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“Acuérdense de sus guías que les hablaron la palabra de Dios, y considerando el resultado de su conducta, imiten su fe” (Heb 13:7).
56 años de ministerio ininterrumpido desde el mismo púlpito. Un programa de radio que se emite más de mil veces al día en inglés y español por todo el mundo. Más de cuatro millones de biblias de estudio vendidas en todo el mundo. Más de 3500 sermones que han sido descargados millones de veces. Cerca de 400 libros y guías publicados. Más de 2000 pastores graduados de su seminario que ministran en más de 40 países. Estas cifras son el eco de una vida consagrada a una única y monumental tarea: la exposición de la Palabra de Dios.
Durante más de cinco décadas, John MacArthur se convirtió en una de las figuras más influyentes del cristianismo contemporáneo desde su púlpito en Grace Community Church. En medio de tendencias fugaces y presiones culturales que pretenden comprometer el mensaje del Evangelio, su ministerio tuvo el propósito central de predicar la Biblia versículo por versículo, con una profundidad y claridad que cautivó a generaciones. Su nombre llegó a ser sinónimo de la predicación expositiva, un método que no solo definió su carrera, sino que también inspiró a miles de creyentes y pastores a estudiar las Escrituras con seriedad.

Este artículo recorre la vida de este pastor, desde su juventud hasta los años de su masivo impacto global y, principalmente, responde a la pregunta: ¿qué representa la figura de John MacArthur para la Iglesia cristiana? Su historia es la de un legado forjado no sobre el carisma o la innovación, sino sobre la convicción inamovible de que la Palabra de Dios es suficiente, poderosa y digna de toda una vida de estudio.
Los planes de Dios: de jugador de fútbol americano a ministro
John Fullerton MacArthur nació el 19 de junio de 1939 en Los Ángeles, California, en el seno de un linaje de predicadores. Su abuelo, Harry MacArthur, y especialmente su padre, el talentoso evangelista Jack MacArthur, le legaron no solo el apellido, sino también una profunda reverencia por las Escrituras.


Desde niño, la vida de John estuvo inmersa en el ambiente de la iglesia. Sin embargo, su familia no era capaz de hacer de él un cristiano devoto; era necesario que el Espíritu obrara soberanamente en él. A sus 10 años, estuvo involucrado en un acto de vandalismo en su escuela que lo confrontó con una profunda culpa. “Me sentí terrible y asustado”, dijo John. “Me senté en las escaleras con mi papá, no recuerdo el momento exacto, pero dije: ‘¿Sabes? Creo que no soy un buen chico y necesito que el Señor me perdone’”. Tras aquella confesión, Jack le habló de la gracia y el perdón y oró con él. Esa noche, arrodillado junto a su cama, John MacArthur creyó en Cristo, un momento que él mismo describiría como el inicio de su verdadera historia.
Pero el camino hacia el púlpito no fue directo. Durante su juventud, John demostró ser un atleta excepcional, destacando en el fútbol americano a nivel universitario. Su talento era tal que soñaba con una carrera profesional, aunque los planes de Dios eran otros. “Volvíamos a casa después del primer año. Éramos seis en un pequeño Ford Fairlane de dos puertas, que volaba por la autopista en Alabama. El conductor perdió el control”, narró John. El devastador accidente y lo expulsó del vehículo cuando aún estaba en movimiento, haciéndolo rodar por el asfalto, y lo dejó con quemaduras de tercer grado.

Sobrevivió de milagro, y en la quietud de su recuperación, sus ambiciones deportivas se desvanecieron frente a la certeza de un llamado superior. “Al final de ese período, realmente estaba listo para hacer lo que Dios quisiera. Y para entonces supe que iba a predicar y enseñar”, dijo. Fue una rendición total. A partir de ese momento, su vida tendría un único propósito: el ministerio. El legado de la familia MacArthur continuaría.
Su decisión fue firme. Aunque recibió más ofertas para continuar su carrera en los deportes —como la de ser receptor en los Cleveland Browns, un equipo profesional—, las rechazó sin dudar. Su enfoque era uno solo: prepararse para el ministerio. Asistió al Seminario Teológico Talbot, donde su pasión por el estudio riguroso de la Biblia se consolidó y su método de predicación expositiva comenzó a tomar forma.

