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Fue uno de los teólogos y filósofos cristianos más importantes de la Escuela Catequética de Alejandría y el maestro de algunos de los pensadores más sobresalientes de su tiempo, como Orígenes (184-253) y Alejandro de Jerusalén (¿?-251). Un hombre culto que estaba familiarizado con la filosofía y la literatura griega clásica, lo que le permitió predicar en medio de las élites intelectuales de su tiempo. Bienvenidos a este resumen de la vida y del pensamiento de Clemente de Alejandría (150-215).
Académico de Alejandría
Clemente nació muy probablemente en Atenas, cerca del año 150 d.C. Aunque sus padres eran paganos, el joven Clemente se convirtió al cristianismo en algún momento de su juventud, en medio de circunstancias que no conocemos hoy en día.
Tan pronto como se convirtió, Clemente empezó a sentir una profunda inquietud por conocer más sobre el cristianismo. Luego de recorrer gran parte del Mediterráneo, viajando por Italia, Siria y Palestina, encontró un lugar para crecer en su fe en la próspera ciudad de Alejandría, una de las metrópolis más importantes de la época con cerca de un millón de habitantes.
La razón principal por la que se radicó en Alejandría fue un hombre llamado Panteno, quien era considerado un gran sabio en las Sagradas Escrituras y que, al parecer, había viajado hasta la India y ahora dirigía una escuela cristiana en la ciudad egipcia. Clemente se puso bajo la tutela de Panteno, quien en adelante sería el maestro que le introduciría en el estudio de las Escrituras a través de los sistemas de pensamiento de la época.
Para el siglo II, Alejandría era un centro cultural, económico e intelectual muy importante. En medio de un ambiente muy dado a la academia, Clemente empezó a desarrollar un ministerio como maestro y académico. Resultó ser un estudiante tan destacado en la escuela que hacia el año 180 d.C. sucedió a Panteno tras su muerte, para convertirse en el segundo líder de la escuela catequética de Alejandría.
Durante las siguientes dos décadas, Clemente fue líder de la comunidad cristiana de Alejandría: escribió varias obras éticas y teológicas y comentarios bíblicos, combatió a los gnósticos y formó a estudiantes que más tarde se convertirían en líderes teológicos y eclesiásticos muy destacados.
Como es el caso de muchos de los autores antiguos, la mayor parte de las obras de Clemente se han perdido, entre ellas, sus comentarios bíblicos de al menos ocho libros de la Biblia. Solo se conservan pequeños fragmentos y citas sobre sus escritos hechas por otros autores. De lo que se conserva, tres de sus obras forman una especie de trilogía: Exhortación a los griegos, Pedagogo y Tapices.
La Exhortación a los griegos es una obra apologética que busca principalmente hacer un llamado a los lectores paganos a seguir una vida mejor, un camino mejor, el camino del cristianismo. En Pedagogo, Clemente se propone conducir a sus lectores hacia la fe en Cristo, no a través de la explicación de la doctrina cristiana, más bien, busca que sus lectores vean a Jesucristo como ese pedagogo delante del cual todos somos niños. Tapices es una colección de ocho libros en los que, a través de comentarios y discusiones, Clemente trata el tema de la filosofía y la fe cristiana sin hacer sistematizaciones ni respetar ningún orden, y plasma una refutación al gnosticismo.
Buscando en las profundidades de la verdad
La meta principal del ministerio de Clemente no era profundizar en la doctrina tradicional de la iglesia, tampoco convencer a los cristianos de no seguir las herejías, más bien, su objetivo siempre fue buscar verdades más profundas y convencer a los intelectuales paganos de que el cristianismo era mucho más que la religión absurda que ellos creían que era.
Una de las estrategias de Clemente era hablar a los intelectuales en sus propios términos. Es famoso el método de Clemente de apelar constantemente a la filosofía griega, buscando persuadir a sus opositores de que todo conocimiento, incluyendo la filosofía, conduce finalmente a Dios.
