En una ocasión, Gordon Fee le dijo a sus alumnos, el primer día de una clase de Nuevo Testamento en el Wheaton College, que —algún día— se encontrarían con un titular que diría “Gordon Fee ha muerto”.
“¡No lo crean!”, dijo, de pie sobre un escritorio. “Está cantando con su Señor y su Rey”.
Entonces, en lugar de repartir el programa de estudios como un profesor normal, dirigió la clase con el himno de Charles Wesley, “Que mil lenguas canten”.
La Biblia como un camino de transformación
Fee, un profesor de Nuevo Testamento muy influyente que creía que la lectura de la Biblia, su enseñanza y su interpretación debían llevar a las personas a un encuentro con un Dios vivo, se describía a sí mismo como un “erudito en llamas”. El profesor Fee murió el martes 25 de septiembre a la edad de 88 años —aunque, como saben quienes se encontraron con él en las aulas o en sus numerosos libros, no es así como él lo habría descrito.
Fee coescribió Cómo leer la Biblia en todo su valor con su colega del Seminario Teológico Gordon-Conwell, Douglas Stuart, a principios de la década de 1980. El libro se encuentra ahora en su cuarta edición y ha vendido alrededor de un millón de ejemplares, convirtiéndose para muchos en el texto estándar sobre la mejor manera de acercarse a las Escrituras. Fee también es autor de un manual de interpretación bíblica muy utilizado, de varios comentarios sobre las epístolas del Nuevo Testamento que gozan de gran prestigio y de una investigación académica pionera sobre el lugar del Espíritu Santo en la vida y la obra del apóstol Pablo.
“Si le hubieras pedido a Pablo que definiera lo que es un cristiano”, dijo Fee una vez a Christianity Today, “no habría dicho: ‘un cristiano es una persona que cree en X e Y doctrinas sobre Cristo’, sino ‘un cristiano es una persona que camina en el Espíritu, que conoce a Cristo’”.
Leyendo la Biblia en su contexto
Del mismo modo, Fee argumentó que estudiar la forma, la historia y el contexto de las Escrituras merece la pena porque no es “mera historia”. Si se hace correctamente, la interpretación bíblica es un toque de luz.
“Llevamos nuestra exégesis a buen término cuando nosotros mismos nos sentamos con indecible asombro en la presencia de Dios”, escribió. “Debemos escuchar las palabras con el corazón, debemos regodearnos en la propia gloria de Dios, debemos ser movidos a un sentido de asombro abrumador ante las riquezas de Dios en la gloria, debemos pensar de nuevo en la increíble maravilla de que estas riquezas son nuestras en Cristo Jesús, y debemos entonces adorar al Dios vivo cantando alabanzas a su gloria”.
Al difundirse la noticia de su muerte en las redes sociales, ministros y profesores de seminarios de todo el espectro evangélico compartieron cuál de los libros de Fee les había impactado y significa más en sus vidas. El profesor de Nuevo Testamento del Western Theological Seminary, Wesley Hill, dijo que La presencia empoderadora de Dios era uno de los textos más influyentes que había leído. Greg Salazar, pastor de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos, escribió que está utilizando el comentario de Fee sobre Filipenses para una serie de sermones. Peter Englert, ministro de una iglesia no denominacional de Nueva York, elogió el comentario de Fee sobre 1 de Corintios.
El profesor del Seminario Teológico Bautista del Sur, Denny Burk, que discrepó fuertemente con Fee en la cuestión de las mujeres en el ministerio, dijo que Fee era “uno de los eruditos del Nuevo Testamento más influyentes que ha existido”.
Fee no era un nombre familiar para la mayoría de los asistentes a la iglesia evangélica, pero eso sólo puede subrayar la importancia de su contribución.
“Ninguno de los miembros de mi iglesia podría decir quién es Gordon Fee”, escribió Griffin Gulledge, pastor de la Iglesia Bautista de Madison (Georgia). “Pero cada uno de ellos se ha beneficiado de su trabajo. Apuesto a que eso es cierto en decenas de miles de iglesias”.
Manejando las Escrituras con cuidado
Fee nació de Donald y Gracy Jacobson Fee en Ashland, Oregón, el 23 de mayo de 1934.
