El inglés ha crecido en todo el mundo y se ha transformado en una gran herramienta del mundo actual. Los cristianos también pueden obtener beneficios en su aprendizaje, pero lo que en principio se trata de una decisión personal, involucra otros factores.
En este breve repaso se abordan las motivaciones, el impacto y las contradicciones de aprender el inglés.
Situación en América Latina
En noviembre del año 2020, EF Education First publicó su informe sobre el Índice de Dominio de Inglés. Este trabajo anual realiza un ranking de países, regiones y ciudades según las habilidades en el idioma inglés.
El estudio se realizó en base a más de 2 millones de estudiantes, provenientes de 100 países, que tomaron examen de idioma con EF Education First, una empresa dedicada a la enseñanza de idiomas en el extranjero. La región de América Latina obtuvo un nivel bajo de dominio, por detrás de Europa, Asia y África. De este modo, Latinoamérica solo supera a la región de Medio Oriente.
Dentro de la región, Argentina es el único país con un dominio alto, ocupando el puesto 25 del ranking global. Costa Rica, Chile, Paraguay, Cuba y Bolivia alcanzaron el nivel medio, con buenos puntajes. En el fondo de la clasificación, con un nivel de dominio muy bajo se encuentran los países de Colombia, México y Ecuador.
En lo que respecta a la tabla por ciudades, Buenos Aires repite en nivel alto en correspondencia con su país, superando a otras capitales como Praga y París. Otra ciudad argentina que alcanzó el mismo nivel fue Córdoba, aunque unos puestos más abajo, pero por encima de Barcelona y Madrid. Por su parte, dentro del nivel moderado entraron varias ciudades latinas, como San José, Santiago de Chile, Guadalajara, Lima, Santo Domingo, Montevideo y Ciudad de Panamá. Las ciudades de la región peor posicionadas en el índice son Managua, Cali y Tijuana.
Según el mismo informe, el dominio del inglés ha ido mejorando notablemente en todo el mundo durante la última década. Realmente, dicho idioma se ha transformado en una verdadera lengua franca, muy útil para el comercio internacional. Es la más hablada del mundo, si se suman hablantes nativos y no-nativos, además de que es la lengua por defecto de los negocios, el turismo y el internet, entre otros ámbitos. Los beneficios de aprender y dominar esta lengua son evidentes, por su utilidad en los viajes al extranjero, intercambios y acceso a recursos de todo tipo. Pero más allá de estas utilidades “genéricas”, ¿puede tener algún impacto en la vida de los cristianos? ¿Puede el inglés sumar algún beneficio más específico?
Beneficios del inglés para cristianos
Primero, hay que considerar que lo que se conoce como “mundo cristiano y occidental” está históricamente asociado a países anglosajones, como Inglaterra y Estados Unidos. La conexión es mayor si hablamos de las ramas protestantes y evangélicas, que han tenido en estos países angloparlantes un gran desarrollo en diferentes ámbitos. Entonces, se puede intuir que para cristianos que no tienen al inglés como lengua materna, como los latinos, aprender el idioma será una puerta de acceso a la enorme cantidad de recursos que en dichos países se han desarrollado.
Más específicamente, uno de los beneficios de aprender y dominar el inglés, es la posibilidad de realizar estudios teológicos. La gran mayoría de los seminarios protestantes renombrados se encuentran en Estados Unidos, o Inglaterra. Además de que la oferta académica es abundante, especialmente en Norteamérica, y ofrece grados avanzados de estudio. Aunque es cierto que muchos seminarios e institutos están ofreciendo actualmente preparación académica de buena calidad en español. Pero si lo que se quiere es alcanzar niveles académicos altos, aprender inglés será un requisito necesario, al menos por ahora.
A un nivel más corriente, pero con un gran peso, están los beneficios que el inglés trae a la lectura individual. La industria editorial en inglés tiene un mayor y mejor desarrollo, desde libros clásicos hasta la cantidad de nuevos títulos editados año a año. En ese sentido, en español los libros cristianos circulan mucho menos, y un gran número de éstos son traducciones. Entonces, aprender inglés para poder leer más y mejores libros puede ser una buena opción también.
