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Rusia es una tierra con un enorme afecto cristiano: sus paisajes están salpicados por iglesias y monasterios, sus libros de cuentos llenos de imágenes e historias de santos y mártires, su música y literatura enriquecidas por compositores, artistas y escritores cristianos.
Cuando pensamos en Rusia, vienen a nuestra mente restos de comunismo, nacionalismo y en sombras de ateísmo. Sin embargo, este es un país religioso. Cerca del 74% de los rusos se identifican como cristianos. ¿Por qué, entonces, Rusia está fortaleciendo una imagen cada vez más negativa en cuanto a libertad religiosa? El país de Tolstoi y Dostoievski se encuentra entre los 30 lugares más peligrosos para ser cristiano según la Lista Mundial de Persecución del ministerio de Puertas Abiertas.
Debemos ir hacia atrás para entender esa persecución. La historia del cristianismo en Rusia está estrechamente ligada a la Iglesia Ortodoxa que ha interactuado con otras corrientes cristianas y secularistas a lo largo de los siglos.
Llegada del cristianismo a Rusia
La tradición de la iglesia dice que, en algún momento entre los años 50 y 60 d.C., el apóstol Andrés visitó el territorio de lo que hoy conocemos como el Kiev y posiblemente dejó nuevos conversos en esta y otras regiones cercanas, en ese entonces conocidas como Escitia. De hecho, el apóstol Pablo menciona a los escitas en su Epístola a los Colosenses, aparentemente sugiriendo que algunos ya se estaban convirtiendo en cristianos.
A fines del primer siglo, el obispo de Roma, Clemente (35-99), fue exiliado a Jersón, una región de la actual Ucrania, y luego fue martirizado allí. El cristianismo se extendió a través de las colonias griegas a lo largo de la costa del Mar Negro y los obispos de estas regiones asistieron a algunos de los primeros consejos de la iglesia.
Durante los siguientes siglos, la región experimentó una tensión cuando las iglesias de Constantinopla y de Roma competían para promover el cristianismo a su estilo en la región eslava, es decir, las áreas del nororiente de Europa, incluida Rusia.
Sin embargo, el cristianismo fue aparentemente introducido de manera oficial en Rusia por los misioneros griegos de Bizancio en el siglo noveno. Al parecer, alrededor de 955, Olga de Kiev (890-969) fue a Constantinopla y fue bautizada como cristiana. Al regresar a su país, trató de que su hijo, el rey Sviatoslav I de Kiev (942-972), se convirtiera, sin éxito. Posteriormente Vladimir I de Kiev (958-1015), nieto de Olga, abrazó el cristianismo y procedió a establecerlo como la religión oficial del estado. A partir de ahí, el cristianismo en Rusia profundizó sus relaciones con Constantinopla y se alejó cada vez más de Roma.
Posteriormente, mientras Rusia estaba bajo el dominio mongol entre el siglo 13 hasta el siglo 15, la iglesia en el territorio disfrutó de una posición privilegiada y la fe fue el elemento vinculante de la cultura rusa que les permitió sobrevivir como nación durante estos dos siglos.
En el siglo XVI, tras la conquista de Constantinopla por parte de los turcos musulmanes, los rusos proclamaron su independencia de la iglesia de Constantinopla. Su rey se proclamó “zar” y el metropolitano, o líder de la iglesia en Rusia, comenzó a llamarse “patriarca”. A pesar de las amenazas constantes de los musulmanes y de otros pueblos, los rusos siguieron manteniendo, hasta hoy, una profunda identidad con el cristianismo bizantino de la Iglesia Ortodoxa.
Protestantismo
Luego de la Reforma, varias ramas del protestantismo llegaron a Rusia. Las primeras iglesias protestantes aparecieron en el territorio en los siglos XVI y XVII, principalmente entre las comunidades de expatriados de Europa occidental.
