Los cuerpos se están acumulando en cementerios improvisados, tan amplios que son visibles desde el espacio. Millones de civiles han sido desplazados y se debaten entre recorrer las ciudades del país o buscar un mejor destino en Europa; es eso o unirse a los millones que enfrentan el riesgo de morir de hambre, mientras las facciones enfrentadas siguen quemando los cultivos con tal de ganar poder.
La crisis en Sudán amenaza con tener consecuencias humanitarias, morales y geopolíticas mayores a las que vemos en Ucrania y Gaza. Sin embargo, no ha recibido la misma atención que esos conflictos. Lamentablemente, en medio de todo el horror, está la iglesia, que hoy es considerada enemiga por los dos bandos enfrentados. ¿Qué le espera al Cuerpo de Cristo a medida que se desarrolla esta terrible guerra civil?
En este breve artículo, veremos los orígenes del conflicto en Sudán, sus consecuencias humanitarias en el presente, y cómo los cristianos pueden estar sufriendo la peor parte de la crisis.
Orígenes del conflicto: dos señores de guerra en busca de poder
Lo que vemos hoy en Sudán es completamente distinto a lo que muchos esperaban en el 2019, cuando el dictador Omar al-Bashir fue derrocado por una revolución popular. Aunque la Corte Penal Internacional había emitido una orden de arresto contra el dictador en 2009, acusándolo de terribles crímenes de guerra y genocidio, este se mantuvo en el poder por una década más. El 11 de abril de 2019, tres décadas de régimen autoritario llegaron a su fin y en el país había la esperanza de alcanzar una democracia saludable.
Pero hoy hay dos grupos que luchan por el poder en Sudán: las Fuerzas Armadas de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido (en adelante SAF y RSF, respectivamente, por sus siglas en inglés). Como señaló el medio The Economist, “ninguno tiene un objetivo ideológico ni una identidad étnica monolítica. Ambos están comandados por señores de la guerra inescrupulosos que luchan por el control del Estado y sus riquezas”. Pero ¿de dónde salieron estos dos grupos?
Tras la caída de al-Bashir, se formó un gobierno de transición compuesto por militares y civiles, con el objetivo de guiar al país hacia la democracia. Sin embargo, las tensiones entre ambos bandos del gobierno llevaron a frecuentes inestabilidades. En octubre de 2021, el ejército sudanés, bajo el liderazgo del general Abdel Fattah al-Burhan, dio un golpe de estado, disolviendo el gobierno de transición y tomando el control del país. En cierto sentido, las SAF volvieron a oprimir a Sudán con un control dictatorial por parte de las fuerzas armadas.
Pero no todos los militares están de acuerdo entre ellos. Las RSF, que originalmente estaban aliadas a las SAF, hoy batallan por el control del país. Las raíces de este grupo se remontan al 2003, cuando al-Bashir llevó a cabo el mayor genocidio en todo su mandato: asesinó a 300.000 civiles en Darfur. Los grupos de esta región se rebelaron contra el gobierno, exigieron una mayor representación política y el fin de la marginación económica. Al-Bashir respondió apoyando a milicias árabes conocidas como Janjaweed (luego llamadas RSF), que llevaron a cabo una brutal campaña de limpieza étnica contra las comunidades africanas.
Inicialmente, las RSF hicieron parte del golpe de estado de 2021. Pero su líder Mohamed Hamdan Dagalo, quien incluso era cercano al líder de las SAF, no quiso ceder el control de su milicia. De hecho, desde el golpe de estado se discutió la posibilidad de que ambas fuerzas fueran integradas, pero no llegaron a un acuerdo. Mientras las SAF tomaron una postura más autoritaria a lo largo de 2022 y 2023, las RSF empezaron a acercarse a algunos actores civiles, se presentaban como defensores de la revolución y criticaban abiertamente la forma en que el ejército gestionaba la transición.
Finalmente, en abril de 2023, las tensiones crecientes llevaron a que ambos ejércitos tuvieran una confrontación armada abierta en Jartum, la capital, y en diferentes regiones del país. Los enfrentamientos continúan hasta hoy.
Consecuencias del conflicto: la peor hambruna en la actualidad
Esta guerra por el poder en Sudán ha generado la peor crisis de hambruna en el tiempo reciente. Sin embargo, lastimosamente, está siendo ignorada por gran parte de la comunidad internacional.
