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Este suceso histórico es muy importante, tan importante, que probablemente tengamos que considerarlo como el acontecimiento que despertó el evangelicalismo moderno, que renovó la inquietud misionera y que unificó a gran parte del protestantismo norteamericano. Antes de 1720, ya se estaban experimentando ciertos preludios de lo que sería el Gran Despertar, sin embargo, los años más importantes para este evento de renovación espiritual fueron entre 1740 y 1742, aunque se extendió probablemente hasta 1760.
Para entender de una forma más clara lo que sucedió durante el Gran Despertar, debemos ir hacia atrás, hasta el momento en el que los primeros protestantes se empezaron a asentar en Norteamérica. Muchos de los primeros inmigrantes llegaron a las colonias inglesas de América con una fe ferviente y un deseo profundo de fundar colonias piadosas (esto fue especialmente cierto entre los puritanos).Las colonias británicas en América se convirtieron en el lugar en el que los protestantes con un deseo piadoso de practicar su fe podían vivir sus creencias con libertad. En muchos sentidos esto se logró, pero con el paso del tiempo la piedad se fue perdiendo.
Para el siglo XVIII, el fervor y la piedad se estaban enfriando rápidamente. Los hijos de los migrantes estaban más preocupados por aumentar sus riquezas y por buscar una vida cómoda que por vivir y compartir su fe. Por otro lado, el racionalismo de la ilustración estaba llegando con fuerza a las instituciones educativas, y muchos estaban abandonando la fe, especialmente las clases altas.
Theodore Frelinghuysen (1691–1747) era un ministro de la Iglesia Reformada Holandesa que comenzó su ministerio en New Jersey durante la década de 1720. Una de sus primeras observaciones al iniciar su labor pastoral fue la frialdad espiritual que se había adueñado de las iglesias. Comenzó a predicar en su congregación sobre la necesidad de una conversión genuina, un compromiso real con la fe y un cambio de vida verdadero.
La predicación de Frelinghuysen empezó a influenciar a otros pastores, como el presbiteriano Gilbert Tennent (1703–1764). Tennent creía que la muerte espiritual de las iglesias se debía a que, según él, muchos pastores no conocían el evangelio, por lo que nunca se habían convertido. Su libro "Sobre el peligro de un ministerio no convertido" causó sensación.
¿Cómo se originó el Gran Despertar?
Muchos de los primeros colonos que llegaron a Norteamérica, vinieron con la idea de disfrutar de la libertad religiosa, pero a medida que la tierra empezaba a dar sus frutos y que las familias prosperaban, ya no dependían de Dios para recibir consuelo, esperanza y provisión para sus necesidades. La riqueza, entonces, produjo frialdad. Fruto de este relajamiento, la membresía de la iglesia se empezó a reducir, lo que hizo que muchos ministros tomaran una decisión muy peculiar.
Buscando que la asistencia a la iglesia no menguara, algunos líderes instituyeron el Halfway Covenant o "pacto a medio camino", que les permitía a ciertas personas de la iglesia ser parte de la membresía sin un testimonio público de conversión. En otras palabras, se les permitió a las personas bautizadas, con problemas morales y una fe pública cuestionable, disfrutar de los privilegios de la membresía plena, excepto la participación de la Cena del Señor.
Los primeros agentes del Gran Despertar fueron precisamente los ministros Frelinghuysen y Tennent, que predicaron con celo en sus iglesias y lograron, especialmente entre los más jóvenes, que una nueva pasión por la santidad, la piedad y las Escrituras se propagara en medio de sus congregaciones.
En 1727, Edwards
En 1727, mientras Frelinghuysen y Tennent experimentaban este renacimiento espiritual, un joven llamado Jonathan Edwards (1703-1758) se dirigía a Northampton, Massachusetts, para convertirse en ministro asistente de su abuelo Solomon Stoddard (1643-1729). Stoddard había ministrado en Northampton por casi sesenta años y durante ese tiempo había visto cinco períodos de avivamientos o "cosechas", como él los llamaba. Stoddard afirmaba que una iglesia atraviesa períodos de refresco espiritual y depresión: hay algunas estaciones especiales en las que Dios, de una manera notable, revive el fervor entre su pueblo.