Durante el siglo XVII, el Zar Alexis I de Rusia (1629-1676), ante el aparente aislamiento de la Iglesia Ortodoxa rusa de las demás comunidades ortodoxas, intentó darle una identidad más griega a la iglesia oficial a través de la revisión de la liturgia y la doctrina, pero esa idea desencadenó revueltas.
En 1721, el Zar Pedro I de Rusia (1672-1725), que pretendía abrir a su nación a occidente, abolió el patriarcado de la Iglesia Ortodoxa y lo reemplazó con el Santo Sínodo, que se inspiró en los sínodos controlados por el estado de la iglesia luterana en Suecia y Prusia.
En el siglo XVIII, bajo la Catalina II de Rusia (1729-1796), se invitó a Rusia a un gran número de colonos alemanes, entre ellos a menonitas, luteranos, reformados y también católicos romanos. Las primeras comunidades bautistas llegaron hacia finales del siglo XIX.
La modernidad
Pero todo cambió en 1917 con la Revolución Bolchevique. Las relaciones entre la iglesia y el estado serían muy cambiantes y la legalidad del cristianismo en el futuro sería ambigua.
Tras el colapso del gobierno zarista, un consejo de la Iglesia ortodoxa rusa restableció el patriarcado. Sin embargo, el nuevo gobierno soviético pronto declaró la separación de la iglesia y el estado y nacionalizó todas las propiedades de las iglesias. Estas medidas fueron seguidas por brutales persecuciones que incluyeron la destrucción de templos y el arresto y ejecución de muchos creyentes. La Iglesia Ortodoxa se debilitó aún más en 1922, cuando la Iglesia Renovada, un movimiento de reforma apoyado por los soviéticos, se separó de la Iglesia ortodoxa oficial y restauró el poder del Santo Sínodo.
En 1925 el gobierno comunista prohibió la celebración de elecciones patriarcales. En 1927, para asegurar la supervivencia de la iglesia ortodoxa, el metropolitano Sergio I de Moscú (1867-1944) expresó formalmente su "lealtad" al gobierno soviético y se abstuvo de criticar al estado.
Mientras tanto los protestantes tenían sus propios retos. Algunos prisioneros rusos, que fueron llevados a la fe por misioneros protestantes alemanes durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), regresaron a sus hogares llevando el evangelio. La década de 1920 vio nuevas oportunidades para el trabajo misionero, ya que el régimen bolchevique inicialmente parecía ofrecer ciertas concesiones a grupos no alineados con la Iglesia Ortodoxa. Pero las condiciones no se mantendrían. En la década de 1930, la represión estalinista diezmó la vida de la iglesia evangélica, con muchos arrestos y cierres de iglesias.
Luego, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) vio una relajación de las relaciones iglesia-estado y la comunidad protestante se benefició junto con los ortodoxos. El período inmediato de posguerra vio el crecimiento de las congregaciones bautistas y pentecostales.
Aunque el estado soviético había establecido una entidad para vigilar al protestantismo y alentaba a las congregaciones a registrarse, esto no señalaba el fin de la persecución. Muchos líderes y creyentes de diferentes comunidades protestantes fueron obligados a ingresar en hospitales psiquiátricos, también sufrieron persecución, encarcelamiento y muerte. Por ejemplo, Iván Voronaev (1885-1937), líder del movimiento pentecostal en Ucrania, pasó varios años en prisión hasta que fue ejecutado en 1937.
En 1943, beneficiándose de la repentina reversión de las políticas de Iósif Stalin (1878-1953) hacia la religión, la ortodoxia rusa experimentó una resurrección: se eligió un nuevo patriarca, se abrieron escuelas de teología y miles de iglesias comenzaron a funcionar. Entre 1945 y 1959, la organización oficial de la iglesia se expandió enormemente. Posteriormente se instituyó una nueva y generalizada persecución de la iglesia bajo el gobierno de Nikita Khrushchev (1894-1971) y de Leonid Brezhnev (1906-1982). Para finales de la década de 1980, bajo el gobierno de Mijaíl Gorbachov (1931), las nuevas libertades políticas y sociales hicieron que muchos edificios de iglesias fueran devueltos. Finalmente, el colapso de la Unión Soviética en 1991 trajo una nueva era para el cristianismo en Rusia.
