Una pareja de latinoamericanos ha recibido un importante llamado del Señor: predicar el Evangelio en el país más ateo del continente.
El colombiano José Bombiela vive en Quebec junto a su esposa Clara Bastidas, quien es venezolana. Ambos hacen parte de Ministerios Estudiantiles Internacionales de Canadá (ISMC por sus siglas en inglés) y se dedican a predicarles el Evangelio o a ministrar a los estudiantes de diferentes partes del mundo que llegan al país norteamericano. Su objetivo es que ellos sean transformados por la Palabra y equipados para alcanzar a otros en sus clases durante su estadía en Canadá, o en sus lugares de origen una vez terminen sus estudios.
Un dato a tener en cuenta es que, en 2023, Ipsos publicó la encuesta Creencias religiosas en el mundo, en la que encontraron que el 20% de los consultados en Canadá no cree en Dios. Esta cifra podría aumentar si se tuviera en cuenta que, además, el 26% dijo creer en una fuerza superior o espiritual diferente al Dios revelado en la Biblia, la Torá o el Corán. Así, ese país sería uno de los que tienen mayor nivel de ateísmo entre los 26 que fueron consultados, y ocuparía el primer lugar del continente americano.
Lo anterior deja entrever que el llamado del Señor para esta pareja es muy desafiante. José y Clara, quienes sirven juntos en esta forma maravillosa de discipulado, nos contaron cómo están reaccionando los jóvenes al Evangelio y cuáles son los retos al ministrarlos. Empecemos con la perspectiva de José.

“La nueva generación considera que el progresismo es el futuro”, José Bombiela.
Para José, el paso del colegio a la universidad fue más que un cambio de institución. Justo en medio de aquella transición, experimentó una transformación profunda: por la gracia de Dios, pasó de muerte a vida. Conoció a Cristo a través de un grupo de misioneros y, desde el principio, comprendió que la vida cristiana es una misión en su esencia. No importa si uno viaja o permanece en el lugar donde nació, todos hemos recibido del Señor la misma comisión: proclamar el Evangelio. Sobre su labor, José dice:
Estoy involucrado en una misión urbana que no requiere viajes lejanos, sino una presencia constante en la vida cotidiana de estudiantes internacionales. Mi llamado no es distinto al que todos los creyentes tienen: hacer discípulos. La diferencia está en la cantidad de tiempo que invierto en ello. Pero el llamado viene del mismo Señor que nos envía, cerca o lejos de casa.
Él está entre quienes fueron enviados más allá de sus fronteras, y esto fue lo que nos compartió sobre su experiencia.

¿Qué tan perseguida es la Iglesia de Cristo en Canadá?
Canadá ha sido históricamente un país abierto a todas las religiones en el ámbito social. Cada uno puede practicar su fe libremente. Sin embargo, esto está cambiando, especialmente en provincias como Quebec, donde no solo se busca un Estado laico, sino también una sociedad laica. Aunque no se trata de persecución abierta como en otros contextos, sí existe una creciente presión cultural para mantener la fe en el ámbito privado.
El conflicto con el cristianismo es inevitable porque la fe cristiana es, por naturaleza, exclusiva: proclama a un solo Señor y Salvador. Eso choca con una cultura que promueve el pluralismo absoluto. Por eso, aunque todavía hay libertad, los cristianos debemos ejercerla con sabiduría y valentía.
Yo anticipo que el cristianismo, que solo considera a Jesucristo como Dios, va a ser considerado peligroso ideológicamente, así que la persecución en Canadá y en Occidente va a ser ideológica. En proporción a este tipo de hostigamiento, modelos de congregaciones como las iglesias en casa van a seguir creciendo.

