“Los creyentes de Afganistán corren peligro y sufren opresión. Están ansiosos por estudiar la Biblia, pero tienen miedo”, afirmó John Kim, fundador de Afghan Bible College (ABC), un seminario virtual que se transmite por YouTube para que los afganos puedan aprender de las Sagradas Escrituras sin correr el peligro de ser descubiertos por los extremistas talibanes que ven como un delito abandonar el Islam. Las consecuencias de ser atrapado pueden ir desde ser forzosamente recluido en un hospital psiquiátrico hasta ser asesinado por la misma familia por traición.
Afghan Bible College cuenta con 50 estudiantes inscritos, entre esos, 15 mujeres que tienen la oportunidad de formarse a pesar de que los talibanes prohibieron la educación universitaria para las mujeres. Este instituto, fundado en el 2020 por un misionero coreano en Turquía, espera obtener su acreditación por parte de la Asociación Teológica de Asia y pretende formar afganos que se vuelvan los próximos líderes cristianos de la nación.
En uno de los países del mundo donde es más difícil ser discípulo de Jesús, el internet se ha vuelto un aliado para los creyentes. Afganistán cuenta con pocas iglesias locales, y las que existen, deben mantenerse encubiertas por el peligro inminente de ser atrapados por los talibanes si se congregan de manera presencial. La alternativa para aquellos que desean indagar más y crecer en el conocimiento de la Biblia para afirmar su fe han sido las distintas plataformas virtuales. A través de seminarios en línea y portales web, muchos han satisfecho su sed de profundizar en la buena noticia del evangelio y su necesidad de mantenerse en contacto con hermanos que comparten sus mismas convicciones.
El canal de televisión por satélite SAT-7 PARS, transmitido en varios países del Medio Oriente y en el norte de África, lanzó a través de Facebook el pasado mes de noviembre un programa dirigido por pastores afganos, llamado Church4Afghanistan, pensado para los cristianos en Afganistán que se encuentran aislados o que participan en reuniones secretas en casas donde dialogan de la fe que tienen en común. Con tan solo un mes de lanzamiento, el programa alcanzó 8 000 visitas, 88% dentro del país. Cabe resaltar también que la página de Facebook del canal recibe 500 000 visitas de distintos países, de las cuales el 49% provienen de Afganistán. Esta es una prueba de que, a pesar del conflicto, prevalece una comunidad cristiana deseosa de conocer más al Señor.
Fue necesario transmitir el programa por Facebook, dado que la televisión por satélite es peligrosa en Afganistán, por la antena parabólica que puede ser fácilmente detectada por los talibanes, quienes han prohibido servicios de noticias extranjeros como Voice of America, la BBC, China Global Television Network, entre otros. Sin embargo, es una ventaja que aún no prohíben el uso de las redes sociales, dado que ellos mismos las utilizan con fines políticos.
De igual manera, otros programas están siendo transmitidos a través de Trans World Radio y Heart4Iran, que ofrece ayuda humanitaria y acompañamiento a personas con algún tipo de trauma. Gracias a estos medios de comunicación, avanza, aunque lentamente, la propagación del evangelio, mientras importantes organizaciones internacionales sin ánimo de lucro suspenden sus actividades en el país tras la prohibición de los talibanes a las mujeres para trabajar con organizaciones extranjeras.
Cristianos escondidos, iglesias cerradas buscando alternativas para no dejar de proclamar las buenas nuevas de salvación, es con lo que han tenido que lidiar los creyentes afganos desde hace varios años. La guerra, los cambios políticos y la ambición de poder de distintos movimientos ha influenciado a lo largo de la historia al cristianismo en Afganistán.
En el panorama actual, la nación está subyugada bajo el régimen político y religioso de los talibanes, quienes en el 2021 se tomaron el poder del país, luego de que Estados Unidos retirara sus tropas, un terrible suceso que se veía venir desde que inició el conflicto entre el país norteamericano y los grupos rebeldes terroristas situados en Afganistán.
Un recuento de cómo los talibanes tomaron el control de Afganistán
Tras el ataque terrorista del 2001, en que el grupo yihadista Al-Qaeda secuestró cuatro aviones comerciales que fueron estrellados contra las torres gemelas del World Trade Center, el Pentágono y un campo en Pensilvania, dejando como resultado la muerte de cerca de tres mil personas; George Bush, presidente en su momento de los Estados Unidos, decidió tomar medidas drásticas en contra del terrorismo, una de ellas implicó la invasión de Afganistán, la base de Al-Qaeda y su aliado, el movimiento de los talibanes.
A finales de ese mismo año, los distintos enfrentamientos de los militares afganos, de la mano del ejército estadounidense, en contra de estos grupos rebeldes, lograron la caída del régimen talibán, mientras que Al-Qaeda fue debilitado, obligando a sus líderes, incluyendo Osama bin Laden, a esconderse en las montañas.
En el 2005, luego de que el gobierno de Afganistán fue estabilizado, gracias al debilitamiento de los terroristas, Estados Unidos, con Bush a la cabeza, firmó un acuerdo con este país, el cual tuvo como objetivo: “fortalecer los lazos entre Estados Unidos y Afganistán y ayudar a garantizar la seguridad, la democracia y la prosperidad a largo plazo de Afganistán”. Bajo este acuerdo, el gobierno estadounidense se propuso “ayudar a organizar, entrenar, equipar y mantener a las fuerzas de seguridad afganas a medida que Afganistán desarrolla la capacidad para asumir esta responsabilidad”.