Según informó UNICEF a comienzo de este año, 14 millones de niños están en una desesperada necesidad de asistencia vital. De un total de 18 millones de personas que están en inseguridad alimentaria, las mujeres embarazadas están entre las más vulnerables, y 7000 mujeres que recientemente dieron a luz podrían morir en los próximos meses si no acceden a alimentos y atención médica.
Las granjas y los cultivos están siendo quemados y la gente se ve obligada a comer pasto y hojas. Como señaló un grupo de expertos neerlandeses que están haciendo un modelo matemático de la crisis, si la escasez de alimentos continúa, entre 6 y 10 millones de personas podrían morir de hambre para 2027. Sin embargo, comer no siempre es una prioridad, especialmente cuando se corre el peligro de perder la vida.
De acuerdo con los análisis satelitales termales del medio The Economist, es posible ver incendios producidos por los enfrentamientos a lo largo y ancho del país. La ONU afirmó que se han reportado más de 15.500 muertes en unos 1400 incidentes violentos dirigidos contra civiles. Según informes de otras organizaciones internacionales, ambas facciones han sido responsables de crímenes de guerra, incluyendo violaciones, torturas, asesinatos de civiles, y la destrucción de infraestructura crítica como hospitales y campos de desplazados internos. El reclutamiento forzado de niños soldados y la esclavitud sexual de mujeres se encuentran entre los crímenes reportados.
Este terror creciente en Sudán está obligando a millones a huir de la barbarie. Según la ONU, actualmente hay casi 9.5 millones de personas desplazadas por la fuerza en Sudán: 7.3 millones internamente y 1.9 millones en países vecinos. “El caos se extenderá más allá de sus fronteras”, afirmó The Economist, pues Sudán tiene fronteras porosas con otros siete estados frágiles. Estos representan el 21% de la superficie terrestre de África y albergan a 280 millones de personas, incluidos Chad, Egipto, Etiopía y Libia, países que enfrentan flujos desestabilizadores de refugiados, armas y mercenarios.
Así, en medio de un silencio sepulcral por parte de la comunidad internacional, se producirá un impacto importante de refugiados en Europa, en un momento en el que la migración es un tema incendiario en Francia, Alemania y otras naciones. Cindy McCain, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, dijo al respecto:
Hace veinte años, Darfur fue la mayor crisis de hambre del mundo, y la comunidad internacional se movilizó para responder. Pero hoy, el pueblo de Sudán ha sido olvidado. Millones de vidas y la paz y estabilidad de toda una región están en juego.
The Economist se refirió a la situación de manera similar:
A pesar de la enorme importancia del conflicto, el mundo ha respondido a la guerra en Sudán con negligencia y fatalismo, lo que demuestra cómo el desorden se está normalizando. Mientras que en los años 2000 Occidente buscaba poner fin a la crisis de Darfur, hoy los funcionarios estadounidenses se encogen de hombros y afirman que están demasiado ocupados lidiando con China, Gaza y Ucrania.
La iglesia en Sudán: enemiga de todos
La independencia de Sudán en 1956 resultó en la persecución de los cristianos dado que grupos islamistas se hicieron rápidamente con el poder. Esto empeoró con el gobierno de al-Bashir, quien proclamó la ley sharia para todo el país —no solo para el norte de mayoría musulmán, sino también para el sur cristiano—. Esta ley es un sistema legal y moral derivado de los principios del islam, basado en el Corán y los Hadices (dichos y acciones del profeta Mahoma). La palabra “sharia” significa literalmente “camino” y se refiere a la “vía recta” que deben seguir los musulmanes para vivir correctamente.
Aunque la caída de al-Bashir en 2019 parecía traer la esperanza de una sociedad más democrática, las cosas no han mejorado para los cristianos. “Como evangélicos, ambos bandos nos odian. Quemaron nuestras iglesias”, afirmó Rafat Samir, secretario general de la Alianza Evangélica de Sudán, para Christianity Today. Hoy, los cristianos sufren ataques tanto de las SAF como de las RSF, y engrosan las filas de los millones que han sido desplazados y están en una situación de inseguridad alimentaria.
