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El 24 de febrero de 2022, el ejército ruso atraviesa sus fronteras occidentales e inicia una invasión al territorio de Ucrania. El mundo se queda perplejo, a la expectativa de lo que podría suceder y preguntándose: ¿se aproxima una posible guerra a gran escala?
Después de esto, las redes sociales se inundan con videos de personas orando; y de pastores, misioneros y creyentes hablando y enviando videos sobre la situación en el país; mientras la gran mayoría de personas se preguntan: ¿qué tantos protestantes hay en Ucrania? ¿Cuál es el estado de la iglesia evangélica allí? ¿Qué podrían perder los evangélicos ucranianos después de la guerra?
Según un estudio del año 2018, el 71,7% de los ucranianos se declaran creyentes cristianos. Nada mal para un territorio que pasó décadas bajo un régimen comunista férreo que prohibía, o hacía muy complicada, la práctica de cualquier tipo de religión.
De ese 71,7% de creyentes, al menos el 67,3% pertenece al cristianismo ortodoxo, la denominación cristiana más importante, antigua e influyente del país.
Según la misma encuesta, el 7,7% de los ucranianos se consideran cristianos sin ninguna denominación, cerca del 10% practican el catolicismo romano y tan solo existe alrededor de un 2,2% de protestantes.
Poniendo el foco sobre los evangélicos, resulta que el protestantismo es particularmente importante en Ucrania. Para comprender esto, tenemos que ir un poco hacia atrás: a la caída de la Unión Soviética.
Una vez que el país se convirtió en un territorio independiente, se produjo un fenómeno de rechazo y antagonismo a todo lo que representaba la filosofía comunista del antiguo régimen. La política atea y materialista que concebía todos los aspectos de la sociedad como seculares empezó a decolorarse y a concebirse como algo arcaico. Esto produjo un renovado interés en la espiritualidad, pero muy especialmente en las tradiciones religiosas.
Asimismo, esto produjo un resurgimiento del interés en varias denominaciones que habían estado en el país desde hacía siglos. El cristianismo había llegado al territorio desde los tiempos de los Apóstoles, se separó de Roma durante el «gran cisma» del 1054 y permaneció en el país bajo la iglesia cristiana ortodoxa.
Después de 1517, importantes denominaciones protestantes llegaron al territorio, mientras la Reforma se extendía por toda Europa. Desde el siglo XVI llegaron los anabautistas. También llegaron algunos luteranos durante el mismo periodo, así como algunos reformados.
Un dato curioso es que en Ucrania existe una denominación reformada muy antigua: la iglesia reformada en Transcarpatia, que tiene sus raíces en la teología de Zuinglio y Calvino, y es considerada la comunidad protestante más antigua de la nación.
Aunque siendo una minoría, el protestantismo se mantuvo vivo en Ucrania durante siglos, mientras seguía siendo alimentado por nuevas olas misioneras. Por ejemplo, los bautistas son la denominación protestante más grande del país. Esta denominación llegó al territorio en el siglo 19, pero empezó a crecer de manera significativa a comienzos del siglo XX. Por este tiempo también llegaron los pentecostales, que hoy son la segunda denominación evangélica más importante de Ucrania. Y también se fortaleció la presencia de la iglesia luterana y de la iglesia reformada en el territorio.
Pero hay que aclarar algo: aunque parece que en Ucrania el protestantismo crecía sin problemas durante el periodo soviético, la realidad fue mucho más compleja de lo que se puede ver a simple vista.
Como es bien sabido, el estado soviético controlaba fuertemente la práctica privada de fe de sus ciudadanos. De esta forma, todas las denominaciones protestantes importantes fueron fuertemente vigiladas y hostigadas. Por ejemplo, los bautistas fueron prohibidos, a los luteranos se les confiscaron sus propiedades, los pentecostales fueron fuertemente perseguidos, y reformados y menonitas corrieron con la misma suerte. Son muchas las historias de creyentes, incluidos pastores, que pasaron décadas en prisión por practicar su fe. Muchos se vieron forzados a emigrar y muchos otros sucumbieron a causa del hostigamiento, el encarcelamiento y la persecución.