Esa temporada no solo fue un tiempo para forjar su teología, sino también para sentar las bases de su vida. En 1963, se casó con Patricia, quien se convertiría en su pilar y compañera inseparable. Su matrimonio fue el fundamento sobre el que construyeron una familia con cuatro hijos —Matthew, Marcy, Mark y Melinda— y una descendencia que, con el tiempo, incluiría quince nietos y varios bisnietos. Su rol como esposo y padre fue su ministerio más íntimo; como él, sus hijos conocieron a Cristo en casa. Justamente, en la presentación del libro Ante el trono de la gracia, sus hijos plasmaron este testimonio:
Sentados alrededor de la mesa de la cocina, escuchábamos sus palabras de gratitud por el privilegio de ser adoptados en la familia de Dios. Escuchábamos expresiones de su amor por la Biblia y por la iglesia (…) su transparencia reveló sus propias decepciones, y su fe se vació en su confianza pura en la providencia de Dios.

Una vez se graduó del seminario, su habilidad para enseñar la Palabra comenzó a resonar. Predicaba con frecuencia en conferencias para jóvenes, pero su edad era un obstáculo para las iglesias establecidas, que lo rechazaron por considerarlo demasiado joven para el pastorado. Sin embargo, su claridad y pasión no pasaron desapercibidas. En uno de esos eventos, hermanos de una pequeña iglesia no denominacional sin pastor en Sun Valley, California, lo escucharon. El Dr. Richard Elvee, pastor de Grace Community Church, había muerto recientemente de un ataque al corazón, y había una vacante.
Para los ancianos de esta iglesia, la juventud de John no fue un impedimento, sino una gran ventaja. Impresionados por su predicación, lo buscaron y le pidieron que se convirtiera en su líder. En 1969, con apenas 29 años, John MacArthur aceptó el llamado para pastorear Grace Community Church, sin saber que ese sería el lugar desde el cual su voz sacudiría al mundo.

Décadas de predicación fiel
Cuando John MacArthur llegó a Grace, se propuso ofrecerles lo que había aprendido de su padre: la predicación de la Palabra. “Adopté el estilo de predicación de mi papá”, dijo en una ocasión. Sus análisis expositivos de más de una hora marcaron el rumbo para las siguientes décadas. Su deseo por exponer la Palabra de Dios lo llevó a ser minucioso y detallista, a analizar el contexto histórico y gramatical de cada versículo en sus estudios y predicaciones. Para algunos, esto podía ser un problema en cuanto a lograr que la atención de una audiencia se mantuviera, pero terminó siendo el distintivo particular que le significó el reconocimiento global.
[Este podcast, originalmente en inglés, repasa el primer sermón de John MacArthur en Grace Community Church, donde a los 29 años inició un ministerio que marcaría generaciones.]
La respuesta fue inmediata. La iglesia, que apenas llenaba una fracción de su auditorio, experimentó un crecimiento explosivo, pero el cambio fue más profundo que los números. MacArthur cultivó una cultura de estudio bíblico serio y discipulado, transformando a los asistentes de oyentes pasivos a estudiantes activos de las Escrituras. Su enfoque no era entretener, sino equipar. En 1973, la revista Moody Monthly publicó un artículo especial sobre Grace Community Church, titulado La Iglesia con 900 ministros. Esto se debió a que un gran número de laicos se involucraron activamente en el ministerio práctico de la iglesia. Phil Johnson, director ejecutivo de Grace to You, lo expresó de la siguiente manera:
Lo que hace que el ministerio único de John sea aún más notable es que ha permanecido firme en la tarea, y su influencia sigue sintiéndose en todo el mundo, mientras la gran mayoría de los predicadores conocidos en la corriente evangélica principal han perseguido las modas de la cultura popular, volviéndose cada vez más triviales y superficiales en una búsqueda desenfrenada por parecer “relevantes”.

Este enfoque en el equipamiento dio a luz ministerios internos vibrantes como Grace Kids, dedicado a la formación de niños, y a eventos que se volverían hitos anuales, como la Conferencia de Pastores (Shepherds' Conference) y la Conferencia de Expositores, que cada año atraen a miles de líderes de todo el mundo para ser entrenados y fortalecidos.
Pronto, las paredes de la iglesia se quedaron pequeñas. Para que la enseñanza llegara más allá de Sun Valley, se fundó Grace to You. Lo que comenzó como un modesto ministerio de distribución de cintas de casete para los miembros que no podían asistir, evolucionó hasta convertirse en un gigante mediático. Con el tiempo, se estableció el programa de radio que hoy alcanza a millones de personas, incluyendo su vital contraparte en español, Gracia a Vosotros, que hizo de MacArthur una figura de inmensa influencia en el mundo de habla hispana. En la era digital, su alcance se magnificó: el archivo en el sitio web de Grace to You superó las 3500 predicaciones, registrando cerca de dos millones de descargas cada mes, y tiene innumerables reproducciones en otras plataformas.

