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Este joven inglés, miembro de la aristocracia, había disfrutado de lo mejor de la vida. Había ido a las mejores escuelas, asistió a las mejores reuniones y participó de los lujos de la élite. Su apariencia también se ajustaba muy bien al modelo victoriano inglés. Era alto, agraciado y carismático. Además, su familia era acaudalada y gozaba de amplio prestigio. Sin embargo, eventos inesperados llevaron a este joven al ministerio y a ser uno de los líderes evangélicos más influyentes de su tiempo.
Bienvenidos a este resumen de la vida de J. C. Ryle (1816-1900).
Convertido por un versículo
John Charles Ryle nació de padres acomodados en Macclesfield, Inglaterra el 10 de mayo de 1816. Fue criado en un entorno cristiano y de niño asistía a la iglesia regularmente. Después de un período de educación privada, Ryle ingresó a Eton en febrero de 1828, donde se destacó en los deportes, especialmente en el remo y el cricket.
Posteriormente, al ingresar a Christ Church, escuela de Oxford, en octubre de 1834, Ryle continuó practicando deportes. Fue capitán del First Eleven en su segundo y tercer año, logrando un triunfo personal de 10 wicket en los bolos. Sin embargo, varias circunstancias e incidentes en su propia vida y en la de otros a su alrededor despertarían a Ryle al saber que no todo estaba bien con su alma. La vida se complicó en 1837, temporada en la que fue golpeado por una infección, y como resultado, por primera vez en catorce años recurrió a su Biblia y a la oración.
Posteriormente, un domingo, mientras corría porque iba tarde a la iglesia, llegó para escuchar la lectura del capítulo dos de Efesios. Mientras escuchaba, sintió que el Señor le estaba hablando directamente a su alma. Sus ojos se abrieron cuando escuchó el versículo 8: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios". Allí, sentado en el banco de la iglesia, el joven Ryle se convirtió al escuchar la Palabra de Dios. Uno de sus biógrafos dijo sobre esta experiencia: "Fue convertido no por un tratado, ni un sermón, sino por la Palabra de Dios".
Mientras tanto, Ryle continuaba con sus estudios. El joven era un estudiante brillante, así que le ofrecieron una beca, pero la rechazó. Él tenía la intención de forjar para sí una carrera en política, y se fue a Londres a estudiar derecho, pensando que esto sería una ayuda para él. Sin embargo, tuvo que abandonar esto después de seis meses debido a una recurrencia en sus problemas de salud, causados por el smog de Londres.
Cambio de planes
Cuando el negocio financiero de su padre entró en quiebra en 1841, Ryle tuvo que renunciar a toda esperanza de una carrera política, ya que ahora la familia no podría pagar sus estudios. La familia Ryle había pasado de la riqueza a la pobreza casi de la noche a la mañana. Habían sido una familia victoriana fuerte y vibrante a mediados de 1800, pero la mala gestión del banco familiar por parte del padre los hundiría en la ruina. Para junio de 1841, el negocio y la familia estaban en bancarrota. El señor Ryle se quedó solo con su esposa e hijos, y dos caballos. La pérdida sería devastadora para toda la familia.
Pero Dios lo sostendría y, aunque la familia pasaría las siguientes dos décadas tratando de enmendar el desastre, John logró mantener una visión centrada en Dios de su propia calamidad. Él escribió: "Los bancos pueden quebrarse y el dinero puede sacar sus alas y huir. Pero el hombre que ha venido a Cristo por fe todavía poseerá algo que nunca se le podrá quitar". Con su título de Oxford, Ryle pudo ingresar al ministerio de la Iglesia de Inglaterra, y fue ordenado el 21 de diciembre de 1841. Mucho después, Ryle escribió al respecto: "No tengo la menor duda, todo fue lo mejor. Si no hubiera caído en la ruina, nunca debería haber sido clérigo, nunca hubiera predicado un sermón o escrito un folleto o libro".
Los planes originales de J. C. Ryle cambiarían y él perseguiría el ministerio. Al principio, buscó un llamado en lugares notorios, pero Dios lo estableció en iglesias rurales más pequeñas. J. C. era altamente intelectual y sobrecalificado, pero él siempre serviría fielmente a la congregación a la que Dios lo había enviado.
