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El cristianismo en Siria tiene una historia larga y muy particular. Desde los tiempos bíblicos, cuando los apóstoles Pedro y Pablo llegaron a predicar a Damasco, pasando por los diversos cismas del medioevo y las invasiones musulmanas, hasta el patriarcado moderno y las misiones protestantes de los últimos siglos, el cristianismo ha contribuido a dar forma al paisaje cultural y religioso de esta nación.
Sin embargo, pese a su larga tradición cristiana, pareciera que el país estuviera a punto de ver la desaparición de los cristianos en medio de una de las guerras civiles más prolongadas del presente siglo y del auge de algunas expresiones del fundamentalismo islámico. ¿Cómo llegamos hasta ahí? A continuación, una breve historia del cristianismo en Siria.
Los primeros siglos y las invasiones musulmanas
De acuerdo con los relatos bíblicos, los apóstoles habían iniciado una fuerte predicación en Siria hacia el año 40 d.C., logrando un gran número de conversos y el establecimiento de una comunidad local fuerte que daba refugio a los cristianos perseguidos de Jerusalén. Fue en el camino a Damasco, la capital de la actual Siria, donde Saulo de Tarso, posteriormente el apóstol Pablo, escucha la voz del Señor diciéndole: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?". Tras la fuerte vivencia del encuentro con el Señor, Saulo quedó ciego y solamente recobró la vista al llegar a Damasco y ser recibido por el discípulo Ananías. Desde allí, Pablo se incorporaría a la Iglesia e iniciaría su labor misionera.
El cristianismo en Siria siguió el modelo de las primeras comunidades cristianas que se constituyeron a lo largo del Imperio romano y se organizaron en torno a obispos. En Siria quedó constituida la importante Iglesia de Antioquía, siendo Pedro, según la tradición, el primer obispo, hasta ser sucedido por los obispos Evodio (¿?-66) e Ignacio (35-108) en el primer siglo. La iglesia de Antioquía se mantendría fiel a la ortodoxia cristiana hasta el siglo cuarto. A causa de las discusiones teológicas en torno a la naturaleza humana y divina de Cristo, la iglesia quedó dividida entre obispos arrianos y obispos ortodoxos. Luego de la llegada del obispo o patriarca Flaviano I, la iglesia recuperaría su unidad con la ortodoxia.
El cristianismo se vería nuevamente afectado en la región tras las invasiones musulmanas del siglo VI. Los musulmanes conquistaron Antioquía en el año 637 d.C, expulsando a los obispos y limitando ampliamente la práctica de la fe cristiana. La dominación musulmana duraría hasta el siglo décimo, cuando el emperador bizantino Nicéforo (902-969) restableció la sede del patriarcado y transfirió a Antioquía al obispo Eustracio como máximo Patriarca.
El patriarcado de Antioquía
Siria y el patriarcado de Antioquía tuvieron una gran importancia dentro del cristianismo de los primeros siglos. Seis obispos provenientes de Siria llegaron a ocupar la sede del patriarcado de Roma, considerado en la alta edad media el más importante de la cristiandad. Pero pese a su gran importancia, El patriarcado de Antioquía no estuvo exento de las disputas teológicas y de poder que se presentaron en la cristiandad. Hacia el año 1054, cuando se produce el Cisma de Oriente, la Iglesia quedaría dividida tras la separación del Patriarcado de Roma. El reclamo de autoridad de Roma sobre el conjunto de la cristiandad no fue aprobado por el Patriarcado de Constantinopla. El Patriarcado de Antioquía se decantaría a favor de la Iglesia de Constantinopla hacia el año 1080, formalizando el cisma con la iglesia romana.
Más adelante el Patriarcado de Antioquía, que se mantuvo dentro de la tradición oriental, se vería afectado por otras divisiones. Entre el año 1100 y el 1724, varias iglesias locales aceptarían volver a entrar en comunión con Roma, constituyendo comunidades con sus propias liturgias y calendario religioso, dando lugar al nacimiento de la iglesia maronita y de la iglesia griega-melquita.