La apertura a la ideología de género está marcando con fuerza a las nuevas generaciones. ¿Cuál es tu diagnóstico de la juventud canadiense a la luz de las Escrituras respecto a este tema?
Canadá es un caso de estudio interesante porque, a diferencia de Estados Unidos o de nuestros países en Latinoamérica, no existe una idea conservadora de la cultura. Lo que existe es, por una parte, una cultura liberal, identificada con la izquierda política, que aún mantiene ciertos principios “neutrales” en temas de género; es decir, reconoce que hombre y mujer son diferentes tanto en sexo como en género. Por otra parte, existe una cultura progresista, también de izquierda, que no hace distinción entre sexo y género.
Creo que la nueva generación ve las ideas liberales como cosa del pasado y considera que el progresismo es el futuro, el cual se define por aceptar todos los modos de vida, excepto aquellos que intenten definirlos. Esto hace que, en temas de género, la fe cristiana sea incompatible con sus estilos de vida. Ese es un desafío que la Iglesia en Canadá aún no sabe cómo resolver.

¿Cómo es evangelizar en el país más ateo del continente?
El evangelismo en Canadá, y específicamente en Quebec —el campo misionero más grande de América por cantidad de población—, es un desafío. Es fácil encontrar personas que oigan el mensaje del Evangelio, pero que lo hagan y que, incluso, oren o lo acepten, no significa que necesariamente lo sigan. La apertura de la gente a oír es una bendición pero, al mismo tiempo, es un problema.
Después de seis años en este país, he visto que la hospitalidad y la amistad sincera hacia los no creyentes es lo único que nos permite recorrer con ellos un camino preparado paso a paso por el Señor. Así es como realmente escuchan y siguen al Padre en arrepentimiento, obedecen y eventualmente caminan en Sus obras. Esto toma años, pero es la única forma.

¿Cuáles son los mayores retos de ministrar estudiantes?
Hay tres retos principales en el ministerio estudiantil con los que, estamos seguros, muchos otros creyentes se identificarán. El primero es crear oportunidades para conocer estudiantes no creyentes. El segundo es mostrar una hospitalidad sincera, es decir, ofrecer ayuda práctica, social y espiritual en todo momento sin esperar nada a cambio. El tercero es ser constante en el tiempo para desarrollar una relación de amistad desde un corazón pastoral.
¿Cómo analizarías la incidencia en la juventud local?
En Levítico 19:33-34 se le ordenaba a Israel tratar a los extranjeros que residían en su tierra con justicia y compasión. Es decir, no oprimirlos, sino tratarlos y amarlos como a sí mismos, recordando que ellos (los israelitas) también habían sido extranjeros en Egipto. Nuestro ministerio sirve a estudiantes internacionales con la ayuda de estudiantes e iglesias locales. Parte de nuestra misión es movilizar a la juventud local para que entienda que, cada año, llegan a su ciudad cientos de estudiantes de todo el mundo, y que eso representa una oportunidad para hacer misiones en su propio contexto.

Ahora, ¿cuál es la perspectiva de Clara?
“La mujer virtuosa es la descripción de un carácter que nace de un corazón que tiene devoción a Cristo”, Clara Bastidas.
Clara tenía lo que para muchos en el mundo puede ser considerado “el trabajo soñado”. Como abogada con una maestría en derecho humanos, ejercía su profesión en las Naciones Unidas, sobre lo cual cuenta:
Mi trabajo consistía en ayudar a personas desde mi experiencia, desde las herramientas legales que les podía ofrecer, lo cual me encantaba. Pero no podía ayudarlos espiritualmente; tenía prohibido mencionar el nombre de Cristo. Y no poder compartir sobre la esperanza que yo tenía me empezó a frustrar demasiado.
En Su providencia perfecta, Dios hace que todo se organice. Su anhelo de usar su tiempo para servir a Dios encontró eco en José, quien se convirtió en su esposo:
…conocí a mi esposo, quien, desde su conversión —cuando era un estudiante— había sido misionero con la organización CRU. Al inicio de nuestra relación él fue muy claro: dijo que quería servir a Dios desde plataformas ministeriales a tiempo completo. Entonces, simplemente fue algo que surgió naturalmente. Una de las tantas cosas que tuvo sentido cuando pensamos en unir nuestras vidas fue que lo que estaba en el corazón de cada uno se alineaba con el otro.