De esta manera, fuerzas estadounidenses ingresaron a Afganistán durante el gobierno de Bush, desatando una guerra en contra de los talibanes que se prolongaría por los siguientes 20 años. De acuerdo a un reporte del Departamento de Estado de EE.UU., en el transcurrir de la primera década de la guerra, hubo un decrecimiento del cristianismo en Afganistán; según el informe, no había iglesias abiertas al público ni tampoco colegios cristianos.
Sin embargo, para el 2011, Todd Nettleton de la organización misionera La Voz de los Mártires, con ánimo expresó: “Es posible que el último edificio de la iglesia en Afganistán haya sido destruido, pero sabemos por nuestros contactos que la iglesia como pueblo de Dios en Afganistán todavía está muy viva”. Añadió que el comportamiento de los cristianos afganos era prudente ante las amenazas de arresto y muerte. Por eso, buscaban maneras de practicar su fe sin llamar la atención de los talibanes.
Durante el mandato de Barack Obama, el número de tropas estadounidenses continuó en aumento, hasta que el 2 de mayo del 2011 fue asesinado Osama bin Laden. Así fue como, 10 años después del atentado terrorista, se decidió empezar a retirar poco a poco el ejército norteamericano. Esto hizo que creciera en la población afgana el pánico por el abandono de los militares extranjeros, sin los cuales quedarían a expensas de los talibanes que seguían sin darle tregua al país.
En los años siguientes, tanto el gobierno afgano como el estadounidense dedicaron sus esfuerzos a conseguir un acuerdo de paz con los talibanes, el cual se logró firmar el 29 de febrero de 2020, durante la presidencia de Donald Trump.
Uno de los compromisos del acuerdo fue la retirada total del ejército estadounidense, lo cual el presidente Joe Biden anunció que llevaría a cabo de manera progresiva, con la expectativa de que las fuerzas afganas pudieran enfrentar por sí mismas los ataques talibanes, si se llegaran a dar.
Entre los afganos, fue creciendo el temor de caer bajo el dominio talibán una vez las tropas estadounidenses se retiraran. Tal vez más pronto de lo esperado, su peor pesadilla se volvió realidad. En cuestión de semanas cayó el país protegido por occidente durante dos décadas. Sin encontrar mucha resistencia por parte del ejército afgano, el 15 de agosto de 2021 los talibanes tomaron el poder en Kabul, la capital, luego de que el presidente Ashraf Ghani huyera del país junto con otros funcionarios del gobierno.
Alrededor del mundo circularon las estremecedoras imágenes de hombres, mujeres y familias enteras que hicieron lo posible por huir de Afganistán. Las aerolíneas colapsaron, muchos perdieron su vida tratando de sostenerse de los aviones que despegaban. Mientras tanto, los talibanes armados infringían terror en las calles.
¿Qué le espera a la iglesia en Afganistán?
No hay datos certeros sobre el cristianismo en Afganistán, pero la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa señala que antes de que los talibanes tomaran el poder, en el 2021, había un estimado de 10 000 y 12 000 cristianos convertidos en el país asiático. Varias naciones acogieron a los desplazados que lograron emigrar. Pakistán encabeza la lista recibiendo 1,5 millones de refugiados, le sigue Irán, Alemania y Turquía. Al mismo tiempo, internamente la cifra de desplazados aumentó a más de 3,5 millones.
Anna E. Hampton, autora del libro Haz frente al peligro: una guía a través del riesgo, quien estuvo por muchos años sirviendo en Afganistán, asegura que en los últimos años del conflicto este país ha recibido ayuda humanitaria desde varios frentes. El informe del 2020 de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional señala que numerosas organizaciones de la ONU y aproximadamente 140 entidades no gubernamentales, cristianas en su mayoría, brindan comida, atención médica, educación y demás recursos que le son útiles a las familias para salir adelante.
Actualmente, tras la llegada de los talibanes al poder, a pesar de que ha menguado la presencia de extranjeros cristianos que brindan ayuda humanitaria, Hampton se atreve a decir que los servidores no dejarán de estar allí. Sin embargo, sí han tenido que aprender a ser mucho más precavidos y atentos a los cambios que surjan por las decisiones políticas.
En el mes de enero de 2023, legisladores republicanos solicitaron una explicación al gobierno de Biden sobre los hechos que conllevaron a la acelerada y caótica retirada de las tropas estadounidenses que dio paso a la toma del poder por parte de los talibanes. El panorama es incierto, se desconocen las medidas que se tomarán a nivel internacional para socorrer al pueblo afgano de la violación de sus derechos.
No obstante, podemos tener certeza de que la iglesia no cesará ni se extinguirá.
Independientemente de las decisiones políticas, la iglesia seguirá proclamando y recibiendo dirección divina para prevalecer en medio del caos e incertidumbre. Hoy son las redes sociales un instrumento para llamar y alentar a la iglesia.
El apóstol Pedro en su primera carta nos insta a no sorprendernos del fuego de prueba que en medio nuestro venga para probarnos, “como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo” (1 Pedro 4:12). Lejos de sucumbir por el temor o el dolor por el sufrimiento, la iglesia encuentra su esperanza en comprender que el padecimiento y la persecución es lo que se puede esperar de este mundo que vive de espaldas a Dios.
Por nuestra parte, como iglesia de occidente, debemos tener presentes a nuestros hermanos alrededor del mundo que son perseguidos y encarcelados por causa del evangelio, tal como lo expresa Hebreos 13:3: “Acuérdense de los presos, como si estuvieran presos con ellos, y de los maltratados, puesto que también ustedes están en el cuerpo”. Únete a la oración que miles alrededor del mundo levantan por los hermanos afganos, para que encuentren consuelo en el conocimiento de Dios y de sus fieles promesas hacia su pueblo, y que no olviden las palabras de nuestro Señor Jesús en Juan 16:33: “Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo”.
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