Recientemente la expulsión de más de 200 “opositores” nicaragüenses a Estados Unidos fue noticia mundial. El régimen del líder sandinista Daniel Ortega expulsó del país centroamericano a 222 presos políticos, privandoles de sus derechos políticos y calificándolos como agentes y espías extranjeros. El Departamento de Estado de los Estados Unidos negó cualquier negociación con el régimen de Ortega para esta liberación, al mismo tiempo que el presidente nicaragüense afirmó que no estaba haciendo ninguna concesión a los Estados Unidos a cambio del levantamiento de sanciones. Organizaciones de derechos humanos como Nicaragua Nunca Más, calificaron la expulsión como un “destierro sin precedentes” y abogaron para que los desterrados puedan regresar a su país libres y sin la amenaza de la persecución. En la historia reciente de América Latina no existe un precedente de un destierro de tan amplia magnitud, e incluso múltiples naciones del continente prohíben en sus constituciones la pena de destierro, señalándola como una violación de los derechos humanos.
Esta particular noticia reviste una preocupación especial para los cristianos nicaragüenses, ya que muchos de los líderes y opositores eran líderes que se confiesan cristianos y que son ampliamente reconocidos. De la misma manera, durante los últimos años, los cristianos nicaragüenses, de distintas denominaciones, se han visto enfrentados a un hostigamiento y una persecución crecientes. El régimen de Ortega, quien preside al país desde el año 2007 no tolera oposición o crítica alguna a su mandato ni a las acciones ejercidas por el gobierno, especialmente si provienen de líderes cristianos que deciden expresarse animados por su fe y con preocupaciones evangélicas.
De acuerdo a la organización evangélica Puertas Abiertas, en Nicaragua la persecución a los cristianos ha crecido considerablemente durante el último año. En la Lista Mundial de la Persecución de 2023 Nicaragua ingresó por primera vez en el puesto número 50.
¿Cuántos cristianos hay en Nicaragua y en qué confesiones están representados?
En Nicaragua viven 6.8 millones de personas, de las cuales 6.4 millones se confiesan cristianos (el 95% de la población). Aunque la mayoría de los nicaragüenses son cristianos, los creyentes son todavía, y de modo creciente, vulnerables a la persecución. De entre los cristianos nicaragüenses, la mayoría son evangélicos. En una encuesta reciente publicada por Christianity Today se indicó que el 35% de los nicaragüenses adhieren a una iglesia o confesión evangélica, pentecostal o reformada, el 33% de los nicaragüenses son católicos, el 28% son creyentes sin denominación (lo que puede incluir a iglesias no denominacionales o a creyentes no afiliados a ninguna iglesia), el 1% pertenece a otra confesión protestante (lo que puede incluir iglesias históricas como la anglicana, presbiterianos, luteranos y metodistas), y el 1% se declara ateo.
Hoy solamente un tercio de la población nicaragüense se declara católica, lo cual representa una caída significativa desde el 60% en los años setenta. Algunos académicos han atribuido el cambio a los conflictos internos dentro del catolicismo, confesión que ha adoptado una posición ambigua y en muchos casos contradictoria frente a la modernidad. De la misma manera, la Iglesia católica se ha visto enfrentada por las afiliaciones políticas internas, las cuales van desde la teología de la liberación con simpatías de izquierdas, un compromiso evangélico sin afiliaciones políticas pero que interviene con críticas sociales en lo político hasta afiliaciones con la derecha política. El cambio desde el catolicismo hacia el evangelicalismo también ha estado marcado por una acelerada urbanización y explosión demográfica, la escasez de sacerdotes para cubrir las necesidades espirituales de la población, y la poca burocratización de las iglesias evangélicas.
De acuerdo al sociólogo Ariel Goldstein, los evangélicos han crecido porque han sido capaces de adaptarse a las costumbres locales, tienen pastores que viven cerca de las personas, innovan, usan ampliamente las redes sociales, responden a las necesidades prácticas de las personas y crean un fuerte sentido de comunidad.
Para el teólogo evangélico Samuel Escobar, los católicos que se movieron a las ciudades centroamericanas encontraron empoderamiento en su conversión al evangelicalismo. Según Escobar, estos “católicos” en realidad simplemente eran creyentes nominales poco o nada comprometidos con su fe, por lo cual, al encontrarse con el evangelicalismo experimentaron una conversión, “lo cual significó un cambio en sus patrones de comportamiento y les ayudó a reorientar su vida de acuerdo al evangelio”.
