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Antes de que William Carey fuera al campo misionero, probablemente sólo había unos pocos cientos de misioneros protestantes en el mundo. Para cuando Carey murió, había cerca de 1000 repartidos en cientos de campos misioneros en todo el globo.
Para 1900, setenta años después de la muerte de Carey, luego de un segundo estallido de misiones protestantes, había cerca de 15,000 misioneros protestantes europeos y estadounidenses en todo el mundo. Pero la mayoría de aquellos misioneros que fueron tuvieron ministerios cortos; pues muchos murieron en los primeros dos años en el campo, lo que mantuvo el número de obreros en las misiones bastante estable durante este tiempo.
Sin embargo, para muchos, la magnitud del movimiento misionero moderno no debe medirse por el número de misioneros, sino por el crecimiento de la iglesia.
En 1800, quizás el 1% de los cristianos protestantes vivía en Asia, África y América Latina. Para 1900, este número había crecido al 10%. En 1992, al menos el 67% de todos los cristianos protestantes activos vivían en países que alguna vez fueron considerados campos misioneros extranjeros por los europeos o estadounidenses. Y es que, en las últimas décadas, la iglesia ha crecido rápidamente, incluso de manera explosiva, en muchos territorios como Corea, África subsahariana, Singapur y China.
Consideremos este notable cambio. Hace sólo 200 años el cristianismo protestante era casi exclusivamente occidental. Ahora los protestantes son más fuertes en Asia, África y América Latina. Desde el punto de vista cristiano, el movimiento misionero moderno ha trastornado el mundo. ¿Qué fue lo que causó este movimiento?
Los primeros misioneros
Los primeros misioneros protestantes europeos en Asia desembarcaron en India casi un siglo antes que William Carey. Bartholomew Ziegenbalg y Heinrich Plütschau fueron pietistas de la Universidad de Halle (Alemania) que fueron a la colonia danesa de Tranquebar en India en 1706. Más de cincuenta misioneros pietistas de Alemania los siguieron a la India durante ese siglo. A estos misioneros se les podría considerar como los pioneros del movimiento misionero protestante en Oriente.
El pietismo también influyó en el joven conde Nikolaus Ludwig von Zinzendorf, quien se convirtió en el líder del movimiento moravo. En 1732, los creyentes moravos comenzaron a enviar misioneros a todo el mundo, a 28 países diferentes en 28 años.
Susana Wesley, madre de John Wesley y Charles Wesley, se vio muy influenciada por la lectura de las memorias de Ziegenbalg y Plütschau, los misioneros pietistas en la India. Sus hijos también sintieron profundamente el impacto espiritual de los moravos, y su movimiento metodista posterior dio a luz a muchos misioneros en el siglo XIX.
Por otro lado, los avivamientos evangélicos del siglo XVIII fueron un segundo factor importante en la explosión de la actividad misionera. Jonathan Edwards, un líder del primer “Gran Despertar” en América del Norte, tenía una profunda preocupación por las misiones, así que animó constantemente la celebración de reuniones de oración, que se organizaron en Escocia y América del Norte. Pero quizás su legado más importante a las misiones fue la publicación del diario de David Brainerd, quien murió después de un breve pero intenso ministerio con nativos americanos en el centro de Nueva Jersey. William Carey más tarde se inspiraría en el diario de Brainerd para ir al campo misionero.
Pero fue el despertar evangélico en Inglaterra, dirigido principalmente por John Wesley, Charles Wesley y George Whitefield, quien le daría un impulso definitivo a las misiones modernas. El movimiento condujo a la renovación en muchas iglesias, y Carey fue avivado en su fe por el movimiento. Es significativo que Carey escribiera su manifiesto de misiones de investigación solo un año después de la muerte de John Wesley.
Contexto político y comercial
Otro factor a tener en cuenta era el contexto político y comercial del momento. Durante los años 1500 y 1600, las misiones desde Europa fueron llevadas a cabo casi exclusivamente por católicos romanos. Los esfuerzos misioneros fueron apoyados por las principales potencias marítimas católicas romanas como España, Portugal y más tarde Francia.
Pero a principios del siglo XVII, la Compañía Británica de las Indias Orientales empezó a operar. Gran Bretaña gradualmente comenzó a controlar territorios en este país, y un siglo después, casi toda la India se había incorporado al Imperio Británico. Inglaterra, con sus crecientes intereses comerciales, se había convertido en la potencia marítima dominante del mundo. Las noticias de las exploraciones del Capitán James Cook en el Pacífico Sur fueron muy difundidas en Inglaterra, ampliando la comprensión del mundo por parte de las personas del común. Cuando Carey leyó El último viaje del Capitán Cook, su interés en las misiones se profundizó mucho más.
Por lo tanto, Carey llegó a la escena en un momento de expansión comercial y política, y de un avivamiento de la fe. Insistió en que la Gran Comisión era vinculante para la iglesia. Trazó las raíces históricas de las misiones protestantes y reconoció el contexto histórico cambiante que hizo posible un movimiento misionero.
Carey y las organizaciones misioneras
El llamado de William Carey a la misión lanzó un movimiento de grandes dimensiones. Más que cualquier otro individuo, movió a las iglesias europeas y norteamericanas a enfocarse en la evangelización del mundo más allá de las fronteras culturales de su tiempo. Por esta razón, para muchos, Carey merece ser llamado el “Padre de las Misiones Protestantes”. Y es que el impacto de la misión de Carey fue casi inmediato, evidente en la expansión de las organizaciones misioneras.
En 1792, Carey provocó la creación de la Sociedad Bautista Particular para la Propagación del Evangelio entre los paganos. Pronto siguió una explosión de agencias misioneras como la Sociedad Misionera de Londres que se fundó en 1795, las Sociedades Misioneras de Escocia y Glasgow que iniciaron operaciones en 1796, la Sociedad Misionera de la Iglesia que se abrió en 1799, la Sociedad de la Tradición Religiosa que se fundó en 1799, y la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera que empezó a operar en 1804.
Se formaron grupos similares en Europa continental y América, incluida la Junta de Comisionados de las Misiones Extranjeras de los Estados Unidos que se fundó en 1810 y, entre los bautistas, la Convención General para las Misiones Extranjeras que inició operaciones en 1814.
El movimiento misionero no ha dejado de crecer desde finales del siglo XVIII. Para inicios de la década de 1990, habían más de 40,000 misioneros protestantes de carrera que se habían ido de los Estados Unidos a otras partes del mundo.
Misiones hoy
Sin embargo, el movimiento misionero lanzado por Carey ha cambiado radicalmente. En el siglo XIX, con raras excepciones, los misioneros transculturales venían de occidente. Incluso hasta hace setenta años, misionero generalmente significaba un occidental que iba a Asia, África o América Latina.
Hoy, sin embargo, el número de misioneros transculturales está creciendo más rápidamente entre los creyentes de Asia, África y América Latina. Algunas cifras indican que había cerca 3,400 misioneros en 1972. Para 1992 había al menos 48,000 y hoy son más de 300,000. Este es un nuevo fenómeno en la historia. Ningún mensaje ha sido comunicado tan ampliamente por tanta gente de tantas razas, idiomas y culturas como el mensaje cristiano de hoy.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿De qué formas crees que la iglesia puede ser más sensible a asumir un compromiso más profundo con las misiones?
Este artículo fue originalmente escrito en inglés por Paul E. Pierson para Christianity Today. Fue traducido, adaptado y actualizado al español por Giovanny Gómez Pérez y editado por David Riaño.
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