A pesar de que Europa es el segundo continente más pequeño del mundo, anualmente recibe a millones de migrantes que llegan a su territorio en busca de una vida mejor. De hecho, este fenómeno se agudizó significativamente tras la pandemia del COVID-19. Según datos de la Agencia Europea de Asilo, en 2023 la Unión Europea recibió 1.14 millones de solicitudes de asilo, una cifra superior a los picos alcanzados en 2016.
Aunque la imagen más frecuente de la migración suele estar ligada a cruces ilegales por parte de personas que huyen de conflictos armados, opresión y pobreza, las estadísticas cuentan otra historia. El Centro Regional de Información de las Naciones Unidas ha dejado claro que las entradas irregulares representan solo una pequeña fracción del total. La gran mayoría de migrantes que llegan a Europa lo hacen por vías legales.
En medio de ese panorama se encuentran los migrantes hispanoamericanos. Sus solicitudes de asilo en el Reino Unido son relativamente bajas en comparación con las que recibe la Unión Europea, y muchos llegan mediante canales regulares como programas de estudio o trabajo. La Agencia Europea de Asilo indicó que en 2023 la mayoría de quienes pidieron asilo procedían de Siria, Afganistán y Turquía, pero también que hubo flujos significativos desde Venezuela y Colombia. En conjunto, los países hispanohablantes de América Latina representaron entre el 17% y el 18% de todas las solicitudes recibidas.
En cuanto al Reino Unido, los datos más recientes del Home Office —correspondientes a marzo de 2025— registran 109.343 solicitudes de asilo, la mayoría provenientes de pakistaníes, afganos e iraníes. Frente a esta realidad, surgen algunas preguntas: ¿estamos ante una crisis migratoria o ante una oportunidad histórica? ¿Cuál debe ser la respuesta de la Iglesia en medio de esta coyuntura global?

3 pastores que construyen la Iglesia migrante en Europa
Conversamos con tres pastores de iglesias hispanas en diferentes países europeos sobre su perspectiva respecto a estos temas, las experiencias y los desafíos que han enfrentado como plantadores de congregaciones en medio de ese contexto. Se trata de los colombianos Óscar Jiménez, pastor en la Iglesia InterLondres; Daniel Gómez Montealegre, pastor de la Iglesia Bautista Reformada de Estocolmo; e Israel Guerrero, pastor chileno en Cornerstone Free Church en Edimburgo.
Óscar ha liderado dos plantaciones de iglesias bíblicas en el corazón de Inglaterra. En el 2013, un reporte de la BBC sobre el incremento de la migración hispanohablante en el Reino Unido captó su atención. Se trataba de latinoamericanos nacionalizados en Europa que se trasladaron antes del Brexit. Para él, ese incremento en la población generó la necesidad de plantar iglesias en medio de una ciudad tan diversa religiosa, cultural e ideológicamente hablando como lo es Londres:
Quisiera usar esta imagen: cuando no estás en tu país de origen, es como si hubieras sido desarraigado de todo el ecosistema que te mantenía vivo (…) la cultura, el idioma, la familia, los amigos, la comida, la bandeja paisa, o sea, todo eso es un ecosistema. Entonces vienes a un país donde el sol brilla, pero por su ausencia, en donde no hay espacio para las amistades significativas porque todo el mundo está trabajando. Es un momento de mucha vulnerabilidad en el que las personas son conscientes —a través de su soledad— de la necesidad mayor que tienen, que no es la soledad sino la necesidad de Dios y de una vida en comunidad. Muchos de los hermanos de nuestra comunidad han conocido al Señor aquí como inmigrantes.

