El 15 de agosto de 2021 los talibanes se hicieron con el poder en la ciudad de Kabul en Afganistán. Tras la captura exitosa de los órganos del poder, los talibanes regresaban al ejercicio del gobierno después de 20 años. Los talibanes habían sido expulsados anteriormente por el régimen estadounidense en el 2001 cuando los líderes del movimiento rechazaron los pedidos del presidente americano George W. Bush de entregar a Osama Bin Laden, sospechoso de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
La retoma del poder por parte de los talibanes el año pasado fue vista como una derrota para la administración estadounidense presidida por Joe Biden, pero también como un regreso a la premodernidad, después del intento fallido de Estados Unidos de construir un estado democrático en este país. El país norteamericano trató de manera infructuosa de construir un estado pluriétnico y respetuoso de las diversas identidades culturales y religiosas. De ese fracaso hoy dan testimonio las distintas minorías religiosas del país que de nuevo vuelven a sentirse gravemente amenazadas por el gobierno talibán.
En Afganistán, el 99% de la población es musulmana. El régimen talibán favorece a esta religión sobre las demás, lo que en la práctica significa la persecución de todos aquellos que profesen otras creencias, como el cristianismo, o la limitación severa de la práctica religiosa, como en el caso de los budistas y los judíos.
Sin lugar a dudas, la llegada al poder de los talibanes supone una seria amenaza para la libertad religiosa y para la defensa de los derechos humanos en este país.
¿Qué significa la retoma del poder por parte de los talibanes para los cristianos?
Con la retoma del poder en Afganistán por parte de los talibanes, muchos cristianos han tomado la valiente decisión de quedarse en el país como testigos de Cristo. Hoy, estos hermanos y hermanas en la fe necesitan de nuestra ayuda. Estos creyentes se ven enfrentados a la persecución, el hostigamiento e incluso la pena de muerte por practicar su fe. Todos ellos tienen hoy que practicar su fe en secreto por temor a las represalias.
“Todavía hay miles de seguidores de Jesús en Afganistán”, dijo un trabajador humanitario de primera línea a Voice of the Martyrs, una organización de ayuda humanitaria cristiana que trabaja por los cristianos perseguidos alrededor del mundo.
Estos hermanos creyentes están trabajando para el avance del Reino de Dios, soportando un gran riesgo personal, en la medida en que la inestabilidad económica y la incertidumbre han dejado a muchos afganos desesperados y en búsqueda de un nuevo futuro.
“Recientemente, algunas familias afganas han escuchado el evangelio y se han convertido en seguidoras de Cristo… esto gracias a los creyentes locales”, dijo el trabajador de primera línea de Voice of the Martyrs consultado para este reporte. “Dado el nivel de opresión y la gran desesperación... [los cristianos afganos] han tenido múltiples oportunidades para compartir, para ser sal y luz, para servir, parar dar comida, para alcanzar de modos prácticos y tangibles a aquellas personas que han mostrado algún tipo de apertura al evangelio en el país. Ellos han comenzado lentamente a compartir las Buenas Nuevas y han contado cómo han descubierto la vida eterna por medio de Jesucristo”.
¿Cómo se han desarrollado los eventos durante el último año en Afganistán?
En agosto del año pasado, el mundo vio multitudes de afganos llegar a las afueras de las puertas del Aeropuerto Internacional Hamid Karzai, esperando encontrar una salida para el que pronto sería un gobierno dirigido por los talibanes. Entre las escenas conmovedoras se veía como los padres afganos entregaban a sus hijos a los soldados estadounidenses en la espera de un mejor futuro y de poder reencontrarse con ellos en Estados Unidos.
Entre las personas que corrían al aeropuerto había mujeres, traductores, músicos, cristianos y otras minorías religiosas, profundamente conscientes de lo que sería el futuro bajo un gobierno de los talibanes. Para finales de 2021, Afganistán se convertiría en una de las naciones más peligrosas del mundo para ser un cristiano, de acuerdo a un reporte de Open Doors.
