Charles Grandison Finney nació a finales del siglo dieciocho, el 27 de agosto de 1792, en la entonces nueva república de los Estados Unidos de América. Fue el séptimo de los nueve hijos que tuvieron Josiah Finney y Sarah Curtiss, quienes no eran particularmente devotos. Por eso, a pesar de que Charles fue descendiente directo de los antiguos puritanos que llegaron al Nuevo Mundo, su relación con la fe se restringía a las visitas que hacía con su familia a la iglesia bautista, o a los predicadores itinerantes con los que se topaba por las calles de Warren, un pueblo del estado de Connecticut.
Cuando Charles tenía dos años, los Finney se mudaron a New York. Allí recibió su formación colegial, que hasta su adolescencia fue buena pero común, como la de cualquier joven de la época. Sin embargo, desarrolló habilidades importantes, como navegar, montar a caballo, manejar el rifle, tocar el chelo y disfrutar la literatura. Le gustaba Shakespeare. A los veinte años, Finney se mudó a New Jersey, en donde terminó el high school y aprendió con facilidad latín, hebreo y griego. También se empapó de los estudios universitarios del momento, aunque nunca ingresó a una universidad.
Leyes que lo llevaron al evangelio
En 1818, comenzó a estudiar derecho de manera independiente, lo cual fue suficiente para que consiguiera trabajo en la firma del renombrado jurista Benjamin Wright, en Adams, estado de New York. Su propósito era convertirse en abogado. Sin embargo, al estudiar la ley de su nación comenzó a notar las constantes referencias a la ley mosaica del Antiguo Testamento y así comenzó su interés por los estudios bíblicos. Compró una biblia y empezó a asistir a la iglesia presbiteriana que George W. Gale pastoreaba. Este era un calvinista tradicional que profesaba al pie de la letra la Confesión de Westminster (1647).
El joven Charles pudo tener varias conversaciones sobre la Biblia con el presbítero Gale, quien a veces incluso lo visitaba en la oficina de la firma jurídica. Pero ambos no acordaban en muchas cuestiones de doctrina. Sin duda, el mensaje cristiano llamaba su atención, pero le parecía que estaba lleno de contradicciones y que todo el asunto de la oración era supersticioso. Así que permaneció escéptico por tres años, aunque siguió asistiendo a la iglesia, interesado en escuchar la predicación de Gale.
De lo intelectual a lo personal
Continuó sus estudios bíblicos relacionados con el derecho con curiosidad, aunque a ocultas de sus compañeros de trabajo. Cuando leía la Biblia y alguno entraba a la oficina, rápidamente la ocultaba bajo una pila de otros libros, pero eventualmente llegó a creer que en verdad era “la Palabra de Dios”. También empezó a creer que la oración era real, lo cual hacía en voz baja para no ser descubierto. Así, comenzó a plantearse la cuestión de si hacerse del todo un cristiano profeso, hasta que llegó el 10 de octubre de 1821, día en que tuvo una experiencia espiritual en un bosque de Nueva York.
El mismo Finney luego contó esta experiencia espiritual de conversión:
Este pasaje de la Escritura pareció caer en mi mente con un torrente de luz: “Entonces vendrán y orarán a mí, y yo los escucharé. Entonces me buscarán y me hallarán, cuando me busquen de todo corazón”. Al instante me aferré a esto con el corazón. Antes había creído intelectualmente en la Biblia; pero nunca había tenido en mi mente la verdad de que la fe era una confianza voluntaria en vez de un estado intelectual. Estaba tan consciente de esto como de mi existencia: de confiar en aquel momento en la veracidad de Dios. De alguna manera sabía que aquel era un pasaje de las Escrituras, aunque no creo haberlo leído nunca. Sabía que era la palabra de Dios, y la voz de Dios, por así decirlo, la que me hablaba. Le clamé: “Señor, confío en tu palabra. Ahora sabes que te busco con todo mi corazón, y que he venido aquí a orar a ti; y tú has prometido escucharme”.
La noche de ese mismo día Finney afirmó haber recibido “el bautismo del Espíritu Santo”. Se dice que, a partir de ese momento, casi todas las personas cercanas a las que contó su conversión espiritual también tuvieron después una experiencia similar. Entre ellas estuvieron sus padres, a quienes Charles pronto visitó para contarles de su nueva fe. En las calles de Adams, la gente se acercaba y hasta se aglomeraba para escucharlo hablar de su conversión. Así, Finney comenzó a organizar reuniones diarias en las que pronto otras personas fueron espiritualmente convertidas. El joven Charles estaba dispuesto a dejar el derecho y dedicarse solo a la predicación.