¿Cómo son perseguidos los cristianos en Nicaragua?
La persecución a los cristianos se está intensificando en América Latina y esto se ve reflejado en la llegada de Nicaragua al puesto número 50 en la Lista Mundial de Vigilancia de Puertas Abiertas por primera vez.
Las iglesias que hablan en contra de la injusticia y las violaciones de los derechos humanos por parte del gobierno son vistas como “agentes desestabilizadores”. Esto hace que los cristianos sean vistos y tratados con hostilidad, lo cual incluye intimidación, acoso, monitoreo de actividades, arrestos y ataques.
El gobierno es particularmente hostil a las iglesias que proveyeron refugio y cuidado de las personas durante las protestas extendidas que estallaron contra el régimen dictatorial del país en 2018. Hasta el día de hoy, estas iglesias todavía están experimentando la retribución o castigo del gobierno, lo cual incluye la difamación y la vigilancia.
Mientras tanto, las elecciones recientes y los cambios en las leyes han sido usadas como un pretexto para etiquetar a los líderes de las iglesias como terroristas o instigadores de golpes de estado. Esto ha llevado a crecientes restricciones sobre las iglesias así como a organizaciones cristianas de ayuda y de actividad misionera internacional.
¿Cómo es la vida para los creyentes en Nicaragua?
Conoce la historia de David y sus padres (testimonio originalmente publicado en el sitio web de la organización evangélica Puertas Abiertas)
En muchas maneras, la vida de David, un niño de once años, es como la vida de muchos otros niños. Cada día va a la escuela, y le gusta jugar fútbol y montar en bicicleta. Pero hay algo que hace que su situación sea diferente a la de la mayoría de los niños: sus padres viven en otro país.
Erika y Alex, quienes estaban activamente involucrados en su iglesia, participaron en las protestas contra el gobierno. Por su participación en las manifestaciones fueron encarcelados. Aunque ellos fueron liberados después, la persecución del gobierno no se detuvo. Las amenazas persistieron forzando a la pareja a huir del país. Ellos están entre el creciente número de cristianos que han enfrentado persecución por hablar en contra del gobierno nicaragüense.
“Extraño a mi papá llevándome a la escuela e ir a hacer compras al supermercado con él”, dice David, quien sueña con ser un doctor. “Oro para que mi papá y mi mamá puedan regresar de vuelta a nuestra casa”.
La perspectiva de Puertas Abiertas sobre la persecución a los cristianos en Nicaragua
Ante la pregunta sobre si se está haciendo cada vez más difícil ser un cristiano en Nicaragua, la respuesta de Puertas Abiertas es un contundente sí. La hostilidad hacia los cristianos en Nicaragua ha empeorado, empujando por primera vez al país al top 50 de la Lista Mundial de Vigilancia.
Desde que las protestas estallaron con su mandato dictatorial en 2018, el presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, han buscado silenciar de forma forzosa a las voces disidentes. De hecho, ya es algo bastante diciente del grado de control dictatorial de un país que la esposa del presidente ocupe el cargo de vicepresidenta. Los líderes sandinistas han emprendido una campaña de desprestigio contra las iglesias, dado el amplio carácter cristiano del país. Las escuelas cristianas y las estaciones de televisión pertenecientes a iglesias han sido cerradas, así como las organizaciones humanitarias basadas en la fe, mientras que los creyentes han sido detenidos de forma arbitraria y juzgados. El objetivo del régimen es silenciar a los cristianos y hacer que los líderes que defienden el cristianismo sean menos creíbles ante la población.
¿Cuál es la lógica detrás de la persecución gubernamental a los cristianos en Nicaragua?
Mientras que muchos análisis, especialmente provenientes de críticos hacia la religión, indican que los cristianos no son perseguidos en el país centroamericano, los hechos indican claramente lo opuesto. Si bien es cierto que el gobierno no persigue a todos los cristianos nicaragüenses, la persecución a los líderes de las iglesias que se atreven a hablar en contra del gobierno o a expresar críticas y reservas en relación a sus políticas es una realidad notoria. De nuevo, los críticos podrán decir que no se está persiguiendo a los cristianos por su identidad cristiana, sino por sus posiciones políticas. Desde esta perspectiva, no se trataría de una persecución religiosa sino de una simple hostilidad partidista.