Mientras que los esfuerzos iniciales se ocuparon de rescatar exitosamente a los miles de cristianos del país, estimados en la cifra de los 13 000, miles se lograron ubicar en las denominadas “lily pads”, un término que se refiere a las bases temporales de aterrizaje de los ejércitos de países vecinos, o también casas seguras, a lo largo del Medio Oriente.
Algunas de estas “lily pads” ya no tienen a refugiados afganos, los cuales han sido reasentados en Estados Unidos, Albania, o Brasil. Pero en otros lugares, los refugiados afganos, incluyendo los cristianos, se encuentran atascados debido a razones financieras, legales y burocráticas. Esto de acuerdo a informes de las ONGs que trabajan sobre el terreno y que están tratando de ayudarlos.
“Sus esperanzadoras visiones de una nueva vida están siendo oscurecidas en la medida en que ellos reciben mensajes contradictorios de varias autoridades, o peor, no cuando no reciben mensajes del todo”, dijo Lela Gilbert, investigadora asociada del Centro para la Libertad Religiosa y del Instituto Hudson, y quien ha estado involucrada en varios casos de rescate de Afganistán.
“Ellos han soportado meses de cuarentenas por el Covid-19. Ellos han escuchado falsos, pero inquietantes rumores acerca de que podrían ser enviados de vuelta a su país de origen. Ellos no tienen ningún control hoy de lo que será su futuro”, dijo Gilbert.
La rápida caída de Afganistán en manos del control talibán ha contribuido al caos en los esfuerzos de evacuación. Las escenas son bien recordadas: Niños de pecho siendo entregados a través de cercas de alambre, personas cayendo de las ruedas de aviones en vuelo, y las imágenes de la puerta Abbey Gate afuera del aeropuerto de Kabul antes y después de la destrucción causada por un atacante suicida.
Menos conocida es la difícil situación en la que hoy se encuentran las miles de personas que tuvieron la suerte de salir del país pero que no tuvieron el tiempo para realizar los papeleos necesarios para establecerse de forma permanente en otro lugar.
Como resultado, muchos de estos cristianos y otros refugiados ahora se aferran a sus lugares de refugio en medio de una situación en la que su estatus legal es completamente incierto.
Sarah Teske, una graduada de Harvard y madre soltera de dos niños, que a su vez es marine retirada, se involucró en los esfuerzos de evacuación iniciales en agosto de 2021, primero por los americanos estancados en Afganistán y luego por los afganos que se encuentran en riesgo.
Ahora ella lidera un esfuerzo de reubicación para cristianos y otras minorías religiosas en Pakistán. Ella hace este trabajo en colaboración con dos organizaciones sin ánimo de lucro que operan en la región: Shai Fund y The Vulnerable People Project, ambas dirigidas a proveer ayuda humanitaria para los refugiados y para las personas que son desplazadas internas y que se enfrentan a desastres causados por la guerra o el clima, entre otros.
Teske fue inicialmente encargada con el despliegue de su unidad de marina en Afganistán después del 11 de septiembre, pero como resultó en medio de la guerra, a las mujeres se les prohibió participar en roles de combate hasta el 2013.
Teske se volvió a su fe cristiana nutrida por su iglesia local y por su educación en una escuela religiosa en la medida en que ella luchaba con la culpa del sobreviviente. Ella le preguntaba a Dios por qué fue entrenada para Afganistán pero terminó sin ir a la guerra.
“Y yo siempre me preguntaba, sabes, qué habría pasado si hubiera sido yo [quien hubiera fallecido] en vez de ellos”, dijo ella hablando de sus compañeros marines que murieron en combate en Afganistán.
Ahora retirada de la Marina después de 23 años de servicio, Teske piensa que su entrenamiento para Afganistán y que sus luchas internas sobre el no haber peleado al lado de sus compañeros de la marina han tomado un nuevo significado.
“Mirando hacia adelante, cuando Afganistán cayó en Agosto, simplemente siento en mi corazón que quizás Dios me estaba preparando para algo mucho más grande”.