Ryle comenzó su ministerio como pastor en una Capilla en Exbury, Hampshire, pasando a ser rector de St. Thomas, Winchester en 1843 y luego rector de Helmingham, Suffolk al año siguiente. Siendo un hombre de profunda piedad personal, y acostumbrado a lidiar con los eventos diarios de la vida en un espíritu de oración, Ryle ingresó a su nuevo cargo con temor y temblor.
Entre el dolor y la pasión
Sin embargo, la vergüenza de la caída de su familia aún perseguía a Ryle. Sus primeros años en el ministerio le dieron un pequeño sueldo, del cual enviaría a casa grandes porciones para ayudar a la familia a salir de deudas. Él lucharía con Dios, orando: "¿Por qué permitiste que esto le pasara a mi familia?" Pero los últimos años de J. C. le darían una idea. Fue a través del sufrimiento que Dios lo hizo crecer.
Mientras estuvo en Helmingham, Ryle se casó y enviudó dos veces. En su vida tuvo que ver la muerte de tres esposas, Matilda que murió en 1847, Jessie fallecida en 1860 y Henrietta que murió en 1889. A pesar del inmenso dolor de la pérdida, junto con la frustración y las secuelas que cargaba de la bancarrota, Ryle siguió adelante, trabajando más y más en el ministerio.
Ryle comenzó a publicar sus trabajos. Una de sus obras más conocidas fue la serie de Pensamientos Expositivos sobre los evangelios que se publicaron en años sucesivos entre 1856 y 1858. Su producción fue nada menos que estelar. Además de sus sermones expositivos semanales, John pudo escribir una gran cantidad de libros, incluidos Knots Untied en 1874, Holiness en 1877, Old Paths en 1877, Practical Religion en 1878 y The Upper Room en 1888. Sus obras abarcaban temas de relevancia para la Iglesia, siempre desde un punto de vista bíblico.
Legado para el mundo evangélico
Su iglesia final fue Stradbroke, también en Suffolk, a donde se mudó en 1861. Fue allí donde se hizo conocido a nivel nacional por su predicación directa y su firme defensa de los principios evangélicos. El orgullo demasiado frecuente en el banquillo episcopal no era lo suyo. Nunca buscó que se le destacara por su posición y evitaba ser tratado como alguien especial.
Después de un período como canon honorario de Norwich, en 1880 Ryle se convirtió en el primer obispo de Liverpool, por recomendación del primer ministro Benjamin Disraeli (1804-1881). Su labor ministerial estuvo marcada por sus esfuerzos por construir iglesias y salones misioneros para llegar a las áreas urbanas de la ciudad en rápida expansión. Se retiró en 1900, a los 83 años, y murió más tarde el mismo año en Lowestoft. Fue enterrado con su Biblia de predicación aferrada a su corazón.
El legado de J. C. Ryle es casi inconmensurable, ya que casi todos sus libros todavía están impresos y continúan siendo relanzados en nuevas ediciones. Su escritura es clara y profunda; su doctrina es rica y sana; su enfoque evangélico es de vanguardia. Por estas y muchas otras razones, Ryle es el favorito de muchos.
Trabajó incansablemente por la unidad entre todos los eclesiásticos anglicanos leales a los principios protestantes originales de la Iglesia de Inglaterra. Sin embargo, no rehuyó de la controversia y fue un implacable oponente del racionalismo y del ritualismo. También fue un hombre frontal que estaba en contra de la unión eclesial con el Vaticano que promovía el movimiento de Oxford y el anglocatolicismo.
También su perseverancia ante el sufrimiento fue admirable. Habiendo perdido a tres esposas, mientras sacaba a su familia de las deudas en el transcurso de veinte años, todo mientras servía alegremente en el ministerio, nos muestran a un hombre probado en el horno. Ryle tuvo que sufrir graves dificultades, pero él nunca se volvió atrás ni se rindió. Mantuvo sus ojos en Cristo incluso cuando todo a su alrededor parecía desmoronarse. El famoso predicador Charles Haddon Spurgeon (1834-1892) lo llamó un "campeón evangélico... uno de los mejores y más valientes de entre los hombres".
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿De qué forma afrontas las dificultades en tu vida? ¿Estás huyéndole a tu llamado mientras tratas de encontrar seguridad y comodidad? ¿Crees que necesitamos más líderes como J. C. Ryle en este tiempo?
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