Por su parte, lo que motivó a los pastores Daniel e Israel a convertirse en plantadores fue la inexistencia de iglesias centradas en el Evangelio en Estocolmo y Edimburgo, respectivamente. Al respecto, Daniel comenta que él y su familia tuvieron dificultades para congregarse en la capital sueca:
…no encontrábamos una iglesia sana en su enseñanza y que tuviera las mismas convicciones que nosotros tenemos. Buscamos durante un tiempo, hasta que un pastor que nos ayudó —y que ha sido de gran bendición para nosotros—, dijo: “Bueno, si no hay una iglesia así en Estocolmo, sería bueno plantarla”. Eso nos motivó y, de cierta forma, nos obligó a tomar ese comentario en serio.
Hoy, los frutos de ese reto se hacen visibles en medio de los testimonios de varios hermanos en la fe:
En la iglesia tengo hermanos que vinieron de Latinoamérica siendo completamente incrédulos; odiaban a Dios con todas sus fuerzas. Muchos de ellos decían: “Voy a ahorrar dinero y a trabajar muy duro, para luego regresar a mi país y ser una persona importante”. Pero el Señor, en Su providencia y Su gracia, ha hecho todo lo contrario con ellos; ha permitido que pasen situaciones tan difíciles aquí (...) pero les ha salvado a través de esos momentos complicados.
Ambos pastores también señalan que un factor importante para la plantación de iglesias es que los migrantes se encuentran lejos de su familia de sangre. Esto potencia el hecho de que las comunidades cristianas allí funcionen como una verdadera familia. Por ejemplo, Israel comenta que en la congregación que pastorea: “los mismos hermanos y hermanas de la iglesia se transforman en abuelos, abuelas, tíos, tías, primos y primas. Para nosotros es importante poder abrazarnos, juntarnos alrededor de un café o un té, leer la Biblia y orar juntos, estando centrados siempre en el Evangelio”.

Respecto a este tema, Daniel dice: “esto es de gran bendición y apoyo, porque aunque este país tiene un enorme grado de bienestar, pues el Estado te suple cosas, la condición del alma solo puede ser suplida por el Señor y por el amor que te pueden brindar tus hermanos en la fe”.
Iglesias internacionales
Hoy, se ha acuñado el término “iglesias internacionales” para definir a las congregaciones que sirven a poblaciones multiculturales y expatriados en contextos globales con un idioma y, en ocasiones, una cultura en común. Estas iglesias han sido claves no solo para que los migrantes se adapten a su nuevo contexto, sino para que comprendan el propósito de Dios en el país en el que se encuentran. Parte de ese propósito se materializa en uno de los efectos milagrosos del Evangelio: que Cristo sea adorado y proclamado por toda lengua y nación. Así lo explica el pastor Israel:
La riqueza del Evangelio es tan grande y tan profunda, que necesita ser proclamada por personas de distintos pueblos, lenguas y naciones. Es tan hermoso ver que el Señor está reavivando a Su Iglesia, especialmente en el hemisferio Norte. Él junta a personas de distintos trasfondos culturales e incluso eclesiásticos y nuevamente nos lleva a entender la riqueza de glorificarlo y gozar de Él para siempre.
En Cornerstone hispanohablante queremos celebrar la diversidad hispanohablante. Tenemos distintas generaciones, unas en las que los hijos quizás tienen un inglés perfecto, pero sus padres todavía siguen luchando con el idioma. Por lo tanto, independientemente de si tienes un buen inglés o no, la idea es crecer juntos como familia, sentirnos literalmente queridos, abrazados y edificados por los hermanos angloparlantes o los nativos escoceses de la iglesia. Es más, incluso en nuestros servicios, alguien puede leer la Palabra de Dios en gaélico, mientras en las pantallas se proyectan los pasajes bíblicos tanto en inglés como en español, porque entendemos la riqueza de la diversidad del pueblo de Dios en la unidad del Evangelio.

Entonces, a pesar de los grandes desafíos que implica el dejar el país de origen y embarcarse en un viaje lleno de obstáculos culturales, laborales y sociales, los creyentes migrantes tienen grandes fuentes de ánimo y perseverancia, sin importar en qué parte del mundo están. Su misión no cambia. En una sociedad global donde la migración es una realidad palpable, el creyente debe recordar que este mundo no es su hogar y que, mientras conviva con personas de diferentes culturas y cosmovisiones, su trabajo es llamar a otros a encontrar su esperanza en el país eterno que nos espera después de la muerte.
Y esa misión también se extiende a su familia de sangre, a quienes conoció en su país de origen o quizás en otro lugar al que había migrado antes de conocer el Evangelio. ¿Qué sucede, entonces, con las personas que dejó atrás? En lo que lleva de ministerio, Óscar ha visto cómo la Buena Noticia ha reorganizado las prioridades de los migrantes que han conocido el Evangelio en el país que se ha convertido en su hogar:
La persona llega súper enfocada en hacer dinero; de alguna manera hace clic y se da cuenta de que ya es rica. Entonces su prioridad pasa a ser regresar a su país en tiempos de vacaciones a compartir su fe. Algunos ya no están con nosotros, han regresado, pero definitivamente se crea esta necesidad urgente de ir a compartir el mensaje. Obviamente, al regresar también hay un choque, porque las personas que sí siguieron arraigadas a su ecosistema no logran entender las implicaciones de lo que tú has vivido con Dios como inmigrante. En todo caso, es muy fascinante.