Su camino hacia el ministerio
Emocionado, organizó un encuentro con el presbítero Gale, a fin de expresar su deseo de prepararse para el ministerio. Este ministro presbiteriano estaba encantado y confiaba en Charles; el único problema era que ambos aún tenían diferencias doctrinales. Como se mencionó antes, George W. Gale era un calvinista old school que había estudiado en Princeton, muy al estilo de Charles Hodge. Para Finney ese calvinismo tradicional era absurdo y contradictorio. Un autor contrasta así las diferencias teológicas entre Charles y Gale:
El Sr. Gale creía en la doctrina de una expiación limitada, o que Cristo murió sólo por los elegidos, mientras que Finney creía que murió por todos. El Sr. Gale sostenía que los hombres estaban tan depravados por naturaleza que no tenían libre albedrío, mientras que Finney creía que todos los hombres tenían el poder de aceptar o rechazar la salvación. El Sr. Gale creía que Cristo pagó la pena exacta del pecador, mientras que Finney creía que él no cargó con la pena exacta, sino que cargó con suficiente sufrimiento como para permitir a Dios perdonar el pecado sin que la humanidad pensara que estaba permitiendo que el pecado quedara impune.
En 1822, Finney se sometió al examen del presbiterio y fue nombrado como candidato para el ministerio pastoral. A pesar de las diferencias, Gale fue el encargado de dirigir su formación teológica y dio acceso a Charles a su biblioteca personal. Dos años después, el mismo presbiterio se reunió en Adams. Finney tuvo que predicar dos sermones previamente escritos ante los ancianos. Después de ello fue aprobado unánimemente y se le dio la licencia para predicar. Su primer sermón ante una congregación fue en la iglesia pastoreada por Gale, quien le extendió la invitación a hacerlo.
Pronto surgió otra oportunidad que lo cambiaría todo: la Female Missionary Society of Western New York (en español: Sociedad Misionera Femenina del Oeste de Nueva York), lo ordenó como misionero y fue enviado a Jefferson County en 1824. A partir de entonces, Finney comenzó su carrera ‘revivalista’, nombre que se les da a los proponentes o seguidores de un avivamiento. En esa primera experiencia como ministro, predicó por dos o tres semanas en las villas de Evans Mills y Antwerp, pero no hubo ningún convertido ni cambios espirituales profundos en las iglesias. Más bien recibió críticas por sus métodos, como pedir a miembros de una iglesia congregacional que se levantaran de sus sillas si querían aceptar a Cristo.
Luego de ese mal inicio, Charles retrocedió un poco: pidió disculpas por algunas de sus actitudes y prometió seguir predicando con normalidad. Notó que necesitaba mayor fuerza espiritual, por lo que se dedicó más a la oración y el ayuno en lo privado, a fin de que hubiese un “derramamiento del Espíritu Santo”. Con ese mismo propósito, también se reunió para orar con algunas mujeres de la comunidad y con un diácono bautista. Así, en los meses siguientes, las personas se abrieron más a los mensajes de Finney y sucedieron muchas conversiones de ateos y cristianos nominales.
Una nueva familia y cambios en su ministerio
En el mismo año, se casó con Lydia Andrews de Whitestown, por lo que parecía que se establecería como un hombre normal de hogar y un pastor de parroquia. Pero al año siguiente, visitando a los padres de su esposa en Whitestown, se encontró nuevamente con el presbítero Gale. Este lo animó a seguir predicando con itinerancia. Entonces, Finney fue al pueblo de Utica, en el que cientos de personas se aglomeraron para escucharlo. Se dice que una vez, en ese pueblo, fue a una fábrica donde los obreros, con solo verlo, pararon la maquinaria y se sintieron arrepentidos ante Dios por sus pecados.
En otro pueblo de New York, llamado Sodom, Charles hizo referencia a la ciudad bíblica de Sodoma, advirtiendo sobre una venidera destrucción que podía venir también sobre aquel pueblo neoyorquino si sus habitantes no se arrepentían. Él mismo describió la reacción de la gente ante sus palabras, que fue similar también en otros lugares:
La congregación comenzó a caer de los asientos en todas las direcciones y clamó por misericordia. Si yo hubiera tenido una espada en cada mano, no habría podido cortarlos tan rápido como cayeron. Casi todos estaban de rodillas o postrados; creo que esto pasó en menos de dos minutos desde la primera conmoción que cayó sobre ellos. Todos los que podían hablar oraban.
La fama de Finney se acrecentó a tal punto que apareció en los periódicos locales y de la Costa Este. También comenzó a sumar amigos y seguidores, como George W. Gale, su antiguo pastor; Theodore D. Weld, figura nacional del movimiento antiesclavista; Joshua Leavitt, editor de un periódico de New York; Lewis y Arthur Tappan, destacados comerciantes laicos y Nathan S. S. Beman, pastor de Troy, en esa misma ciudad.
Oposiciones y desacuerdos
Finney también comenzó a tener oposición. Los presbiterianos old school, liderados por el revivalista Asahel Nettleton, se resentían por las modificaciones que hacía a la teología calvinista. Los congregacionalistas revivalistas, encabezados por Lyman Beecher, temían que Finney le estuviera abriendo una puerta al fanatismo, pues permitía una expresión exagerada de las emociones humanas. Además, los unitarios y los universalistas se le opusieron con el argumento de que utilizaba tácticas de miedo en sus mensajes para ganar conversos. En especial, les ofendían las referencias de Charles al infierno como destino de aquellos que se negaban a creer en el mensaje cristiano.