Del siglo XVI hasta nuestro siglo
Desde el siglo XVI hasta la primera guerra mundial, Siria fue parte del Imperio otomano y se encontró a sí misma enormemente apartada de los asuntos mundiales. Desde entonces, el Patriarcado de Antioquía con sede en Damasco ha permanecido prácticamente invariable hasta nuestros días, pero la influencia musulmana se consolidó tras el dominio otomano y hoy los cristianos son una minoría diversa en Siria.
Los misioneros protestantes estadounidenses llegaron a Siria a partir de 1848 atraídos por la resonancia emocional de Tierra Santa y por la creencia de que la difusión de los ideales estadounidenses podría contribuir al progreso social en otras naciones. Dichos misioneros fueron recibidos con hostilidad por otros cristianos, como maronitas u ortodoxos. El entonces gobierno otomano no reconoció formalmente al protestantismo, y los primeros misioneros sufrieron una marcada discriminación.
Un ejemplo de esto se dio cuando el patriarca maronita solicitó con éxito que el sultán otomano prohibiera la distribución de materiales protestantes y amenazó con excomulgar a cualquier miembro de la iglesia maronita que ofreciera refugio a los misioneros protestantes. Las confesiones cristianas del país, como las iglesias católicas orientales y ortodoxas orientales, hicieron lo mismo. La prohibición otomana de hacer proselitismo a los musulmanes cambió el enfoque misionero protestante y lo dirigió a las comunidades no musulmanas, que, según la ley otomana, incluían minorías alauitas y drusas dentro de Siria.
Después de 1860, los misioneros protestantes empezaron a invertir sus esfuerzos en la educación. A través de la fundación de escuelas y universidades, el protestantismo encontró una forma relativamente efectiva de influir en la cultura siria. Pero en 1963, tras un golpe de estado, los misioneros fueron expulsados. Desde el año 2000 el gobierno sirio ha tomado medidas enérgicas contra las iglesias protestantes no registradas y el proselitismo, el cual es realizado en gran parte por organizaciones de ayuda cristiana que trabajan con los refugiados.
Antes de la guerra civil había un millón y medio de cristianos en Siria, los cuales estaban conformados por ortodoxos, católicos y protestantes. Estos últimos han hecho conversos en las últimas décadas, particularmente del islam y de la religión drusa, una religión monoteísta con trasfondo en el judaísmo, el cristianismo, el Islam y algunos elementos gnósticos. En el siglo XX, el cristianismo fue tolerado bajo los gobiernos de Hafez y Bashar Al Assad, viendo un moderado crecimiento hasta el año 2010, cuando estalló la guerra civil impulsada por la gran mayoría suní, inconforme con el secularismo y la corrupción del régimen.
Siria hoy
Según estimaciones del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, la guerra en Siria ha dejado más de 500.000 muertos, y los grupos radicales como el Estado Islámico y Al Qaeda han dirigido muchas de sus acciones en contra de las comunidades cristianas y contra la práctica de su fe. Muchos cristianos se han visto forzados a huir del país, mientras que otros han experimentado el desplazamiento interno, así como estrictas limitaciones sociales. Las iglesias han sido destruidas sin que se permita su reconstrucción por parte de los principales actores beligerantes, y las expresiones públicas de fe han sido estrictamente prohibidas.
Los líderes de las iglesias históricas tradicionales son víctimas de secuestro y violencia al ser figuras de gran prominencia, mientras que las comunidades más pequeñas, como las bautistas y las pentecostales, sufren más fuertemente la persecución a causa de su poca influencia y de la ausencia de un líder fuerte que hable por ellos en el escenario nacional e internacional. Las organizaciones de apoyo internacional han alertado que el desplazamiento de los cristianos en medio de la guerra podría poner fin al cristianismo en Siria, terminando con 2000 años de tradición y práctica de la fe en este territorio.
De acuerdo con la organización Aid The Church in Need, el número de cristianos en Siria disminuyó de 1'500.000 a 150.000 en el 2019, lo cual supone un desplazamiento masivo y miles de muertes de cristianos, sin que el número exacto haya sido clarificado hasta el momento.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Consideras que el cristianismo puede seguir aún en pie en este país a pesar de la persecución? ¿De qué manera tú y tu iglesia local podrían involucrarse para ayudar a los cristianos que sufren allí?
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