Prioridades cambiadas, vidas transformadas por el Evangelio
No son pocos los casos de migrantes que llegan buscando un sueño dorado, una mejor calidad de vida, o simplemente recursos para sobrevivir en medio de una sociedad que pueden sentir tan ajena a ellos. Pero, en medio de sus propósitos e incertidumbres, el poder del Evangelio nos transforma. Óscar nos compartió uno de los tantos testimonios que ha podido presenciar:
Una colombiana lleva como dos meses aquí en Londres. De alguna manera vino a trabajar, a hacer dinero. Es joven. Alguien la invitó a la iglesia y su vida ha cambiado por completo en términos de prioridades. De hecho, ella duerme solo dos horas antes de venir al servicio. Nos compartía que no tomó un trabajo que incluía tener turno los domingos y su familia le decía: “¿Usted se fue a Londres a prosperar o a fracasar?”. Fue su propia iniciativa; ella decía: “necesito crecer en el Señor”. Ese tipo de transformaciones que solo el Espíritu de Dios puede producir nos llevan a ver como algo precioso lo que otros consideran pérdida; nos llevan a ver las incontables e inagotables riquezas de Su gracia, que se vuelven el motor para la vida.

Asimismo, el pastor Daniel Gómez nos compartió una historia que, como otras, deja en evidencia la importancia de las iglesias internacionales, incluso si la estadía de quienes en ellas se congregan solo es momentánea:
Hace un tiempo un hermano de la iglesia se despidió de nosotros diciendo:
Confieso que en un principio vine a este lugar buscando trabajo. Mi idea era conocer hispanos, y supe que algunos tenían una empresa, así que quería que me dieran trabajo. Mi intención al venir nunca fue buscar a Cristo, sino resolver una dificultad que tenía. Pero no sé qué pasó conmigo. Viniendo domingo tras domingo, fui convencido del Evangelio y he sido salvo por el Señor.
Lamentablemente, su situación migratoria no se pudo resolver aquí, pero él regresó a su país lleno de gozo y contento de habernos conocido. Siempre que nos escribe y nos manda saludos, dice: “Allí están mis hermanos. La verdad, no había conocido cristianos como ustedes”. Nos llena de gozo saber que mientras esa persona estuvo aquí, fuimos su familia, y que a través de nosotros el Señor lo sustentó y salvó su alma.
Otros, en cambio, habiendo conocido del Evangelio antes de migrar, han encontrado en las iglesias internacionales una respuesta a una oración que resonaba en sus corazones: adorar a Dios en comunidad, pero en su lengua materna. Israel Guerrero nos dio a conocer este testimonio:
Imagina esto. Una familia ha estado viviendo en Escocia durante alrededor de diez años, pero todavía les cuesta comunicarse en inglés. Aman al Señor y durante todo ese tiempo le han pedido a Él en oración poder adorarlo en español, recibir la Palabra predicada también en español y crecer en una comunidad hispanohablante. Finalmente, un día llegan al servicio por el que habían estado orando por años: pueden cantar los himnos o salmos y recibir la Palabra predicada en su idioma nativo. Entonces, esta familia se me acerca y da gracias a Dios llorando, porque Él ha respondido sus oraciones.
Esa es una de las muchas historias de lo que Dios está haciendo en esta comunidad hispanohablante. Nos está llevando a crecer juntos. Creo que un factor importante es el concepto de familia en Cristo.