La pregunta que nos queda es: ¿cómo concebía Clemente una coordinación entre lo que decían los filósofos y lo que dicen las Escrituras? A pesar de la aparente distancia entre ambas cosas, para Clemente el estudio alegórico de la Biblia era la respuesta. Según este punto de vista, no se podían leer las Escrituras buscando solamente una lectura literal de las mismas, sino que era necesario descubrir un “significado oculto”.
Clemente enfatizaba la necesidad de una definición rigurosa y distingue entre demostración, silogismo, análisis y retórica, mientras defiende la utilidad de la verdadera dialéctica. Esto nos permitirá apreciar por qué opina que la realidad es compleja y también lo es nuestro conocimiento sobre ella. En consecuencia, según Clemente, las verdades más sublimes no son captadas inmediatamente por el intelecto, sino que, al estar ocultas, se captan mediante símbolos.
Para Clemente, la relación entre la fe y la razón es muy estrecha, ya que eran dependientes la una de la otra. La razón construye sus argumentos sobre ciertos principios, que no necesariamente puede demostrar, pero que acepta por fe. Por lo tanto, pensaba Clemente, el sabio construía su conocimiento y argumentos usando de cierta forma la fe. De la misma manera, para Clemente, el cristiano no puede quedarse solamente con la fe, sino que debe avanzar. Esto sólo es posible cuando el creyente va más allá de una interpretación literal de las Escrituras.
Según Clemente, el creyente que solo se queda con un entendimiento literal de la Biblia, aún está parado en los “Rudimentos de la fe”. Así, las obras de Clemente son una invitación a profundizar en el conocimiento de Cristo y todo su punto consiste en que esto se alcanza, no sólo a través del ejercicio intelectual, sino que debe haber fe y, sobre todo, se debe poner en ejercicio la voluntad. Dios se había revelado en la antigüedad a los profetas, así como a los filósofos, pero la consumación última de esa revelación era Jesucristo. En ese sentido, Clemente sigue la tradición de Justino Mártir (100-165) y Filón de Alejandría (20-45).
Uno de los temas que también tuvo que abordar Clemente, fue la tensión que existía dentro de la iglesia respecto a la aplicación literal de la historia del "Joven rico" de los Evangelios. El problema de la riqueza inquietaba a los cristianos literalistas que interpretaban al pie de la letra el mandato de Cristo al joven rico que quería salvarse: “Vende lo que tienes y dalo a los pobres”. En respuesta, Clemente escribió un discurso en el que defendió la idea de que las riquezas eran un factor neutral, ya que estas podrían ser usadas para bien o para mal. El problema entonces era poder usar las riquezas sin un afecto desmesurado.
En resumen, el pensamiento de Clemente estaba centrado en la preocupación de construir puentes entre el cristianismo y la cultura que le rodea. Sin embargo, su teología no estaba pensada para las masas, sino que fue concebida para las personas cultas e intelectualmente aventajadas de su tiempo. Puso una fuerte base en la tendencia de pensamiento de la ciudad de Alejandría, que más adelante se desarrollaría a profundidad.
Legado
Para inicios del siglo III, Clemente era un líder consagrado de la ciudad, pero en el año 202 d.C., debido a la persecución emprendida por el emperador Septimio Severo (145-211), Clemente tuvo que huir de la ciudad de Alejandría y dejar su puesto como maestro. Su lugar en la escuela fue asumido por su joven y talentoso alumno, Orígenes, que tuvo una gran influencia en la siguiente generación. Clemente encontró seguridad y empleo en Palestina con otro de sus antiguos alumnos, Alejandro, obispo de Jerusalén. Permaneció con Alejandro hasta su muerte, aproximadamente en el año 215 d.C.
Pero su influencia no terminó con su muerte. Su teología mística también puede haber influido en el misticismo medieval. Ya en el siglo XVIII, John Wesley (1703-1791) se basó en las ideas de Clemente para describir la perfección cristiana.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Crees que la filosofía puede ser usada para defender la fe cristiana y llevar a los perdidos al evangelio? ¿Piensas que la interpretación alegórica de la Biblia en la iglesia sigue vigente o crees que es algo del pasado? ¿De qué forma la iglesia de hoy puede prepararse mejor para predicar el evangelio a los intelectuales y académicos de nuestro tiempo?
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