Pero como mencionamos anteriormente, con el colapso soviético, las perspectivas misioneras y eclesiológicas en el país cambiaron dramáticamente. La construcción de una nueva nación estaba haciendo que los ciudadanos no pensaran tanto en términos políticos, sino más bien espirituales. Parecía que el desvanecimiento del comunismo se contrastaba fuertemente con el resurgimiento de la espiritualidad.
Desde 1990 a Ucrania se le empezó a conocer como el «Cinturón de la Biblia» y como un centro de la vida eclesiástica, la educación teológica y las misiones evangélicas. Pero ¿por qué?
Una vez que el comunismo soviético ya no era una amenaza en Ucrania, cientos de misioneros occidentales-evangélicos llegaron al territorio. El primer objetivo era la misión y el evangelismo, pero, ¿cómo lograrlo? Hubo dos métodos clave: el desarrollo de centros de impresión de literatura evangélica y la creación de seminarios de estudio bíblico.
Providencialmente, los principios de la fe evangélica encajaron muy bien con el deseo de una estructura moral de la sociedad, que se sentía carente de cualquier norte moral.
De esta manera, la iglesia evangélica en Ucrania empezó a llenar sus salones con una gran cantidad de nuevos conversos, lo que la dotó de una gran vitalidad. Esto sumado a que una gran cantidad de evangélicos emigraron a países protestantes, lo que les permitió mantener lazos de comunión, educación, evangelización y cooperación con denominaciones evangélicas en muchas partes del mundo.
Ucrania se fue convirtiendo poco a poco en el epicentro y la puerta de entrada del evangelicalismo a los países y a la cultura de las naciones que habían conformado la URSS. Esto en gran medida porque las leyes y las libertades de la nación fueron desde sus inicios muy propicias para la llegada de misioneros, de denominaciones extranjeras y para el fomento del conocimiento bíblico.
Este ambiente ha producido frutos obvios. El territorio de Ucrania está estratégicamente posicionado entre el mundo de la antigua Unión Soviética y el mundo occidental. Además, los creyentes y ministros entienden la cultura de las naciones excomunistas, lo que les da un carácter transcultural. En conclusión, son más efectivos a la hora de iniciar proyectos misioneros, educativos y sociales en este mundo que comprenden muy bien.
Así, Ucrania se convirtió rápidamente en el país que más misioneros evangélicos envió a Rusia y a otros países exsoviéticos.
Por estas razones, desde hace más de 30 años, Ucrania es conocido como el epicentro de la formación evangélica, con iglesias, seminarios, imprentas, medios de comunicación, estaciones misioneras y ministerios paraeclesiales. Esto se ha debido a que, como ya se dijo, en Ucrania se pueden permitir libertades que no son posibles hacia el oriente de sus fronteras.
Pero antes de entusiasmarnos demasiado con lo que está sucediendo con la iglesia en Ucrania, vale la pena regresar a las estadísticas. Los protestantes en el país representan alrededor del 2% de la población con unos 600.000 y 700.000 creyentes evangélicos. Esto implica que aún hay una gran tarea que hacer para la iglesia evangélica en este territorio.
La situación actual del país trae aún más confusión, ya que no hay claridad sobre lo que podría suceder en el que hasta ahora era el país exsoviético con mayores libertades y oportunidades para que el mensaje evangelístico fuera lanzado hacia toda la región.
¿Qué pasará con Ucrania y con la iglesia evangélica ucraniana? No lo sabemos, pero sí podemos orar por los evangélicos en Ucrania, en Rusia y en las repúblicas de la antigua Unión Soviética, con quienes compartimos una ciudadanía que es mucho más preciada e importante que la que podemos tener bajo una bandera nacional.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Cómo crees que este conflicto afectará, o beneficiará, a la iglesia evangélica en Ucrania? ¿Crees que un gobierno prorruso traerá beneficios para esta iglesia? ¿Cómo puedes comprometerte con la Iglesia en los territorios de la ex-Unión Soviética?
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