Desafíos y oportunidades
Si bien las iglesias hispanas en Europa reflejan la gracia de Dios, comprenden su papel como familia en Cristo y son evidencia de la unidad del pueblo de Dios, también enfrentan grandes desafíos. Óscar nos compartió que, desde su perspectiva, la dificultad de trabajar con migrantes es precisamente que su permanencia es volátil.
El desafío de este discipulado es que, como llegas pensando que te vas pronto, entonces no llegas a vivir. Incluso las personas que ya llevan muchos años aquí tienen deseo de regresar a sus países, porque Londres es una ciudad costosa. Y si uno no está en paz con la ciudad, nunca va a vivir en misión en la ciudad. Creo que ese es uno de los desafíos. Entender que ha sido el Señor el que nos ha traído hasta aquí, ya sea por medio de una migración voluntaria o una forzada.
Esto nos mantiene con un flujo continuo de personas que vienen y se van. No solo es un desafío para la iglesia migrante en una ciudad como Londres; también lo es para los ministerios enfocados en universitarios, por ejemplo, que solo tienen tres años para evangelizar y discipular, porque los estudiantes se van. Entonces, esa es la mentalidad que nos toca asumir, que es una ciudad de paso para muchos y que el tiempo es crucial.

Otro de los retos significativos que nos compartió Daniel fue el de la posible comodidad a la que puede llevar la buena intervención del Estado en la vida de las personas:
El pastor R. C. Sproul dijo que uno de los problemas más graves de la Iglesia en nuestro tiempo moderno es el estatismo, que es cuando el Estado empieza a tomar tanta posición en la vida de las personas, se vuelve tan sustentador, que al final el Estado termina siendo un dios para ellas. En un país como este, y en el contexto europeo en general, esto sucede mucho. Este podría ser el motivo por el que la Iglesia en otras partes del mundo ore por nosotros, para que no confiemos en las instituciones ni en los gobiernos, sino que confiemos verdaderamente en el Señor, quien es nuestro único sustentador.
Como Daniel, Israel también reconoce que una Iglesia que ora es el mejor respaldo y apoyo para las iglesias hispanas en Europa. Esto podemos hacer por la Iglesia en Edimburgo, aunque vivamos a kilómetros de allí:
Principalmente, estén orando por nosotros para que el Señor siga reavivando a Su Iglesia. Quizás se escucha: “No, todo está apagado en Europa, todo está oscuro”. Y sí, incluso Escocia puede ser uno de los países más seculares de este continente, pero creemos en lo que dice la Palabra de Dios, que donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia. Podemos ver cómo se están plantando iglesias centradas en el Evangelio, incluso de distintas denominaciones, pero que estamos predicando el Evangelio, por la gracia de Dios.
Así que, si pueden, continúen orando por nosotros; apóyennos de distintas maneras. Esto va a edificar al cuerpo de Cristo no solo aquí, sino en las iglesias de Latinoamérica o España.
En definitiva, los miembros de estas iglesias hispanas en Londres, Edimburgo y Estocolmo no descansan en la seguridad de un sistema de salud estructurado, tampoco en la organización de un país que les ofrece calles limpias y oportunidades laborales, sino en la esperanza de un Dios bueno, soberano y sabio que utiliza todo —incluso los movimientos migratorios y las transiciones— para cultivar humildad, paciencia y confianza en los corazones de Sus hijos.
Apoya a nuestra causa
Espero que este artículo te haya sido útil. Antes de que saltes a la próxima página, quería preguntarte si considerarías apoyar la misión de BITE.
Cada vez hay más voces alrededor de nosotros tratando de dirigir nuestros ojos a lo que el mundo considera valioso e importante. Por más de 10 años, en BITE hemos tratado de informar a nuestros lectores sobre la situación de la iglesia en el mundo, y sobre cómo ha lidiado con casos similares a través de la historia. Todo desde una cosmovisión bíblica. Espero que a través de los años hayas podido usar nuestros videos y artículos para tu propio crecimiento y en tu discipulado de otros.
Lo que tal vez no sabías es que BITE siempre ha sido sin fines de lucro y depende de lectores cómo tú. Si te gustaría seguir consultando los recursos de BITE en los años que vienen, ¿considerarías apoyarnos? ¿Cuánto gastas en un café o en un refresco? Con ese tipo de compromiso mensual, nos ayudarás a seguir sirviendo a ti, y a la iglesia del mundo hispanohablante. ¡Gracias por considerarlo!
En Cristo,
![]() |
Giovanny Gómez Director de BITE |