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* El siguiente artículo fue escrito por Aaron Earl y apareció originalmente en Lifeway Research.
La pandemia del Covid19 ha dejado al descubierto fortalezas que muchas congregaciones no sabían que tenían, pero también expuso algunos problemas importantes entre los fieles.
A medida que las iglesias innovaban en formas de llegar a sus miembros, como por ejemplo mediante las reuniones virtuales, y al tiempo que los asistentes exploraban nuevas prácticas de discipulado, aparecieron preocupantes tendencias aislacionistas entre algunos miembros.
Aislamiento pandémico
Pensando en la duración de la pandemia de coronavirus en 2020 y 2021, el 41% de los congregantes regulares dicen que verificaron la asistencia de otros feligreses en su iglesia, y el 38% de los asistentes afirma que las personas en su iglesia han verificado si ellos también han asistido a la congregación, esto según una encuesta reciente de Lifeway Research. Una versión completa de la encuesta se puede ver en este enlace. Otros de los descubrimientos de esta encuesta sobre el estado de la fe en Estados Unidos son presentados en algunas gráficas que exponemos aquí.
En medio de uno de los eventos más de mayor aislamiento, y al mismo tiempo uno de los eventos más traumáticos soportados por nuestro mundo, solo alrededor de 2 de cada 5 fieles se encargaron de ver cómo les estaba yendo a otras personas en su iglesia. La mayoría de las personas en la iglesia enfrentaron las dificultades de la pandemia solo con la ayuda de los que estaban en su hogar, lo que hizo las cosas aún más difíciles para los miembros solteros o viudos.
Pensemos por un momento en todos los miedos, angustias o preocupaciones no expresadas y presentes entre los creyentes, angustias y dificultades que ellos han sufrido durante el año pasado alejados de los demás, incluidos los más de 3 de cada 5 fieles que dicen que nadie de su iglesia se acercó a ellos. Pero pensemos también en todos los cumpleaños, graduaciones, matrimonios y otros momentos de la vida que también han pasado desapercibidos entre las familias de nuestras iglesias, ya que hemos estado socialmente y, lamentablemente, con demasiada frecuencia, distanciados espiritualmente desde principios de 2020. No hemos llorado con los que lloran ni hemos tenido la oportunidad de regocijarnos con los que se alegran durante todo este tiempo.
Una pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿Habrían pasado desapercibidos esos momentos de dolor y esos momentos de celebración durante la pandemia si los cristianos hubieran estado practicando fielmente la comunión bíblica antes de que comenzara la pandemia?
Preocupaciones anteriores a la pandemia
La gran mayoría de los feligreses que ya asistían a la iglesia antes del Covid-19 dicen que serán asistentes regulares a la iglesia una vez que termine la pandemia. Como encontró un estudio de Lifeway Research de febrero de 2021, el 91% de los congregantes dicen que una vez que la pandemia ya no sea una amenaza activa, regresarán a los servicios de adoración en persona al menos con la misma frecuencia que antes de la pandemia. Pero un regreso a los servicios de la iglesia por sí solo probablemente no corregirá los problemas que se expresan dentro de las congregaciones.
Esta visión de aislamiento de la vida cristiana no surgió repentinamente durante los días de distanciamiento social. Aproximadamente 2 de cada 3 fieles protestantes de EE.UU. (65%) dicen que pueden caminar con Dios sin otros creyentes, según un estudio de Lifeway Research de 2019. Contradictoriamente, en el mismo estudio, el 75% dice que necesita que otros creyentes los ayuden a crecer en su caminar con Dios.
En otro estudio de Lifeway Research de 2019, el 78% de los miembros dicen que han desarrollado relaciones significativas con personas en su iglesia. Sin embargo, menos de la mitad (48%) está de acuerdo en pasar tiempo intencionalmente con otros creyentes para ayudarlos a crecer en su fe, y solo el 19% está totalmente de acuerdo. En otras palabras, mientras que 4 de cada 5 fieles dicen que tienen “relaciones importantes” con otros en su iglesia, 4 de cada 5 también admiten que pueden mejorar en el desarrollo de esas relaciones para ayudar al crecimiento espiritual de los demás.
¿Cuál es la perspectiva bíblica sobre las relaciones de comunidad dentro de la iglesia?
En nuestros momentos de tranquilidad personal, leemos las Escrituras para ayudarnos a crecer en nuestra relación personal con Jesús. En un esfuerzo de buena fe por llamar a las personas a la fe en Cristo, a menudo hemos entendido y enseñado la Biblia falsamente a través de una mentalidad individualista. Hemos ignorado el aspecto comunitario de las Escrituras, ya que los libros de la Biblia se escribieron principalmente para grupos de personas en lugar de ser escritos para individuos aislados.
En 1 Corintios 3:16, cuando Pablo pregunta: “¿No saben ustedes que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios vive en ustedes?” A menudo los creyentes respondemos esta pregunta individualmente, en lugar de entender que el “tú” en el versículo está en plural. Pero, como argumento a favor de la unidad, Pablo está hablando del hecho de que el Espíritu vive conjuntamente en la iglesia de Corinto y colectivamente somos el templo de Dios. (Para ayudar a nuestras iglesias a comprender esto, tal vez es importante alentarlos a utilizar la “Y'all version” de la Biblia que sustituye “todos ustedes” por la forma plural de ustedes).