Después de la caída de los soviéticos, miles de evangélicos de Occidente se embarcaron en una extraordinaria actividad misionera. Muchos rusos se convirtieron, establecieron iglesias e iniciaron diversas obras misioneras. Eso duró aproximadamente una década. Lo que siguió fue una decepción entre los rusos después de que muchos de sus amigos occidentales entusiastas y generosos empacaron y se fueron a casa.
La iglesia ortodoxa que había perdido su estatus bajo Lenin ahora era vista como una entidad rusa esencial. El regreso de la iglesia al estatus nacional fue parte del ejercicio para revivir el nacionalismo ruso. La esperanza era que la grandeza anterior de su gente y su cultura fueran reconocidas nuevamente.
El cristianismo en Rusia hoy
La ley rusa ampara a cuatro religiones oficiales, la iglesia ortodoxa de Rusia, el Islam, el budismo y el judaísmo. El protestantismo es una minoría de alrededor del 1%. Actualmente, la Iglesia ortodoxa de Rusia es mayoría en el país con cerca del 70% de la población. Los protestantes constituyen entre el 0,5 y el 1,5%, es decir, entre 700,000 y 2 millones de creyentes en todo el país.
En general, los cristianos que viven en regiones rusas con influencia del Islam, como el Cáucaso septentrional y la zona central alrededor de Kazán, están sufriendo persecución por parte de grupos musulmanes radicales.
Pero la legislación rusa también está poniendo su cuota. En julio de 2016, el proyecto de “Ley Yarovaya” fue aprobado. Esta ley prohíbe predicar y distribuir literatura religiosa en la vía pública, en Internet e incluso en las casas. Compartir la fe está permitido siempre y cuando los oyentes no sean invitados a eventos religiosos o a lugares de culto. La ley, que forma parte de un paquete antiterrorista, restringe la predicación, la enseñanza y el reclutamiento de adeptos religiosos a los lugares de culto oficialmente reconocidos. Incluso, algunas iglesias han sido penalizadas por distribuir información básica en sus propios edificios. A algunos pastores se les exige resúmenes de los sermones e informes de asistencia a sus iglesias.
Tras la prohibición de la secta de los Testigos de Jehová, los protestantes evangélicos se han convertido en el grupo más castigado en virtud de las controvertidas leyes del país.
Los evangélicos se han visto directamente afectados por estas medidas, así como por otros esfuerzos que se oponen a aquellos que están fuera de la “comunión ortodoxa”. La creencia en el ambiente es que los rusos creen que “ser ortodoxo es ser ruso, y ser ruso supone que eres ortodoxo”. La Iglesia Ortodoxa tiene una relación estrecha con el gobierno de Putin.
Las iglesias cristianas, incluidas las iglesias protestantes, en su mayoría apoyaron la reelección de Vladimir Putin en marzo de 2018. Sin embargo, los protestantes y otras religiones no ortodoxas continúan enfrentándose a una legislación que es muy represiva con sus prácticas. Al parecer, no es que los cristianos rusos en general estén de acuerdo con Putin; simplemente no ven otras opciones políticas.
La situación para el protestantismo en Rusia no parece ser prometedora. Muchos temen que la legislación se enfile hacia los grupos evangélicos y las restricciones se hagan cada vez más intensas, a pesar de la paradoja que significa que Vladimir Putin sea tan popular entre los cristianos fuera de Rusia.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Crees que las medidas del gobierno ruso para ejercer más control sobre las iglesias son correctas, o consideras que el Kremlin quiere aumentar el control para favorecer a la iglesia oficial? ¿De qué forma tú y tu congregación se pueden comprometer con la situación de nuestros hermanos en Rusia?
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