Según Teske, ese algo más grande podría ser involucrarse en Afganistán en el final de la guerra en vez de en el comienzo; una experiencia que requeriría sus 23 años como marine, pero también como planeadora operacional y estratega, así como su red extensiva dentro del ejército, el Departamento de Estado, el mundo corporativo y contactos geopolíticos en otros países.
“Cuando Afganistán cayó, sentí en mi corazón una inclinación a ser parte de la solución en vez de volver a lamentarme y decir que no había nada que pudiera hacer”, dijo Teske. “Esto no era algo aceptable para mí, así que como muchos otros e incontables veteranos, nos dirigimos a hacer parte del cambio en la trayectoria de la historia, y ese es el tipo de rol en el que se convertiría mi visión y mi pasión”.
Ella inmediatamente comenzó a trabajar como directora estratégica para Human First Coalition, luego asistiendo a Pineapple Express, Sanctuary y otros operadores que trabajaban en la evacuación de estadounidenses, cristianos y otras personas vulnerables de Afganistán.
“Así que hice uso de mi red dentro del Departamento de Estado y los equipos de agencia que estaban en el terreno para básicamente pedir favores”, dijo Teske hablando de su involucramiento inicial. “Yo era capaz de geolocalizarlos, darles puntos personales y sacarlos del país. También tenía contacto con marines que estaban en las puertas de salida y equipos que estaban en las entradas, de manera que los llamé directamente, dándoles marcadores de identificación para sacar a la gente y llevarlos a lugares seguros”.
De acuerdo a Teske, ella se lanzó en operaciones de rescate de campo con numerosos grupos los cuales empezaron a enfocarse en un área en el terreno, algunos proveyendo casas seguras, otros evacuaciones, y otros alimentos.
Pero incluso aunque varias Ongs y organizaciones sin ánimo de lucro estaban desarrollando operaciones de nicho, la atención del mundo estaba a punto de cambiar.
“Nos dieron 72 horas de aviso”
Sacar a las personas de Afganistán y lejos de los talibanes era solo el primer obstáculo.
La siguiente fase había probado ser igualmente compleja, en la medida en que muchas organizaciones tuvieron dificultades para encontrar recursos para refugio, alimentos y proteger a los refugiados que se encontraban en un limbo legal.
“¿El rescate es algo heroico?”, dijo Teske. “Pero, ¿por cuánto tiempo puedes mantener a las personas vivas antes de que sean vendidas como esclavas por traficantes de personas o antes de que sean enviadas de vuelta a Afganistán?”
Esta posibilidad se convirtió en realidad para 250 afganos cuando Jason Jones, quien lideraba la agencia de caridad Vulnerable People Project, recibió un aviso de 72 horas de antelación para proveer refugio seguro por cuenta propia a los refugiados cuando la organización que lo estaba haciendo en Pakistán se quedó sin fondos.
“Nos dieron 72 horas de aviso de que las 250 personas a las que estábamos ayudando podrían ser enviadas de vuelta a Afganistán y probablemente asesinadas. De manera que mi equipo y yo comenzamos a prepararnos para moverlos”, dijo Jones, quien finalmente se asoció con Teske en la tarea. Ella manejó la logística mientras él se encargaba de la recolección de fondos, una tarea abrumadora cuando las vidas de las personas están en riesgo.
“La muerte estaba a la vista. Tuve que recolectar 31 000 dólares en 72 horas”, dijo Jone, asegurando a la vez que le costó 6 000 dólares reubicar a cada refugiado después de los costos de hogares seguros y de alimentación para cada persona.
El repentino colapso de las ONGs dedicadas a los refugiados afganos, muchos de ellos cristianos, no es algo nuevo. Al comienzo de julio de 2021, Vulnerable People Project se asoció con 12 grupos diferentes, un número que ha continuado cayendo a menos de seis. Mientras que estos grupos celebraron la evacuación inicial, las dificultades de largo plazo para el reasentamiento han comenzado a emerger, y los fondos para sostener estas operaciones se están agotando. Algunas organizaciones humanitarias cerraron sus operaciones completamente. Esto ha dejado a la deriva a muchos refugiados afganos y a cristianos del país que huyen de la persecución del régimen talibán.