Algunas situaciones lamentables han exacerbado el sufrimiento de la iglesia en Sudán. Por un lado, las RSF han asesinado cristianos en las Montañas Nuba, Darfur y el estado del Nilo Azul, regiones en las que se concentra un importante número de creyentes. Por otro lado, aunque los cristianos habían disfrutado de relativa tranquilidad en Jartum, el conflicto que inició en abril de 2023 ha afectado terriblemente a la capital y a sus habitantes.
De acuerdo con Puertas Abiertas, Sudán ocupa el puesto número ocho en la Lista Mundial de Persecución (versión 2024). Según este ministerio, aparte de los problemas que se originan en la guerra civil, los cristianos sudaneses siguen sufriendo persecución de tipo etnorreligiosa. El reporte de Puertas Abiertas dice:
El nivel de persecución que enfrentan los conversos y los africanos étnicos es severo. Para no ser descubiertos, los conversos del islam al cristianismo a menudo evitan criar a sus hijos como cristianos, ya que esto podría atraer la atención del gobierno y de los líderes comunitarios (dado que los niños podrían revelar inadvertidamente la fe de sus padres). Este temor incluso se extiende a los funerales, donde los cristianos fallecidos con antecedentes musulmanes son enterrados frecuentemente según los ritos islámicos en cementerios musulmanes, a pesar de que los cementerios cristianos y musulmanes están separados.
Finalmente, aquellos que no ven a los cristianos con enemistad, buscan forzarlos a tomar un bando en el conflicto actual. Samir, quien representa a gran parte de la población cristiana en Sudán, contó que constantemente lo han intentado persuadir a tomar una postura a favor de las SAF:
Nunca apoyaremos la guerra; queremos paz. La semana pasada, funcionarios se acercaron a mí para pedirme que hiciera una declaración a favor de la guerra. Les dije que no se trata del ejército ni de las RSF, se trata de la vida humana. No podemos apoyar la muerte y la destrucción. Entonces, fueron a los mismos cristianos que utilizaron contra nosotros durante la era de Bashir, quienes pertenecían a su partido político y usurparon el liderazgo en nuestros consejos de la iglesia. Se tomaron bonitas fotos con el general del ejército.
¿Unidad entre cristianos?
Pero, en medio del horror que enfrentan los creyentes en Sudán, ha sucedido algo que ha llamado la atención del mundo cristiano: hay una inusual unidad entre las diferentes denominaciones al interior del país.
Samir, quien ahora reside en Egipto, se trasladó entre refugios seguros en su país de origen y en la vecina Etiopía para supervisar el diálogo entre su propio sínodo presbiteriano evangélico y la Iglesia de Cristo de Sudán. A principios de abril de este año, estos aliados denominacionales, que según Samir representan al menos al 75% de los evangélicos sudaneses, se afiliaron sucesivamente a las asociaciones regionales de la Alianza Evangélica Mundial (WEA) tanto para el mundo árabe como para África subsahariana. Los católicos, anglicanos, coptos ortodoxos y diversas denominaciones protestantes constituyen aproximadamente el 4% de la población de Sudán.
En otras palabras, en medio de las horribles divisiones entre musulmanes y otros grupos etnorreligiosos, y entre las SAF y las RSF, los cristianos buscan la unidad. Con todo, esta alianza parece limitarse al interior de Sudán, pues, según Samir, la comunidad cristiana a nivel internacional no se ha manifestado lo suficiente con respecto a esta crisis:
Hay un silencio sospechoso por parte de la comunidad internacional. La Liga Árabe no está ayudando; incluso en Egipto nos preguntan si seguimos en guerra civil. Nuestros problemas no aparecen en CNN, y nadie presta atención a las noticias de Sudán. Esto hace que la iglesia sienta que a nadie le importa. Nadie se levanta para decir: “Detengan la guerra”. No escuchamos que la gente esté orando por nosotros. No vemos declaraciones de las iglesias para representarnos ante sus gobiernos.
¿Qué hará la iglesia en todo el mundo sobre esta crisis en Sudán? ¿En qué medida haremos evidente que somos un solo cuerpo —el Cuerpo de Cristo— con nuestros hermanos sudaneses?
Referencias y bibliografía
11 meses después de la guerra en Sudán, se avecina la ‘peor crisis de hambre del mundo’ | UN News
Por qué la catastrófica guerra de Sudán es un problema mundial | The Economist
Sudán: Dossier completo del país - Enero 2024 | Open Doors International