Pero no solamente los libros, sino el acceso a otros tipos de recursos, como música de muchos estilos, expresiones artísticas y material audiovisual. En inglés pueden encontrarse contenidos de los tópicos más variados, como decoración, crianza o cocina, vinculadas de alguna manera con la fe y la ética cristiana. También, la oferta en cuanto a conferencias, foros o cursos es más amplia, lo que puede contar como otra ventaja de saber dominar el idioma.
Respecto a las misiones, también puede ser de gran ayuda. Como se dijo, el inglés funciona como una verdadera lengua franca, no solo en el ámbito de los negocios y las empresas, sino también en el intercambio cotidiano. Tal vez sin hablar fluidamente pero con algunas palabras y expresiones mínimas, el inglés puede ser un puente entre dos lenguas. Países como Kenia, Nigeria, Singapur, Filipinas o China figuran con un alto nivel de dominio del idioma, además de toda Europa. Pero no solamente si estamos pensando en ir a estos países como misioneros, también en lo que respecta al levantamiento de fondos para las misiones. Estados Unidos es, de alguna manera, el motor de la obra en lo que respecta al financiamiento y soporte, de modo que aprender su lengua haría más fluida la comunicación y la cooperación.
Contemplando el impacto
Aprender inglés puede sonar muy atractivo para poder acceder a libros y recursos que no existen en español. De esa manera no estaríamos “estancados”, a la espera de que se desarrolle un mercado local suficiente. Pero nuestra decisión no puede basarse solamente en los beneficios individuales que podamos obtener, también será importante contemplar la situación de las editoriales locales.
Las editoriales, como cualquier otro negocio, necesitan vender para cubrir los costos y seguir editando o traduciendo nuevos libros. Pero América Latina enfrenta un fuerte problema de piratería que atenta el crecimiento. La Oficina de Comercio Exterior de los Estados Unidos (USTR) publicó su reporte anual “Special 301”, dedicado a la propiedad intelectual, falsificación y piratería. En su “lista negra” de 10 países aparecen Argentina, Chile y Venezuela, con los mercados negros más grandes de la región. En la lista de países “bajo observación” figuran Bolivia, Brasil, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Paraguay y Perú.
Tomar un curso de idiomas significa un gasto que vamos a afrontar por algunos meses, o tal vez sea un proyecto a largo plazo por algunos años. Si la motivación es solamente poder leer buenos libros cristianos, porque no se consiguen en español, deberíamos reflexionar si no sería mejor apoyar con esa misma cantidad de dinero a las editoriales en América Latina.
En este punto conviene tener cuidado con las falsas dicotomías. Aprender inglés no significa que automáticamente se abandone la compra de libros en español. No se excluyen mutuamente, pero debemos pedir a Dios sabiduría para saber cómo administrar nuestro dinero y hacia dónde dirigir nuestros gastos.
Responsabilidad individual
La decisión acerca de cómo invertir el dinero corresponde a la responsabilidad personal. En el marco de la libertad cristiana, cada creyente puede evaluar su situación económica y elegir qué hacer. Pero aún más importante, cada uno puede evaluar sus motivaciones a la hora de usar su dinero.
Entonces, respondiendo a la pregunta inicial ¿Vale la pena invertir en aprender el inglés? ¿Puede significar algún beneficio para mi vida espiritual? La respuesta dependerá de la situación de cada persona, guiado por Dios en oración y apoyado siempre en el consejo y las experiencias de otros cristianos maduros.
Un pastor que quiera lograr una preparación ministerial más avanzada, o cualquier persona que sienta el llamado de Dios a dedicarse al ámbito académico teológico, tendrá más motivos para invertir en el dominio del inglés. De esa manera, no solo podrá acceder a recursos específicos, sino también traducir y transmitir los contenidos para que resulten en beneficio de la iglesia hispana.
Por otra parte, si el deseo es simplemente la lectura de buenos libros o poder comprender conferencistas, videos, cursos o algún otro tipo de material puntual, tal vez la mejor opción sea apoyar el trabajo de las editoriales y seminarios locales. Se necesita más demanda que mueva la oferta, y eso es algo en lo que pueden participar todos los creyentes.
Sin duda aprender el inglés traerá muchos beneficios, pero la decisión no puede limitarse a las ventajas individuales que se puedan conseguir. Una mirada más amplia nos permite reflexionar acerca del impacto en la industria editorial, seminarios locales y nuestro uso responsable del dinero.
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