Sus métodos, aplicados en las iglesias congregacionales y presbiterianas de los pueblos para causar una alta respuesta emocional en las personas, pronto fueron calificados como “nuevas medidas” y suscitaron intensas críticas. Estos eran: permitir a las mujeres orar en cultos públicos; el uso de una “silla ansiosa” en el púlpito para la gente que anhelara con desespero la salvación; cultos diarios en lugar de semanales o regulares; lenguaje informal y espontáneo en la oración; y la admisión rápida de conversos en la membresía.
Avivamiento y publicación de libros
El cenit de la carrera revivalista de Finney se alcanzó en Rochester, New York, donde celebró reuniones durante 1830-1831. Toda la ciudad se involucró, ya que los comerciantes cerraron sus negocios e instaron a la gente a asistir a las reuniones dirigidas por él. Fueron personas de todas las clases sociales y toda la región se vio afectada por la presencia de Charles. Poco después de ese avivamiento, Finney aceptó el pastorado de la capilla de Chatham Street, en la Gran Manzana.
Allí, Charles dio una serie de charlas que fueron transcritas y publicadas como Lectures on Revivals of Religion (en español: Conferencias sobre avivamientos de la religión). Este libro lo hizo más famoso y aumentó la controversia que lo rodeaba, ya que al principio hacía énfasis en que un avivamiento no era un milagro, sino el uso correcto de los medios adecuados. Charles Hodge condenó la publicación. Sin embargo, Finney era un líder reconocido entre los presbiterianos de la new school, es decir, los progresistas; muchos de ellos habían abandonado las enseñanzas calvinistas tradicionales. Finalmente, dejó el presbiterianismo y en 1833 se convirtió en congregacionalista.
Su vida dio otro giro cuando dejó New York, en 1835, para convertirse en profesor del Oberlin College en Ohio. El gran objetivo de la fundación de esa universidad congregacionalista era formar estudiantes para el ministerio, así que impartió una cátedra de teología pastoral y comenzó a escribir para el Oberlin Evangelist. El resto del tiempo lo dedicó a los avivamientos en diferentes partes del país. Pero cuanto más aparecían sus escritos publicados, más irritaba a los miembros de la old school, quienes opinaban que Finney estaba distorsionando el calvinismo.
Cambios en su vida personal y en itinerancia ministerial
Tiempo después fue nombrado pastor de la First Congregational Church de Oberlin, y comenzó a predicar allí la mayor parte de sus sermones, en lugar de hacerlo de forma itinerante. Su primera esposa, Lydia, murió en Oberlin el 18 de diciembre de 1847, dejando cinco hijos. Finney quedó profundamente afectado por la pérdida, con ella no solo había formado una familia, también habían servido juntos, pues era una devota ayudante en sus reuniones de avivamiento. Poco después de la muerte de Lydia, Finney se casó con Elizabeth Ford Atkins, una viuda de Rochester.
La nueva pareja viajó a Inglaterra en dos ocasiones durante la década de 1850. Charles predicó por todas las islas británicas y, en general, tuvo éxito con los mismos métodos que había utilizado en los Estados Unidos. Elizabeth comenzó a celebrar reuniones para mujeres, iniciando una tendencia que se convertiría en una práctica aceptada en algunos círculos cristianos. El impacto de Charles en Inglaterra demuestra su eficacia como puente religioso a través del Atlántico. En Londres, Inglaterra, entre 1500 y 2000 personas buscaban la salvación en una de las reuniones de Finney (solo en un día).
Sus últimos días
Su último viaje a Inglaterra, en vísperas de la Guerra Civil estadounidense, parece haberlo agotado físicamente; nunca se encontró bien después de esa época. Finney pasó sus últimos años en el Oberlin College, enseñando teología, sirviendo durante quince años como su presidente y escribiendo extensamente en oposición a la masonería. Su segunda esposa Elizabeth murió en 1864, cuando él tenía 71 años. Doce meses después se casó por tercera vez con Rebecca Rayl.
Sus amigos lo animaron a que escribiera un relato de los avivamientos que dirigió; y comenzó esa obra en 1868. Publicado después de su muerte como sus Memoirs, el relato sigue siendo popular hoy en día. Charles Finney continuó predicando y dando clases a los estudiantes de Oberlin hasta su muerte, en la madrugada del lunes 16 de agosto de 1875, dos semanas antes de cumplir 83 años.
Fue un hombre dinámico, tanto en su vida personal como en el púlpito, en donde ayudó a desencadenar el Segundo Gran Despertar, un avivamiento protestante que tuvo lugar en la primera mitad del siglo XIX. A diferencia del Primer Gran Despertar, que tenía sus raíces en el calvinismo, el segundo era mucho más arminiano, se caracterizaba por el posmilenialismo y un estilo de culto exuberante, rasgos que tienen la impronta de Charles Grandison Finney.
Bibliografía: Charles Finney: A Brief Biography by J. Gilchrist Lawson, Evangelist from Deeper Experiences of Famous Christians (1911); Charles Grandison Finney: Father of American Revivalism en christianhistoryinstitute.org; Justin Taylor, The Conversion of Charles Finney en thegospelcoalition.org; A biography of charles grandison Finney by G. Frederick Wright (Laconia publishers).
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