Además, hay cerca de 50 mandamientos que hablan de “unos a otros” y que son dados a los seguidores de Jesús en la Escritura. Debemos estar en paz unos con otros (Marcos 9:50), perdonarnos unos a otros (Colosenses 3:13), amarnos unos a otros (Juan 13:34 y en varios otros lugares), servirnos unos a otros (Gálatas 5:13), orar unos por otros (Santiago 5:16) y sobrellevar las cargas unos de otros (Gálatas 6: 2), entre otros.
No podemos vivir la vida cristiana de manera solitaria. Los cristianos individuales no podemos funcionar ni vivir solos para cumplir con nuestras directivas dadas por Dios. El seguidor de Cristo debe estar en comunidad con otros creyentes. Esto puede haber parecido diferente en un nivel práctico durante la pandemia, pero estos mandamientos no dejan de ser verdad y deben ponerse en práctica ahora mismo mientras salimos de la pandemia y nos enfrentamos a una nueva realidad en la que todos nos necesitamos mutuamente.
Correctivos que la Iglesia puede tomar en este momento
De muchas formas, las iglesias quieren volver a un sentido de normalidad. Queremos reunirnos en persona, dar la mano, dar abrazos y cantar sin la preocupación de transmitir una enfermedad mortal. Pero esta temporada también nos otorga la capacidad de cambiar las cosas y sobre todo nos da la oportunidad de no volver a una normalidad poco saludable.
Quizás durante los servicios de adoración de YouTube o los estudios bíblicos de Zoom, muchos de nosotros nos dimos cuenta de que necesitamos más. Necesitamos estar en comunidad con otros creyentes. Si bien los tiempos de la pandemia fueron “sin precedentes”, este momento de resurgimiento también es “sin precedentes” y nos da la oportunidad de corregir algunos errores anteriores.
¿Cómo puede su iglesia corregir las tendencias aislacionistas que operan en cada congregación y ser una comunidad diferente y más unida en el futuro? Aaron Earls de Lifeway Research recomienda a los pastores y líderes de los ministerios seguir estos seis pasos:
Evalúa todo
Aprovecha esta oportunidad para examinar todos los aspectos del ministerio de tu iglesia. ¿Qué lecciones puedes aprender de las prácticas de reunión y adoración que surgieron durante la pandemia? ¿Qué cambios pueden hacer a los ministerios o programas? ¿Qué ha dejado de ser efectivo y sigue existiendo solo porque “siempre lo hemos hecho así”? Pon todo bajo el microscopio y haz un análisis detallado.
Prioriza la comunidad
En lugar de llenar el calendario de la iglesia con programas, ¿por qué no dejar un espacio para reuniones y compañerismos? Haz un picnic en la iglesia. Planifica un desayuno para grupos pequeños. Anima a las personas de tu iglesia a pasar tiempo juntos fuera de un entorno estructurado. Las relaciones a menudo se forman y se profundizan en esos momentos espontáneos.
Enseña la verdad bíblica
Utiliza el tiempo de enseñanza para hablar sobre la necesidad de estar juntos. Habla sobre los dones espirituales y la incapacidad de una iglesia para cumplir el llamado de Dios sin que todos se unan. Asegúrate de que tu gente conozca la importancia bíblica de estar y servir juntos.
Levanta grupos pequeños
Al hablar de la verdad bíblica de animarnos unos a otros en el amor y a las buenas obras (Hebreos 10:24), señala a los grupos pequeños como una de las mejores formas en que estos mandatos bíblicos pueden aplicarse. Utiliza el púlpito para señalar el aula. Ayuda a las personas a comprender que no pueden crecer espiritualmente como deberían simplemente escuchando un sermón.
Fomenta el discipulado
Piensa por un momento en Cómo sería para la gente de tu iglesia dar el siguiente paso del discipulado Tal vez eso los está moviendo a grupos pequeños, pero tal vez eso les esté pidiendo que se comprometan con una forma más cercana de discipulado, como un discipulado de uno a uno, de uno a dos o tres. Ayuda a tu congregación a dar el siguiente paso hacia un discipulado más profundo con los demás.
Modelo de responsabilidad
Haz el siguiente examen: Como los líderes de la iglesia, ¿están involucrados en la comunidad de tu iglesia, conectados a un grupo pequeño, participando en el discipulado interpersonal? Esto no solo anima a otros en tu iglesia a seguir tu ejemplo, también es bueno para tu alma y ministerio. Un estudio de Lifeway Research de ex pastores encontró que muchos estaban dando prioridad a su imagen y varios no se reunían regularmente con alguien para compartir sus propias luchas.
La pandemia reveló un problema ya presente de aislamiento entre los feligreses protestantes de EE.UU., pero también brindó a las iglesias la oportunidad de corregir ese problema. A medida que superamos el distanciamiento social, también debemos dejar atrás el distanciamiento espiritual.
Con información de Lifeway Research
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