donde las cosas parecen espirituales, pero no lo son. ¿Qué es entonces una verdadera oración espiritual? Aquella cuyo amor le lleva a preocuparse por lo tangible, pues es en esa dimensión donde el afecto real se demuestra. Aquí somos llevados a la Escritura, que nos hace entender una y otra vez que no hay tal cosa como una división entre lo espiritual y lo mundano, sino que para el creyente todas las cosas son, al final, espirituales.
Esta tercera carta del epistolario es una respuesta a Orugario sobre una correspondencia pasada. Orugario había reportado que su paciente, al parecer un creyente de poco tiempo de convertido, tenía malas relaciones con su madre. Nuestro fragmento es un punto climático en la carta, pues ofrece el método definitivo para terminar de dañar esa relación madre hijo, aunque en realidad se puede aplicar a cualquier relación humana. Lewis entiende perfectamente el origen de aquello que destruye al hombre: lo que pasa en el interior, en el silencio, donde solo aquél que ora es responsable de los afectos con que lo hace.
Hay dos ventajas, dice Escrutopo, de dedicar tiempo a hacer que la oración del creyente sea demasiado espiritual. La primera es que, sin necesidad de que la madre haga nada nuevo, el hijo pondrá su absoluta atención en el pecado de su madre. ¿Qué más desea el diablo que el creyente se enfoque en la impiedad de otros? Como diría el mismo Lewis, el evangelio es como el sol, que en sí mismo es brillante, hermoso y digno de ser visto, pero además alumbra todas las demás cosas para que podamos verlas. La cruz, no solo ayuda al cristiano a verse a sí mismo justo delante de Dios, sino a ver a todos los demás a la luz de la gracia de Cristo, que recibe a pecadores para salvarlos. Solo unos ojos centrados en la cruz pueden llevar a la reconciliación, al amor y a la bondad entre personas.
Aunque ver al otro a la luz de su maldad ya es suficientemente dañino para el amor cristiano, hay una forma de agravar la situación: distorsionar el significado de “pecado”. Ciertamente es natural que el pecado de los demás irrite al creyente, pues su Dios es deshonrado. Sin embargo, hay gran peligro en pensar que todo aquello que hagan otros e irrite al creyente es pecado, pues el “pecado” deja de significar deshonra a Dios y se convierte en irritación. El objetivo de Escrutopo es, entonces, que el paciente de Orugario haga de su tiempo de oración la plataforma más confiable de queja y crítica en contra de su madre, donde condene como pecaminoso cosas que simplemente no le agradan y que poco tienen que ver con la gloria de Dios.
La segunda ventaja de volver demasiado espiritual una oración es que el creyente cree en su mente a una persona imaginaria, producto de sus concepciones falsas e irreales de lo que es la espiritualidad. ¿Cómo amar a una persona imaginaria? El creyente que hace esto, poca oportunidad tiene de cambiar y servir a la persona del mundo real, pues está demasiado ocupado relacionándose con alguien que no existe, y aún peor, está mucho más presto a juzgar duramente a la persona de carne y hueso por no parecerse más a la persona imaginaria.
Escrutopo dice también al respecto que, con el tiempo, es tal la diferencia entre la persona real y la persona imaginaria, que la oración no podrá influir en el tratamiento de la persona real. Ese tratamiento hace referencia a al menos dos cosas. Por un lado, en un sentido externo, es aquello que llega a oídos del Trono como una petición a favor del otro. Por otro, es un sentido más interno, es el sentimiento que las oraciones producen hacia aquellos por quienes se intercede. Así, cuando se pide por una persona imaginaria, ni hay una petición real a Dios en favor de alguien, ni hay sentimientos de amor que se produzcan por pronunciar palabras intercesoras.
¿Cómo se ve un paciente en el cual se ha hecho el trabajo completo de la oración demasiado espiritual? “(…) podía hacerles pasar de pedir apasionadamente por el ‘alma’ de su esposa o de su hijo a pegar o insultar a la esposa o al hijo de verdad, sin el menor escrúpulo.” Es de notar que la palabra alma está en comillas simples. Aquello que está en la boca de esta persona cuando ora no es otra cosa que una imaginación, algo irreal que no tiene nada que ver con las personas auténticas. Si en verdad pidiese por el alma de un hijo, de una esposa o de una madre, el amor producido le impediría dañarlos. Sin embargo, su agresión sin el menor escrúpulo es muestra de que la oración ha sido el medio para olvidar a la persona real, con necesidades reales y con la esperanza real de la justicia en la cruz.
¿Es nuestra oración un medio para el odio?
Apoya a nuestra causa
Espero que este artículo te haya sido útil. Antes de que saltes a la próxima página, quería preguntarte si considerarías apoyar la misión de BITE.
Cada vez hay más voces alrededor de nosotros tratando de dirigir nuestros ojos a lo que el mundo considera valioso e importante. Por más de 10 años, en BITE hemos tratado de informar a nuestros lectores sobre la situación de la iglesia en el mundo, y sobre cómo ha lidiado con casos similares a través de la historia. Todo desde una cosmovisión bíblica. Espero que a través de los años hayas podido usar nuestros videos y artículos para tu propio crecimiento y en tu discipulado de otros.
Lo que tal vez no sabías es que BITE siempre ha sido sin fines de lucro y depende de lectores cómo tú. Si te gustaría seguir consultando los recursos de BITE en los años que vienen, ¿considerarías apoyarnos? ¿Cuánto gastas en un café o en un refresco? Con ese tipo de compromiso mensual, nos ayudarás a seguir sirviendo a ti, y a la iglesia del mundo hispanohablante. ¡Gracias por considerarlo!
En Cristo,
Giovanny Gómez Director de BITE |