Durante las últimas semanas hemos estado viviendo en un mundo de apariencia distópica. Virtualmente todos los países del mundo han aplicado medidas de cuarentena, cerrando escuelas y negocios, así como cancelando eventos de gran y pequeña escala, incluyendo los cultos de la iglesia. A la luz de esta tragedia global, muchas iglesias han despertado a su nueva realidad: deben renovarse.
Este ha sido un duro golpe para las iglesias, particularmente para aquellas cuyos ministerios no cuentan con herramientas en línea. Si bien todas las iglesias se están viendo afectadas de una manera u otra a causa de la pandemia producida por el COVID-19, las iglesias sin una ‘presencia’ en línea han experimentado aún más desafíos que aquellas que sí la tienen. “En esa categoría, cae alrededor del cincuenta por ciento de nuestras iglesias, y eso es un número conservador”, opinó Jesse Contreras, asociado de la Convención Bautista del Sur de Texas.
La realidad de la iglesia presencial
¿Es una transmisión en vivo exactamente lo mismo que asistir al culto presencial? ¿Deberíamos tomar la Cena del Señor virtualmente? Incluso un rápido vistazo a las verdades del Nuevo Testamento dejaría claro que la respuesta a estas preguntas es que nada puede sustituir la naturaleza presencial de la iglesia.
Para empezar, el concepto de ‘iglesia’, en el griego original ἐκκλησία (ekklesia), antes de convertirse en una palabra con connotaciones religiosas, era un término para designar a una asamblea, lo cual asume e implica una unidad y proximidad presencial física. La naturaleza de la iglesia local, pues, implica proximidad e interacciones presenciales. Aún más, los elementos que componen las reuniones de la iglesia son elementos inherentemente comunales, incluyendo las alabanzas (Efesios 5:19, Colosenses 3:16) y las predicaciones. Es decir, fueron diseñados como experiencias compartidas.
Respecto a la Cena del Señor, el apóstol Pablo asume que es un evento comunal, no individual o dentro de grupos pequeños (cf. 1 Cor. 11:20). De hecho, uno de los problemas de la iglesia de Corinto era que tomaban la Cena del Señor entre facciones, no como iglesia (1 Cor. 11:21-22). En pocas palabras, existe un elemento presencial o comunal inherente dentro de la naturaleza de la iglesia.
Las transmisiones en vivo, pues, representan un esfuerzo de rescatar un poco de dicho aspecto comunal de la iglesia cuando las más obstructivas circunstancias no nos permiten reunirnos, aunque sean un pobre sustituto.
El desafío presencial de la Iglesia en línea
El perfil general de un pastor hispano en los Estados Unidos es el de un hombre entre 40 a 50 años y, tanto él como su iglesia, suelen preferir medios de comunicación tradicionales, como una llamada telefónica, una postal o una visita presencial. En otras palabras, muchas iglesias no cuentan con métodos en línea porque tanto el liderazgo como la membresía generalmente no tienen la misma afinidad con la tecnología que las generaciones más jóvenes. Sin embargo, a la luz de la clausura de reuniones debido a las medidas de cuarentena, muchas de estas iglesias han aceptado el desafío. “Estos pastores no saben mucho de Facebook o YouTube, pero de un día para el otro ya han estado aprendiendo rápidamente e intentando hacer algún tipo de contacto”, afirmó Jesse.
Carlos Pacheco, pastor de la Iglesia Bautista Central Hispana de Nueva Jersey, es uno de este grupo de pastores que ha asumido el reto junto a su congregación. “La realidad de la situación es que muchos se han acostumbrado a que ser iglesia es estar en un edificio”, dijo Carlos. Sin embargo, a la luz de la presente realidad de la iglesia, Carlos y sus miembros se las han ingeniado para florecer en medio de este caos.
Tanto Carlos como ciertos miembros clave de su congregación se han estado coordinando para continuar con sus servicios dominicales. “Pastor, usted solamente prepare el sermón; nosotros nos encargamos del resto”, recordó enérgicamente Carlos sobre la conversación que tuvo con ellos. Así, con la colaboración de varios miembros, Carlos predicó la semana pasada a través de YouTube en vivo. Un miembro ofreció un devocional, otro dirigió las alabanzas, y Carlos predicó, todos desde distintas localizaciones. Como es de imaginar, la logística de un proyecto como este requiere un alto nivel de colaboración.
“Había un retraso de como veinte segundos entre la transmisión en vivo y la transmisión del audio, así que desde mi celular me estaba comunicando con el coordinador y él me decía cuántos segundos faltaban para que Carlos comenzara a predicar y yo a su vez se lo decía Carlos con los dedos de la mano”, comentó Michele Lentz, esposa de Carlos. “Le doy gloria a Dios por estos varones. Es una necesidad, una gran necesidad”, concluyó Carlos.