Su padre, Donald, era un hábil carpintero y predicador de las Asambleas de Dios. Fee creció notando la diferencia entre los cuidadosos sermones de su padre, que desgranaban el significado de la Biblia, y algunos de los enfoques más libres de otros ministros de las Asambleas de Dios.
Muchos pentecostales parecían pensar que la planificación y el estudio inhibirían al Espíritu Santo, dijo Fee más tarde. Tomaban una frase de las Escrituras y luego hablaban de improviso, confiando en que Dios podría guiar sus palabras si eran flexibles y espontáneas. Algunos ni siquiera elegían el texto de su sermón con antelación, abriendo la Biblia y pidiendo a Dios que les guiara en el momento.
Los resultados [de las predicaciones] no siempre atestiguaban el poder del Espíritu Santo.
El padre de Fee, en cambio, creía que Dios honraba la preparación y que la Escritura, al igual que una fina pieza de madera, debía ser tratada con habilidad y cuidado.
“Mi padre fue el primer erudito que conocí”, escribió Fee, “aunque en aquellos primeros años no lo reconociera. Sin embargo, su pasión por la verdad y su determinación de profundizar en las Escrituras... se me contagió”.
Fee decidió seguir a su padre en el ministerio. Fue al Seattle Pacific College (ahora Universidad), donde conoció y se casó con Maudine Lofdhal, que también era hija de un pastor de las Asambleas de Dios. Después de graduarse con un grado de maestría, Fee aceptó un puesto de pastor en los crecientes suburbios al sur del aeropuerto de Seattle-Tacoma y, para llegar a fin de mes, también empezó a enseñar inglés en el Northwest College (ahora Universidad), la escuela afiliada a las Asambleas de Dios en Kirkland, Washington.
Fee descubrió que le encantaba enseñar. Le gustaba tanto, decía, que le dolían los dientes de tanto hablar.
Durante varios años luchó contra el conflicto entre la vocación al ministerio —él y su esposa Maudine hablaron de ser misioneros en Japón— y la vocación al mundo académico. El punto de inflexión llegó, recordó Fee más tarde, cuando un colega le dijo: “Gordon, que tú quieras hacerlo no significa que Dios esté en contra”.
Fee se dio cuenta de que “por supuesto que esto también podría ser una especie de llamado”. Decidió ir a la Universidad del Sur de California para hacer un doctorado en estudios del Nuevo Testamento, centrándose en la crítica textual. Escribió su tesis sobre el Papiro 66, una copia casi completa del Evangelio de Juan que se considera uno de los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento.
Sin embargo, incluso cuando se embarcó en una carrera académica, sintió cierta tensión entre su identidad como académico y pentecostal. Consiguió un puesto de profesor en el Wheaton College, y descubrió que era el primer pentecostal que muchos de sus colegas habían conocido, y ciertamente el primero que tenía un doctorado en estudios bíblicos.
Influencia en la NVI (Nueva Versión Internacional de la Biblia)
Sus compañeros pentecostales de las Asambleas de Dios, por su parte, no siempre celebraron el éxito de Fee en el mundo académico. Una vez le contó a un hombre mayor sobre su investigación académica, sólo para recibir una advertencia sobre los peligros espirituales de la erudición.
“Más vale un tonto con fuego en el corazón”, dijo el hombre, “que un erudito en el hielo”.
Sin embargo, al orar sobre ello, Fee se dio cuenta de que esa era una falsa elección. Podía ser “un erudito con fuego”.
Gordon Fee enseñó en Wheaton durante cinco años y luego aceptó un puesto en el Seminario Teológico Gordon-Conwell. Allí estuvo más de una década antes de trasladarse al Regent College de Vancouver, en la Columbia Británica, donde enseñó Nuevo Testamento hasta que se jubiló.
Fee escribió comentarios académicos y populares sobre 1 y 2 Corintios, 1 y 2 Timoteo, 1 y 2 Tesalonicenses, Filipenses y Apocalipsis. Escribió estudios en profundidad sobre la cristología y la pneumatología del apóstol Pablo. Editó la influyente serie New International Commentary y también trabajó con el Comité de Traducción de la Biblia, el equipo de eruditos responsable de la Nueva Versión Internacional de la Biblia, durante más de 30 años. Según el presidente de estudios bíblicos de Wheaton, Douglas Moo, los lectores de la NIV “encuentran sus sugerencias de traducción en casi cada página”.