¿Cómo es la situación para los cristianos que se han quedado en Afganistán?
Pero mientras que la situación es compleja para los que han salido del país, los que se han quedado enfrentan obstáculos incluso mucho más grandes.
De acuerdo a Open Doors, Afganistán ha superado a Corea del Norte en la distinción deshonrosa de ser la nación más peligrosa para los cristianos en el mundo.
El derrocamiento del gobierno democrático de Afganistán por parte de los talibanes ha hecho mucho más difícil, e incluso imposible, vivir abiertamente como cristiano en el país, según el grupo de defensa Open Doors en su reporte anual de lista de vigilancia mundial.
“El talibán se asegurará que las leyes islámicas y las costumbres sean implementadas y mantenidas. Los conversos cristianos no tienen más opción que obedecerlos. Si la fe cristiana de un afgano converso es descubierta, su familia, su clan o su tribu tienen que salvar su honor al echar al no creyente de la casa o incluso matándolo. Esto es ampliamente considerado como justicia”, dice Open Doors.
“De modo alternativo, dado que dejar el Islam es considerado como un signo de locura, un cristiano que se haya convertido desde el Islam podría ser enviado de forma forzada a un hospital siquiátrico”.
Así mismo, si una mujer se convierte del Islam al cristianismo, y si su familia no lo hace, ella se puede enfrentar a arresto domiciliario, abuso sexual, violación, violencia, matrimonio forzado con un musulmán, o incluso “un asesinato de honor”. Hay pocas probabilidades de justicia real para cualquier mujer, y las mujeres en Afganistán tienen muy poca autonomía social o financiera. Desde que el Talibán tomó el poder en el 2021, la posición de las mujeres se ha vuelto mucho más peligrosa, y cualquier progreso que se había hecho en el pasado a favor de las mujeres, ha sido rápidamente desecho.
Afganistán es 99% islámica, con la mayoría diciendo que pertenecen a la rama sunita de esta religión. Hay pequeños grupos de cristianos, dentro de los cuales hay un importante grupo de católicos y protestantes históricos. También hay grupos pequeños de budistas, hinduistas y Bahá'is.
En términos generales, cerca de 360 millones de cristianos enfrentan persecución en todo el mundo, de acuerdo a Open Doors, un incremento de 20 millones de personas desde el año pasado.
La Ong de Defensa cristiana había citado a Corea del Norte como el país en el que la persecución es más extrema por 20 años, esto previo al ranking de 2021, en el que el país fue superado por Afganistán.
El top diez de los países con más persecución hacia los cristianos incluye en el reporte de este año a Afganistán, Corea del Norte, Somalia, Libia, Yemen, Eritrea, Nigeria, Pakistán, Irán e India.
El nivel de persecución en Corea del Norte incrementó este año, incluso aunque el país descendió en el ranking en el 2021, dijo Open Doors. La Ong cristiana señala que “cualquier norcoreano sorprendido siguiendo a Jesús se enfrenta al riesgo de prisión inmediata, tortura brutal y la muerte” a manos del gobierno comunista.
¿Se está volviendo más difícil ser cristiano en Afganistán?
Hoy es casi imposible ser un cristiano en Afganistán, y de alguna manera se está volviendo peor la situación allí. Muchos afganos han huido del país desde la toma del poder por parte del talibán, y hay una amplia expectativa de que más libertades serían cortadas para los residentes de este país. Para los cristianos sin embargo, ya no quedan libertades que perder. Dado que el régimen talibán controla cada aspecto del gobierno, la persecución de los cristianos se extiende desde las esferas públicas y privadas de la vida. El riesgo de que la fe de una persona sea descubierta se ha incrementado y muchas personas temen hoy por sus vidas.
La postura del régimen talibán
Al tiempo que Open Doors reporta sobre la difícil situación de los cristianos en este país, el régimen talibán ha negado la existencia de cristianos en Afganistán.