Paralelamente, su ministerio escrito floreció de una manera prolífica. Su proyecto más ambicioso fue la serie de Comentarios del Nuevo Testamento MacArthur. Le tomó más de 40 años completar este trabajo titánico, en el que analizó verso por verso cada libro del Nuevo Testamento. El resultado fueron más de 30 volúmenes, que en conjunto se convirtieron en una obra de referencia indispensable. Además de este magnum opus y de su famosa Biblia de estudio, MacArthur participó en la escritura o edición de casi 400 recursos, incluyendo decenas de libros que se convirtieron en éxitos de ventas y marcaron debates teológicos, como Doce hombres comunes y corrientes, Esclavo, El Evangelio según Jesucristo y Fuego extraño (sobre estos últimos daremos más detalles en el siguiente punto).
Su visión educativa, sin embargo, fue quizás el pilar más estratégico de su legado. Aceptó la presidencia de la entonces pequeña universidad Los Angeles Baptist College, que bajo su liderazgo se transformó en The Master’s University, una institución que llegaría a ser reconocida entre las mejores de Estados Unidos por su calidad académica y la satisfacción de sus egresados. La joya de la corona llegó en 1986 cuando se fundó The Master’s Seminary. Su misión era clara y se ha mantenido hasta hoy: “Capacitar a hombres para el ministerio pastoral, lo cual incluye: predicar la Palabra de Dios, alcanzar al mundo para Cristo y enseñar a otros a hacer lo mismo”. Este centro se dedicó exclusivamente a formar pastores en el arte y la ciencia de la predicación expositiva, asegurando que su legado se multiplicara.

El impacto de esta formación no se limitó a Estados Unidos. La visión global de MacArthur se materializó a través de The Master’s Academy International (TMAI), una red nacida del seminario para llevar la formación pastoral a donde más se necesitaba. A través de los graduados del seminario, TMAI estableció 19 centros de entrenamiento en más de 80 localidades, sirviendo a pastores en 75 naciones, muchas de ellas dentro de la ventana 10/40 y bajo intensa persecución. Así, a lo largo de varias décadas, la obra de MacArthur se expandió desde un púlpito en California hasta convertirse en un ecosistema global de enseñanza y equipamiento.
Un león en el púlpito
La imagen que mejor ha capturado la esencia del ministerio de John MacArthur es la de un “león en el púlpito”. Esta expresión no tiene un origen único, sino que surgió orgánicamente entre quienes lo escuchaban, como una forma de describir su estilo: una defensa feroz, valiente y sin concesiones de lo que él entendía como la verdad bíblica. No rugía por carisma o espectáculo, sino por convicción.
¿Cómo podemos resumir un legado de más de cinco décadas? Se trata, sin duda, de una tarea monumental. Pero su figura puede entenderse a través del pilar que definió su vida y obra: su celo por la doctrina bíblica. MacArthur creía que la doctrina correcta era un asunto de vida o muerte para la iglesia, y estaba dispuesto a pelear todas las batallas para defenderla. El domingo de la semana en la que murió, uno de los ancianos de Grace en español, Josías Grauman, dijo sobre él:
Es más conocido por ese atributo, como un león en el púlpito peleando por la verdad. Cuando la gente le preguntaba, “¿Cómo escoges tus batallas? ¿Cómo sabes dónde pelear y dónde no?”, él siempre decía, “¿Cómo que cuáles? Yo peleo todas las batallas, amo la verdad, tengo que defender a Cristo de cualquier mentira”.

Esta postura lo llevó a una serie de confrontaciones públicas que definieron su legado tanto como sus enseñanzas. No se trataba de polémicas buscadas, sino de lo que él consideraba consecuencias inevitables de una lealtad innegociable a la Escritura.
Una de sus confrontaciones más mediáticas ocurrió en 2019, durante la conferencia Truth Matters. En una sesión de preguntas y respuestas, se le pidió que respondiera con una o dos palabras a varios nombres. Cuando se mencionó a la popular maestra bíblica Beth Moore, la respuesta de MacArthur fue cortante: “Go home” (Vete a casa). La frase resonó en todo el mundo evangélico. Aunque el contexto era lúdico, su respuesta encapsulaba su convicción teológica del complementarianismo estricto: el rol de la predicación y la enseñanza con autoridad en la Iglesia está reservado para los hombres. Para MacArthur, el problema no era personal, sino doctrinal. De la misma manera, criticó duramente a pastores como Steven Furtick, a quien veía como un representante de un cristianismo superficial, centrado en el espectáculo y divorciado de la exégesis bíblica seria, calificando su enfoque como un “asalto egocéntrico” que vaciaba a la Iglesia de su verdadero poder.
Sin embargo, su celo teológico siempre fue acompañado de una notable humildad intelectual, como lo demostró en su postura sobre la filiación encarnada. En su comentario sobre Hebreos de 1983, MacArthur enseñó que Jesús no vino a ser funcionalmente el Hijo de Dios sino hasta el momento de Su encarnación, una postura que, sin él saberlo, se alineaba con herejías históricas. Años después, tras ser confrontado por otros teólogos y estudiar el tema a profundidad, se convenció de su error. En una serie de mensajes públicos, se retractó formalmente de su postura anterior, afirmando la doctrina de la filiación eterna, la cual sostiene que el Hijo ha existido eternamente como Hijo en la Trinidad. Este acto de corregir públicamente una enseñanza sostenida por años es extremadamente raro y demostró que su lealtad final no era hacia sus propias publicaciones, sino hacia las Escrituras.