Sin embargo, la contribución más significativa de Fee puede haber surgido de la enseñanza en la escuela dominical. Descubrió que muchos cristianos adultos, algunos de los cuales habían pasado toda su vida en la iglesia, no sabían cómo leer la Biblia. Entendían capítulos y versículos, e incluso podían haber memorizado algunos pasajes, pero a menudo no comprendían las diferencias significativas entre las distintas partes de las Escrituras.
“¿Cuál es la diferencia entre un cuento y un poema?” preguntó Fee. “No se lee un poema como se lee un cuento, ni un cuento como se lee un poema... Por qué alguien querría nivelar eso como si no hubiera ninguna diferencia... ¡Hace toda la diferencia del mundo! Dios eligió hacerlo así. Esto no es un descubrimiento de Gordon. Dios lo hizo”.
Él y el profesor de Antiguo Testamento Douglas Stuart publicaron La lectura eficaz de la Biblia en 1981. Fee, exagerando un poco, dijo que su editor en Zondervan envió el libro a todos los profesores de Biblia de Norteamérica. “No sé cuántos cientos de ejemplares envió”, dijo, “pero en un año las ventas se dispararon”. La cuarta edición del texto se publicó en 2014.
Dones del Espíritu y controversia sobre el papel de las mujeres
La posición de Fee como un destacado erudito bíblico pentecostal en prominentes instituciones evangélicas significó que ocasionalmente se viera envuelto en controversias teológicas.
En los años 70 y 80, se vio envuelto en una discusión pentecostal sobre si hablar en lenguas era la “evidencia inicial” de la llenura del Espíritu Santo. Algunos le acusaron de “desechar” la doctrina fundacional del pentecostalismo.
“Yo no descarto la evidencia inicial”, dijo. “Desecho el lenguaje, porque no es bíblico, y por lo tanto irrelevante”.
Fee también apoyó a las mujeres en el ministerio, basándose en su lectura del Nuevo Testamento.
Apoyó al Consejo para la Igualdad Bíblica y fue uno de los editores del volumen recopilado, Descubriendo la Igualdad Bíblica: Complementariedad sin jerarquía, escribiendo comentarios sobre 1 Corintios 11:2-6 y Gálatas 3:26-29.
Fee también escribió sobre el papel del Espíritu Santo en la iglesia del Nuevo Testamento:
“La evidencia del Nuevo Testamento es que el Espíritu Santo es inclusivo en cuanto al género, dotando tanto a hombres como a mujeres, y por lo tanto liberando potencialmente a todo el cuerpo para que todas las partes ministren y de diversas maneras de liderazgo a las otras. Por lo tanto, mi tema al final no es una agenda feminista o una defensa de las mujeres en el ministerio. Más bien, es una [defensa de la] agenda del Espíritu”
Esa posición le valió más críticas que cualquier otra cosa que escribiera. Fee dijo que estaba en la “lista negra” de algunos círculos evangélicos.
“He soportado muchas tonterías”, dijo a la revista Charisma. “No puedo superar que algunas personas piensen que el género está por encima de los dones”.
Sin embargo, Fee trató de evitar las controversias, centrándose en sus clases y en enseñar a la gente a leer la Biblia para que ésta, bajo el poder del Espíritu Santo cambiara a las personas.
“Las rigurosas clases de Gordon eran aún más singularmente conocidas por sus encuentros con su Señor”, dijo el profesor de Nuevo Testamento de Regent, Rikk Watts. “[Fee] enseñó a miles de estudiantes de todo el mundo que se podía ser un 'erudito con fuego'”
Fee murió en su casa de Nueva York. En el encuentro con el Señor le precedió su esposa en 2014. Le sobreviven sus hijos Mark, Cherith Nordling, Brian y Craig. Se están planificando actos conmemorativos en Nueva York y Vancouver.
Con información de Christianity Today.
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