Según Voice of América, Husain Andaryas era un rebelde religioso en la lucha contra los soviéticos en los años ochenta en Afganistán. Pero casi un año después de que los soviéticos se fueron él se convirtió al cristianismo. Durante los nueve años siguientes, Andaryas ha vagado por varios países, ha sufrido tortura, y finalmente recibió un trabajo en una iglesia en Virginia, lo que le permitió migrar a Estados Unidos.
Ahora desde su hogar en Tennessee, Andaryas produce un programa en vivo cada día de YouTube y Facebook. En el programa él predica el cristianismo en los idiomas Dari y Pashto.
“Tenemos una iglesia afgana aquí en Tennessee con 15 miembros”, dijo Andaryas a VOA. “Y tenemos otras iglesias afganas en Kentucky, Los Ángeles y en otras partes del país”. Un testimonio de cómo la persecución contra los cristianos en Afganistán obligó a muchos de ellos a huir del país.
Andaryas dice que muchos de los feligreses son afganos reasentados en Estados Unidos después de que el Talibán tomó el poder en Afganistán en 2021.
En abril de 2022, La Comisión Internacional para la Libertad Religiosa (USCIRF) exhortó al Departamento de Estado a designar a Afganistán como una “nación de preocupación especial”. La designación resultará en más sanciones financieras y de viajes contra funcionarios del talibán.
Los reportes indican que el talibán continúa persiguiendo a las minorías religiosas y castigando a los residentes en áreas bajo su control de acuerdo a su interpretación radical de la ley islámica”, dice la USCIRF en un reporte.
Sin embargo, el talibán niega todo esto.
La negación del régimen talibán
Muchos cristianos afganos quieren todavía hoy salir del país. Sin embargo esto representa algo especialmente difícil.
Incluso sacar a los afganos cristianos hoy, con el talibán en el poder, será problemático y potencialmente riesgoso, según informa Voice of América.
“No hay cristianos en Afganistán. La minoría cristiana nunca ha sido conocida o registrada aquí”, dice Inamullah Samangani, un vocero del talibán.
“Solo hay minorías religiosas Sikh e hinduistas en Afganistán, las cuales son completamente libres y tienen la seguridad de practicar su fe”, añadió el vocero del régimen.
Samangani no especificó lo que el talibán haría si ellos encuentran a alguien que se haya convertido al cristianismo, pero renunciar al Islam siempre ha sido considerado como apostasía y castigado por la ley en Afganistán.
En 2006, un hombre afgano, Abdul Rahman, que se había convertido al cristianismo fue sentenciado a muerte por una corte de Kabul, pero después recibió asilo en Italia, luego de una presión intensa por parte del gobierno de los Estados Unidos.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros hermanos en la fe en Afganistán?
Todas las organizaciones cristianas de ayuda internacional coinciden en que lo mejor que podemos hacer hoy por nuestros hermanos perseguidos en la fe es continuar orando por ellos. Las oraciones hacen una gran diferencia para aquellos que siguen a Jesús en todo el mundo, sin importar el costo.
Open Doors, la organización cristiana de ayuda más importante en el mundo protestante invita a los cristianos de todo el mundo a continuar orando por nuestros hermanos perseguidos en Afganistán. Así mismo, Open Doors provee apoyo práctico a los cristianos afganos que se han visto obligados a huir a los países vecinos. Puedes apoyar a esta organización humanitaria, o a otra de tu preferencia, con donaciones deducibles de impuestos en su sitio web.
Open Doors invita a los creyentes del mundo a hacer la siguiente oración por nuestros hermanos perseguidos:
“Señor, sabemos que tú lloras cuando ves a tus hijos llorando. Sabemos que a ti te importa mucho más de lo que nosotros podemos expresar por la nación de Afganistán. Por favor, Señor, haz milagros en este país. Protege a tus hijos y a todas las demás personas que enfrentan terribles violaciones de los derechos humanos en Afganistán. Que esta nación pueda salir de la desesperación y la crueldad y convertirse en una en la que resuene con alabanzas Tu santo nombre. Amén”.
Con información de Open Doors, TDPel Media y Voice of The Martyrs.
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