Pero quizás ninguna de sus obras generó una controversia teológica tan profunda como su libro El Evangelio según Jesucristo (1988). En él, MacArthur argumentó en contra de lo que llamó “gracia barata” o “easy-believism” (creencia fácil), la idea de que una persona podía aceptar a Jesús como Salvador sin someterse a Él como Señor. El libro desató un intenso debate sobre la doctrina de la salvación por señorío, la cual básicamente enfatiza que es imposible tener una fe real sin reconocer a Jesús como la autoridad máxima en la vida de la persona.
Teólogos como Zane Hodges y Charles Ryrie lo acusaron de predicar “un evangelio diferente”, argumentando que MacArthur confundía la justificación (un acto de fe) con la santificación (un proceso de obras). Para ellos, la enseñanza del libro podía llevar a los lectores a confiar en su santidad para su salvación. En contraste, figuras como Albert Mohler, J. I. Packer y R. C. Sproul defendieron la obra con vehemencia. Este último afirmó: “Creo que, en gran medida, este libro es probablemente el más importante del siglo XX”.
Para sus defensores, él simplemente estaba restaurando el llamado bíblico a una fe que, si es genuina, inevitablemente transforma la vida de una persona. Incluso para algunas personas no hubo dos posiciones distintas; todo se trataba de un gran malentendido. “A menudo hay una diferencia entre lo que MacArthur dice y lo que aparentemente quiere decir”, escribió el profesor de Nuevo Testamento Darrell L. Bock. “Ciertas ambigüedades en el estilo de MacArthur hacen difícil determinar cuál es su verdadera postura”.

Pero más allá de sentar una posición al respecto o de explicar todos los detalles de ambas posturas, el punto es que MacArthur enseñó con gran celo lo que consideró como cierto a la luz de las Escrituras. Esto lo llevó a involucrarse en algunas controversias, las cuales pudieron tener siempre solución a través de un buen análisis escritural. Él mismo, en las versiones revisadas del libro, matizó sus posiciones para enfatizar su punto: la fe genuina deber ir acompañada de una transformación.
Su postura radicalmente cesacionista fue otro campo de batalla notable. En 2013, organizó la conferencia Strange Fire (Fuego extraño) y publicó un libro con el mismo nombre, presentando su crítica más sistemática y contundente al movimiento carismático y pentecostal. MacArthur argumentaba que los dones espirituales milagrosos (como hablar en lenguas, profecía y sanidad) habían cesado con los apóstoles y que el movimiento moderno estaba lleno de abusos, desorden y, en sus peores formas, blasfemia contra el Espíritu Santo.
La reacción fue masiva. Líderes carismáticos de todo el mundo, como Sam Storms, R.T. Kendall y Claudio Freidzon, lo acusaron de generalizar, de atribuir los excesos de unos pocos a todo el movimiento. Quizás es posible discrepar con la dureza de esta postura, que a menudo no distinguió entre los errores doctrinales y la fe sincera de muchos creyentes en iglesias carismáticas y pentecostales. Sin embargo, para MacArthur, la reverencia por la obra del Espíritu Santo exigía esta defensa.