El nieto del viejo predicador Stoddard era un estudioso consagrado. Tenía una voz monótona y sin entusiasmo. Sin embargo, Jonathan Edwards se convertiría en una pieza fundamental de lo que sucedería después. Para 1727, Edwards fue nombrado sucesor de su abuelo en Northampton. Pero el momento clave llegó en 1741, cuando Edwards predicó a una iglesia fría y apática en Enfield, Connecticut. El sermón titulado "Pecadores en las manos de un Dios airado" (Sinners in the hands of an angry God) causó conmoción en la congregación.
Pero Edwards no solo fue un predicador que proclamaba la Palabra de Dios con fidelidad y valentía, sin ser un gran orador. Además de esto fue un teólogo brillante y profundo. Edwards escribió muchos libros, tratados y artículos sobre teología, que en muchos casos describían los detalles del avivamiento que empezó a propagarse por toda la región, incluyendo en su propia iglesia y familia.
Jonathan Edwards se convirtió también en un crítico directo del "pacto a medio camino" e hizo mucho para eliminar este mal de la iglesia. Cuando Edwards llegó a Northampton, la iglesia tenía problemas con algunos que no vivían de acuerdo con las Escrituras, así que Edwards empezó a visitar, a aconsejar y a predicar sobre la santidad, la oración y la lectura de la Biblia. En 1734, predicó una serie de sermones sobre la justificación solo por la fe.
Durante un período de seis meses, Edwards registró trescientas conversiones y escribió un libro sobre lo que estaba sucediendo. Las obras impresas de Edwards que describían y analizaban el avivamiento en Northampton se leyeron en las colonias estadounidenses y en Gran Bretaña, y estimularon a los ministros de ambos lados del Atlántico para que comenzaran a orar y buscaran un avivamiento en sus propias iglesias.
Mientras tanto, Whitefield
Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, un evangelista anglicano viajaba por todo el Reino Unido predicando en iglesias, plazas, campos y en cualquier parte en la que se le permitía, este predicador se llamaba George Whitefield (1714-1770). Pero Whitefield no solo predicó en Gran Bretaña, hizo también siete viajes a las colonias británicas de América entre 1738 y 1770. Probablemente fue el inglés que más viajó a América. Él era capaz de atraer a grandes multitudes para escuchar su mensaje.
Predicaba especialmente al aire libre todos los días a grandes multitudes, ya que la gran cantidad de personas que venían a verlo y a escuchar su predicación, no cabían en las iglesias. Al escuchar la predicación de Whitefield, la gente experimentaba sentimientos de contrición y gozo. También se arrepentían de sus pecados, generalmente en medio de lágrimas, dando gritos de alegría por el perdón recibido, e incluso, algunos se desmayaban.
Un dato curioso es que Benjamin Franklin (1706-1790) estaba fascinado con la capacidad oratoria de Whitefield y los efectos que su predicación tenía en las personas. Aunque Franklin nunca se convirtió al cristianismo abiertamente, si se hizo amigo de Whitefield y fue su editor en Norteamérica. Estaba muy impresionado con el cambio que la predicación de Whitefield estaba haciendo en la sociedad. Franklin escribió que estaba maravillado al ver el cambio en los modales de los habitantes. Parecía que todo el mundo se estaba volviendo cristiano, por lo que no se podía caminar por la ciudad en una noche sin escuchar los salmos cantados en diferentes hogares de cada calle.
Pero no todos estaban de acuerdo con lo que sucedía. Muchos ministros creían que el movimiento era desordenado y escandaloso, por lo que le cerraron las puertas de sus iglesias a la predicación de Whitefield. Creían que el movimiento destruiría la solemnidad del culto y le daría a la emoción el lugar del estudio y la devoción. Cuando esto sucedió, el evangelista inglés se fue a la calle y a las plazas. En más de una ocasión, se dirigió a más de 30,000 personas.
