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La “Didajé” que significa "Enseñanza" es el nombre corto de un manual cristiano compilado muy probablemente en la segunda mitad del primer siglo. El título completo es La enseñanza de los doce apóstoles.
El documento realmente fue muy importante, ya que tuvo una amplia circulación en la iglesia de los primeros siglos. Incluso, algunos importantes personajes como Orígenes (184-253), Atanasio (296-373) y Eusebio (265-339), lo conocieron y lo emplearon. Posteriormente, varios escritores cristianos citaron este documento y la emplearon en sus escritos.
El documento redescubierto
Algo interesante sobre la Didajé es que quedó olvidada en la historia y prácticamente no se conocían copias de este importante documento hasta hace muy poco. Sólo hasta fines del siglo diecinueve fue redescubierta y empezó a despertar el interés de los estudiosos. Posteriormente, siguiendo varias pistas después de su descubrimiento, los eruditos han encontrado versiones y fragmentos de la Didajé en versión copta, siriaca, georgiana, latina y árabe.
Lo anterior resulta interesante, ya que demuestra que el documento era muy popular y ampliamente aceptado por la iglesia de los primeros siglos. Sin embargo, no se sabe mucho ni de su origen, ni de su autor. Debido a sus formas y a las copias que se han conservado, algunos han concluido que proviene de la región que hoy conocemos como Siria o de alguna región cercana. Por otro lado, la Didajé se empezó a citar desde una fecha muy temprana, lo que representa una prueba muy fuerte de su antigüedad.
Aunque algunos argumentan que se escribió posteriormente, lo más probable es que la Didajé ya fuera un documento muy extendido hacia el año 70 u 80 después de Cristo, en gran medida porque en su redacción se usan arcaísmos muy propios de la época.
Antes del siglo XIX, no se conocía ninguna copia de la Didajé; sólo se tenían referencias de autores primitivos, hasta 1873, cuando Philotheos Bryennios (1833-1917), un clérigo ortodoxo de Nicodemia, una antigua ciudad de Anatolia (capital del reino de Bitinia, que es la actual ciudad de Izmit, en Turquía), descubrió el códice griego en pergamino, conocido como “Hierosolymitanus”, que contenía el texto completo de la Didajé. Desde entonces, este documento ha estado en el foco de la atención académica.
Un documento sobre la vida cristiana
La Didajé es un documento histórico muy importante, ya que nos revela gran parte de las costumbres, doctrinas y prácticas de la iglesia de los primeros siglos. En cuanto a su estilo, se trata de una obra escrita de manera fresca, tersa y sencilla, dividida en 16 capítulos. La argumentación generalmente va directo al punto que quiere indicar y a la verdad que desea afirmar, sin adornos ni rodeos.
La Didajé se divide claramente en dos partes. Los primeros seis capítulos frecuentemente han sido denominados como “documento de los dos caminos”. En esta parte se usa la antigua metáfora de los dos caminos, uno del bien y otro del mal, que lleva a la perdición; una parábola que se asemeja mucho a la que se usa en pasajes como Mateo 7 o Jeremías 21. La segunda parte habla sobre algunas prácticas e instrucciones de la vida y del gobierno de la iglesia que nos pueden resultar muy valiosas.
Una de las descripciones más interesantes sobre este importante documento, es lo que dice respecto del bautismo:
Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: Dichas con anterioridad todas estas cosas, bautiza en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva. Si no tienes agua viva, bautiza con otra agua; si no puedes hacerlo con agua fría, hazlo con caliente. Si no tuvieres una ni otra, derrama agua en la cabeza tres veces en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. (Didajé 7.1-3, BAC 65:84)
Hablando sobre el tema de la Cena del Señor, este documento nos da importantes pistas sobre la forma en la que se practicaba en la iglesia primitiva. Se trataba de una comida que los cristianos celebraban en el “día del Señor”, es decir, el domingo.
En la Didajé se encuentra una oración que probablemente se usaba en las reuniones de Santa Cena de los primeros cristianos. La oración dice:
Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, la que nos diste a conocer por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos... Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento que nos manifestaste por medio de Jesús, tu siervo. A ti sea la gloria por los siglos. Como este fragmento estaba disperso sobre los montes y reunido se hizo uno, así sea reunida tu iglesia de los confines de la tierra en tu reino. Porque tuya es la gloria y el poder por Jesucristo eternamente. (Didajé 9.1-4; BAC 65:86)
Posteriormente, la Didajé empieza a enumerar una serie de exhortaciones y recomendaciones sobre la forma en la que los creyentes debían lidiar con los “falsos maestros, apóstoles y profetas” y cómo debían atender a los verdaderos servidores del Señor.
La principal forma en la que la Didajé pide a los creyentes que lidien con este discernimiento tiene que ver con lo que tales predicadores itinerantes hacen o solicitan:
Ahora bien, todo apóstol que venga a vosotros, sea recibido como el Señor. Sin embargo, no se detendrá más que un solo día. Si hubiere necesidad, otro más. Mas si se queda tres días, es un falso profeta. Al salir el apóstol, nada lleve consigo, si no fuere pan, hasta nuevo alojamiento. Si pide dinero, es un falso profeta. (Didajé 11.4-6; BAC 65:89)
Este documento resulta de vital importancia, ya que nos brinda un valioso reflejo de lo que era la vida cristiana en los primeros siglos. También nos da pistas sobre lo que una comunidad cristiana tan temprana ya creía y practicaba, como el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, la celebración de la Cena del Señor el domingo y sobre cómo trataba la iglesia con la herejía.
¿Debió estar en el Cánon?
Entonces, si la Didajé fue escrita en una época tan temprana y provee instrucciones tan importantes y doctrinalmente correctas, ¿por qué no está en el Cánon bíblico?
Una de las razones probables por las que este documento no fue incluido en el canon bíblico es que su autor no era conocido. Un libro incluido en las Escrituras debía haber sido escrito por un apóstol o por un discípulo de un apóstol. Tal regla era muy importante. Muchos sugieren también que el trabajo fue aislado, quizá en una región alejada y muy rural, lo que hizo que el documento fuera considerado como muy local y no universal. También pudo ser un tema de calidad de la escritura, ya que no estaba al nivel de los demás libros del Cánon. Por otro lado, una posible asociación con los montanistas pudo haber afectado también su inclusión.
La Didajé es el documento más importante de la era post-apostólica y la más antigua fuente de regulaciones de la iglesia que se conoce en la actualidad. Gracias al descubrimiento de la copia de la Didajé, los expertos han podido profundizar de manera sorprendente en el conocimiento sobre los orígenes de la iglesia.
La Didajé también es muy importante para darle peso histórico al cristianismo, ya que es un documento que se compuso, muy probablemente, en el mismo tiempo que otros libros del Nuevo Testamento y con quienes mantiene armonía.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿De qué formas crees que la Didajé confirma la validez histórica del cristianismo? ¿Qué rasgos de la práctica y de la doctrina de la iglesia primitiva te han llamado la atención?
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