Finalmente, su convicción respecto a la soberanía de Cristo sobre la Iglesia lo llevó a un enfrentamiento directo con el Estado. En julio de 2020, en medio de la pandemia de COVID-19, Grace Community Church, bajo el liderazgo de sus ancianos y con el apoyo de MacArthur, decidió desafiar las órdenes del Condado de Los Ángeles que prohibían las reuniones en interiores. La justificación de MacArthur fue clara y pública: “Cristo es la cabeza de la iglesia, no César”. Sostenía que ninguna autoridad civil tenía el derecho de dictar cómo y cuándo la iglesia debía adorar.
Esto desató una prolongada batalla legal. El condado los demandó, y la congregación enfrentó multas y amenazas de cierre. Con la ayuda de abogados como Jenna Ellis, la iglesia contrademandó, argumentando que las restricciones violaban su libertad religiosa. En agosto de 2021, la iglesia obtuvo una victoria decisiva cuando el Condado de Los Ángeles acordó pagar $800.000 en costos legales a la iglesia. Si bien muchos pueden cuestionar la decisión desde una perspectiva de salud pública y amor al prójimo, para MacArthur y su congregación, aquella fue una defensa no negociable del primer mandamiento: la adoración a Dios por encima de todo. Nuevamente, aquí el punto no es tomar una postura, sino resaltar su convicción de defender lo que consideraba como una verdad bíblica.
La conclusión respecto a estas controversias es que él anheló defender la verdad bíblica a cualquier costo. Claro, hubo espacio para el crecimiento. “Pude haber llegado un poco más como un cordero en lugar de un león”, dijo él mismo alguna vez sobre un sermón. Con todo, su sello siempre fue defender con gran valentía la verdad.
Pero, si su celo doctrinal era su espíritu de batalla, la predicación expositiva era su única arma. La premisa de todo su ministerio fue que la tarea del predicador no es ofrecer sus propias ideas, sino explicar el significado del texto bíblico, versículo por versículo. “[Un sermón bíblico] no está marcado por ningún tipo de evento cultural o personal”, dijo MacArthur. “No se trata de mí. Y trasciende no solo el tiempo, sino también la cultura”.
Su logro más emblemático en este campo fue predicar casi todo el Nuevo Testamento en el púlpito de Grace Community Church, una hazaña que tomó décadas y que formó la base de sus comentarios escritos. Esta dedicación a la suficiencia de la Escritura, en un mundo evangélico que a menudo persigue la novedad, fue precisamente lo que le dio una relevancia perdurable. La periodista Megan Basham lo expresó así en la plataforma social X:
MacArthur (…) se ha negado consistentemente a unirse a las últimas modas que buscan relevancia. Y es esta misma negativa la que ha dado a su ministerio una relevancia duradera para las nuevas generaciones. Eternamente agradecida por el impacto que su enseñanza ha tenido en mi vida.

El final de casi seis décadas de ministerio
Al final, John MacArthur no solo dejó sermones y libros; dejó un ejército de hombres fieles entrenados en su misma convicción, asegurando que el rugido de ese león resonara en incontables iglesias alrededor del mundo por generaciones. Y así, hasta completar un total de 56 años de ministerio, John MacArthur continuó predicando la Palabra de Dios fielmente.
En 2023, su salud comenzó a declinar notablemente y recibió un diagnóstico que marcó el inicio de su temporada final en la tierra. Aunque se retiró gradualmente del púlpito, su presencia y su influencia en Grace Community Church permanecieron. Los hombres que él mismo había formado tomaron el liderazgo, asegurando la continuidad del ministerio. Sus últimos años fueron un testimonio de la misma confianza en la soberanía de Dios que había predicado durante toda su vida. En marzo de 2025, dijo durante la Conferencia de Pastores de Grace:
Sé que estoy en el tramo final de mi vida y eso cobra un nuevo sentido cuando sabes que la llama se está apagando, pero estoy agradecido y alabo a Dios por todo aquello de lo que me ha permitido ser parte, por todo lo que ha logrado con Su Palabra en estos años de ministerio.
Y, en efecto, más allá del esfuerzo de un hombre, fue Dios mismo quien estuvo detrás de toda la obra; MacArthur solo fue una herramienta. Finalmente, en julio de 2025, el león del púlpito descansó, dejando tras de sí un legado no de poder personal, sino de sumisión a la autoridad de la Palabra de Dios.
Referencias y bibliografía
Recordando al pastor John MacArthur - Josías Grauman | Grace en Español
Pastor John MacArthur (1939–2025) | Grace Community Church
Died: John MacArthur, Who Explained the Bible to Millions | Christianity Today
Ante El Trono De La Gracia | CLC Colombia
Reflecting on Fifty-Five Years of Grace: A Q&A with John MacArthur | Grace to You
A brief account of John Macarthur’s public ministry | The Master's Seminary
El Evangelio Según Jesucristo | CLC Colombia
Mission | The Master's Seminary
Understanding the Lordship Controversy | Monergism
The Gospel according to Jesus: Dr. John MacArthur | Ligonier Ministries Store
Reexamining the Eternal Sonship of Christ | Grace to You
Lordship Salvation | Grace to You
Strange Fire | The Gospel Coalition
John MacArthur’s Church to Receive $800K COVID-19 Settlement | Christianity Today
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