Sin embargo, aquí es preciso tener en cuenta un punto de vista que generalmente se pasa por alto. Las críticas hacia el gobierno por parte de los líderes cristianos no tienen una afiliación política particular. Los cristianos no están persiguiendo un cambio de régimen porque busquen el poder político o porque simplemente deseen sacar a Ortega del poder. Las críticas y protestas de los cristianos no se basan en ideologías seculares o políticas sino que son animadas por una fe evangélica profunda.
Así, ciertamente no se persigue a los cristianos por razones identitarias, sino porque la fe de los cristianos los ha animado a denunciar las injusticias cometidas por los líderes políticos. Es la voz profética de los cristianos lo que resulta tan molesto para el gobierno.
En este sentido, cualquier cristiano que se declare como creyente en Cristo naturalmente no enfrentará persecución. Pero en el evangelio, la persecución de la que habla Jesús no es una basada en la identidad, sino una que manifiesta hostilidad al mensaje evangélico y al llamado a la justicia que se desprende como implicación natural de adoptar los valores cristianos.
Dado que en Nicaragua la gran mayoría de los habitantes se confiesan como seguidores de Jesús, el gobierno no espera que las personas abandonen su fe. El gobierno espera que un desprestigio de los líderes cristianos comprometidos aplaque las críticas de los creyentes al régimen y que la mayoría de los cristianos se conformen con una actitud de fe nominal. Es decir, que sean creyentes pero que abandonen cualquier tipo de compromiso político.
Los golpes a las organizaciones humanitarias y cristianas por parte del régimen de Daniel Ortega
Además de la represión de los opositores y los líderes cristianos, el régimen de Ortega también ha emprendido una campaña de hostigamiento y represión contra las ONG cristianas.
De acuerdo a Matías Peletay, columnista de Coalición por el Evangelio y misionero de la Iglesia Bíblica Bautista Crecer, el 2022 representó un duro golpe para las organizaciones sociales en Nicaragua. El gobierno ordenó el cierre de cientos de organizaciones no gubernamentales, entre las cuales hay numerosas asociaciones de ayuda pertenecientes y colaboradoras de las iglesias. Estas acciones han afectado a misiones y organizaciones de caridad y suponen un duro revés para los esfuerzos de evangelización en Nicaragua.
Desde las protestas de 2018, en las cuales más de trescientas personas murieron, se ha producido un recrudecimiento en la persecución de las voces disidentes y los opositores, los cuales son acusados de provocar disturbios y desestabilizar el país.
Un caso notorio es el hostigamiento del que han sido víctimas múltiples sacerdotes y obispos católicos. El 5 de febrero, Óscar Danilo Benavidez Dávila, sacerdote católico, fue sentenciado a 10 años de prisión bajo la acusación de “conspiración y propagación de noticias falsas”. Otros diez sacerdotes estaban presos en febrero de 2023 bajo acusaciones similares, mientras que el obispo Rolando Álvarez, también crítico del gobierno y quien rechazó ser liberado y expulsado del país, se podría enfrentar a una pena de hasta 26 años de cárcel.
El presidente Ortega ha calificado de “terroristas” a los líderes y pastores cristianos, entre ellos obispos, que han intentado ser mediadores de un diálogo nacional para buscar una salida pacífica a la crisis que vive el país desde abril de 2018.
En 2016 se puso en marcha un mecanismo para “facilitar el ingreso y egreso organizado y seguro a Nicaragua de iglesias, denominaciones y congregaciones”. Lo que ha buscado el gobierno con estas medidas es la imposición de nuevas medidas restrictivas a la entrada de misioneros y a la ayuda financiera a muchas iniciativas misioneras. Ya en 2018, el gobierno suspendió las ayudas financieras otorgadas a las entidades religiosas, y en 2020 se expidió la “Ley de agentes extranjeros”. Con cada una de estas medidas, Ortega ha buscado controlar las actividades de las iglesias y reprimir o terminar las actividades de las iglesias críticas a su mandato.
El 7 de julio CNN informó sobre la expulsión de la congregación católica de las Misioneras de la Caridad, la cual desarrollaba actividades humanitarias en el país. La medida de expulsión, aunque no contó con una explicación formal por parte del gobierno, habría obedecido a la falta de licencias para la puesta en marcha de hogares de cuidado infantil, la oferta de servicios de soporte escolar y de hogares para ancianos. Sin embargo, los críticos de Ortega, han visto en la expulsión un intento de intimidar las voces críticas a su mandato.