El desafío económico de la iglesia en línea
Otro ejemplo fundamental de cómo esta ausencia de la iglesia hispana en línea ha estado afectando a las iglesias es la recolecta de diezmos y ofrendas. Aquellas iglesias sin opciones para ofrendar en línea se han visto bastante afectadas. Algunas iglesias han tratado de contactar a desarrolladores a la carrera y otras han explorado alternativas bancarias temporales, como el envío de cheques a través de las aplicaciones bancarias desde sus móviles.
“Si la gente no llega a la iglesia, no da”, afirmó Bruno Molina, profesor adjunto de evangelismo y apologética en el Seminario Bautista Teológico del Suroeste. “Algunos tienen la tecnología”, continuó Bruno, “y la gente puede dar económicamente”. Pero no todos tienen ese privilegio.
No obstante, ha habido progreso. Particularmente dentro de las iglesias de la convención Bautista del Sur de Texas, la convención está proveyendo recursos virtuales para ayudar a pastores e iglesias a lidiar con estos cambios drásticos, desde cómo llevar a cabo un servicio en línea, hasta cómo hacer discipulados en hogares y ofrendar en línea [1]. Diferentes denominaciones han estado sirviendo como centro de recursos para navegar estas aguas nuevas para muchos pastores e iglesias.
En conclusión, algunas iglesias siguen floreciendo en medio del caos. Un ejemplo de ello es la Iglesia Bautista Nueva Vida en Dallas, la cual tuvo alrededor de 300 visitas durante su servicio en línea. “Esta iglesia ha seguido compartiendo el evangelio y ha continuado con el discipulado de sus miembros en grupos pequeños y de hogar en hogar”, nos contó Jesse.
El advenimiento de la iglesia en línea
Sea lo que sea que depare el futuro para la iglesia a nivel local y global, es muy posible que este evento se convierta en un importante antes y después para la Iglesia. Como mencioné al principio de este artículo, las decisiones que todas estas iglesias están tomando ahora muy bien podrían determinar la diferencia entre la continuidad y el declive de estas comunidades de fe. Aunque ninguna de estas medidas sustituirá la reunión presencial de la iglesia, ésta presente realidad debe ser un incentivo para que la iglesia descanse en la soberanía, providencia, cuidado y amor de Dios, reconociendo que Él continuará expandiendo su Reino a pesar de las restricciones temporales a las que se enfrenta la iglesia.
Edgard Möller, pastor de la iglesia Calvary Chapel en Cancún, México, afirmó:
“He visto con mucha alegría cómo esta crisis ha impulsado a muchas iglesias a hacer transmisiones en vivo o grabaciones en línea. Sin ir más lejos, nuestra iglesia tampoco lo estaba haciendo, y no porque estuviésemos peleados con las nuevas plataformas (usamos regularmente las redes sociales desde hace mucho tiempo), sino simplemente por desidia propia. Pensaba en cómo Roma siglos atrás construyó un sistema de carreteras por todo el imperio que finalmente serviría para que la iglesia primitiva llevase el evangelio de Jesús a todo el mundo conocido. Siglos después, las compañías de Silicon Valley han desarrollado una ciber carretera digital, que ahora nosotros, la Iglesia, estamos usando para llevar el mismo evangelio a lugares remotos y en circunstancias que nunca imaginaríamos”.
Conclusión
Muy probablemente, el advenimiento del COVID-19 está acelerando la tecnologización de la iglesia [1] [2] . Esta prueba, de la misma manera que otras a lo largo de la historia, podría ser la catapulta que impulse al pueblo de Dios a movilizarse y hacer su Reino más visible en sus comunidades, a pesar de que no puedan ser físicamente visibles por un tiempo.[3]
Esta separación temporal de las iglesias locales debe ser una invitación a reflexionar, añorar y atesorar las reuniones presenciales, la administración de las ordenanzas y los cantos de alabanza entre los santos, una vez Dios en su gracia y misericordia nos permita volver a ver nuestros rostros.
[1] Es posible consultar estos recursos en el siguiente enlace: https://sbtexas.com/covid19/.
Apoya a nuestra causa
Espero que este artículo te haya sido útil. Antes de que saltes a la próxima página, quería preguntarte si considerarías apoyar la misión de BITE.
Cada vez hay más voces alrededor de nosotros tratando de dirigir nuestros ojos a lo que el mundo considera valioso e importante. Por más de 10 años, en BITE hemos tratado de informar a nuestros lectores sobre la situación de la iglesia en el mundo, y sobre cómo ha lidiado con casos similares a través de la historia. Todo desde una cosmovisión bíblica. Espero que a través de los años hayas podido usar nuestros videos y artículos para tu propio crecimiento y en tu discipulado de otros.
Lo que tal vez no sabías es que BITE siempre ha sido sin fines de lucro y depende de lectores cómo tú. Si te gustaría seguir consultando los recursos de BITE en los años que vienen, ¿considerarías apoyarnos? ¿Cuánto gastas en un café o en un refresco? Con ese tipo de compromiso mensual, nos ayudarás a seguir sirviendo a ti, y a la iglesia del mundo hispanohablante. ¡Gracias por considerarlo!
En Cristo,
Giovanny Gómez Director de BITE |