Su cambio de rumbo evoca lo que el apóstol Pablo escribió en una de sus cartas: “Pero las cosas que para mí eran ganancia las he considerado pérdida a causa de Cristo” (Fil 3:7, RVA-2015). Para un corazón redimido no hay logro, sueño cumplido o meta alcanzada que siquiera se asemeje al gozo de servir al Señor. Esta fue la conversación que tuvimos con ella:
¿Cuáles son los grandes retos de enseñar los preceptos bíblicos a mujeres permeadas por el llamado “empoderamiento”, el feminismo y el deseo de individualidad lejos de los roles convencionales?
Creo que el mayor reto es tratar de que las mujeres no se concentren en su idea de lo que tiene que saber una mujer o en su percepción de lo que es una feminidad bíblica, sino que se enfoquen en el mensaje global del Evangelio. Es entender que la Biblia está escrita tanto para hombres como para mujeres y que ambos estamos llamados a recibir el mensaje con la misma determinación, aun si estamos llamados a ejercerlo, a practicarlo y a servirlo desde distintos roles.
Creo que cosas como el empoderamiento personal y el feminismo son amenazas para la Iglesia y son enemigos en el proceso de cualquier mujer que quiera seguir a Cristo. Pero, para mí, es más importante desenfocarnos de las críticas al feminismo y al empoderamiento personal, y enfocarnos en el mensaje del Evangelio, porque a veces estos asuntos se vuelven una batalla cultural en vez de una inmersión en la Palabra. Si las mujeres conocen las verdades de las Escrituras, será mucho más fácil filtrar las mentiras y no dejarnos engañar.
¿Qué piensan las jóvenes de hoy respecto a la mujer virtuosa e idónea presentada en las Escrituras?
Creo que hay mucha confusión motivada, por un lado, por el desconocimiento sobre lo que está hablando Proverbios 31 y sobre lo que dice el Señor en Génesis en cuanto a la creación de una ayuda idónea para Adán. Por otro lado, la confusión viene por las presiones que existen en el mundo secular acerca de cómo debe verse una mujer y lo que debe lograr.
Me gusta explicarles a las mujeres de hoy que la mujer virtuosa es una descripción de un carácter que nace de un corazón que tiene devoción a Cristo y que en esa devoción a Cristo hay una respuesta de obediencia, de servicio, de eficiencia y de buena administración. La mujer virtuosa es una evidencia completa de una mujer a quien se le nota el fruto del Espíritu, que sabe controlarse, que sabe pensar las cosas con calma, que es amorosa, que es paciente; de eso habla realmente este modelo de mujer. No tiene que hacer y cumplir una serie de características para poderse llamar virtuosa, sino que la misma justificación de Cristo la convierte en esa bendición para los que la rodean.

¿Cómo complementas el ministerio de tu esposo desde la mirada femenina?
Pasa muy natural entre nosotros. Nuestro ministerio es principalmente de hospitalidad, así que les damos la bienvenida a muchos estudiantes internacionales. Entramos en contacto con ellos y tratamos de conocerlos, de identificar sus necesidades para que, habiendo establecido una amistad, podamos compartirles del Señor y mostrarles el amor, así manifiesten interés en la fe cristiana o no. Nosotros los amamos, los acompañamos y estamos en sus vidas.
En ese proceso de hacer ministerio juntos ha surgido una dinámica muy normal, en la que se prueba la naturaleza del liderazgo masculino en casa, frente a mí que tengo probablemente más atención al detalle o desarrollo más empatía. He visto el diseño de Dios en acción. Nos apoyamos mucho.
Muchas formas, la misma comisión
No importa la tarea, ni el lugar, ni las circunstancias. Como cristianos tenemos el propósito de glorificar a Dios tal y como lo recuerda Pablo en su epístola a la iglesia de Colosas: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Col 3:23, RVR1960).
Historias como las de los esposos Bombiela confrontan, cuestionan y edifican. Todos estamos llamados a obedecer la voluntad y el mandato de Nuestro Señor, por lo que vale la pena estar atentos y entregados a la oración para así descubrir en dónde nos quiere, qué quiere que hagamos, y dónde y cómo quiere que proclamemos Su Evangelio.
Referencias y bibliografía
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