Pero la represión de organizaciones de caridad o humanitaria no ha terminado tras el caso notorio de las Misioneras de la Caridad. Un informe de 2022 por parte de organizaciones afectadas, señala que desde 2018 se habrían disuelto unas 3 016 organizaciones humanitarias, tanto locales como internacionales, lo cual equivaldría al 43% de las organizaciones registradas en el país. A comienzos de 2023, la cifra de organizaciones cerradas habría ascendido a las 3 223. Se indica que los cierres se deberían a que muchas de estas organizaciones apoyaron las protestas de 2018 o mostraron simpatía con ellas. Con la disolución de la ONG el gobierno de Ortega también buscaría debilitar a la sociedad civil y su capacidad de organización para buscar cambios sociales y políticos.
Los cierres de organizaciones humanitarias, tanto cristianas como seculares, tendrán un impacto profundo a nivel social, económico y comunitario para los nicaragüenses. Muchas de las organizaciones que han sido cerradas llevaban programas de acceso a derechos de salud para los más pobres y excluidos, como las comunidades indígenas. Otras ONGs trabajaban en temas relacionados con la ayuda y el desarrollo social, la prestación de servicios médicos y educativos, y medios de comunicación social independientes. Los impactos sociales negativos derivados de los cierres son difíciles de cuantificar, pero se estima que más de cincuenta mil personas podrían verse privadas del acceso a servicios y derechos básicos como resultado del cierre de las ONGs.
De acuerdo a Christianity Today, las iglesias evangélicas también se han visto afectadas por las restricciones impuestas a las ONGs. Muchas fundaciones y organizaciones se dedican a sostener pastores, ministros y misioneros en el país. Igualmente, se ha cerrado un orfanato atendido por cristianos evangélicos, una asociación de teólogos, y organizaciones misioneras y de ayuda humanitaria. Pero el gobierno de Ortega asegura que algunas ONGs eran utilizadas desde el exterior como medios para financiar campañas de desestabilización. Otras al parecer no cumplían con las exigencias legales para funcionar. Los congresistas leales a Ortega aseguran que solo se trata de un proceso de acomodación y ordenamiento, ya que una gran cantidad de organizaciones que fueron clausuradas ya se encontraban sin operar.
La deriva dictatorial de Nicaragua
En 2021, Daniel Ortega y su esposa resultaron elegidos en el poder, al tiempo que en noviembre de 2022, el partido sandinista (el partido de gobierno) obtuvo la totalidad de las alcaldías del país (153). De esta manera, el régimen de Ortega se está asegurando el control total de Nicaragua en lo que se ha convertido en una tendencia constante y sin vacilaciones a un régimen totalitario de partido único.
Según Fabían Medina Sánchez, columnista de Infobae, la asignación del 100 por ciento de las alcaldías al partido gobernante, en unas “elecciones amañadas”, coloca a Nicaragua al mismo nivel que sistemas totalitarios de gobierno como Corea del Norte, el Irak de Saddam Hussein o la Cuba de los hermanos Castro.
Daniel Ortega ha gobernado el país desde 1985 hasta 1990, y luego de nuevo desde 2016 hasta 2012 (segundo mandato), desde 2012 hasta 2017 (tercer mandato), desde 2017 hasta 2022 (cuarto mandato) y de nuevo desde 2022 hasta la fecha. Bajo este patrón electoral, es claro que hay elecciones, pero también es evidente que no hay alternancia de poder, por lo cual los pesos y contrapesos del sistema político han resultado dañados tras diversos años de ejercicio en el poder. Un sistema así no puede calificarse como democrático en ningún sentido, ya que incluso en países como Corea del Norte y Siria también hay elecciones, pero siempre los vencedores son los líderes gubernamentales. No hay otra forma para calificar al régimen nicaragüense que como dictadura.
A finales de 2010, Wikileaks publicó informes que relacionaban al gobierno de Ortega con una red de corrupción, el narcotráfico y el entonces presidente venezolano Hugo Chávez. La red habría financiado las campañas electorales del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Al respecto, el embajador estadounidense en Nicaragua Paul Trivelli, habría indicado en un memo enviado al Departamento de Estado que:
Daniel Ortega y los sandinistas reciben dinero regularmente para financiar las campañas electorales del FSLN por parte de traficantes internacionales de drogas, por lo general a cambio de ordenar a los jueces sandinistas que permitan salir en libertad a los traficantes capturados por los policías y los militares.