Unión cristiana
Algo muy interesante que logró la predicación de Whitefield fue unir a las diferentes denominaciones y movimientos independientes alrededor de este despertar espiritual. Por otro lado, unió a las colonias que tradicionalmente estaban separadas.
Alguna vez, predicando sobre las diferentes denominaciones, Whitefield dijo:
“Padre Abraham, ¿a quién tienes en el cielo? ¿Algún episcopal? ¡No! ¿Algún presbiteriano? ¡No! ¿Algún independiente o metodista? ¡No, no, no! Entonces, ¿a quién tienes allí padre Abraham? ¡No conocemos ninguno de esos nombres aquí! Todos los que están aquí son cristianos, creyentes en Cristo; hombres que han salido victoriosos por la sangre del Cordero y la Palabra de su testimonio. Oh, ¿es ese el caso? Entonces, Dios, ¡ayúdame, ayúdanos a todos, a olvidar el tener nombres y volvernos cristianos de hecho y en verdad!”
Durante toda su vida, Whitefield hizo siete recorridos por las colonias y predicó al menos 18,000 sermones. En verdad era muy difícil encontrar un lugar en las colonias británicas de América en la que no hubiesen escuchado hablar del gran evangelista.Pero no todos aceptaron lo que estaba sucediendo con el Gran Despertar. Uno de los principales opositores fue Charles Chauncy (1705–1787), un ministro de Boston. Chauncy fue especialmente crítico con la predicación de Whitefield y, en cambio, apoyó un estilo más tradicional y formal para la iglesia.
Alrededor de 1742, un debate sobre el Gran Despertar dividió a los ministros de Nueva Inglaterra. Los predicadores y seguidores que abrazaron las formas surgidas por el Gran Despertar se les dio el apelativo de "nuevas luces". Aquellos que afirmaron las formas tradicionales de la iglesia fueron designados como "viejas luces".
Pero, aun así, los efectos del Gran Despertar fueron muy profundos. La cantidad de personas que llegaron a las iglesias fue muy grande, y los nuevos conversos en realidad mostraban frutos de una verdadera conversión. Las barreras denominacionales se rompieron cuando los cristianos de todas las tendencias trabajaron juntos por la causa del evangelio.
Hubo una preocupación renovada por las misiones, y el trabajo entre las tribus indígenas aumentó. A medida que más jóvenes se preparaban para servir como ministros, crecía la preocupación por la educación teológica superior. Las universidades de Princeton, Rutgers, Brown y Dartmouth se establecieron como resultado directo del Gran Despertar. Algunos incluso han visto una conexión entre el Gran Despertar y la Revolución Americana: los cristianos que disfrutaban de la libertad espiritual en Cristo vendrían a desear la libertad política. El Gran Despertar no solo revivió a la iglesia americana, sino que también revitalizó a la sociedad de las colonias británicas en Norteamérica.
La obra significativa de Dios durante el Gran Despertar fue de gran alcance. Los miembros verdaderamente convertidos ahora llenaban las congregaciones. En Nueva Inglaterra, durante el período de 1740 a 1742, las membresías aumentaron de 25,000 a 50,000. Cientos de nuevas iglesias se formaron para adaptarse al crecimiento de los asistentes a la iglesia. Por primera vez, las colonias individuales tenían un punto en común con las otras colonias. Se unieron bajo la bandera de Cristo. No solo el Gran Despertar unió a las colonias alrededor de su fe, sino también alrededor de la política. Después de ser liberados del pecado interior, los colonos también buscaron liberarse del colonialismo inglés. El lema de la Guerra de la Independencia fue: "¡No hay rey sino rey Jesús!"
El Gran Despertar impulsó el deseo de una experiencia genuina de conversión y de un testimonio público de fe. Despertó el deseo por el evangelismo, las misiones, la teología y la piedad, que tendría amplias consecuencias futuras, no solo en el nacimiento de los Estados Unidos, sino en la expansión y el desarrollo del protestantismo.
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