Por otra parte, la caracterización de Nicaragua como un régimen totalitario también puede observarse en las declaraciones de Ortega sobre la democracia y por sus simpatías con el régimen cubano. En un programa televisivo de 2009, Ortega señaló su incomodidad con los sistemas políticos de múltiples partidos, indicando que los partidos únicamente sirven para dividir a las sociedades y que lo ideal sería un régimen de partido único, como el cubano.
Las declaraciones de Ortega en relación al régimen de partidos han sido las siguientes:
En Cuba hay democracia, y una democracia en la que no se divide al pueblo, porque las democracias que nos han impuesto a nosotros desde el momento en que se propician los partidos, es una en la que se está propiciando la división de los pueblos, división que ha llevado incluso a la guerra entre los partidos.
Todos estos elementos indican claramente la forma en que Daniel Ortega ha cooptado el poder político y hace uso de él. Incluso antiguos copartidarios suyos señalan que a Ortega ya no le importa la ideología socialista que una vez defendió. Ahora, su única aspiración es el control político de modo totalitario.
La deriva dictatorial de Nicaragua también se evidencia, más allá de la ambición por el control político, en las altas tasas de pobreza del país. De acuerdo al Banco Mundial, Nicaragua es el país más pobre en el Caribe después de Haití. El país se ha visto beneficiado recientemente por el envío de remesas desde el extranjero, pero esto solo evidencia el gran número de ciudadanos que ha salido del país hacia Estados Unidos escapando de la pobreza, el crimen y la falta de oportunidades. En 2020, la tasa de pobreza general fue del 27.9% lo que significaba que aproximadamente 1.8 millones de personas vivían con menos de 1.76 dólares diarios.
¿Un presidente cristiano?
Pese a la persecución y hostigamiento a los líderes cristianos del país, el presidente Ortega se autodefine como un cristiano de denominación católica. Aún así, Ortega ha dicho que no se siente representado por la Iglesia y ha calificado a la institución como “dictadura perfecta”. En una respuesta a las críticas de Ortega, el cardenal guatemalteco Álvaro Ramazzini le dijo al presidente: “Dudo mucho que usted sea una persona católica”.
La autodefinición de Ortega como cristiano lo llevó a lanzar la idea política de una “Nicaragua Cristiana, Socialista y Solidaria”, visión que ha sido criticada por muchos como un intento de apropiación del lenguaje cristiano con fines políticos y con un carácter mesiánico. Fue bajo este lema de “Nicaragua Cristiana, Socialista y Solidaria” con el que ganó las elecciones para su tercer mandato y con el que imaginaba un país en el que las misiones sociales del Estado llegarían a las casas de los nicaragüenses de la misma manera en que los pastores van de casa en casa para orar por alguien o para evangelizar.
Por ahora, en medio de una dura persecución a líderes cristianos y pastores, sólo se puede evidenciar que el intento de Ortega de definirse a sí mismo como cristiano es una declaración que carece de cualquier respaldo en los hechos.
¿Cuál es el panorama para el cristianismo evangélico en Nicaragua?
En medio de la actual situación de deriva dictatorial, las iglesias evangélicas enfrentan desafíos singulares para mantenerse fieles a la Palabra de Dios en un terreno hostil. El principal desafío es continuar con el llamado a la conversión y predicar el arrepentimiento en un escenario de conflictividad que también está marcado por la corrupción, el totalitarismo, la pobreza e incluso la ira y la desesperación de la población frente a sus líderes políticos. El cierre de diversas organizaciones no gubernamentales afecta de manera directa el trabajo social y misionero que muchas iglesias evangélicas locales llevan adelante, así como el sostenimiento de pastores locales y misioneros internacionales que por ahora no pueden llegar al país sin ser vistos con extrema sospecha.
Este escenario general nos lleva a concluir que el panorama para las iglesias cristianas, incluyendo las denominaciones evangélicas del país, es especialmente desafiante y que la labor misionera ha sido puesta en peligro.
Con información de Coalición por el Evangelio, CNN, Protestante Digital, Christianity Today, Banco Mundial, Infobae, Aleteia, DW, Puertas Abiertas y La Prensa de Nicaragua.
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